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ABC de la

piel
La piel, en especial la del rostro, es, sin duda, nuestra
primera tarjeta de visita. Es por ello que mantener una
piel sana y radiante constituye el objetivo de la
cosmética, desde tiempos inmemoriales, y de la mayoría
de mujeres y hombres en sus rutinas de belleza diarias.

A. Higiene para tener una piel


sana y radiante
A nivel superficial, la limpieza es la medida más universal para mantener las funciones cutáneas
esenciales. Los productos que utilizamos deben ser cuidadosamente elegidos de acuerdo con el
tipo de piel, puesto que un exceso de limpieza puede arrastrar la “emulsión natural” que recubre su
superficie. Se debe limpiar como mínimo por la noche, eliminando los restos de maquillaje, de
polución, de grasa y de las células muertas eliminadas que la propia piel va eliminando. Aunque
durante el día se haya prescindido del maquillaje, por la noche debe quedar limpia para permitir su
regeneración. y así tener una piel sana y radiante.
A nivel general es importante que a la piel le llegue sangre oxigenada, lo que se traduce en un
aspecto saludable. Para oxigenar la sangre son importantes los paseos al aire libre, a poder ser en
entornos poco polucionados y alejados del centro de las ciudades, y la práctica de ejercicio
aeróbico, como mínimo un paseo a buen ritmo de 20 minutos diarios.
Es igualmente importante evitar permanecer en ambientes cerrados y cargados de humo que
saturen los pulmones de dióxido de carbono.
También se percibe claramente en la piel el descanso nocturno. En este sentido, es importante
dormir unas siete horas diarias para relajar la musculatura y permitir la regeneración de la piel, que
es más intensa de noche.

B.
Hidratación
El agua es esencial para mantener la
elevada actividad metabólica de la piel,
así como su plasticidad. Una piel sana y
radiante contiene agua, en distintas
proporciones, según la profundidad: 70%
en la dermis, 30% en la epidermis y tan
sólo un 15% en la capa más superficial,
el estrato córneo.
A su vez, desde el exterior, debemos aportar a la
De forma natural, el agua va
ascendiendo desde el interior a la piel cosméticos que aporten agua, sustancias
superficie, a la vez que las células, que grasas y sustancias humectantes a fin de
también ascienden desde la dermis, mantener o reproducir el llamado “manto
pierden agua y componentes celulares. hidrolipídico”, que es la emulsión natural que
En la última capa sólo tenemos células recubre nuestra piel y mantiene la hidratación. Es
huecas, muertas y secas que acaban lógico pensar que los cosméticos serán tanto más
cayéndose. Pues bien, que el ritmo de eficaces cuanto más parecidos sean sus
esta renovación sea el correcto
componentes a los esta emulsión natural de la
depende, en gran manera, de que la
piel. Es por ello que muchas incorporan: ácidos
hidratación sea suficiente. Y suficiente
debe ser el agua que bebemos y que láctico y hialurónico, urea, proteoglicanos…
llegará a la piel, desde el interior, por la
sangre. Cada día deberíamos beber el
ya conocido “litro y medio” de agua para
hidratar todo nuestro organismo, algo
que también se reflejará en el aspecto
de la piel. A la vez será importante
C. Protección
No hay duda de que los rayos ultravioletas del sol provocan un daño
limitar los “ladrones” de agua como el acumulativo en la piel que se manifiesta a corto plazo con las
café y el alcohol ya que para eliminarlos, quemaduras solares y a la larga con envejecimiento y cáncer cutáneo.
Para mantener la piel sana es importante que el sol se tome con
nuestro organismo consumirá una moderación y siempre con fotoprotector solar, que aplicaremos antes
cantidad notable de agua. de salir de casa y cuantas veces sea necesario.
También será importante proteger la piel del frío y el calor
intensos ya que provocan una mayor deshidratación. En
situaciones extremas de frío son más recomendables y
proporcionan más confort las cremas un poco más grasas que
ejercen un “efecto barrera” a la pérdida de agua hacia el
exterior.

A nivel interno la protección nos vendrá dada por la dieta. Resulta


imposible tener una piel sana si la dieta no contiene todas las vitaminas y
oligoelementos de las frutas y verduras frescas. Vitaminas como la C de
los cítricos, que es un antioxidante natural, al igual que la E del aguacate y
el aceite de oliva, la provitamina A de la zanahoria, que interviene
directamente en la formación de los epitelios, la B de los cereales
integrales… En definitiva, se aconseja seguir una dieta mediterránea
variada sin olvidar el aporte de proteínas (que ha de suponer al menos el
15% del aporte calórico total diario), imprescindibles para que la piel
mantenga una turgencia juvenil.
Si hay gestos que la benefician, es lógico que también hablemos de los
que perjudican a la piel.

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