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Describe las actuaciones impulsadas por el presidente

del gobierno Adolfo Suárez para la reforma política del


régimen franquista: ley para la reforma política de
1976, ley de amnistía de 1977, etc.

Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 continuó como Presidente


del Gobierno Carlos Arias Navarro (Carnicerito de Málaga), un franquista
inmovilista perteneciente al "bunker" opuesto a cualquier cambio. Pero para avanzar
en el proceso reformista era necesario desmontar las estructuras del régimen
franquista y acabar con sus instituciones.
En el verano de 1976, 1 de julio, el presidente Arias presentó su dimisión y, en
una operación planificada de antemano con Torcuato Fernández Miranda, el rey
Juan Carlos nombra como Presidente del Gobierno a un joven camisa azul (es decir,
un falangista del Movimiento) llamado ADOLFO SUÁREZ GONZÁLEZ, lo que
generó una gran decepción en la oposición política, y le obligó a nombrar a políticos
jóvenes y casi desconocidos, entre los que estaban, Martín Villa, Landelino Lavilla,

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Marcelino Oreja, Femando Abril Martorell y Leopoldo Calvo-Sotelo. El gobierno
de Suárez dio muestras claras y decididas de su afán reformista.
Ese mismo verano de 1976, Suárez legaliza casi todos los partidos políticos,  y
aprueba una LEY DE AMNISTÍA que afectaba a los presos políticos encarcelados por
motivos de su ideología política, quedando excluidos los que tenían delitos de sangre. El
día 11 de septiembre se permitió celebrar la Diada o Día Nacional de Cataluña. Medio
millón de personas salió a la calle para reivindicar el restablecimiento de la Generalitat.
En septiembre de 1976, Suárez presentó la LEY PARA LA REFORMA
POLÍTICA a las Cortes con el doble fin de que, una vez aprobada, estas quedaran
disueltas. Su objetivo era, entre otros, establecer unas Cortes cuyos miembros fueran
elegidos por sufragio universal, libre, directo y secreto; reconocimiento del
pluripartidismo; defensa de los derechos fundamentales de la persona, etc. Es decir, una
Democracia plenamente homologable con las de Europa Occidental que permitiera
la total incorporación de España a todas las instituciones europeas y mundiales.
Esta ley permitía la ruptura pactada del sistema yendo “de la Ley a la Ley a
través de la Ley” evitando la vía rupturista. La Ley, una vez aprobada por las Cortes
franquistas, fue sometida a REFERÉNDUM POPULAR EL 15 DE DICIEMBRE
DE 1976, obteniendo una amplia aprobación ciudadana a pesar del boicot de la
oposición.
Para llevar a cabo este proyecto con éxito, el gobierno necesitaba valerse de las
estructuras franquistas de poder existentes, así, intentó aislar a la extrema derecha,
mientras buscaba el respaldo del mayor número de franquistas posibles y de los poderes
fácticos, especialmente de las Fuerzas Armadas, uno de los pilares del franquismo. En
este aspecto sería decisivo el nombramiento del teniente general Manuel Gutiérrez
Mellado para la vicepresidencia del gobierno. Su labor para adaptar las fuerzas armadas
al sistema democrático fue extraordinaria y decisiva para el futuro político de España.
En abril de 1977 se produce la LEGALIZACIÓN DEL PARTIDO
COMUNISTA DE ESPAÑA (PCE), lo que produjo una fuerte reacción en
determinados sectores del Ejército. Pocos días después, el PCE celebró un pleno del
Comité Central, al término del cual anunció a la prensa su renuncia a plantear la
República, aceptando pues la monarquía como forma de Estado y la bandera rojigualda
como la oficial. Fue este, un gesto pactado con el gobierno para intentar calmar los
ánimos y mejorar la imagen del partido ante los sectores más conservadores.

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El Gobierno decretó la disolución del Movimiento Nacional y días después, el
28 de abril, se legalizaban las centrales sindicales y las organizaciones patronales,
mientras, se aceleraba el regreso de los exiliados, y se ampliaba la amnistía, que
abarcaba a presos de ETA., aunque no sirvió para que esta organización terrorista cesase
en sus acciones violentas.
En junio de 1977 se convocan las primeras elecciones libres a Cortes desde
febrero de 1936 que, a la postre, serán elecciones y Cortes constituyentes (su primer
objetivo será elaborar una nueva Constitución democrática por consenso).
En octubre de 1977 se aprueba por las nuevas Cortes democráticas una nueva
Ley de Amnistía más amplia. Y para hacer frente a la grave crisis económica, Suárez
impulsó los PACTOS DE LA MONCLOA mediante acuerdos con la oposición.
  Diversos factores (temor a un golpe de Estado involucionista, el recuerdo
cercano de la Guerra Civil, una clase política más generosa, la ilusión colectiva por
tener una Democracia plena, etc.) favorecieron que aquellos años fueran propicios a
los acuerdos, a los pactos, a los encuentros, con sus logros y deficiencias. Al poco
tiempo, aquel espíritu integrador se fue diluyendo.
 

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