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Constitución escrita y no escrita: aquí se atiende a la forma externa; parece haber sido
acuñada para distinguir al constitucionalismo inglés del restante y ha caído en desuso a partir de
considerar que todas las constituciones son escritas o por lo menos parcialmente escritas aunque
no estén reunidas en un solo texto o código; ha sido reemplazada por otra clasificación más
moderna que distingue entre constitución codificada y dispersa o no codificada.
Constitución rígida y constitución flexible: esta clasificación fue elaborada por James Bryce
y atiende al procedimiento de reforma. La constitución es rígida cuando su reforma se hace
por un procedimiento distinto a que se sigue para el dictado de la legislación ordinaria, ya sea
porque interviene un órgano especial y distinto del órgano legislativo ordinario (por ej. una
Convención reformadora, ej. Argentina) o porque aún cuando la modificación la haga el órgano
legislativo ordinario, sigue un procedimiento especial, más complejo como por ej. la ratificación
por los Estados como sucede en EE.UU donde las enmiendas pueden solicitarse de dos formas
(por el Congreso o por las Legislaturas estaduales pero además se necesita de la ratificación por
¾ de los Estados de la Unión (a través de sus legislaturas o de convenciones); en Brasil (donde
se requiere que la enmienda sea votada por el Congreso en dos rondas de votación y con una
mayoría agravada de 3/5 de los miembros de cada Cámara); en México, la Constitución puede
ser adicionada o reformada y para ello se necesita que las modificaciones sean acordadas por el
Congreso con por una mayoría de 2/3 de los presentes y luego aprobadas por la mayoría de las
legislaturas estaduales.
La constitución es flexible cuando puede ser reformada por las leyes ordinarias. Ej. la
constitución inglesa; en Inglaterra la supremacía corresponde al Parlamento que concentra el
poder legislativo ordinario y lo que podríamos llamar el poder constituyente pero como hemos
señalado oportunamente, no hay en Inglaterra (ni en el Reino Unido) una Constitución
codificada, una ley distinta y suprema respecto de las legislación ordinaria. En verdad, todas las
leyes serían “constitucionales”, integrantes de la Constitución británica y en todo caso su
carácter fundamental, su relevancia, estará dada por la materia o contenido de la ley (ej. Carta
Magna de 1215; el Agreement of de poeple, de 1647, el Instrumento de gobierno, de 1653, la
ley de hábeas corpus, la Petición de Derechos de 1628, la Declaración de Derechos de 1689,
etc.). A lo que hay que agregar el common law y los precedentes judiciales (ver especialmente
material indicado: "LA EXPRESIÓN INGLESA (O BRITÁNICA) DEL
CONSTITUCIONALISMO".
La constitución es analítica cuando sus cláusulas son más detallistas y reglamentarias, sin dejar
lugar a mayor interpretación. Ej. Constitución de México 1917, Alemania 1919; España 1931 y
1978; Brasil 1988, y las constituciones de las provincias argentinas y la Constitución de la
Ciudad de Buenos Aires; también algunas disposiciones incorporadas a la Constitución
Argentina en 1994 (ej. art. 37, segunda parte).
Constituciones originarias y derivadas: son originarias las que fundan o establecen un nuevo
régimen político (consagran principios, estructuras y reglas nuevas); ej. la Constitución de
EE.UU pues antes de esta no se registraban formas republicanas presidencialistas ni Estados
federales. En cambio, una constitución es derivada cuando imita, adopta un modelo ya
existente: ej. la CN en relación a la Constitución estadounidense y en general las constituciones
latinoamericanas. También se puede decir que la Constitución de la República Argentina de
1826 al reeditar el modelo unitario sancionado en la Constitución de las Provincias Unidas de
1819, era derivada de ésta.
Constituciones unitarias: Francia, España, Portugal, Italia; Uruguay, Chile, Bolivia, Colombia,
Panamá.
La doctrina brinda un sin número de conceptos sobre la constitución, a tal punto que el Dr.
Mario Midón considera que se trata de uno de los conceptos más polémicos del derecho
público.
Tipologías clásicas: aquí podemos mencionar la tipología que elabora Adolfo Posada quien
considera que la constitución política es la expresión jurídica del régimen del Estado con
respecto a la organización de los poderes o instituciones fundamentales y en consecuencia
entiende que las constituciones pueden ser: * un pacto, **una carta o ***un estatuto. La
constitución es pacto: cuando resulta de un acuerdo entre el monarca y el pueblo sobre las
reglas o condiciones de convivencia (por ej. la Constitución francesa de 1830, la Constitución
española de 1876); ** es una carta cuando resulta de una concesión graciosa del monarca a
favor de sus súbditos reconociéndoles algunas prerrogativas o libertades (ej. carta magna de
1215 y la Carta francesa otorgada por Luis XVIII) y la constitución es ***un estatuto cuando
surge de una asamblea de representantes del pueblo (EE.UU. 1787, Argentina 1853, Brasil
1988, Perú 1979) o cuando resulta de una imposición popular vía referéndum (ej. Suiza 1874)
Otra tipología clásica desarrolla García Pelayo (y recogida entre nosotros por Germán Bidart
Campos) distingue el tipo racional-normativo, el tipo historicista y el tipo sociológico.
Así, la constitución se afirma también como un plan, un programa que pretende subsumir y
encuadrar el régimen político y la vida social en sus previsiones normativas. Históricamente
este tipo se corresponde con el constitucionalismo clásico del s. XVIII y XIX.
Tipo historicista: surge como respuesta, en contraposición al racional normativo pues responde
a la idea de que una constitución es el producto de la tradición de una sociedad, de tal manera
que cada Estado tiene “su” constitución, que resulta de su propia historia, costumbres y
tadiciones, siendo imposible la elaboración de un modelo racional y general susceptible de
aplicarse a diversas realidades.
El tipo historicista hace hincapié en las costumbres, usos y tradiciones de los pueblos y en
consecuencia la ordenación constitucional debe adaptarse a la idioscincracia y espíritu de cada
pueblo con lo cual destaca el error que supone importar o imitar instituciones jurídicas y
políticas. Dentro de la posición historicista hay 2 vertientes: la conservadora (Burke) que
niega que la razón pueda influir en la historia y la liberal moderada (Humboldt) que admite
que la razón pueda moldear la historia aunque no crearla. Consecuentemente, la constitución
tiene que fundarse, enraizarse, recoger –diría- la experiencia del pueblo donde habrá de regir o
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donde pretende regir. Esta visión dentro del historicismo ejerció gran influencia en Alberdi,
Gutierrez y Esteban Echeverría que a su vez tuvieron también su influencia en el proceso
constituyente de 1853, superando la concepción extremadamente iluminista que está en la base
de las fallidas constituciones de 1819 y 1826. En realidad, no sirve o no alcanza con sancionar
una constitución técnicamente perfecta, sino la mejor posible. Alberdi decía (en Bases.....pág.
212) que una constitución no es una inspiración de artista, un producto del entusiasmo (incluso
da el ej. del entusiasmo de Rivadavia con el modelo francés o el entusiasmo de Dorrego con el
modelo estadounidense pero señala que ambos extremos no respondían a nuestra realidad) sino,
aclara que una constitución es obra de la reflexión fría, del cálculo y del examen aplicados al
estudio de los hechos reales y de los medios posibles.
Tipo sociológico: considera que la Constitución “es un modo de ser”. El tipo sociológico,
toma en cuenta lo que se llama constitución material, es decir el sistema político real, tal como
funciona actualmente en cada sociedad, como derecho actualmente vigente. Coincide con el
historicista en que (a diferencia del racional normativo) la constitución resulta del medio social
pero se diferencia del historicista en que éste atiende al factor tiempo pues afirma la legitimidad
de la constitución en la tradición, mientras que el tipo sociológico prescinde de ese elemento y
solo le interesa la vigencia actual, presente y real más allá de si es o no reciente o si está
afianzada en el tiempo.
que explica en el capítulo XVII de su obra cuando aclara que así como los
individuos no eligen su contextura física (ser altos, bajos, delgados o gruesos,
nerviosos o sanguíneos) sino que eso le viene dado, lo mismo sucede con los
pueblos que por su sola voluntad no pueden darse una constitución
monárquica o republicana, federal o unitaria sino que esas disposiciones le
vienen dadas al nacer, en función del suelo, del número y características de su
población, de las instituciones anteriores, su historia, etc.; es decir de un
conjunto de elementos o factores que hacen al medio físico, cultural, histórico,
poblacional, etc. etc.).
d) Es genérica pues sus cláusulas- han sido redactadas sin entrar en detalles,
usándose formulaciones amplias que dan lugar a interpretación.
e) En función de su forma de gobierno y de Estado, es republicana y federal y
f) según su grado de vigencia y de relación entre sus normas y la realidad
efectiva del poder, nominativa pues no es una constitución vivida plenamente
por la sociedad y los detentadores del poder; en cierta época fue meramente
semántica pues se mantenía solo formalmente, y a modo de fachada su
vigencia pero, no regía en los más mínimo (ej. durante los gobiernos de facto).
El Preámbulo:
“…afianzar la justicia”, implica consagrar este valor como esencial para regir
la vida del país. Esta valoración se confirma con la atribución de la
administración de justicia a un órgano independiente del poder estatal.
desangrado al país. Por supuesto que conserva actualidad pues, una sociedad,
un Estado necesita de un ambiente de paz (por supuesto combinada con la
justicia) para progresar y desenvolverse.
“…para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del
mundo que quieran habitar el suelo argentino”, confirma la pretensión de
estabilidad y permanencia de la Constitución que se corresponde con el tipo
racional normativo pues el plan propuesto por la Constitución tiene afán de
perdurar hacia el futuro. Además se hace una convocatoria a “todos los
hombres del mundo…”; sobre este párrafo vale señalar por un lado que se
corresponde con un objetivo político ideológico establecido en la Constitución:
poblar el país, crear un mercado y para ello se adoptan diversos mecanismos
como la libre navegación, la libertad de cultos, etc.; es decir se busca atraer
población atento su escasez pero, además, cabe consignar se pretendía que
fuera europea (anglosajona); por supuesto que ese objetivo sigue en pie en
orden a la falta de población. El otro comentario es que aquí se diferencia del
modelo estadounidense pues el preámbulo de la Constitución de EE.UU. nada
dice al respecto. No es abierta al mundo: se limita a decir “..para nosotros
mismos y para nuestros descendientes…”
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