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Claves para escuchar y reproducir música

Ailen Castañon
San Martín de los Andes
Septiembre 2021
Reflexión que me dejó el encuentro con Fernando.
A la hora de analizar obras sonoras se nos pueden presentar algunas preguntas partiendo
desde la más simple y amplia: eso que escucho… ¿Cómo suena? ¿Es música? Cada persona
tiene su propio juicio a la hora de escuchar, desde su subjetividad irá construyendo un análisis
que puede enfocarse en distintos ejes como lo instrumental, lo rítmico, lo armónico, lo formal,
lo interpretativo, la dinámica, lo textural o incluso en lo emocional.
Si ponemos una canción de los Rolling, fácilmente se podría intentar enumerar la cantidad
de instrumentos que suenan, identificar a qué familia pertenecen o el timbre de sus sonidos y
la forma; oídos más entrenados podrían hablar de un análisis armónico, sin embargo, ¿qué
pasa cuando escuchamos obras que escapan a lo que acostumbramos llamar música?
¿Cuándo la música deja de ser música o comienza a serlo?
Cuando escuchamos RÉQUIEM de György Ligeti (analizada durante el encuentro) podemos
encontrarnos con una obra que carece de pulso, sin embargo, existen elementos que no se
pueden pasar por alto; además de las notas y armonías que se van armando entra las voces,
existe una intencionada organización de las mismas qué, con distintas articulaciones,
intensidades, texturas y planos, va armando una forma bien definida. Esto demuestra que fue
pensada y estructurada para luego poder producirla y grabarla, hay un trabajo compositivo
que se ve reflejado y que es inequívoco, tiene una razón de ser.
Hay muchos ejemplos que pueden dar cuenta de la construcción moderna que tenemos
sobre el arte, en este caso, la música. John Cage es un artista que nos ha regalado una y otra
vez la posibilidad de ampliar nuestros límites a la hora de clasificar la música de la “no” música
y, citándolo, podemos encontrar que “el arte, en vez de ser un objeto hecho por una persona,
es un proceso puesto en movimiento por un grupo de personas. El arte está socializado“, es
así que el análisis de una obra no se escapa de quién la analiza, esta persona es parte del
mismo análisis y con su subjetividad lo irá condicionando.
Como reflexión final, más allá del análisis musical que podamos hacer, creo que es
importante poder cuestionarnos nuestros propios prejuicios sobre lo que escuchamos, de esta
manera podríamos permitirnos encontrar y experimentar con herramientas y nuevas maneras
de crear dentro y fuera del aula, con una mirada más amplia de los recursos compositivos que
tenemos y usamos cotidianamente.
¡Gracias por la experiencia!

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