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EMBARAZO
La mujer embarazada con VIH sin tratamiento puede
transmitir la infección a su bebé en alrededor del 25%
durante el embarazo y/o parto vaginal, y hasta un 20% si
lo alimenta con su leche materna
• Todas las mujeres embarazadas seropositivas al VIH deben tomar
medicamentos contra el VIH durante el embarazo por su propia salud y para
prevenir la transmisión perinatal del virus. (Los medicamentos contra el VIH se
llaman antirretrovirales.) La transmisión perinatal del VIH también se llama
transmisión materno infantil del VIH.
• La mayoría de los medicamentos contra el VIH son seguros para usar durante
el embarazo. En general, los medicamentos contra el VIH no aumentan el
riesgo de que se presenten defectos de nacimiento.
En general, las mujeres embarazadas seropositivas pueden usar los mismos
regímenes de tratamiento contra el VIH recomendados para las mujeres no
embarazadas—a menos que el riesgo de cualquier efecto secundario conocido
para una mujer embarazada o su bebé sea mayor que los beneficios del
tratamiento.
La mayoría de los medicamentos contra el VIH son seguros para usar durante el
embarazo. En general, los medicamentos contra el VIH no aumentan el riesgo de que se
presenten defectos de nacimiento.
CÓMO SE TRATA A LA
GESTANTE POSITIVA.
Gracias a los tratamientos antirretrovirales y a
las medidas preventivas como la cesárea
electiva en los casos indicados, la profilaxis
intraparto, la lactancia artificial y el tratamiento
al recién nacido infectado, se ha conseguido
reducir prácticamente a 0% el porcentaje de
transmisión vertical del virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH) de madre a
hijo.
Los hijos de madres infectadas por el VIH pueden infectarse por diferentes
vías:
Durante el embarazo, porque el VIH puede atravesar la placenta e infectar al
bebé.
Durante el parto, porque el bebé está expuesto a la sangre y a otras
secreciones de la madre. Es el momento en el que se producen la mayoría de
las infecciones.
También pueden infectarse en menor grado si reciben lactancia materna.
Afortunadamente, el tratamiento con determinadas medicinas durante el embarazo y el
parto ha disminuido drásticamente la infección al feto. Sin embargo, no todas las mujeres
saben si están o no infectadas por el VIH, ya que pueden transcurrir meses o años antes de
que la infección se transforme en SIDA. Es por ello por lo que a todas las embarazadas se les
debe realizar una prueba para detectar si están o no infectadas. Conocer la seropositividad
al VIH al comienzo del embarazo otorga más tiempo para decidir la forma de proteger la
salud de la madre y de prevenir su transmisión al feto. Además, permite tomar medidas para
evitar la transmisión de la infección a la pareja sexual.
Las embarazadas VIH positivas a las que no se les detecta el virus en la sangre (supresión
viral completa) tienen muchas menos probabilidades de transmitir el VIH a sus hijos que las
que tienen virus detectable en la sangre.
CUIDADOS DURANTE EL PARTO
Durante el trabajo de parto y el parto, las mujeres tratadas con una asociación de fármacos deben
continuar con ella para minimizar el riesgo de desarrollar resistencias. Cuando la cantidad de virus
VIH en la sangre de la embarazada es significativa al llegar a término, se recomienda administrar
zidovudina en vena durante el parto para proteger al bebé contra el VIH que pueda encontrarse en
las secreciones genitales o la sangre de la madre.
La vía más segura para dar a luz (vaginal o cesárea) depende de la carga viral de la madre durante
el embarazo. Las embarazadas con VIH que han tomado el tratamiento durante todo el embarazo y
tienen cargas virales indetectables a las 34-36 semanas de la gestación pueden dar a luz por vía
vaginal. En estos casos el riesgo de transmisión al feto es muy bajo y no parece que una cesárea lo
pueda disminuir más
• A las embarazadas con VIH que han tomado el tratamiento durante todo el
embarazo y tienen cargas virales ≥ 1000 a las 34-36 semanas de la gestación
se les recomienda la cesárea como método de elección para dar a luz.
• Si estando programada para cesárea, una mujer rompiera aguas o comenzara con el trabajo
de parto, la indicación de cesárea perdería sus beneficios ya que no se reduciría el riesgo de
transmisión materno-fetal del VIH. Así, si no hubiera ninguna otra razón para la cesárea, los
riesgos de seguir adelante con el parto por cesárea podrían ser mayores que los beneficios.
• Las embarazadas con VIH que han tomado el tratamiento durante todo el embarazo y tienen
cargas virales < 1000 a las 34-36 semanas, pueden elegir entre un parto vaginal o una
cesárea.
¿QUÉ CUIDADOS DEBEN SEGUIR LAS PACIENTES VIH POSITIVAS DESPUÉS DEL
PARTO?
Después del parto, las mujeres tratadas frente el VIH durante el embarazo deben sopesar con su médico si continuar
o no con el tratamiento. La decisión de continuar, cambiar o suspender el tratamiento depende de varios factores:
Las situaciones que dificultan tomar los medicamentos exactamente de la forma indicada.
Nunca se debe dejar de tomar ninguno de los medicamentos para tratar el VIH sin informar primero al médico. La
supresión de alguna medicación puede causar resistencias que podrían limitar el empleo de otros medicamentos
contra el VIH con el tiempo.
El VIH se puede transmitir con la lactancia materna. Así, en países desarrollados que
disponen de fórmulas adecuadas de lactancia artificial, se recomienda emplear estas últimas
para alimentar a los bebés. Incluso tomando medicación antirretroviral, el virus puede pasar
al recién nacido a través de la leche materna.