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7.

El siglo XX: acontecimientos importantes en la República


7.1 La ley de seguridad interna de Odría

El Perú, entre 1945 y 1948, vivió años de gran inestabilidad como fruto de las pugnas
entre un poder Ejecutivo débil y un poder Legislativo tendencioso con predominio
aprista que trató de imponer su ideología y generó una grave crisis social y económica.
En medio de escasez de productos, huelgas y violencia, el 27 de octubre de 1948, desde
Arequipa, el general Manuel A. Odría se pronunció contra el gobierno de turno,
acusándolo de debilidad frente a los desórdenes promovidos por el Apra. Obtuvo el
respaldo de las Fuerzas Armadas del Perú e inició la Revolución Restauradora de
Arequipa, obligando a Bustamante a ser exiliado.

Tras ese paso, juramentó la presidencia de una Junta Militar de Gobierno y vinieron una
serie de medidas drásticas en todo el territorio peruano. Así, dicha Junta en julio de
1949 promulgó el Decreto Ley de Seguridad Interior Nº 10893, en la cual se
estableció la pena de destierro y cárcel, siendo los comunistas y apristas los más
afectados. Dicha ley suspendía las garantías individuales, con lo cual el gobierno se
encontraba en libertad de allanar domicilios, arrestar, encarcelar, desterrar, etc., por

simple denuncia, debiendo el acusado probar su inocencia. “El decreto ley reprimía con
una severa penalidad: las cárceles se llenaron de detenidos sin sentencia firme e incluso
sin procesos judiciales, bajo simple imputación policial y en base a un atestado” (Ramos
Núñez, 2020, p. 137). En ese sentido, el partido Aprista fue declarado ilegal, en especial
a su líder Víctor Raúl Haya de la Torre para quien se emitió una orden de arresto. Haya
de la Torre se vio obligado a refugiarse en Colombia, donde permaneció como asilado
político durante 63 meses.

En consecuencia, se consideraba delito hacer propaganda a favor de partidos políticos


considerados ilegales y aquellos que lo cometían eran juzgados por un Consejo de
Guerra, así también los militares que infringían la ley debían ser juzgados por militares
superiores, sin formación jurídica alguna, mientras que la corte marcial para los civiles
conformada por tres oficiales y dos subalternos. En este panorama la arbitrariedad y el
abuso funcionaba con toda normalidad bajo la protección de la Ley de Seguridad
Interior.
7.2 Sánchez Cerro y la ley de emergencia

El gobierno de Luis Miguel Sánchez Cerro se inició el 8 de diciembre de 1931 y


culminó abruptamente el 30 de abril de 1933 cuando fue asesinado por un
militante aprista llamado Abelardo Mendoza Leyva. Este breve período estuvo marcado
por la violencia política desatada por el mismo gobierno que adoptó medidas en tono
autoritario, encarcelando y deportando a opositores políticos; y por el partido Aprista
que rechazaba los resultados electorales provocando disturbios en todo el país.

En medio de un constante enfrentamiento entre militantes apristas, Sánchez Cerro


promulgaría la Ley de Emergencia Nº 7479 en 1932, esa ley otorgó “al gobierno
poderes especiales para reprimir a los opositores, en especial a los apristas, aunque
también a los comunistas” (Historia del Perú, s.f., párr. 18). De este modo se cerraron
sus locales, se clausuró su periódico La Tribuna y el 18 de febrero de 1932 fueron
desaforados y luego deportados los parlamentarios apristas, siendo sus principales
líderes perseguidos y varios de ellos pasaron a la clandestinidad.

El Poder Ejecutivo con dicha ley quedaba facultado de imponer multas, confinamientos
e incluso se aplicaba la expatriación según la gravedad del hecho que se reprimía,
además se suspendía las reuniones y manifestaciones públicas de carácter político o
social que perturbaban la paz, se incautó toda clase de armas o sustancias explosivas,
aun de las que se tuvieran lícitamente.

Se produjeron diversas manifestaciones contra la Ley de Emergencia y de ese modo la


relación, basada en el terror, entre el APRA y el Ejército se complicaba cada día más. Su
momento más sangriento fue la revolución aprista de Trujillo que se inició con la
masacre de varios oficiales del ejército en el cuartel O’Donovan y culminó con la
ejecución masiva de los cabecillas apristas en los muros de la ciudadela de Chan Chan.
El gobierno culpó a la dirigencia aprista de instigar o participar directamente en esta
frustrada revolución que terminó con el asesinato de Sánchez Cerro cuando salía luego
de escuchar misa en la Iglesia Matriz de Miraflores.
Finalmente, la Ley de Emergencia sería derogada por José Luis Bustamante y Ribero en
julio de 1945 por la Ley Nº 10221, y quedaría sin vigencia una segunda derogatoria
póstuma por la Ley N° 29477 en el año 2009 en el segundo gobierno de Alan García.

7.3 Benavides y la anulación de votos

Tras el asesinato de Sánchez Cerro, la Asamblea Constituyente, designó como


presidente Constitucional al general Óscar R. Benavides para completar el mandato del
presidente fallecido hasta el año 1936. Benavides inició su mandato bajo los lemas:
«Orden, progreso y trabajo» y «Orden, paz y trabajo» contando con el respaldo del
ejército y de la oligarquía. No obstante, la elección de Benavides tuvo como fin impedir
el desarrollo de un vacío político que pudiera aprovechar el Apra.

Oscar Benavides procuró una tregua política con el Apra, para lo cual estableció un
gobierno de paz y concordia. Muestra de esta actitud fue la Ley de Amnistía General Nº
7782, en la cual se dispuso el regreso los deportados, salieron los presos políticos de las
cárceles, volvieron a funcionar los locales de los partidos políticos y la prensa entró
nuevamente por los cauces de la libertad. Así, el partido aprista disminuyó su oposición
al gobierno bajo el supuesto que Benavides podía ser el factor de transición que podría
llevar a Haya a la presidencia mediante elecciones. Sin embargo, en mayo de 1935, se
produce el asesinato del director de El Comercio Antonio Miró Quesada y su esposa
María Laos, ambos por Carlos Steer Lafont, integrante del partido aprista. Debido a este
acto, nuevamente el Apra pasó a una etapa de clandestinidad denominada catacumbas.
Con este hecho la tregua política duró menos de un año y la pugna entre el gobierno de
la clase dominante y los sectores populares se reinició.

El gobierno de Benavides debía durar hasta 1936, término del periodo presidencial de
Sánchez Cerro, por ello convocó a elecciones con la esperanza de lograr la transmisión
institucional del poder a un representante directo de la clase dominante, pero dicha clase
se encontraba dividida. Por un lado, los exportadores agrícolas, encabezados por Pedro
Beltrán, se agruparon en el Partido Nacional Agrario y por otro lado los terratenientes,
en el Partido Nacionalista; también se presentaron Jorge Prado (alianza de partidos),
Manuel Vicente Villarán (antiguo civilista), Luis A. Flores (Unión Revolucionaria). En
estas elecciones el partido Aprista no podía participar, al estar vetado por ser
considerado una organización internacional. Así, apoyaron la candidatura del profesor
universitario y expresidente del Congreso Constituyente, Luis Antonio Eguiguren del
Partido Social Demócrata, quien tenía las mayores posibilidades de triunfo. Sin
embargo, el Congreso anuló las elecciones, promulgando Ley Nº 8459 el 3 de
noviembre de 1936, aduciendo que Eguiguren, quien marchaba primero, había recibido
el apoyo de un partido que era considerado internacional. “Dichos votos procedían del
APRA, y por ende, estar comprendidos en el impedimento constitucional y el
dispositivo de similar redacción previsto en la Ley de Elecciones (Ley Nº 7780, art.
22)” (Ramos Núñez, 2020, p. 144). En ese sentido estaba prohibido en la Constitución y
con esto se prorrogó, por tres años más el gobierno de Benavides y autorizó que
gobierne por decretos leyes.

REFERENCIA

Luis Miguel Sánchez Cerro - Historia del Perú. (2019, julio 8). Historia del Perú.
https://historiadelperu.info/presidentes-del-peru/luis-miguel-sanchez-cerro/

Ramos Núñez, C. (2019). Historia del derecho peruano. Palestra (1° ed.).

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