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La piel

La piel es el órgano más extenso de nuestro


cuerpo, mide alrededor de dos metros
cuadrados y puede pesar alrededor de cinco
kilos.

Este maravilloso órgano, cumple con varias funciones muy importantes para
nuestro organismo. Es la primera barrera de protección entre nuestro cuerpo y el
exterior, resguardándonos de temperaturas extremas, quemaduras y agentes
patógenos.

También regula el metabolismo y la temperatura corporal, ya que por medio de la


evaporación mantiene una temperatura constante y adecuada además que
eliminar toxinas de nuestro organismo.
Gracias a su elasticidad y estructura, la piel se
amolda a los órganos que se encuentran por
debajo de ella, actuando como una funda
protectora.

La piel, es también la responsable de la síntesis de la vitamina D. Al exponernos al


sol, la piel absorbe todo lo necesario para sintetizar esta vitamina que es
indispensable para buena salud de los tejidos óseos de nuestro cuerpo.

En nuestra piel se encuentra alojado el sentido


del tacto.

En un solo centímetro cuadrado de piel, se encuentran alojados más de 5.000


receptores sensitivos que se encargan de recibir todos los estímulos a nuestro
alrededor y transmitirlos rápidamente al cerebro, quien decidirá como actuar
frente a cada uno de ellos.

Estos estímulos, son esenciales para nuestra supervivencia. Por ejemplo, cuando
percibimos un estimulo de calor, tenemos automáticamente la respuesta
defensiva a éste estimulo de retirar nuestra mano de la fuente de calor para evitar
una quemadura.

La estrecha relación que existe entre nuestra piel


y nuestro sistema nervioso hace que la salud de
nuestra piel esté íntimamente ligada a nuestro
estado nervioso.
Muchas enfermedades de la piel como el eczema o la psoriasis están ocasionadas
o pueden agravarse en situaciones de estrés. Esta estrecha conexión, también
podemos apreciarla cuando una emoción nos provoca piloerección (piel de
gallina), cuando estamos enojados y se genera un aumento en nuestra
temperatura corporal o cuando estamos nerviosos y se produce sudoración.

La piel transpira, pero también genera el llamado


sebo cutáneo.

Este sebo, es una sustancia grasa que se extiende por la superficie de la piel para
mantener su función de barrera y su impermeabilidad. Es una secreción que
protege a nuestro organismo de los agentes externos, pero también de la
oxidación, ya que constituye una primera línea de defensa contra los rayos
ultravioleta.
La piel se conforma de tres capas llamadas
Epidermis, Dermis e Hipodermis.

• Epidermis: es la capa externa y la principal barrera entre el cuerpo y el exterior,


ella nos defiende del crecimiento de bacterias, hongos y los rayos UVA. Como
carece de flujo sanguíneo, se nutre de las capas inferiores de la piel. Se trata de
una capa muy delgada y mediante un proceso de sus células, se renueva
totalmente cada 48 días. Esta es la capa sobre la cual aplicamos nuestros
productos cosméticos.

• Dermis: es la capa intermedia y también la más gruesa de la piel. Esta capa es


la más importante, ya que determina la condición de nuestra piel y su nivel de
hidratación. Es muy fuerte y elástica, nos protege de traumatismos y regula la
temperatura corporal. Su composición celular y nerviosa es la que nos permite
sentir frío, calor, dolor y cosquillas.

• Hipodermis: es el tejido subcutáneo, se utiliza principalmente para almacenar


grasas en forma de adipocitos (células de grasa), debido a esto, ayuda a
mantener la temperatura corporal.
La totalidad de nuestra piel, se encuentra
recubierta de pequeños orificios.

Estos orificios, corresponden a los folículos pilosos, a través de los cuates se


excreta el sebo cutáneo. Y los poros, a través de los cuales se excreta el sudor.

Los folículos pilosos, albergan a un único pelo y están anexados a una glándula
sebácea. Se encuentran en todo nuestro cuerpo a excepción de las manos y los
pies y se extienden hasta la dermis, en donde son vascularizados.

Las glándulas sebáceas que se encuentran anexadas a los folículos pilosos,


producen el sebo cutáneo gracias a la acción de las hormonas. Este sebo, fluye a
lo largo del folículo y sale a la epidermis, constituyendo a la fase oleosa de la
película hidrolipídica.

Los poros de los canales sudoríparos, llegan hasta la glándula sudorípara que
segrega el sudor. Es sudor secretado en el pelo, es de color amarillento y
desprende un ligero olor, ya que es más graso y más rico en desechos celulares.
El sudor, constituye a la fase acuosa de la película hidrolipídica que, junto con el
sudor, cubre y protege a la piel.
Las células de la piel se encuentran unidas por el
cemento de tipo lipídico.

Este cemento, ayuda a evitar la pérdida excesiva de agua de la piel, manteniéndola


así hidratada. Cuando este cemento no tiene una buena calidad, la retención de
agua disminuye y por tanto la piel se ve deshidratada.

Este post ha sido posible gracias a:

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