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SENSIBILIZACIÓN E INTERVENCIÓN

ANTE LA VIOLENCIA DE GÉNERO DESDE


EL ÁMBITO DE LA SALUD

Unidad didáctica 8

El papel del personal sanitario en casos de


violencia de género contra menores
SENSIBILIZACIÓN E INTERVENCIÓN ANTE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
DESDE EL ÁMBITO DE LA SALUD

(80 horas)

Unidad didáctica 8

El papel del personal sanitario en casos de violencia de género contra


menores
Tabla de contenidos

1. Introducción .......................................................................................... 1

2. Objetivos ................................................................................................ 2

3. Marco normativo: Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de


protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia . 3

4. Consecuencias de la violencia de género en menores ....................... 7

5. Actuación con menores víctimas de violencia de género: el papel


del personal sanitario en la prevención, detección e intervención ........ 13
Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

UNIDAD DIDÁCTICA 8. EL PAPEL DEL PERSONAL SANITARIO EN CASOS DE


VIOLENCIA DE GÉNERO CONTRA MENORES.

1. Introducción

La violencia de género, como hemos ido viendo en las unidades anteriores, no


afecta solamente a las mujeres que la sufren directamente, sino, también a su
entorno. Los hijos e hijas son especialmente vulnerables a ella y pueden sufrirla
de manera indirecta, a través del maltrato ocasionado a sus madres y del clima
de terror que se genera en sus hogares; pero, también, de manera directa,
cuando son ellas y ellos los directamente agredidas/os por sus progenitores.

Dadas las terribles consecuencias físicas y psicológicas que ocasiona la violencia


de género en una edad en la que se conforman la personalidad y el desarrollo,
como profesionales del ámbito de la salud tenemos que estar especialmente
alerta ante este tipo de casos.

La recientemente aprobada Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección


integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia es una poderosa
herramienta legislativa que conviene conocer a fondo para garantizar la
protección de nuestros niños y niñas en casos de violencia de género.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

2. Objetivos

• Objetivo general

- Dar respuesta a las necesidades formativas específicas en materia de


violencia de género de las y los profesionales del ámbito de la salud,
focalizándonos específicamente en los y las menores que sufren esta
lacra.

• Objetivos específicos

- Capacitar al personal del ámbito de la salud que interviene en cualquier


fase del proceso en que se encuentre inmerso un o una menor víctima
de violencia de género, a fin de mejorar su atención.

- Comprender que la violencia de género tiene consecuencias


especialmente terribles en la infancia y la adolescencia, dado que se
trata del momento de la vida en el que forjamos nuestra personalidad
y nuestro desarrollo.

- Aprender herramientas claves para la actuación sanitaria ante la


violencia contra los y las menores, en las fases de prevención,
detección e intervención.

- Señalar la relevancia de la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de


protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia
como herramienta para garantizar la protección de este sector de la
población tan vulnerable.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

3. Marco normativo: Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección


integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia

Para reflexionar...

• ¿Por qué consideras que es necesario aprobar una ley específica para defender
a la infancia y la adolescencia frente a la violencia?

• ¿Qué medidas concretas crees que podría recoger esta normativa?

Si, ya de por sí, cualquier tipo de violencia de género deja una profunda huella
física y psicológica en las mujeres que la sufren, cuando sus consecuencias las
sufren menores de edad, su vulnerabilidad es todavía mayor. De ahí, la
importancia que ha revestido la reciente aprobación de la Ley Orgánica 8/2021,
de 21 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la
violencia. Esta ley, también denominada “Ley Rhodes”, completa la
incorporación al Derecho español de la Directiva 2011/93/UE, relativa a la lucha
contra los abusos sexuales y la explotación sexual de los menores y la
pornografía infantil.

El concepto clave del texto es su integralidad, ya que considera a las niñas y


niños desde todos los ámbitos que afectan a su bienestar: familiar, social,
educativo, emocional… La ley no se limita a sancionar la violencia, sino que

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

prevé medidas de sensibilización, formación, prevención, detección y


reparación de dicha violencia. En ese sentido, intenta promover a nivel global
el buen trato hacia la infancia y la adolescencia, prohibiendo y previniendo
cualquier tipo de violencia y considerando que conviene luchar contra sus
causas estructurales, fomentando la autonomía de la infancia y la
especialización de quienes trabajan con este colectivo. Además, esta ley presta
atención a grupos especialmente vulnerables, como los y las menores
migrantes, LGTBI o con diversidad funcional.

Define la violencia como toda acción, omisión o trato negligente que priva a
las personas menores de edad de sus derechos y bienestar, que amenaza o
interfiere su ordenado desarrollo físico, psíquico o social, con independencia de
su forma y medio de comisión, incluida la realizada a través de las tecnologías
de la información y la comunicación, especialmente la violencia digital. En
cualquier caso, se entenderá por violencia el maltrato físico, psicológico o
emocional, los castigos físicos, humillantes o denigrantes, el descuido o trato
negligente, las amenazas, injurias y calumnias, la explotación, incluyendo la
violencia sexual, la corrupción, la pornografía infantil, la prostitución, el acoso
escolar, el acoso sexual, el ciberacoso, la violencia de género, la mutilación genital,
la trata de seres humanos con cualquier fin, el matrimonio forzado, el matrimonio
infantil, el acceso no solicitado a pornografía, la extorsión sexual, la difusión
pública de datos privados, así como la presencia de cualquier comportamiento
violento en su ámbito familiar.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

La ley será de aplicación a los menores de edad que se encuentren en territorio


español, con independencia de su nacionalidad y de su situación administrativa
de residencia, y a los menores de nacionalidad española en el exterior. Como
vemos, protege, también, jurídicamente a las menores extranjeras no
acompañadas, un colectivo especialmente vulnerable que, además, ha sido
fuertemente criminalizado en los últimos años con el apelativo de MENAS.

El título I de la norma recoge los derechos de los niños, niñas y adolescentes


frente a la violencia, entre los que se encuentran su derecho a la información
y asesoramiento, a ser escuchados/as, a la atención integral, a intervenir en el
procedimiento judicial o a la asistencia jurídica gratuita. En relación con
el derecho de las víctimas a ser escuchadas, el texto dispone que se tomarán las
medidas pertinentes para impedir que planteamientos teóricos o criterios sin
aval científico que presuman interferencia o manipulación adulta, como el
llamado síndrome de alienación parental, puedan ser tomados en
consideración.

Esta Ley también regula el deber de comunicación de las situaciones de


violencia. Se establece un deber genérico de toda la ciudadanía de comunicar
de forma inmediata a la autoridad la existencia de indicios de violencia
sobre niñas o adolescentes. Junto a él, un deber de comunicación cualificado
para quienes por su cargo, profesión o actividad tienen encomendada la
asistencia de menores de edad: personal cualificado de los centros sanitarios,
escolares, de deporte y ocio, de protección a la infancia y de responsabilidad

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

penal de menores, de acogida, de asilo y atención humanitaria y


establecimientos en los que residan habitualmente niñas o adolescentes.

Se prevé la dotación por parte de las Administraciones Públicas de los medios


necesarios para que los propios niños, niñas y adolescentes víctimas de
violencia o que hayan presenciado una situación de violencia,
puedan comunicarlo de forma segura y fácil, para lo que se reconoce
legalmente la importancia de los medios electrónicos de comunicación, tales
como líneas telefónicas de ayuda gratuitas.

Lectura

Coteño Muñoz, A. (2021). ¿Qué cambios introduce la nueva Ley


Orgánica de protección integral a la infancia y a la adolescencia frente
a la violencia? Fuente: Hay Derecho.

Recurso

Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la


infancia y la adolescencia frente a la violencia. Fuente: BOE

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

4. Consecuencias de la violencia de género en menores

Para reflexionar...

• ¿Sabes qué significa el término de “violencia vicaria”?

• ¿Qué consecuencias físicas y psicológicas crees que puede provocar la exposición


prolongada a la violencia de género durante la infancia y la adolescencia?

Un o una menor puede exponerse a la violencia de género cometida contra


sus madres de modos muy diversos: estando presente de manera directa
cuando se produce el hecho violento; residiendo en el mismo hogar y por
tanto escuchando y deduciendo lo que ocurre, desde la más tierna infancia e,
incluso, con una agresión directa hacia su persona. En estos casos, se habla
de violencia vicaria: aquella violencia instrumental dirigida sobre los hijos e
hijas de las víctimas con la finalidad de hacerles daño a estas últimas.

Lectura

Tajahuerce Ángel, I. y Suárez Ojeda, M. Así es la violencia vicaria, la


expresión más cruel de la violencia de género. Fuente: Universidad
Complutense de Madrid.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

Las consecuencias psicológicas de vivir en un entorno violento, sobre las que


ahondaremos a continuación, son también enormemente relevantes, y van
desde la ansiedad y la depresión hasta las conductas antisociales y/o violentas
(en este sentido, hay quienes hablan de “aprendizaje vicario” o “aprendizaje
por imitación” para referirse al aprendizaje de ciertos comportamientos a
través de la observación de modelos).

Las secuelas que la violencia de género origina en la infancia y la adolescencia


pueden prolongarse a corto, medio y largo plazo, afectando en ocasiones
al funcionamiento en la vida adulta en forma de problemas emocionales y
conductuales. Ya desde la propia etapa prenatal, se ha demostrado que la
violencia de género afecta de forma directa al feto, en forma de partos
prematuros y, en los casos más graves, incluso mortalidad perinatal.

Un gran número de menores expuestos/as a la violencia de género en sus


hogares sufren en silencio esta lacra y son auténticas víctimas invisibles que
no llegan a recibir la necesaria asistencia psicológica. Por ello, es tan esencial
que, como profesionales, aprendamos a detectar estos casos, con el fin de
intentar frenarlos antes de que sigan produciendo daños irreparables; pues,
los efectos de la violencia de género se detectan incluso en niños y niñas que
no han presenciado malos tratos directamente, pero que vienen de un
ambiente violento que puede acabar llevándoles a interiorizar modelos,
también, violentos en sus modos de relación. En los peores casos, pueden
acabar reproduciendo los mismos patrones de conducta que sus progenitores

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

empleadores de la violencia, dándose estas conductas de forma más grave y


frecuente en caso de varones. De ahí, la importancia de que los y las
profesionales de la pediatría exploren minuciosamente a los/las menores con
la finalidad de poder detectar posibles casos de violencia en el seno de la
familia, que convertirán a estos y estas menores en auténticas víctimas
directas de la misma.

Consecuencias de la exposición a la violencia de género según la edad.


Fuente: Cruz Roja

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

Consecuencias concretas de la violencia de género en la infancia y la


adolescencia

Como hemos comentado, la exposición a la violencia de género en menores


genera todo un conjunto de gravísimas consecuencias que van desde el ámbito
físico, hasta el psicológico, pasando también por el educativo y el social:

• Riesgo de alteración del desarrollo integral: retraso del crecimiento,


disminución de las habilidades motoras, retardo en el lenguaje, síntomas
regresivos.
• Sentimientos de amenaza.
• Dificultades para el aprendizaje.
• Dificultades para una correcta socialización.
• Actitudes y comportamientos violentos hacia sus compañeros/as.
• Enfermedades psicosomáticas y psicológicas.
• Violencia trasgeneracional (cuando la ejercen en su vida adulta contra
otras personas, normalmente de varones hacia mujeres).
• Muerte por homicidio o por interponerse entre el agresor y su madre para
intentar frenar la violencia.
• Daños y lesiones.
• Alteraciones del sueño y de la alimentación
• Mayor frecuencia de enfermedades psicosomáticas
• Ansiedad, depresión, baja autoestima.
• Trastorno de estrés postraumático.

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• Déficit de atención y concentración, hiperactividad.


• Problemas de conducta social: adopción de comportamientos de sumisión
o violencia con sus compañeros y compañeras.
• Comportamientos de riesgo.
• Adicciones, sobre todo durante la adolescencia.
• Asunción de roles de protección de hermanos y hermanas o de su madre,
que no se corresponden con las responsabilidades propias de la edad que
poseen.
• Mayor tolerancia al maltrato en las mujeres: embarazos para sentir que
alguien las quiere, embarazos no deseados, establecimiento de relaciones
de pareja en las que sufren maltrato.
• Miedos no específicos, “presentimientos” de que algo malo va a ocurrir.
• Alteraciones del sueño.
• Sensación de desprotección y vivencia del mundo como algo amenazante.
• Sentimientos de culpa.
• Dificultad para la expresión y el manejo de las emociones.

En definitiva, conviene tener claro que está suficientemente probado que en


estas situaciones el desarrollo personal y profesional de los y las menores se ve
claramente afectado: la violencia de género condiciona su bienestar, puede
causar serios problemas de salud, convertirles en un instrumento para ejercer
dominio y violencia sobre sus madres y favorecer la trasmisión intrageneracional

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

de las conductas violentas sobre la mujer por partes de sus parejas o exparejas.
La exposición de los y las menores a esta forma de violencia en sus familias
(entorno, que precisamente debería ofrecerles protección y seguridad) les
convierte, también, en víctimas directas de la misma. Queda, por tanto, claro
que el papel de todos/as los y las profesionales que intervienen en los procesos
de detección y atención en casos de violencia contra menores va a ser
fundamental para evitar que continúen siendo las víctimas directas e invisibles
de la violencia de género.

Lectura

Este artículo te permitirá ahondar en las terribles consecuencias de la violencia


de género en la infancia y la adolescencia.

Asensi Pérez, L.F. (20007). Violencia de género: consecuencias en los


hijos. Fuente: Psicología científica.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

5. Actuación con menores víctimas de violencia de género: el papel del


personal sanitario en la prevención, detección e intervención

Para reflexionar...

• Como profesional sanitario, ¿serías capaz de detectar ciertos indicios que te


indiquen que un o una menor está sufriendo malos tratos físicos?

• ¿Qué otros elementos, más sutiles, te permitirían detectar que vive en un hogar
en el que se ejerce violencia de género contra su madre?

En ciertas Comunidades Autónomas se han ido desarrollando diferentes


protocolos de intervención sanitaria en casos de exposición a violencia de
género en la infancia y la adolescencia, para proteger de manera explícita a
estos colectivos tan vulnerables. Podemos mencionar como ejemplo los
siguientes:
• Protocolo de intervención sanitaria en casos de maltrato infantil de la
Junta de Andalucía y, aunque no referido al caso concreto de la salud,
también conviene destacar en esta Comunidad Autónoma su Protocolo
para la derivación al programa de evaluación, diagnóstico y tratamiento
a menores víctimas de violencia sexual
• Maltrato infantil. Guía de actuación para los servicios sanitarios de
Asturias

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

• Guía de intervención con menores víctimas de violencia de género del


Gobierno de Canarias (aunque en este caso no dirigida específicamente
al sector sanitario)
• Protocolo de actuación ante posibles situaciones de maltrato infantil en
el ámbito intrafamiliar de Castilla y León (tampoco se dirige
concretamente a dicho personal)
• Protocolo de actuación ante el maltrato en el ámbito de la infancia y la
adolescencia en el ámbito de la salud, en Cataluña. Esta comunidad
también cuenta con un Protocolo marco de actuaciones contra el
maltrato a niños y niñas y adolescentes de la Generalitat de Catalunya,
de contenido más genérico
• Maltrato infantil. Protocolos de actuación, de la Región de Murcia (ofrece
un marco integrador y sistémico a los y las profesionales de los diferentes
colectivos que trabajan en contacto habitual con la infancia).

Dado que no resulta posible analizar cada caso por separado a lo largo del
curso, en este apartado se ofrecerán algunas pautas básicas comunes a este
tipo de documentos que marcan las claves en la actuación con menores
víctimas de violencia de género desde el ámbito sanitario:

Conviene partir de un elemento básico: la consideración de las personas


menores como sujetos de derechos y la actuación e implicación profesional

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

ante situaciones de riesgo o sospecha de maltrato contribuye a la


consolidación de una cultura general del buen trato a la infancia. En los casos
en los que la familia, que debería ser la institución de protección por excelencia
en los primeros años de vida, falla y es, al contrario, fuente de violencia, una
intervención centrada en el buen trato desde otros entornos relacionales
del niño, niña o adolescente (ámbito escolar, de salud, justicia o de
atención social) puede llegar a reparar los daños sufridos y devolver a estos
colectivos su capacidad de resiliencia y su confianza en el mundo.

Más específicamente, desde el ámbito sanitario es crucial realizar la detección


precoz, identificación y notificación de situaciones de sospecha o certeza de
malos tratos a la infancia y a la adolescencia, previniendo o evitando las
secuelas a corto y largo plazo que ocasiona este grave problema. La
intervención en casos de menores víctimas de malos tratos precisa además de
una continuidad asistencial.

Cuando existe sospecha de maltrato, o este es evidente, la atención correcta y


la protección de los y las menores debe gozar de máxima prioridad y se debe
asegurar que prevalezca siempre el interés superior de dicho colectivo sobre
cualquier otro interés legítimo, informando a los organismos competentes de
la Administración en materia de protección de menores, la Autoridad Judicial o
el Ministerio Fiscal. El conocimiento de este tipo de situaciones debe ir
acompañado de una evaluación de los/las menores y de una derivación y
atención por equipos especializados que garanticen una intervención

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

adecuada. Igualmente, se prestará especial atención a mujeres embarazadas


víctimas de violencia de género ante posibles repercusiones en el feto y riesgo
de maltrato prenatal.

Recurso

VV.AA. (2014). Protocolo de intervención sanitaria en casos de


maltrato infantil de la Junta de Andalucía. Fuente: Junta de Andalucía.

Prevención

Cualquier actividad asistencial de salud representa una oportunidad única para


realizar actividades de prevención de maltrato infantil. Así, como profesionales
podemos fomentar la educación afectiva y el buen trato, las competencias en
parentalidad positiva y habilidades parentales o el reconocimiento de los
factores de riesgo y el diseño de programas específicos para el seguimiento de
menores en situación de riesgo. Pueden distinguirse hasta tres tipos de
estrategias dependiendo del nivel de prevención que impliquen:

1. Estrategia de prevención primaria


Está dirigida a la población general con el objetivo de evitar la presencia
de factores de riesgo y potenciar los factores protectores. Aquí, los y las
profesionales sanitarias colaboran con otros agentes sociales, con el fin de
fomentar la cultura del buen trato, promocionar los derechos de la

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

infancia, sensibilizar y formar en la detección y prevención del maltrato


infantil a través de la creación de redes de profesionales, intervenir en
foros comunitarios de educación para la salud incrementando las
habilidades de madres y padres en el cuidado de los hijos e hijas…

También, entrarían dentro de las estrategias de prevención primaria los


planes de promoción del apego y la parentalidad positiva, la prevención
de embarazos no deseados a través de la educación sexual dirigida
fundamentalmente a la población adolescente, los recursos de
planificación familiar…

2. Estrategia de prevención secundaria


En este caso, se trataría de estrategias dirigidas a la población de riesgo
con el objetivo de reducir daños y atenuar o revertir los factores de riesgo
presentes, potenciando los factores protectores. Aquí se incluirían, entre
otras acciones, los seguimientos con visitas domiciliarias realizadas por
equipos de atención primaria a familias en situación de riesgo (madres
con bajo nivel socioeconómico, familias monoparentales, madres
adolescentes...) desde la etapa prenatal hasta los 2 años de vida del niño
o niña, la provisión de recursos a los miembros de familia en situaciones
de riesgo, para educar en la resolución y manejo de conflictos…Tampoco
hay que olvidar el aspecto psicológico, ofreciendo recursos de salud

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

mental para diagnóstico, tratamiento, seguimiento y recuperación a


padres y madres y/o cuidadores con trastornos mentales.

Así mismo, como profesionales de la salud resulta fundamental observar


ciertos factores de riego y protectores desde el momento en que los y las
menores entran en contacto con el servicio público de salud, desde la
apertura de la historia clínica y actualizando la información en visitas
sucesivas. Ofrecer recursos de prevención y deshabituación a drogas y
alcohol u otras sustancias, a padres y madres con hijos e hijas menores,
con adicciones o riesgo de padecerlas, así como recursos comunitarios de
ayuda psicológica a adultos, laboral o económica también pueden ser
acciones relevantes para frenar los casos de violencia de género en la
infancia y adolescencia.

3. Estrategia de prevención terciaria


La prevención terciaria está dirigida a menores que ya han sido víctimas
de maltrato o abuso sexual, con el objetivo de reducir secuelas y evitar
proceso de revictimización. La intervención ante casos de maltrato infantil
debe gozar de máxima prioridad. Son fundamentales las medidas que
garantizan la coordinación de las actuaciones de las instituciones
competentes respecto a las víctimas de maltrato infantil en las siguientes
áreas básicas de intervención social: Detección, Notificación, Evaluación,

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

Intervención y tratamiento, Seguimiento y Recuperación. Todas las


actuaciones deben mitigar los procesos de victimización secundaria,
inspirándose en el principio de mínima intervención, evitando actuaciones
repetitivas, y con criterios de celeridad, especialización, coordinación e
interdisciplinariedad. En este sentido, la labor coordinada de personal
sanitario, judicial, social y educativo es esencial.

Lectura

Save the Children (2020). Revictimización: ¿qué es y qué sucede en el


caso de los abusos a menores? Fuente: Save the Children.

Detección

En los casos en los que las acciones de prevención no han sido exitosas y los y
las menores se convierten en víctimas de la violencia de género ejercida contra
sus madres, como profesionales de la salud debemos ser capaces de reconocer
o identificar la existencia de una posible situación de maltrato infantil, pues esta
es la primera condición para poder intervenir en estos casos y posibilitar la
ayuda a la familia y al o la menor.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

La detección debe ser lo más precoz posible y tiene que incluir aquellas
situaciones donde existe maltrato, la simple sospecha de maltrato y, también,
aquellas situaciones de riesgo en las que pueda llegar a producirse. La
detección de un caso de maltrato infantil debe implicar la valoración de los/las
demás menores que conviven en el medio, ya que también están en riesgo de
padecerlo.

Hay toda una serie de indicadores de sospecha de maltrato en la infancia,


signos y síntomas que presentan los y las menores y ante los que debemos
estar especialmente alerta:

• Verbalización del o la menor o de otra persona.


• Lesiones o daño orgánico o emocional detectados en la entrevista y
exploración de la persona menor de edad.
• Indicadores conductuales.
• Indicadores en el comportamiento de los familiares, cuidadores/as o
responsables legales del menor.

Cuando un o una profesional de salud identifica en un menor la presencia de


indicadores de sospecha de maltrato debe:

• Realizar una anamnesis o entrevista en el contexto de la exploración


general con preguntas abiertas para intentar identificar o definir cuál es
el problema o concretar el mecanismo de producción de lesiones o
contextualizar el origen de los indicadores detectados. A veces, puede ser

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

necesario realizar una entrevista más exhaustiva tanto a los familiares


como al niño o niña.
• Evitar juicios de valor, desaprobación o censuras y, por el contrario,
manifestarles apoyo y protección a los niños, niñas o adolescentes.
• Realizar una escucha activa, anotando literalmente los comentarios de las
personas menores.
• Transmitirles el interés por lo que les pasa, asegurarles que el objetivo de
las intervenciones que se van a llevar a cabo es intentar reconducir la
situación en la que viven e informarles de los procedimientos que se van
a llevar a cabo, asegurándoles que no se hará nada en contra de su
voluntad.

Por tanto, es imprescindible, como profesionales de la salud, conocer bien los


indicadores de sospecha antes apuntados y, además, tener una actitud de
búsqueda activa (tanto en el/la menor, como en las personas que
acompañantes), que nos permita detectar que pueden estar viendo víctimas de
malos tratos.

Lectura

GeoSalud (2018). Signos y síntomas de maltrato infantil. Fuente:


GeoSalud.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

Intervención

Una vez detectados uno o varios de los síntomas de malos tratos en menores,
la exploración física debe hacerse lo antes posible, siempre antes de 48-72
horas después de haber ocurrido el posible episodio de maltrato o de haber
sido verbalizado, para evitar que desaparezcan muestras biológicas (semen,
pelos, sangre, etc.) o que cicatricen las posibles lesiones. Se deben, en este
sentido, tomar imágenes de las lesiones y hacer las gestiones pertinentes para
garantizar la protección, alejando a niños y niñas del foco de violencia, incluso
facilitando un ingreso hospitalario de forma cautelar.

La actuación inicial de los y las profesionales de salud vendrá determinada por


el riesgo vital y la gravedad de las lesiones (físicas o psicológicas), así como
por el grado de protección del/la menor. Se considera riesgo vital cuando existe
riesgo de muerte, pudo haberlo existido o podría existir, si se repitiera o
continuara produciéndose la situación de maltrato; cuando existe grave
impacto para la salud de la persona menor por la presencia de lesiones o
enfermedades que requieren tratamiento hospitalario o que pueden dejar
secuelas y, también, cuando existe trastorno psíquico grave y/o riesgo de
suicidio.

Los criterios para determinar la urgencia de la intervención son la gravedad


inicial del incidente (en función del tipo de maltrato, de la gravedad de la lesión
o del impacto para la salud y de la vulnerabilidad del menor) y la probabilidad

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

de que vuelva a repetirse (accesibilidad del maltratador, historia de cronicidad,


características del funcionamiento familiar…).

Se procederá al ingreso hospitalario cuando se cumplan algunos de los


siguientes criterios:

• Cuando se pone de manifiesto la necesidad de protección de la víctima


mientras se determina la medida más adecuada al interés del niño o niña.
• Cuando existe gran afectación psicológica.
• Cuando hay necesidad de establecer o confirmar el diagnóstico de
maltrato.

Según la gravedad del caso y que se valore la existencia de riesgo vital o riesgo
de desprotección para el/la menor, se actúa según un procedimiento de
actuación ordinario o un procedimiento de urgencia:

1. Procedimiento ordinario
Se inicia en los casos en los que hay indicadores de sospecha, pero no existe
riesgo vital ni desprotección. En el ámbito sanitario, estos casos pueden
detectarse en los diferentes niveles de atención, primaria u hospitalaria. Si
es necesario traslado al hospital para valoración por especialistas, se
contactará con el Pediatra de Guardia del centro hospitalario con el fin de
agilizar la atención y realización de pruebas complementarias pertinentes.
En todos los casos, se hace un seguimiento por parte del personal de salud

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

y una valoración del entorno, estudio social, entrevistas, etc., y después de


un estudio de campo y según se valore el diagnóstico diferencial y el
impacto para el estado de salud orgánico y psicológico, se plantean los
informes que pudieran ser oportunos. En este proceso es clave la
participación de la Unidad de Trabajo Social del centro sanitario a la hora
de entrevistar al menor y sus familias, recabar antecedentes
sociofamiliares…

2. Procedimiento de urgencia
Se inicia en los casos en los que existe riesgo vital, negación de asistencia
médica por parte de los responsables del o la menor, cuando se precisa
valoración urgente y/o cuando no está garantizada la protección de la
persona menor. Cuando el caso que requiere un procedimiento de urgencia
se detecta por parte de profesionales de Atención Primaria de Salud se
traslada al hospital de referencia y se comunica con Pediatría de urgencia,
favoreciendo una atención coordinada e inmediata. Si el caso se detecta en
un centro hospitalario, se comunicará a la unidad de Pediatría y se
procederá a la aplicación del protocolo intrahospitalario: exploración
coordinada y en condiciones adaptadas, notificación telefónica al juzgado
de Guardia a través del Parte al Juzgado de Guardia y exploración y toma
de muestras.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

Las actuaciones clínicas, psicológicas y sociales en casos de violencia de


género que impliquen a menores y en las que podemos estar implicados o
implicadas como profesionales sanitarios se centran en los siguientes puntos:

• Tratamiento de lesiones físicas o complicaciones derivadas de la


situación de maltrato.
• Tratamiento médico-quirúrgico de las lesiones, enfermedades o
trastornos derivados del maltrato.
• En casos de abusos sexuales, indicación de anticoncepción de urgencia
o interrupción voluntaria de embarazo.
• Asistencia psicológica especializada inmediata si la persona menor lo
requiere; imprescindible si se detecta violencia sexual.
• Alejamiento del foco de violencia (mediante ingreso hospitalario si es
necesario o alojamiento con otros familiares).

Notificar, es decir, transmitir o trasladar información sobre el supuesto caso de


riesgo, de sospecha o de maltrato infantil comprobado, es una condición
necesaria para posibilitar la intervención para mejorar las condiciones de las
personas menores y su familia y una obligación legal y ética del profesional.
La notificación ha de hacerse ante la sospecha de cualquier situación de
desprotección o maltrato, no es necesaria la certeza. Ha de informarse de los
indicadores de desprotección y/o de delito a las entidades competentes, desde
servicios sociales hasta instancias jurídicas.

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

Una vez realizada la primera atención y notificación de un caso de sospecha de


maltrato infantil y asegurados los mecanismos de protección, es necesario
realizar una valoración y seguimiento integral de la situación. En el informe
pertinente, se contemplará la valoración de las posibles causas de los
indicadores detectados, de las características del incidente, los factores de
vulnerabilidad infantil y las características de las personas cuidadoras, siendo,
todo ello, recogido en un informe técnico e incluido en la historia clínica del/la
menor y debiendo aportar el informe a las instituciones competentes. En este
caso, el personal facultativo y enfermería de intervención primaria que hayan
intervenido en la asistencia de la persona menor colaborarán con profesionales
de Trabajo Social de salud.

Todos los equipos profesionales deben colaborar de forma coordinada,


recogiendo la información más relevante sobre el caso, teniendo siempre
presente la posibilidad de que la persona progenitora acompañante sea, al
mismo tiempo, la persona agresora. También, se pueden realizar pruebas
complementarias, médico-legales o psicológicas, para confirmar o realizar
diagnóstico diferencial con otros procesos.

Se prestará especial atención para detectar otras formas de violencia entre


personas del entorno, especialmente en menores y mujeres que pueden estar
sufriendo violencia de género u otro tipo de violencia. Es fundamental
establecer un sistema o circuito por el que se conozca la evolución de los casos,

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

con el objetivo de mejorar las actuaciones que se consideren deficitarias o


incompletas.

Finalmente, los y las diferentes profesionales sanitarios/as pueden participar


individualmente desde su especialidad en la recuperación de un proyecto vital
satisfactorio para el o la menor. Desde medicina y enfermería se puede ayudar
a superar las carencias, enfermedades o lesiones que presenta, así como
informar a la familia y a la propia víctima menor sobre los cuidados básicos,
educación y estilos de vida más saludables. Desde la psicología pueden
ayudarle a convivir o a superar su experiencia traumática.

En suma, la labor de los y las profesionales de la salud en la recuperación de


menores víctimas de violencia de género debe centrarse en reorientarlos para
que encuentren la manera de aprender a crecer con su experiencia
traumática; a pesar de ella, pero a partir de ella. Se insistirá en las fortalezas,
las habilidades y la capacidad de crecimiento personal, valorando, estimulando
y potenciando los activos o recursos para su desarrollo actual y futuro.

Este proceso de recuperación debe iniciarse, en todo caso, una vez que el o la
menor se encuentre ya en un entorno de buenos tratos, que le permita
encontrar la esperanza de alcanzar una vida mejor y mantenerla, superar el
miedo, la humillación y la inseguridad. Es fundamental, en este sentido,
localizar y fomentar las potencialidades y recursos del niño o niña, fortalecer la

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Unidad 8. El papel del personal sanitario en casos
de violencia de género contra menores

confianza en sí mismo/a y su autoestima, para que tome conciencia de su


propio valor. La finalidad última es que sea capaz de construir una vida con
sentido, proyectos y metas, integrándose en la sociedad de acuerdo a su edad
y su periodo evolutivo.

La recuperación no se va a construir sola, sino gracias a los fuertes vínculos de


afectos que se han tejido a lo largo de toda la vida, y es el amor hacia el niño
o niña lo que va hacer que consiga recuperarse, rehacerse y crecer aprendiendo
en este arduo proceso. Desde el ámbito sanitario, el proceso de recuperación
requiere la colaboración del equipo de salud y la coordinación con referentes
de salud mental y profesionales de servicios sociales que permitan, a través de
programas específicos, ayudar a los y las menores a recuperar su proyecto vital.

Lectura

Agencias (2022). El área de pediatría del hospital de Linares,


reconocida por su labor con menores víctimas de violencia de género.
Fuente: La Vanguardia.

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