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CAUSAS DE LA CRISIS FINAL DEL FRANQUISMO DESDE 1973.

En los últimos años Franco mostró su incapacidad para ejercer el arbitraje sobre el conjunto
de las familias políticas, que además cada vez estaban más desunidas.

La situación económica empeoró a raíz de la crisis mundial de 1973 motivada por la subida
del precio del petróleo lo que llevó a un aumento de la conflictividad laboral. Esta fue más
intensa en los sectores productivos con una mayor conciencia de clase como la minería y la
siderurgia y en zonas como Asturias, Barcelona, País Vasco y Madrid. En ocasiones los
propios patronos pactaban con los sindicatos ilegales al margen de los oficiales.
En 1973 se llegó a los nueve millones de jornadas de trabajo perdidas por las huelgas y entre 1974 y
1975 se situaron alrededor de los catorce millones.

El incremento de la protesta social vino acompañado de un aumento de la represión. Los


trabajadores eran suspendidos de empleo y sueldo, se abrieron sumarios a sindicalistas en los
tribunales de justicia, llegando a condenas de 20 años de cárcel para líderes de CCOO,
sindicato obrero clandestino de mayor importancia.
Los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden público dieron lugar a varios
muertos demostrando que no estaban preparadas para hacer frente a manifestaciones
pacíficas.
A la protesta obrera se sumaron una serie de colectivos sociales como los estudiantes
universitarios, la prensa con la consecuencia de secuestros y cierres definitivos de algunos
diarios como Madrid, los colegios de Abogados que procuraron una interpretación progresista
de la legislación, las asociaciones de vecinos e incluso un sector minoritario dentro del
Ejército.

El gobierno no tuvo reflejos para entender o adaptarse a esta situación de protesta creciente de
la sociedad española.

El terrorismo fue otro de los instrumentos de oposición al régimen que resultó imposible
eliminar.

La celebración en 1970 del Juicio de Burgos en contra de un grupo de militantes de la


organización terrorista ETA, “Euzkadi y Libertad”, produjo una reacción de solidaridad tanto de
la oposición en general como de la totalidad del País Vasco al producirse bajo la jurisdicción
militar y sin garantías procesales. Finalmente el régimen actuó de forma prudente indultando a
los condenados de la pena de muerte.

En Junio de 1973, en aplicación de la LOE, Luis Carrero Blanco, será designado presidente
del Gobierno.
Formó un gobierno para asegurar la continuidad del régimen tras la muerte de Franco sin que
el elemento falangista fuera decisivo. En diciembre de 1973, la organización terrorista ETA
realizó la llamada Operación Ogro asesinando al presidente del gobierno lo que supone la
desaparición de la figura de máxima confianza de Franco.

El vicepresidente del gobierno, Torcuato Fernández Miranda, le sucede interinamente, hasta


que en enero de 1974 Carlos Arias Navarro es designado presidente del Gobierno. En su
programa de gobierno presenta algunas medidas que son vistas como liberalizadoras y
preparatorias de una transición hacia la monarquía. Entre ellas destacan el compromiso de
articular una ley que permita la elección de los alcaldes por los vecinos, la reforma de la
organización sindical y la creación de un Estatuto de Asociaciones Políticas.
Pero estas promesas contrastan con medidas como el juicio al anarquista Puig Antich y
expulsión del obispo de Bilbao, monseñor Añoveros, tras la lectura de una homilía en la que se
defienden los derechos del pueblo vasco.
En 1974 entraron en crisis los regímenes dictatoriales de Grecia y Portugal que tenían
elementos comunes con el franquismo. La “revolución de los claveles” en Portugal con la que
se pone fin a la dictadura de Salazar provocó la presión al gobierno de los sectores más
cerrados del franquismo ante el temor de que en España sucediera algo parecido. Blas Piñar y
sus seguidores denuncian cualquier intento aperturista y advierten del peligro de actuar con
blandura.

Fueron cesados el general Díez Alegría y el ministro de Información, Cabanillas, por el temor de los
sectores más reacios a la introducción de elementos demócratas. Los más aperturistas en el seno del
régimen perdieron cualquier esperanza con respecto a la actuación de Arias Navarro.

En Agosto de 1974 el Gobierno español había anunciado la organización de un referéndum de


autodeterminación en el Sahara Occidental, siguiendo las recomendaciones para la
descolonización de la ONU. A pesar del dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de la
Haya, el rey de Marruecos, Hassan II, aprovechando el momento tan delicado que atravesaba
el régimen español, lleva a cabo la invasión de los territorios mediante la Marcha Verde (5 al 10
de Noviembre de 1975). Entre el 11 y el 14 de Noviembre el Gobierno Español firma los
llamados Acuerdos Tripartitos de Madrid por los que se entrega el Sahara a la Administración
de Marruecos y Mauritania. Semanas más tarde, el ejército español abandona definitivamente
el territorio.

En el verano de 1975 cinco acusados de terrorismo fueron ejecutados tras ser condenados en
juicios militares, a pesar de las campañas internacionales a favor de la conmutación de las
penas de muerte impuestas. Daba la sensación de que España volvía a las peores etapas de
aislamiento.

La salud de Franco empeora y el 30 de Octubre el príncipe Juan Carlos asume de forma


interina la Jefatura del Estado.

El 20 de Noviembre de 1975 los españoles conocen la muerte del general Francisco Franco.
Según lo prescrito en las leyes, el Consejo de Regencia asume provisionalmente la Jefatura de
Estado. El 22 de Noviembre se produce el solemne juramento de Juan Carlos de Borbón y
Borbón como rey de España ante las Cortes franquistas.

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