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Arias Navarro tuvo que hacer frente a un incremento de la actividad terrorista durante estos meses,
respondiendo con una fuerte represión, así como el fusilamiento de dos miembros de ETA y tres del
FRAP, en septiembre de 1975. La reacción internacional fue notoria: las democracias occidentales
expresaron su condena a las ejecuciones, el Vaticano intercedió por un indulto y mostró su malestar al
ser negado, se incendió la embajada española en Lisboa, etc. Después de una larga agonía, con
desesperados intentos por mantener artificialmente con vida, Franco murió el 20 de noviembre de
1975.
Don Juan Carlos fue coronado rey de España, el 22 de noviembre de 1975. La nueva monarquía
nacía legitimada por el propio franquismo y los apoyos de este (Ejército, fuerzas de orden público, el
“búnker”) esperaban que instaura una monarquía “de nuevo tipo”, manteniendo lo esencial del
franquismo, aún introduciendo algunas reformas graduales. El discurso de coronación de Juan Carlos I
apuntaba sus intenciones reformistas, su voluntad de iniciar una monarquía integradora y de concordia,
pero su ambigüedad abría interrogantes; de hecho, las primeras actuaciones de la Corona parecían
dirigidas a tranquilizar al “aparato” franquista y al Ejército: Arias Navarro continuó como presidente del
Gobierno. Sin embargo, el Rey situó a su antiguo tutor, Torcuato Fernández Miranda, al frente de las
Cortes y del Consejo del Reino, dos instituciones clave en el tejido institucional franquista, y obligó a
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Los aperturistas y “reformistas del régimen” crearon el colectivo “Tácito” y la Federación de Estudios Independientes
(FEDISA), con la que intentaron crear una “tercera vía”, diferente al gobierno y a la oposición, cuyo objetivo era crear las
bases para una reforma democrática. Destacan, entre otros, Fraga, Areilza, Fernández Ordóñez, Calvo Sotelo. La prensa del
Movimiento fue muy combativa con este colectivo.
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Arias
Navarro a contar en su gobierno con algunas figuras del “reformismo”: Fraga, Osorio, Areilza o
Garrigues. Pero Arias Navarro estaba más próximo a las posturas inmovilistas del búnker e inició una
reforma claramente insuficiente.
Lo que terminó con el gobierno de Arias Navarro y removió los obstáculos que impedían el tránsito
hacia un sistema de libertades fue la creciente y poderosa presión social de una parte importante de la
población: movimiento obrero, estudiantil, movimiento ciudadano de los barrios, sectores de base de la
Iglesia (cardenal Tarancón, los curas obreros…), etc. A las protestas contra el gobierno y el malestar
social se sumó una oleada de huelgas que aumentaron la inestabilidad del país: huelga del sector
metalúrgico, en el Metro de Madrid, en Correos, Telefónica y Renfe; HUNOSA y ENSIDESA iniciaron en
Asturias una huelga de varios meses. Datos oficiales reflejan que en el primer trimestre de 1976 hubo
más de 17.000 huelgas y unas 1.600 manifestaciones. Arias Navarro respondió de manera autoritaria y
represiva2.
Esta línea de acción del presidente, así como el progresivo aumento de la presión por parte de la
oposición, que defendía la ruptura democrática, generó la reacción de la Corona: el rey forzó la dimisión
de Arias Navarro el 1 de julio de 1976.3. El monarca nombró presidente del Gobierno a Adolfo Suárez;
sus antecedentes políticos eran franquistas; sin embargo, en su primera aparición televisiva, Suárez
expuso de forma clara que los futuros gobiernos de España serían el resultado de la voluntad de los
españoles e inició un proceso de desmantelamiento de la dictadura a partir de la propia legalidad
franquista.
2. LA REFORMA DEMOCRÁTICA.
Suárez era un falangista católico, con las suficientes dosis de simpatía, audacia, pragmatismo y
serenidad para llevar adelante un proceso que parecía inevitable, pasar de la dictadura a la democracia y,
de paso, dar legitimidad a la monarquía. Se rodeó de ministros con talante reformista, democristianos:
Landelino Lavilla, Marcelino Oreja, Fernando Abril, Calvo Sotelo o el general Gutiérrez Mellado, uno de
los pocos militares con talante liberal. Para ganar credibilidad ante la oposición y la opinión pública,
Suárez concedió el 30 de julio de 1976 una amnistía (no total, pero significativa) e inició contactos
periódicos con la oposición (con socialistas y nacionalistas, pero no con los comunistas) con el fin de
aplicarla en el proceso de reforma. El instrumento utilizado fue la Ley para la Reforma Política, cuyas
bases fundamentales eran: el reconocimiento de la soberanía popular; afirmar la inviolabilidad de los
derechos fundamentales; y creación de unas Cortes democráticas bicamerales, elegidas por sufragio
universal, directo y secreto (excepto un 20% de senadores designados por el Rey). Las Cortes quedarían
plenamente legitimadas para modificar el régimen político o establecer una nueva legislación.
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Su ministro de la Gobernación, Fraga, afirma “la calle es mía”; por ejemplo, la policía causó cinco muertos cuando se
disolvía una asamblea de trabajadores en una iglesia de Vitoria; también se produjeron enfrentamientos entre facciones
carlistas en Montejurra que se saldaron con dos muertos.
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Se le presentó una terna de candidatos por parte del presidente del Consejo del Reino, Fernández Miranda: López Bravo,
Federico Silva y Adolfo Suárez.
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de las
instituciones franquistas; en el olvido había quedado la exigencia de un referéndum para decidir la
forma de Estado.
En septiembre de 1976, Suárez se reunió con altos mandos del Ejército para lograr su respaldo a la
reforma, con el compromiso implícito de que esta no supondría en ningún caso la legalización del
Partido Comunista de España. A continuación, se presentó ante las Cortes franquistas el proyecto de
Ley para la Reforma Política, que fue aprobado por 435 votos de los 531 procuradores4. El 15 de
diciembre de 1976 se celebró un referéndum para que el pueblo español se pronunciase sobre la
nueva Ley. La oposición de izquierdas y los nacionalistas pidieron la abstención; la ultraderecha
recomendó el voto negativo. El resultado fue aplastante: con una participación del 77%, el voto
afirmativo a la Ley superó el 94%.
Aunque reforzado por la victoria en el referéndum, Suárez aún se enfrentaba a la actitud cada vez
más hostil de la ultraderecha y a la acción terrorista: ETA y el GRAPO cometieron varios atentados en
esos meses. Ante esto, el gobierno intensificó el pacto que venía fraguando con la oposición desde el
referéndum de diciembre de 1976. En una sucesión de entrevistas entre Suárez y representantes de la
oposición, esta aceptaba la reforma; esto supuso un acuerdo para evitar tensiones y conseguir
establecer un juego político pluralista y democrático, frente a la amenaza que aún representaba el
“búnker” y las Fuerzas Armadas.
El siguiente paso necesario dentro de la transición a la democracia era la legalización de los partidos
políticos5. En febrero de 1977, una modificación de la Ley sobre el Derecho de Asociación Política
permitió legalizar los partidos políticos, quedando sólo fuera del juego político el Partido Comunista de
España6; su actitud moderada, encajando con serenidad el asesinato de cinco militantes comunistas a
manos de un comando de extrema derecha (“la masacre de los abogados laboralistas de Atocha”, a
comienzos de 1977); su compromiso de aceptar la monarquía y las reglas democráticas; y la presión del
conjunto de la oposición, hicieron que Suárez tomase la decisión de legalizar al PCE, el 9 de abril de
1977. La respuesta de las Fuerzas Armadas fue inmediata: el ministro de Marina dimitió y el fantasma de
un golpe de Estado planeó sobre Madrid. En las siguientes semanas el gobierno continuó su labor
disolviendo el Sindicato Vertical y el Movimiento Nacional (el Tribunal de Orden Público ya había sido
disuelto en enero), amplió la amnistía y convocó elecciones para elegir Cortes constituyentes. El 14 de
mayo, don Juan de Borbón renunció oficialmente a sus derechos dinásticos.
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Por eso a esas Cortes se las llamó las del harakiri, porque habían propiciado voluntariamente su desmantelamiento.
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En diciembre de 1976, el PSOE, aunque aún era ilegal, celebró públicamente su XIII Congreso.
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Carrillo llevaba varios meses de forma clandestina en Madrid; a finales de 1976 fue detenido por la policía y puesto en
libertad una semana más tarde.
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obtener
muchos votos en núcleos urbanos e industriales, que identificaban sus siglas con las transformaciones
sociales. En Cataluña y País Vasco continuaban los grupos nacionalistas: Convergencia Democrática de
Cataluña (Jordi Pujol), Unió Democrática, Esquerra Republicana; el PNV y Euskadiko Eskerra.
Los resultados configuraron un Parlamento en el que ningún grupo alcanzó la mayoría absoluta, si
bien la victoria de la UCD fue clara, con 165 escaños; sus votos procedían de zonas rurales y de las
clases medias urbanas. Le siguió el PSOE con 119 diputados. El PCE obtuvo unos resultados mucho
menores de lo esperado, con sólo 20 escaños (entre ellos, el poeta Rafael Alberti y Dolores Ibárruri
“Pasionaria” –como en 1936, elegida por Asturias-). Alianza Popular obtuvo 16 diputados; los
nacionalistas del PNV, con 8 escaños, y del PDC, encabezado por Jordi Pujol, con 11 diputados. El Partido
Socialista Popular (Tierno Galván; luego se integró en el PSOE) obtuvo 6 diputados. La extrema derecha
(Fuerza Nueva, Falange...) y la extrema izquierda fracasaron. El 22 de junio de 1977, el Rey presidió la
apertura de las Cortes cuya primera tarea fue elaborar una Constitución.
4. LA CONSTITUCIÓN DE 1978.
El borrador de la Constitución, luego debatido en el Congreso de los Diputados, fue elaborado por
una comisión parlamentaria formada por tres diputados de UCD (Herrero de Miñón, Pérez Llorca y
Gabriel Cisneros), un socialista (Peces Barba), un comunista (Solé Tura), un nacionalista catalán (Roca
Junyent) y un diputado de AP (Fraga). La Constitución de 1978 se asienta bajo el principio del consenso,
creando un Estado social y democrático de derecho. En julio de 1978 el Congreso aprobó la Constitución
y el 6 de diciembre de 1978 se realizó un referéndum: con una participación del 67% del censo electoral,
el texto constitucional fue refrendado por casi el 88% de los votos7. El Rey juró la Constitución el 27 de
diciembre y entró en vigor a partir de su publicación en el BOE. La Corona, las Cortes, el Gobierno, el
Tribunal Constitucional (cúspide del poder judicial) son los principales órganos e Instituciones de nuestro
Estado; se establece la división de poderes:
- El Rey desempeña la Jefatura del Estado, su cargo es vitalicio y la Corona hereditaria. Representa
simbólica y protocolariamente al Estado, sanciona las leyes aprobadas en Cortes y tiene el mando
supremo de las Fuerzas Armadas. Carece de poderes políticos.
- Las Cortes Generales (Congreso de los Diputados y Senado) poseen el poder legislativo: elabora las
leyes, controlan la actividad del Gobierno; aprueban los presupuestos anuales y la firma de tratados
internacionales. Sus miembros los eligen los mayores de 18 años por sufragio universal, directo y
secreto.
- El Consejo de Ministros o Gobierno ostenta el poder ejecutivo. Lo componen un presidente, uno o
varios vicepresidentes y los ministros. Se encarga de la dirección de los asuntos políticos del Estado,
de la elaboración de los presupuestos anuales, de la dirección de la política exterior, de la defensa,
etc. También convoca las elecciones y puede suspender las garantías constitucionales en caso
excepcional. Puede promulgar normas con rango de ley mediante decretos-ley, en casos de urgente
necesidad.
- El Tribunal Constitucional (12 miembros) se ocupa de controlar la constitucionalidad de las leyes;
resuelve posibles conflictos entre normativas aprobadas por las Comunidades Autónomas y el
Estado.
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En el País Vasco no llegó a votar el 50% del censo, en gran parte debido a que el PNV pidió la abstención -quería que se
reconocieran los derechos históricos del País Vasco antes de aprobar la Constitución.
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- Se creó el
Defensor del Pueblo, nombrado cada cinco años por las Cortes; se encarga de salvaguardar los derechos
básicos de los ciudadanos y atiende las posibles vulneraciones de las libertades individuales por parte de
la Administración estatal.
Adolfo Suárez y sus gobiernos tuvieron que enfrentarse a tres serios problemas:
a). - La crisis económica: Agravada por la subida del petróleo supuso el cierre de empresas, el aumento
del paro, la disminución de los salarios reales y el aumento de la conflictividad.
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Artículo 16: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la
sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia española y las demás confesiones.
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b). - El
proceso Autonómico:- Las demandas de competencias de las nacionalidades históricas provocaron
fuertes enfrentamientos en la UCD pues algunos dirigentes consideraban que se atenta contra la unidad
de España. El referéndum en Andalucía para alcanzar la autonomía por el artículo 151 (vía rápida)
significó un fracaso para el gobierno que defendía el acceso por el artículo 143 (vía normal). c). - El
terrorismo:- A pesar de que ETA Político-Militar abandonó las armas tanto ETA- Militar como los GRAPO
mantuvieron sus acciones e incluso las aumentaron lo que provocaba tensiones en el Ejército, la Guardia
Civil y en una parte de la sociedad española. La debilidad del gobierno, acentuada por los malos
resultados en las elecciones autonómicas de Euskadi y Cataluña fue aprovechada por el PSOE que en
mayo de 1980 planteó una Moción de Censura. Esta no prosperó, pero fue el principio del fin de UCD y
la presentación de Felipe Glez. Como alternativa seria de poder.
Calvo Sotelo fue investido pero su labor quedó condicionada por la crisis de su partido y por el
temor a un nuevo golpe. De esta manera, cuando Suárez creó el CDS, disolvió las Cortes y convocó
elecciones para el 28 de octubre de 1982. En el corto período de su gobierno se aprobó la Ley de
Divorcio y, sobre todo, la entrada de España en la OTAN. Aprobada después de un muy tenso debate en
las Cortes del 10-XII de 1981 (los partidos de izquierda se oponían frontalmente y el PSOE prometió que,
cuando llegara al poder, sacaría al país de la organización)
En Cataluña
y en el País Vasco, desde antes de ser aprobada la Constitución, el gobierno de Adolfo Suárez inició lo
que se llamó proceso preautonómico. En Cataluña, el 11 – IX- 1977, día de la Diada, se restableció el
gobierno de la Generalitat que fue presidido por el que hasta entonces había sido presidente en el exilio
Josep Tarradellas. En el País Vasco, la postura del PNV, que exigía la “Soberanía” y planteaba la
incorporación de Navarra, hizo el proceso más difícil. A finales de 1977 se creó el Consejo General Vasco
que presidido por Ramón Rubial funcionó como preautonomía. En ambos territorios se aprobaron en
referéndum los estatutos y en marzo de 1980 se celebraron las primeras elecciones autonómicas.
a) En lo Político: - por una serie de reformas encaminadas, según dicen los socialistas, a
consolidar la democracia y modernizar el país. Entre las reformas destacan:
1).- La modificación del Código Civil y la ley de Enjuiciamiento criminal
2).- La aprobación de una ley del aborto que no satisfizo a nadie (ni a la Iglesia que se opuso
ferozmente a ella ni a los progresistas que la veían insuficiente y pacata
3).- Reforma del Ejército y de los Cuerpos de Seguridad
4).- Reforma de la administración del Estado
5).- Reforma de la Enseñanza (LODE—LOGSE y LRU)
6).- Política fiscal: Generalización de la asistencia sanitaria. Creación de las Pensiones no
Contributivas. Creación del PER.
7).- Política antiterrorista: muy errática osciló entre la reinserción de presos, pasando por
negociaciones secretas o la organización de los GAL. Desde 1984 Francia empezó a cooperar en la
lucha contra ETA.
Los gobiernos de Felipe González intentaron en primer lugar contener la inflación para lo que
devaluaron la peseta, reformaron el mercado laboral e impusieron la contención salarial. La inflación se
redujo del 14 al 8% pero el paro siempre se mantuvo en cotas muy altas. Continuando con lo acordado
en los Pactos de la
Moncloa el PSOE realizó una reforma fiscal que aumentó sensiblemente la presión sobre las clases
medias. En 1986 se creó el IVA que equiparaba los impuestos con Europa.
La política económica del PSOE provocó el “Desencanto” pues a pesar de que “las variables
económicas” mejoraron entre el 85 y el 92 el paro siguió siendo muy alto lo que unido a sucesivos
recortes provocaron tres huelgas generales en 1988-1992 y 1994.
C): - La Política Exterior: - Se orientó, sobre todo, a la plena integración de España en el mundo político y
económico de Europa Occidental, sin descuidar las relaciones con América y con el mundo árabe.
Además de establecer relaciones diplomáticas con Israel en 1986 el primer asunto importante
fue la cuestión de la OTAN. Como ya se dijo España había entrado en la OTAN por un acuerdo de las
Cortes en diciembre de 1981. En la discusión el PSOE dejó clara su oposición y en la Campaña electoral
de 1982 prometió un Referéndum en el que pediría el NO para así salir del tratado. Inexplicablemente,
convocado el referéndum el PSOE defendió el SÍ, adornando su radical cambio de opinión y su traición a
lo prometido en la campaña electoral con la promesa de la reducción de las bases americanas en España
y con la no integración en la estructura militar (sólo en la política).
El sí ganó por 11 millones de votos a 9.
La segunda gran cuestión fue el ingreso en la CEE que, tras arduas negociaciones se firmó en
junio de 1985 (la entrada se produjo en enero de 1986). La entrada comprendió un período de
“adaptación” de 5 años. En 1993 se produjo la plena incorporación. También el gobierno del PSOE firmó
en 1992 el tratado de Maastricht que fundó la U.E.
Desde 1989 el PSOE inicia un lento declive provocado por la reorganización de la derecha
(refundación de AP que pasó a llamarse PP) y sobre todo por los escándalos de todo tipo que
desprestigian el gobierno y al PSOE. Entre los escándalos destacan:
El caso Guerra. El caso Filesa. Los sucesivos escándalos de corrupción político-económica (como los
casos Rubio, Roldán. RTVE. BOE etc.). La reprivatización de RUMASA y los GAL.
No obstante, la mala gestión económica, las sucesivas traiciones a sus promesas electorales y la
corrupción generalizada, en las elecciones celebradas el 3 de marzo de 1996 el PP ganó por sólo 300.000
votos.
En su
primera legislatura para conseguir el apoyo nacionalista tuvo que hacerles concesiones económicas cual
fue la posibilidad de recaudasen el 30% del Impuesto sobre la Renta. En este período Aznar se mostró
moderado, dialogante a la vez que defensor del estado del bienestar. De su buena relación con los
sindicatos sale el Pacto de Toledo que garantiza las Pensiones y su poder adquisitivo. También se pactó
una Reforma Laboral para luchar contra el Paro y la Precariedad en el empleo. La enorme Deuda
acumulada y el Déficit Público los abordó Rodrigo Rato (ministro de economía) con un plan de estricto
ajuste presupuestario obligatorio para todas las administraciones y con la venta de las Empresas
públicas más rentables (el Estado sólo se quedó con las que originan pérdidas) Esta política
privatizadora ya había comenzado en el PSOE, pero éste había privatizado sólo parcialmente algunas
empresas. Ahora la venta fue total y de esta manera el Estado saldó la deuda, controló el déficit, redujo
la inflación hasta mínimos nunca conseguidos, se abarataron los créditos, se empezó a crear empleo y se
cumplieron las condiciones para entrar en el Euro el 1 de enero de 2002. En 1998, y de forma
sorprendente, el PP aprueba la abolición del servicio militar obligatorio a la vez que la profesionalización
del Ejército. Además, en las dos legislaturas Aznar emprendió una tenaz lucha contra ETA (que había
atentado contra su vida) con la consecución del Espacio Único Europeo Antiterrorista y la Ley de
Partido Políticos que ilegalizó y excluyó de las elecciones a la Izquierda Abertzale (H.B.)