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Alfalfa: origen, características, hábitat,

reproducción, propiedades

La alfalfa (Medicago sativa) es una leguminosa perenne de crecimiento


erecto perteneciente a la familia Fabaceae. Originaria de Asia Menor y sur del
Cáucaso, en la actualidad es uno de los principales cultivos forrajeros en los
países de clima templado.

Planta vivaz poco ramificada que alcanza los 100 cm de altura, hojas trifoliadas
con folíolos obovados, ápice ligeramente aserrado y estipulas dentadas en la
base. Flores zigomorfas de color violeta, purpura y amarillo, el fruto es una
legumbre de semillas arriñonadas de color amarillo.

Alfalfa (Medicago sativa). Fuente: AnRo0002 [CC0]

Como la mayoría de las leguminosas, sus raíces mantienen una relación


simbiótica con ciertos microorganismos del suelo, como la bacteria
Sinorhizobium meliloti. Esta asociación favorece la fijación del nitrógeno
atmosférico, incrementando el nitrógeno del suelo y su disponibilidad en el
cultivo que es aprovechado como forraje.

Las diversas variedades de alfalfa cultivadas comercialmente constituyen una


de las leguminosas de mayor importancia como forrajera para la alimentación
del ganado. En efecto, contiene un alto nivel de proteínas y minerales, que
favorecen su palatabilidad y digestibilidad para un gran número de especies
animales.

Por otra parte, la diversidad y calidad de sus nutrientes la convierte es un


complemente nutritivo de consumo humano. Su ingesta regular permite aliviar
trastornos relacionados con malnutrición, astenia, anemia, debilidad y otros
padecimientos nutritivos.

Origen evolutivo

La especie Medicago sativa es originaria del Asia Menor y sur del Cáucaso, en
los actuales Irak, Irán, Siria, Turquía, Afganistán y Pakistán. Desde la Edad de
Bronce se tiene referencia de una planta de alto valor nutritivo que era
consumida por los caballos procedentes de Asia Central.

Durante las Guerras Medicas, a mediados del 490 a.C., se introdujo en Grecia
a través del alimento proporcionado a la caballería procedente de Persia. La
semilla proveniente de este forraje sirvió para establecer los primeros cultivos
en la cuenca del Mediterráneo, destinado principalmente para consumo animal.

Posteriormente paso a la península Ibérica de donde se distribuyó por toda


Europa, y de allí a América a mediados del siglo XVI. En la actualidad, es un
cultivo cosmopolita, además sus brotes constituyen un alimento muy apreciado
para consumo humano por sus propiedades nutritivas y terapéuticas.

Flores de alfalfa (Medicago sativa). Fuente: javier martin [Public domain]

Características generales

Apariencia

Planta herbácea de condición perennifolia y posición erguida o ligeramente


decumbente, ramificada, por lo regular vive de 4 a 12 años. La planta adulta
puede alcanzar una altura variable de 40-100 cm y se caracterizan por la
pilosidad variable de su superficie.

Raíz

Raíz principal del tipo pivotante o fusiforme de crecimiento vertical y profundo,


cubierta por numerosas raicillas secundarias que brotan de manera lateral. En
la alfalfa la raíz es vigorosa, larga y profunda lo que le permite absorber los
elementos nutritivos localizados a más de 5 m de profundidad.

Tallo

Tallo herbáceo y erecto de crecimiento ascendente, por lo regular cubierto de


vellosidad blanquecina, en la base se diferencia una corona subleñosa y
perenne. Esta corona, de aproximadamente 20 cm de diámetro, posee
numerosas yemas o retoños de renuevo que se ubica por debajo del nivel del
suelo.
Hojas

Las hojas pinnadas y trifoliadas poseen foliolos obovados, oblongos u


oblanceolados, de 5-20 mm de largo por 3-10 mm de ancho. Folíolos enteros
de color verde, finamente aserrados en el ápice, pubescencia adpresa, peciolo
largo y acanalado, con estípulas triangulares soldadas a la base.

Flores

Flores zigomorfas con cáliz y corola diferenciada, corola de color violeta y


amarillo de 6-12 mm de diámetro, cáliz pentámero campanulado de color
verde. Las flores se disponen en inflorescencias o racimos pedunculares en
posición axilar, con el pedúnculo más largo que los peciolos de las hojas
adyacentes.

Frutos

El fruto es una legumbre o vaina falcada o espiralada, enroscada sobre sí


misma, tardíamente indehiscente, de color castaño a negruzca al madurar. En
su interior se localizan las semillas en número variable (2-6), reniformes, de 2-
3 mm de largo y con la cubierta seminal amarillenta.

Frutos de alfalfa (Medicago sativa). Fuente: Philmarin [CC BY-SA 3.0


(https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)]

Taxonomía

- Reino: Plantae

- División: Magnoliophyta

- Clase: Magnoliopsida

- Subclase: Rosidae

- Orden: Fabales

- Familia: Fabaceae

- Subfamilia: Faboideae
- Tribu: Trifolieae

- Género: Medicago

- Especie: Medicago sativa L., 1753

Subespecies

- Medicago sativa subsp. ambigua (Trautv.) Tutin

- Medicago sativa subsp. microcarpa Urban

- M. sativa subsp. sativa L.

- M. sativa subsp. varia (J. Martyn) Arcang.

Etimología

- Medicago: el nombre genérico es un vocablo latino que proviene de los


términos griego «μηδική» pronunciado «médiké» y «πόα» pronunciado «póa».
«mediké» significa «médica» en alusión a los Medos, antiguo pueblo persa, y
«póa» significa «hierba», lo que se traduce como «hierba persa». Estas
expresiones se latinizaron como «medicago».

- sativa: el adjetivo especifico deriva del latín «sativus, -a, -um» que se
traduce en «sativo», es decir, lo que se siembra, planta o cultiva.

Detalles de las flores de alfalfa. Fuente: Stefan.lefnaer [CC BY-SA 4.0


(https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)]

Hábitat y distribución

La especie Medicago sativa se cultiva ampliamente alrededor del mundo, de


forma silvestre se localiza junto a caminos o bordes de carretera. De igual
forma, se ha naturalizado en sabanas y pastizales sobre terrenos secos en
ambientes de clima frio o templado.

De manera comercial se cultiva en una amplia variedad de suelos y climas a


niveles altitudinales entre los 700 y 2.800 msnm. Crece sobre suelos francos,
profundos y bien drenados, de salinidad moderada o alcalinos, ya que pH
inferior a 5,00 limita drásticamente su desarrollo.

Se desarrolla en ambientes con temperatura promedio entre 15-25 ºC durante


el día, y temperaturas nocturnas de 10-20 ºC. Es resistente a la sequía,
gracias a su amplio sistema radicular que extrae el agua de las capas más
profundas.

No obstante, es susceptible al encharcamiento que ocasiona la pudrición de las


raíces y altera la simbiosis con el Rhizobium meliloti específico. De hecho, su
actividad simbiótica esta restringida igualmente con el pH del suelo, valores
inferiores de 5-6 demandan la aplicación de enmiendas agrícolas.

Cultivado mundialmente, en la cuenca del Mediterráneo es común la


subespecie Medicago sativa subsp. sativa y al norte de Eurasia Medicago sativa
subsp. falcata. En la península Ibérica su cultivo se realiza en grandes
extensiones del valle del Ebro al noreste y el de Duero al noroeste.

Hojas de alfalfa. Fuente: Photo by David J. Stang [CC BY-SA 4.0


(https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)]

Reproducción

Siembra

La reproducción comercial de la alfalfa se realiza por medio de semillas, es un


cultivo de rápida germinación e implantación. En caso de contar con riego, se
establece como cultivo monófito, en condiciones de secano se acostumbra
asociar con otra gramínea como avena, cebada o pastos de corte.

Para una hectárea de siembra se precisan 20-25 kg de semilla. Durante el


establecimiento se requiere que el terreno este labrado y segado, con el objeto
de evitar la aparición de malezas durante la fase de crecimiento.

Por lo general, la siembra se establece durante el otoño, en regiones de


inviernos fuertes, la siembra se puede realizar durante la primavera. La vida
productiva de esta especie varía de 6-8 años, dependiendo de las condiciones
ambientales, variedad de la especie, sanidad del cultivo y manejo agronómico.

Manejo

La siembra se realiza entre marzo y mayo, con el objeto de que la planta


desarrolle por lo menos tres hojas trifoliadas antes de las primeras heladas. La
temperatura fresca y humedad del suelo durante el otoño, favorece la
nodulación del naciente sistema radicular, garantizando el aporte de nitrógeno
durante la primavera.

Se requiere un suelo labrado que proporcione una cama de siembra estable y


con buena disposición de humedad. La siembra se realiza al voleo, pero si las
condiciones del terreno lo permiten, se pueden trazar líneas de siembra para
facilitar el manejo agronómico. En caso de cultivo asociado, se recomienda
alternar una línea de gramínea por dos líneas de alfalfa.

Las condiciones del suelo son indispensables para el buen desarrollo de la


alfalfa, ya que es tolerante a la sequía, pero susceptible al encharcamiento del
terreno. La anegación del terreno tiende a reducir la disponibilidad de oxigeno
en las raíces, lo que ocasiona un rápido deterioro y subsecuente muerte de la
planta.

El sistema radicular, vigoroso y extenso, requiere suelos profundos y bien


drenados, los niveles freáticos superficiales dificultan su efectivo desarrollo. A
pesar de que se desarrolla sobre suelos franco-arenosos, prospera bien sobre
suelos finos y húmedos, aunque con menor intensidad.

Sinorhizobium meliloti en raíces de alfalfa. Fuente: Ninjatacoshell [CC BY-SA


3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)]

Nutrición

La alfalfa es una planta forrajera que suministra excelentes niveles de


proteínas, minerales y vitaminas de calidad. Su alto valor energético esta
relacionado con el valor nitrogenado como suplemente alimenticio o forraje.
De la gran variedad de componentes presentes destacan los alcaloides betaína
y estaquidrina, fibras no solubles y pectina, proteínas, saponinas y taninos. Los
aminoácidos arginina, asparagina y triptófano, así como los minerales
aluminio, boro, calcio, cromo, cobalto, fósforo, hierro, magnesio, manganeso,
potasio, selenio, silicio, sodio y zinc.

Del mismo modo, los ácidos cafeico, cítrico, fumárico, málico, medicagénico,
sináptico, succínico y oxálico, y los fitosteroles β-sitosterol, campesterol y
estigmasterol. Aparte de pigmentos como clorofila y xantofila, folatos, inositol,
niacina, riboflavina, tiamina, vitamina A, C, E, K y D en trazas, que influyen de
la nutrición animal.

Ilustración de la planta de alfalfa. Fuente: Amédée Masclef [Public domain]

Valor nutricional por cada 100 g

- Energía: 20-25 kcal

- Carbohidratos: 2,0-2,5 g

- Fibra alimentaria: 1,8-2,0 g

- Grasas: 0,5-0,8 g

- Proteínas: 4 g

- Tiamina (vitamina B1): 0,076 mg

- Riboflavina (vitamina B2): 0,126 mg

- Niacina (vitamina B3): 0,481 mg

- Ácido pantoténico (vitamina B5): 0,563 mg

- Piridoxina (vitamina B6): 0,034 mg

- Vitamina C: 8,2 mg

- Vitamina K: 30,5 μg

- Calcio: 32 mg
- Fósforo: 70 mg

- Hierro: 0,96 mg

- Magnesio: 27 mg

- Manganeso: 0,188 mg

- Potasio: 79 mg

- Sodio: 6 mg

- Zinc: 0,92 mg

Propiedades

La alfalfa se cultiva como forraje, por lo que se considera un suplemento


alimenticio de alto valor nutricional para el ganado bovino y equino. Su
consumo en alimentación humana es ocasional, sin embargo, es un producto
rico en minerales, vitaminas, proteínas y fibras que proporcionan grandes
beneficios para la salud.

El análisis fotoquímico ha permitido determinar la presencia de vitaminas


esenciales del grupo A, D, E y K, incluyendo toda la familia del grupo B. De
hecho, cada vitamina aporta un beneficio particular, de allí su importancia para
la salud en general.

La vitamina A favorece la formación de células epiteliales, la protección de la


piel y la fortaleza del sistema óseo. La vitamina D regula el calcio en los
huesos, protegiendo contra el raquitismo. La vitamina E tienen principios
antioxidantes, siendo un elemento primordial para la producción de
hemoglobina.

Brotes de alfalfa. Fuente: pixabay.com

Medicinal

En herbología, las hojas, semillas y brotes de esta especie son utilizados por
sus propiedades medicinales y terapéuticas. En efecto, la alfalfa se utiliza
comúnmente por su cualidad alcalinizante, antiartrítica, antibacteriana,
anticolestémica, antiespasmódica, antidiabética, antihemorrágica, antipiréticas,
antirreumática, aperitiva y antiviral.

Su consumo está indicado para el tratamiento de enfermedades renales,


infecciones de la vejiga, inflamación de la próstata o para incrementar la
diuresis. De la misma forma, se consume para regular los niveles de colesterol
y diabetes, controlar el asma, molestias estomacales y molestias reumáticas
como artritis y osteoartritis.

Por lo regular, los brotes se consumen frescos como fuente de vitaminas A, C,


E y K, así como los elementos minerales calcio, fósforo, hierro y potasio.
Además, se le atribuyen propiedades antianémicas, antiinflamatorias,
diuréticas, digestivas, galactógenas, emenagogas, hemostáticas,
hipolipemiantes, vitamínicas, reconstituyentes y remineralizantes.

Esta planta actúa como un potente diurético, lo que aunado a su efecto


antiinflamatorio lo convierte en un recurso efectivo para tratar afecciones
urinarias. En este caso es recomendado para aliviar cistitis o trastornos de la
vejiga, nefritis o inflamación del riñón, prostatitis o inflamación del conducto
prostático y prevenir la presencia de cálculos renales.

De manera similar, actúa como un poderoso depurativo y desintoxicante. En


efecto, su alto contenido de cumarina ha demostrado su efecto en la
reestructuración de la piel, siendo ideal para prevenir acné, eccemas,
dermatitis y psoriasis.

Forraje

Como suplemento de alimentación animal, es una leguminosa que se distingue


por su alto valor nutritivo y elevada capacidad productiva. Su alto contenido de
nitrógeno, debido a la capacidad de simbiosis con el Rhizobium del suelo,
resulta en una especie muy apetecida por el ganado.

El cultivo de alfalfa permite incrementar la carga animal, mejorar la ganancia


en peso del animal y el rendimiento de producción de leche. Además,
constituye una fuente segura de alta calidad forrajera, cosechada y
almacenada como reserva forrajera mantiene su calidad nutritiva.

Referencias

Alfalfa (2019) Web Consultas Healthcare, S.A. Recuperado en:


webconsultas.com

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