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El último presidente de gobierno de Franco fue el primero del Gobierno de la monarquía, Carlos
Arias Navarro, y todos sus ministros eran miembros del régimen franquista. Entre ellos un
grupo numeroso ya estaba decidido a apoyar los cambios hacia la liberalización y acabaron
desempeñando un papel protagonista en la Transición: Adolfo Suárez ocupó el ministerio del
Movimiento; Leopoldo Calvo Sotelo, de Comercio; Rodolfo Martín Villa, de Relaciones
Sindicales; Alfonso Osorio, de la Presidencia; Manuel Fraga, vicepresidente segundo y ministro
de Gobernación, etc. Todos ellos eran partidarios de la reforma del régimen para homologarlo
a las democracias occidentales.
La transición se fue realizando desde las instituciones franquistas por personas del
franquismo: en este sentido el propio monarca, que había alcanzado la jefatura del Estado del
régimen anterior, se convirtió en el factor decisivo de su liquidación.
La oposición también apoyó estos cambios. Desde 1973, debido a la crisis del petróleo, la
economía española había comenzado un largo periodo de dificultades que se prolongó hasta los
años ochenta. Esta circunstancia obstaculizó notablemente el proceso hacia la democratización
ya que los conflictos sociales agudizaron los problemas políticos. No obstante, el crecimiento
del paro y las consiguientes reivindicaciones laborales y sindicales contribuyeron a impulsar
las reformas políticas. La sociedad española reaccionó y presionó a las nuevas autoridades.
En buena parte, era la continuación, más intensa, de la oposición antifranquista. Obreros y
estudiantes reforzaron sus protestas, ya manifiestamente políticas, que se extendieron por todo
el país. La oposición política propiamente dicha estaba afectada por una intensa división entre
los diferentes grupos ideológicos –y a veces dentro de ellos– y por los sectores exterior e interior.
Tolerados por el franquismo, había grupos políticos de oposición como los monárquicos
partidarios de don Juan, los liberales, los democratacristianos y los socialdemócratas, entre
otros.
Eran grupos con escaso apoyo social, conscientes de que su importancia residía en poder servir
de puente entre los franquistas reformistas y la oposición partidaria de la ruptura.
•• Los socialistas también se encontraban divididos; una parte formaba el Partido Socialista
Popular (PSP) promovido desde el interior por intelectuales tan destacados como Tierno
Galván, y otro grupo permanecía en el antiguo PSOE que se debatía entre la línea de los
dirigentes exiliados y las nuevas generaciones residentes en España. En el congreso celebrado en
Suresnes, en las afueras de París, en 1974, los dirigentes históricos cedieron el relevo a jóvenes
del interior dirigidos por Felipe González.
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•• Los anarquistas prácticamente habían desaparecido, mientras que los comunistas eran la
fuerza mejor organizada de la oposición y la que contaba con más militantes en España: unos
15.000 en 1975.
•• En parte por esta razón, el resto de las fuerzas de oposición, especialmente los socialistas,
miraban al PCE como un rival, incluso como enemigo que resultaba un serio obstáculo para la
unificación de la oposición. En los años setenta, liderado por Santiago Carrillo, el PCE
emprendió una línea de moderación: preconizaba la «reconciliación nacional» y la «ruptura
democrática» pero no la revolución. Eran partidarios de romper con la monarquía de don Juan
Carlos y constituir un gobierno provisional. Además, se mostraba partidario del eurocomunismo
junto con los partidos comunistas francés e italiano, y se habían distanciado de la línea dura de la
Unión Soviética.
•• En Cataluña las fuerzas de oposición se vertebraron en entidades con un fuerte cariz
nacionalista; las dominantes fueron de signo comunista y demócrata cristiano.
•• Lo mismo ocurrió en el País Vasco con el Partido Nacionalista Vasco, de procedencia
democristiana. En este caso, la aparición y desarrollo de ETA transformó la historia del
nacionalismo. ETA había surgido como grupo de reflexión política en el seno del PNV, como
partido independentista y de tendencia cristiano demócrata. Pronto evolucionó hacia un
independentismo radical y revolucionario en lo social. En 1959 se separó del PNV. Desde 1964
defendió tácticas de guerra revolucionaria que desembocaron en el terrorismo justificado con
ideología marxista. Su ofensiva de asesinatos en 1969 y la reacción represiva del gobierno
enconaron el problema y provocaron escisiones dentro de la propia organización. Los más
radicales y sanguinarios continuaron una macabra actividad que no anunció el cese definitivo de
la actividad armada hasta el año 2011.
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DESCRIBE LAS ACTUACIONES IMPULSADAS POR EL PRESIDENTE DEL
GOBIERNO ADOLFO SUAREZ PARA LA REFORMA POLÍTICA DEL RÉGIMEN
FRANQUISTA: LEY PARA LA REFORMA POLÍTICA DE 1976, LEY DE AMNISTÍA
DE 1977, ETC-…
Adolfo Suárez, nuevo presidente de gobierno (julio 1976). El nombramiento de Adolfo Suárez
como presidente de gobierno sorprendió a todos y provocó un rechazo general, por considerarle
un político de segunda fila y por su estrecha vinculación al Movimiento Nacional -esto
preocupaba solo a la oposición-. Sin embargo, formó un gobierno con figuras poco destacadas
dentro de las filas del franquismo, como él, pero de talante decididamente reformista.
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Una de las medidas mas importantes fue la promulgación de una ley sobre el derecho de
asociación política (febrero de 1977), que facilitaba la legalización de todos los partidos
democráticos. Sin embargo, la legalización del Partido Comunista quedó aplazada con el absurdo
pretexto de que pretendía implantar un sistema totalitario subordinado a la Unión Soviética.
Para Suárez, el problema del PCE se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza: si no era
legalizado, la democracia española no sería plena y, por tanto, no resultaría convincente; y si era
legalizado, poderosos grupos franquistas y un amplio sector del ejército podrían reaccionar de
forma imprevisible, sin descartar el golpe de Estado.
Por su parte, el PCE, con Santiago Carrillo a la cabeza, mantuvo en todo momento una estrategia
de presión sobre el gobierno para forzar su legalización, a la que se consideraba con pleno
derecho, máxime cuando había sido el partido que más había luchado por la democracia -y casi
en solitariodurante todo el franquismo.
Finalmente Suárez decidió, tras un complicado proceso jurídico, legalizar el PCE en abril de
1977, dos meses antes de las elecciones. La noticia sorprendió a todos, incluida parte de los
ministros y militares, que se enteraron por la radio.
La reacción del ejército fue inmediata: el ministro de Marina presento su dimisión y el Consejo
Superior del Ejército emitió un comunicado de repulsa por dicha legalización, aunque la aceptaba
por sentido de disciplina militar.
A partir de ese momento, empezaron a retornar los exiliados comunistas, entre ellos la anciana
presidenta del partido, Dolores Ibárruri -la Pasionaria-, exiliada en Moscú, o el poeta Rafael
Alberti.
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El programa consistía en un plan de estabilización económica que incluía un conjunto de
disposiciones inmediatas y de reformas a corto plazo, orientadas sobre todo a frenar la inflación
y estabilizar los precios. Una de las medidas más impopulares fue la contención salarial.
Los resultados previstos solo se cumplieron en parte: se disminuyó de forma notable la inflación,
aumentaron las reservas de divisas y las empresas empezaron a obtener beneficios, pero algunas
de las reformas no se hicieron y el paro siguió creciendo Tampoco se pudo evitar del todo la
conflictividad laboral ni el descontento social, sobre todo en los sectores más izquierdistas, que
se consideraron engañados y no aceptaban que partidos de izquierdas y sindicatos hubiesen
firmado un pacto que cargaba el coste de la crisis sobre los trabajadores.
Aunque habían sido muy importantes los avances democráticos realizados hasta llegar a las
elecciones de 1977, la democracia española era aun muy incompleta y frágil, y acababa de
empezar. Entre las muchas cuestiones que estaban pendientes de definir, se encontraba la propia
organización de las instituciones del Estado, que debía ajustarse al nuevo modelo democrático.
Por tanto, la Constitución de 1978 culminó, al menos en el plano jurídico, la transición española
a la democracia.
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superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político»
(articulo 1º.1). Acto seguido, se declara que «la soberanía nacional reside en el pueblo español,
del que emanan los poderes del Estado» (articulo 1º.2). Estos dos enunciados, por si solos,
implican ya una concepción política radicalmente distinta de la que había inspirado al régimen
franquista; tan distinta como la sustitución de un régimen dictatorial y personalista por otro
democrático y representativo de la voluntad popular.
Una de las partes fundamentales de la Constitución es su Titulo I (“De los derechos y deberes
fundamentales”) que refleja claramente el carácter progresista de algunos de sus redactores, ya
que es muy completo y detallado. Entre los muchos derechos que se recogen, destacan los
siguientes: la mayoría de edad a los 18 años, el derecho a la vida -con la abolición expresa de la
pena de muerte-, la libertad ideológica, religiosa y de culto, la libertad de expresión, los derechos
de reunión, manifestación, asociación, sindicación y huelga.
El carácter de «Estado social» a que hace referencia el título preliminar queda plasmado en el
reconocimiento de los principios que deben regir la política económica y social del Estado.
Los principales son: el derecho al pleno empleo, asistencia y prestaciones sociales generales,
protección a la salud pública, protección al medio ambiente, conservación del patrimonio artístico
y cultural, apoyo económico a los ciudadanos de la tercera edad y defensa del consumidor.
En cuanto a la parte orgánica, la Constitución establece como forma política para España el de
una monarquía parlamentaria, donde:
a) El Jefe de Estado es el monarca, que actúa como árbitro y moderador. Aunque la Constitución
reconoce al rey numerosas atribuciones, en la práctica su poder está muy limitado.
b) El poder ejecutivo recae esencialmente en el gobierno, cuyo presidente es nombrado de
forma oficial por el rey -en su calidad de jefe de Estado-, pero en realidad la designación depende
de la composición política del Congreso, ya que es la votación de los diputados la que ratifica al
presidente del gobierno.
c) El poder legislativo reside en las Cortes, que son bicamerales -Congreso y Senado- con
miembros elegidos por sufragio universal directo. El Congreso además controla al gobierno, al
que puede exigir responsabilidades sobre su actuación, y como se ha dicho en el punto anterior es
el que ratifica o rechaza al presidente designado por el rey.
d) El poder judicial lo integran «jueces y magistrados independientes, inamovibles,
responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley».
El aspecto más original -y uno de los que resultaron más polémicos- es el de la organización
territorial del Estado, que no responde ni al modelo de Estado unitario ni al de Estado
federal, sino que adopta una estructura intermedia, que se podría definir como Estado unitario
descentralizado o Estado unitario de las autonomías:
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VOCABULARIO BLOQUE 12
JUAN CARLOS I: Rey de España entre 1975 y 2014. Fue proclamado monarca después de la
muerte de Francisco Franco en cumplimiento de la Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado
(1947). La Constitución de 1978 lo reconoce como rey legítimo, perteneciente a la dinastía
Borbón, y símbolo de la unidad nacional. Se reconoce en la figura del monarca un papel
fundamental durante la Transición española y en su intervención contra el golpe de Estado del 23
de febrero de 1981.
ADOLFO SUÁREZ: abogado y político español. Desempeñó distintas tareas en las estructuras
del franquismo (gobernador civil de Segovia, dirección de TVE). Después de la muerte de Franco
fue ministro de la Secretaría General del Movimiento destacando como reformista. El rey le
nombró presidente del Gobierno tras la dimisión de Arias Navarro. Con Suárez se aprobaron una
serie de leyes determinantes (Ley para la reforma política) y actuaciones (elecciones de junio de
1977) durante la Transición española a la democracia. En 1978, después de la aprobación de la
Constitución ganó las elecciones con Unión de Centro Democrático (UCD). Fue presidente entre
1976 y 1981 en que dimitió del cargo. Más adelante fue electo como diputado. Falleció en 2014.
FELIPE GONZÁLEZ: abogado y político español. Fue secretario general del PSOE desde 1974
hasta 1997. Alcanzó la presidencia del gobierno con mayoría absoluta en 1982. Ha sido el
presidente más longevo de la democracia española (1982-1996) y un emblema del socialismo
español del final del siglo XX. Sus logros en el gobierno se vieron empañados en los últimos años
por los escándalos de corrupción que afectaron a su partido y la sombra de duda sobre la «guerra
sucia» contra ETA. Retirado de la política desde 2004, ha puesto su experiencia al servicio de
cargos de representación en Europa y España.
23 F: hace referencia al 23 de febrero de 1981. En ese día se produjo un intento de golpe de Estado
por algunos militares dirigidos por el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero. Los
golpistas irrumpieron en el congreso de los Diputados en el momento en el que se estaba
procediendo a la votación de investidura del candidato a la presidencia del Gobierno, Leopoldo
Calvo-Sotelo, de Unión de Centro Democrático. La intentona fracasó por la firmeza del Rey y las
instituciones.
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ETA: Euskadi Ta Askatasuna (del euskera, ‘País Vasco y Libertad’). Organización terrorista
nacionalista que se proclamaba independentista, abertzale, socialista y revolucionaria. Tuvo como
objetivos prioritarios la independencia de Euskal Herria de España y Francia y la construcción
de un Estado socialista, y para alcanzarlos utilizó el asesinato, el secuestro, el terrorismo y la
extorsión causando 829 muertos y más de 3000 heridos en acciones cuya autoría reivindicó. Nació
en el seno del PNV pero luego evolucionó de modo autónomo. Fue disuelta en 2018.