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Únicamente los cuerpos grasos muy pequeños, son capaces de penetrar en la piel
deslizándose a través del cemento intercelular de la epidermis.
¿Quieres hacer la prueba? Moja todo tu cuerpo en la regadera y observa si tu piel
es capaz de absorber el agua.
Una alimentación variada, rica en color, con alimentos orgánicos que conservan
todas sus vitaminas y nutrientes, baja en azúcares y carbohidratos de mala calidad
y, sobre todo, beber mucha agua.
con alimentos de mala calidad y con suelos de cultivo agotados en nutrientes por
lo que los alimentos que consumimos no contienen ni la mitad de los nutrientes
que se supone que deberían de tener.
Es por esto, que debemos recurrir a fuentes externas para poder cuidar nuestra
piel y mejorar la calidad del cemento intercelular para evitar que el agua de nuestra
piel se evapore con tanta rapidez y facilidad.
Como hemos dicho hace un momento, la piel no permite el paso de agua ni de
cuerpos hidrófilos. Así que cuando aplicamos cremas sobre nuestra piel, lo que
realmente la está hidratando son los aceites presentes en su formulación que, al
ser cuerpos grasos, son capaces de deslizarse a través del cemento intercelular.
La piel tiene tres necesidades básicas, que son las mismas para cualquier tipo de
piel y para cualquier raza. Independientemente que tengas piel oscura o clara,
grasa o seca, la piel necesita sí o sí, que cumplamos con estos tres requisitos
fundamentales:
Por otro lado, nuestra piel también está constantemente expuesta a las
agresiones externas y la contaminación, seguro que alguna vez te has pasado
un algodón por el rostro al final del día y has podido observar como sale una
capa de suciedad, aunque no te hayas colocado ningún producto durante el
día.
Para esto se utilizan pigmentos, micas, óxidos de hierro, etc. Que, si bien no
dañan nuestra piel, no permiten que esta realice libremente sus funciones, aún
más si se trata de un producto lleno de ingredientes sintéticos.
Es por esto que la limpieza de la piel es crucial y debe de ser el primer hábito
de nuestras rutinas diarias y, cuando hablo de la limpieza de la piel, no me
refiero únicamente a la piel del rostro, sino a la piel de todo nuestro cuerpo,
centrándonos evidentemente en el rostro, las manos y el cabello, ya que, son
los que se encuentran comúnmente más expuestos a las agresiones externas.
Para frenar esta pérdida de agua utilizamos las cremas, emulsiones, ungüentos
y aceites vegetales, que funcionan a manera de apósito sobre la piel, dejando
una fina capa que ayudará a retrasar la pérdida de agua y, en el caso de los
cuerpos grasos pequeños, servirán como vehículo para que otras sustancias
puedan penetrar en nuestra piel y aportar nutrientes.
Por otro lado, estos productos además de limitar la pérdida de agua, ayudarán
a suavizar la piel y la protegerán del exterior.
Las pieles maduras, tienen un estrato córneo más grueso, por lo que pueden
exfoliar la piel con mayor regularidad que las pieles más jóvenes. Sin embargo,
las personas con pieles delicadas o acné deben evitar las exfoliaciones
recurrentes y en caso de realizarlas, éstas deben de ser muy suaves.
Y yo he querido agregar a esta lista un punto adicional muy importante en esta era
moderna, un cuarto requerimiento: la protección.
Para evitar este tipo de agresiones, podemos recurrir a una serie de medidas
de precaución, por ejemplo, para evitar las agresiones físicas podemos colocar
cremas protectoras sobre nuestras manos después de lavar los platos, o utilizar
guantes para realizar tareas como construcción, jardinería o limpieza, donde
nuestra piel puede verse afectada por arañazos o heridas profundas, que
podrían afectar toda la estructura cutánea de la piel e interferir en su función
de barrera.
Los rayos UV también pueden agredir nuestra piel, sobre todo de las zonas más
expuestas y, provocar la aparición de quemaduras, manchas, enfermedades e
incluso cáncer de piel. Por este motivo, es recomendable utilizar protección
solar de barrera física antes de una exposición solar intensa.
Los productos de limpieza del hogar, pueden generar agresiones químicas en
nuestra piel, produciendo alergias, quemaduras, resequedad y alterando el
pH, lo que puede hacer que microorganismos patógenos encuentren su
camino hacia la colonización y reproducción y generar así problemas en
nuestra piel.