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Caso Jiaolong

Conflicto entre la autoridad pública y una corporación privada

A simple vista Jiaolong parece una población más de la provincia de Sichuan, en


el corazón de China. Tiene cine, un acuario, una pista de hielo y a lo largo de sus
4,3 km2 se reparten 100.000 personas. Su densidad demográfica es bastante
alta, cierto; pero nada excepcional. Lo que hace realmente peculiar a Jiaolong, lo
que lo convierte en un caso de estudio, es su naturaleza.

La Corporación promete duplicar el territorio con desarrollo de comercio, industria,


casas residenciales y población en tres años

Jiaolong es una ciudad totalmente privatizada. En el sentido más pleno de la


palabra: surgió de un acuerdo de concesión suscrito entre el gobierno local y una
empresa privada, Jiaolong Co, que ha impulsado el desarrollo de la ciudad, sus
servicios e infraestructura pública.

La Corporación solicita revisar de inmediato el acuerdo de concesión para…

Igual que las autoridades públicas en la mayoría de ciudades convencionales, la


compañía asume una serie de responsabilidades clave en el desarrollo del
municipio. Y lo hace en virtud de un pacto con el gobierno que involucra puntos
tan sensibles como los impuestos y servicios públicos.

La Corporación necesita que el gobierno local le permita recaudar la totalidad de


los impuestos y la gestión de los servicios públicos

El gobierno local solicita asumir una auditoría de los ingresos y gastos de la


Corporación con respecto a la gestión de la ciudad

Lo más curioso: esta burbuja con toques libertarios está, ni más ni menos, que en
la república china.

La Corporación respeta las leyes chinas, pero solicita más libertad y beneficios
económicos compartidos

El gobierno local recomienda preventivamente no entregarle más libertad de


acción y expansión a la Corporación
Un boom urbano en sólo 20 años
La génesis de Jiaolong se remonta a hace apenas dos décadas, a los primeros
años del siglo XX. Hacia 2003 la firma Jiaolong Co, dirigida por Yujiao Huang, se
fijó en un área de unos 4,3 kilómetros cuadrados dedicada básicamente a tierras
de cultivo y por la que se repartían algunas casas de agricultores. No había
fábricas, ni edificios, ni nada que recordase ni remotamente a una urbe.

Corporación: la naturaleza de Jialong ha sido autónoma, privada y con libertades


para hacer.

Lo habitual en el desarrollo urbanístico en China es que sea la autoridad pública y


local la que se encargue de planificar, hacerse con los terrenos, desarrollar la
infraestructura fundamental, facilitar la implantación de promotores y empresas y
garantizar los servicios públicos básicos en el campo de la seguridad, la salud o la
educación. Para hacerlo, dispone de las herramientas que le reserva la ley.

La Corporación solicita negociar los lineamientos del desarrollo urbanístico a su


favor y compartir beneficios

El gobierno desea que todo quede igual y no haya alteración en los términos de la
concesión

En el caso de Jiaolong el proceso fue distinto.

Lo que quería crear la corporación era un parque industrial y para hacerse con los
terrenos se los arrendó a los agricultores. La compañía alcanzó además una serie
de pactos con las autoridades públicas de Shuangliu —en Sichuan, donde se
enmarca el terreno de Jiaolong— sobre los que se cimienta desde entonces en
gran medida sus responsabilidades y el rol especial que ostenta.

La corporación arrendó los terrenos a los agricultores y se comprometió a invertir


en diferentes infraestructuras públicas —como una planta para el tratamiento de
aguas o carreteras— y construyó edificios, fábricas y espacios comerciales. Lo
que en un inicio se planteaba como un parque industrial creció tanto que pasó a
convertirse en algo totalmente distinto: una pequeña ciudad.

La Corporación llevará a cabo la construcción de una zona industrial y necesita los


permisos. Tiene seleccionados a los promotores e inversionistas. La primera etapa
estaría lista en seis meses.
De ser un espacio de cultivo se transformó en un polo residencial con 100.000
personas y una producción anual valorada en 7.000 millones de dólares. Genera
100 millones en tributos.

Gracias al acuerdo marco suscrito en 2003, Jiaolong Co asume los derechos de


planificación y coordinación y tiene en su mano, por ejemplo, emprender su
propio diseño urbano siempre que se ajuste a los esquemas básicos marcados
desde Shuangliu. En su peculiar relación con las autoridades, la firma asume
también una serie de derechos y deberes poco habituales.

Por ejemplo, en 2003 Jiaolong Co firmó un contrato en el que se compromete a


invertir 1.000 millones de yuanes en tres períodos, captar a más de 400 empresas,
proporcionar unos ingresos fiscales que superen los 300 millones de yuanes y
alcanzar un PIB de 6.000 millones.

En su despliegue de inversiones, la corporación debe también construir plantas de


tratamiento de agua, tuberías, carreteras, una central eléctrica y un sistema para
el suministro de energía, cableado subterráneo… Compromisos de calado, pero
que compagina con el derecho de planificación si se atiene a las directrices que
marca el Plan Maestro del Condado de Shungaliu.

A cambio —y este quizás sea el punto más peculiar en el caso de Jiaolong— el


gobierno de Shuanhliu, que sigue ostentando la potestad para cobrar los
impuestos, le transfiere el 25% de los ingresos fiscales que recibe. El gobierno se
compromete a ofrecer unos servicios de calidad, ayudar en seguridad, fiscalidad
y protección del medio y en el trato con otras poblaciones.

Corporación: necesitamos el permiso para crear nuestra empresa de seguridad

“El contrato especifica que Jiaolong debe alcanzar los objetivos de inversión y
desarrollo y construir infraestructuras. A cambio, obtiene del gobierno derechos de
planificación, reparto de impuestos y servicios de coordinación”, explica el profesor
Quian Lu, de la Facultad de Economía de la Universidad Central de Finanzas y
Economía de Pekín, a China Talk.

La Corporación necesita de inmediato los derechos totales de planificación para


desarrollar los proyectos de expansión

El reparto de servicios y cómo se prestan en la población es algo más complejo.


Dentro de Jiaolong la mayoría están transferidos a la corporación, lo que incluye
las inversiones y ciertas prestaciones públicas básicas. Eso no quita que siga
habiendo otros que estén en manos del gobierno, como el metro o los poderes con
capacidad coercitiva, como las comisarías de policía.
La Corporación solicita el control de todos los servicios públicos. El gobierno
puede quedarse con la policía, pero deben respetar las competencias de la policía
creada por la Corporación

"El gobierno sigue siendo el proveedor de bienes públicos a escala de toda la


ciudad, proporcionando el metro y controlando también el poder político e
instalaciones coercitivas. Pero dentro del parque de Jiaolong, la mayoría de los
servicios públicos se transfieren a Jiaolong Co, incluyendo la inversión en
infraestructuras básicas y servicios públicos como la escolarización, la
organización de zonas comerciales y residenciales y la protección del medio
ambiente", señala China Talk.

La Corporación solicita incorporar a sus especialistas al gobierno y toma de


decisiones

¿Es el de Jiaolong un caso único? Como detalla China Talk, "algunos gobiernos
locales de China están dejando que las empresas privadas desarrollen nuevas
ciudades y presten servicios públicos". Y apuntan: el esquema de las
urbanizaciones impulsadas por el sector privado es "cada vez más común". En
esos casos, como los protagonizados por la firma China Fortune Development
(CFLD), las corporaciones se encargan de la coordinación y desarrollo de las
urbanizaciones.

En el caso de Jiaolong se va un paso más allá y se opta por un modelo totalmente


privatizado, por ciudades privadas. El fenómeno está poco estudiado aún, pero ya
empieza a atraer el interés de los investigadores. Jiaolong sería "uno de los
principales casos de éxito" del nuevo modelo.

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