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Requerimientos de la piel

En el post de la semana pasada, estuvimos viendo de cerca la piel y cómo está


estructurada. Y, seguramente después de haberte sumergido en el tema, ahora
tengas más dudas que nunca. Es por eso que, en este post, quiero acompañarte a
entender nuestra piel y qué es lo que necesita para verse bonita y radiante.

Cuando hablamos de los requerimientos de la


piel, es importante destacar que la piel, como
órgano protector, es muy selectiva en cuanto a
las moléculas que deja traspasar desde el
exterior.
Es por esto que, para tener una piel bonita, es indispensable que comencemos a
trabajar desde el interior.

En este sentido, podríamos decir, que la piel no tiene la capacidad de hidratarse


desde el exterior, sino que se hidrata desde el interior, a través de la sangre que
lleva los nutrientes hasta la dermis.

La piel como barrera, no permite el paso del


agua ni de los cuerpos hidrófilos desde el
exterior.

Únicamente los cuerpos grasos muy pequeños, son capaces de penetrar en la piel
deslizándose a través del cemento intercelular de la epidermis.
¿Quieres hacer la prueba? Moja todo tu cuerpo en la regadera y observa si tu piel
es capaz de absorber el agua.

El resultado, el agua resbalará por tu piel como si se tratara de un tejido


impermeable y no absorberá el agua. Ya que la piel no permite el paso de dichas
sustancias.

Por tanto, un aspecto fundamental para tener


una piel bonita y saludable es la buena
alimentación.

Una alimentación variada, rica en color, con alimentos orgánicos que conservan
todas sus vitaminas y nutrientes, baja en azúcares y carbohidratos de mala calidad
y, sobre todo, beber mucha agua.

De hecho, existen teorías que defienden que, si no viviéramos en un mundo lleno


de contaminación y agresiones externas, una buena alimentación sería más que
suficiente para tener una piel radiante.

Pero la realidad es que vivimos en un mundo que


está totalmente contaminado,

con alimentos de mala calidad y con suelos de cultivo agotados en nutrientes por
lo que los alimentos que consumimos no contienen ni la mitad de los nutrientes
que se supone que deberían de tener.

Es por esto, que debemos recurrir a fuentes externas para poder cuidar nuestra
piel y mejorar la calidad del cemento intercelular para evitar que el agua de nuestra
piel se evapore con tanta rapidez y facilidad.
Como hemos dicho hace un momento, la piel no permite el paso de agua ni de
cuerpos hidrófilos. Así que cuando aplicamos cremas sobre nuestra piel, lo que
realmente la está hidratando son los aceites presentes en su formulación que, al
ser cuerpos grasos, son capaces de deslizarse a través del cemento intercelular.

Y si esto es cierto, ¿por qué aplicamos cremas y


no aplicamos únicamente aceites vegetales?

Pues la respuesta es muy sencilla, la cosmética se basa en los sentidos. En la cultura


oriental, es muy común la aplicación de aceites vegetales directamente sobre la
piel. Sin embargo, en occidente esta práctica no ha recibido tanta aceptación, por
lo que se utilizan las emulsiones como medio para aplicar los aceites sobre la piel
de una forma más “placentera” o “cómoda”.
Cuando aplicamos una crema, el agua presente en su formulación, eventualmente
se evapora, dejando sobre la piel una fina capa de aceites que serás los que
puedan penetrar en la piel y aportarle propiedades.

Entonces, ¿cómo podemos cuidar nuestra piel


en este mundo en el que vivimos?

La piel tiene tres necesidades básicas, que son las mismas para cualquier tipo de
piel y para cualquier raza. Independientemente que tengas piel oscura o clara,
grasa o seca, la piel necesita sí o sí, que cumplamos con estos tres requisitos
fundamentales:

1. Limpieza: la piel no solo es una barrera, también es un ecosistema que alberga


a millones de microorganismos comúnmente no dañinos para nuestra salud.
Sin embargo, un desequilibro en este delicado balance biológico entre la piel
y los microorganismos, especialmente si nuestras defensas se encuentran
mermadas, podría provocar que bacterias que comúnmente resultan inocuas
por encontrarse de forma limitada, consigan las condiciones adecuadas para
colonizar y reproducirse, volviéndose patógenas y generando alteraciones en
nuestra piel.

Por otro lado, nuestra piel también está constantemente expuesta a las
agresiones externas y la contaminación, seguro que alguna vez te has pasado
un algodón por el rostro al final del día y has podido observar como sale una
capa de suciedad, aunque no te hayas colocado ningún producto durante el
día.

Por último, tenemos el maquillaje, el cual independientemente de si es natural


o no, debe ser retirado a diario de nuestra piel, ya que, estos productos están
formulados para permanecer todo el día sobre la piel, cubriendo
imperfecciones y embelleciendo nuestras facciones.

Para esto se utilizan pigmentos, micas, óxidos de hierro, etc. Que, si bien no
dañan nuestra piel, no permiten que esta realice libremente sus funciones, aún
más si se trata de un producto lleno de ingredientes sintéticos.

Es por esto que la limpieza de la piel es crucial y debe de ser el primer hábito
de nuestras rutinas diarias y, cuando hablo de la limpieza de la piel, no me
refiero únicamente a la piel del rostro, sino a la piel de todo nuestro cuerpo,
centrándonos evidentemente en el rostro, las manos y el cabello, ya que, son
los que se encuentran comúnmente más expuestos a las agresiones externas.

2. Hidratación: nuestro cuerpo es un 60% agua y la piel necesita de una buena


dosis de ella diariamente. Cuando no consumimos suficiente agua durante el
día, nuestra piel comienza a deshidratarse y perder su estructura, elasticidad y
engrosamiento, tal como sucedería con una planta que no hemos regado
durante días.

Sin embargo, en el mundo en que vivimos no es suficiente tomar mucha agua


y llevar una buena alimentación para tener una piel radiante. Debido a los
factores externos que afectan a nuestra piel, es necesario frenar la evaporación
de agua de nuestra piel para que esta se mantenga hidratada por más tiempo.

Para frenar esta pérdida de agua utilizamos las cremas, emulsiones, ungüentos
y aceites vegetales, que funcionan a manera de apósito sobre la piel, dejando
una fina capa que ayudará a retrasar la pérdida de agua y, en el caso de los
cuerpos grasos pequeños, servirán como vehículo para que otras sustancias
puedan penetrar en nuestra piel y aportar nutrientes.
Por otro lado, estos productos además de limitar la pérdida de agua, ayudarán
a suavizar la piel y la protegerán del exterior.

3. Exfoliación: como conversamos en el post sobre la estructura de la piel, esta se


regenera totalmente cada 26 días. Sin embargo, hay momentos en los que es
importante ayudar a esta regeneración celular removiendo de forma
intencional las células muertas para estimular la regeneración celular y para que
las células mas jóvenes y ricas en agua salgan a la superficie.

Este es un proceso que podemos hacer con bastante frecuencia, aunque es


importante no exagerar, ya que, una exfoliación excesiva puede derivar en un
engrosamiento del estrato córneo como ocurre en las zonas del cuerpo que
están en continuo roce como los codos, rodillas y talones.

Las pieles maduras, tienen un estrato córneo más grueso, por lo que pueden
exfoliar la piel con mayor regularidad que las pieles más jóvenes. Sin embargo,
las personas con pieles delicadas o acné deben evitar las exfoliaciones
recurrentes y en caso de realizarlas, éstas deben de ser muy suaves.

Y yo he querido agregar a esta lista un punto adicional muy importante en esta era
moderna, un cuarto requerimiento: la protección.

4. Protección: nuestra piel está constantemente expuesta a todo tipo de


agresiones y ataques, bien sea físicos, químicos o medioambientales.

Para evitar este tipo de agresiones, podemos recurrir a una serie de medidas
de precaución, por ejemplo, para evitar las agresiones físicas podemos colocar
cremas protectoras sobre nuestras manos después de lavar los platos, o utilizar
guantes para realizar tareas como construcción, jardinería o limpieza, donde
nuestra piel puede verse afectada por arañazos o heridas profundas, que
podrían afectar toda la estructura cutánea de la piel e interferir en su función
de barrera.

Los rayos UV también pueden agredir nuestra piel, sobre todo de las zonas más
expuestas y, provocar la aparición de quemaduras, manchas, enfermedades e
incluso cáncer de piel. Por este motivo, es recomendable utilizar protección
solar de barrera física antes de una exposición solar intensa.
Los productos de limpieza del hogar, pueden generar agresiones químicas en
nuestra piel, produciendo alergias, quemaduras, resequedad y alterando el
pH, lo que puede hacer que microorganismos patógenos encuentren su
camino hacia la colonización y reproducción y generar así problemas en
nuestra piel.

Y por último tenemos la contaminación y las agresiones medioambientales que


suelen ser de tipo climático como por ejemplo un frío extremo en donde la piel
se debilita y puede llegar incluso a la necrosis por la falta de irrigación
sanguínea, o el calor excesivo, que puede generar cuprosis o rosácea.

Si tomamos en cuenta estos cuatro puntos y los


acompañamos de una dieta equilibrada, nuestra
piel se verá radiante y bonita siempre.
Este post ha sido posible gracias a:

- Nuk Sazi - Lorena


- Patricia Grullón - Lorena Osorio
- Valeria Sánchez - Marian Cunningham
- Aficiones Moni - Marisa
- Ana - Miriam CB
- Andrea - Paola Cuevas Duran
- Aroa Cosmética Natural - Rosa Maria
- Claudia O. Escobedo - Silvia Colareta
- Elba Andara García - Abi Ochoa
- Gabriela Galván Solis - Norma Cisneros
- Giannina Mautino - Arabela Samayoa
- Isabel Isabel

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