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A partir de noviembre España sufrió la crisis del petróleo. El Gobierno adoptó medidas de
estabilización que aumentaron la conflictividad social y con ella, la represión. En el proceso 1001
(prueba de fuerza del régimen frente a la oposición obrera) diez miembros de CC.OO. fueron
juzgados por asociación ilícita. El 20 de diciembre de 1973, antes del juicio, ETA asesinó a Carrero
Blanco. Franco designó presidente a Arias Navarro, cuyo Gobierno se enfrentó a la alta inflación por
la subida del precio del petróleo, el descontento de obreros y estudiantes y el terrorismo.
En febrero de 1974 Arias Navarro pronunció ante las Cortes un discurso de apertura del régimen
legalizando asociaciones políticas. Fue el espíritu del 12 de febrero, reforzado por el permisivo
Cabanillas. No obstante, se cuestionó por la ejecución del anarquista Puig Antich y el caso Añoveros.
La Revolución de los Claveles acabó con la dictadura portuguesa e incrementó la lucha política. La
oposición creó en julio de 1974 la Junta Democrática, auspiciada por el PCE con CC.OO., el Partido
Socialista Popular, carlistas e independientes. Otra parte fundó la Plataforma de Convergencia
Democrática, que incluía PSOE, UGT, PNV y otros. Ambos promovieron una ruptura con el régimen y
demandaron la amnistía política, el restablecimiento de libertades y elecciones libres.
En septiembre de 1974 un atentado de ETA causó once muertos. El régimen aplicó una represión
contra toda la oposición que cerró el aperturismo. Esta contraofensiva alcanzó al propio Gobierno
con la destitución de Cabanillas, lo que aumentó la oposición moderada con una serie de dimisiones
solidarias de altos cargos. El espíritu del 12 de febrero se desvaneció.
La situación se complicó con el Sáhara Occidental. El Gobierno quería terminar la presencia española
allí con un proceso de autodeterminación. Marruecos reivindicaba el territorio y su rey impulsó la
Marcha Verde: marroquíes desarmados ocuparon el Sáhara. Arias Navarro suscribió el Tratado de
Madrid en noviembre de 1975. A cambio de un acuerdo pesquero y garantías sobre Ceuta y Melilla,
el Sáhara se sometió a la Administración marroquí y mauritana, ante lo que el Frente Polisario
(movimiento de liberación de dicho territorio) mantuvo una guerra de guerrillas.