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Leonard B. Meyer, Music, the hts, and Ideas, pág. 271.
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¿Cómo se puede ocupar mejor la filosofía de la mú�ca d� la experiencia
auditiva? Como de costumbre, puede convenir tratar de separar los hilos
entretejidos de nuestro problema. Estos hilos pueden incluir (aunque no se
limitan a ellos): 1) los hechos de la música ejecutada: tonos, ritmos, timbres,
esquemas, timbres y sus relaciones; 2) los hechos de la capacidad del oyente,
para oír estas frecuencias, duraciones e intensidades; sus principios de dis
criminación, su distancia de la fuente sonora. y condiciones limitantes simila
res; 3) las formas de la audición musical: pasiva, sensual (una respuesta inme
d1ata a la naturaleza de la superficie musical presentada), °la fonnación de ima
ginería, estructuras, técnica; 4) las actividades incluidas en la audición: aten
ción, oposición, apreciación, "conmoción"' . recuerdo, predicción, retrotrae- .
ción (reinterpretac'ión . de la música que se acaba de oír), sorpresa, respuesta
fí�ica (con la respiración, golpeando con los dedos), tensión, relajamiento, fu
sión, fluir de la atención; 5) los valores que se les adjudican a detenninadas
propiedades o cualidades percibidas en la música: clímax, simplicidad, liris
mo, color, crecimiento, aceleración, densidad, decoración, saturación; 6)
los juicios que hacemos (consciente o inconscientemente), basados en la
forma en que una pieza se equipara con criterios personales o comunes de
excelencia. . . y los tipos de · afirmaciones que realizamos para apoyar estos
juicios; 7) el contexto de la música: hechos históricos, el estilo en que escribe
un compositor, la práctica de la ejec�ci6n, la intención del compositor, las
notas de programas, los comentarios críticos, la sala de conciertos, los de
más oyentes; 8) los obstácúlos del oyente: prejuicios, experiencias previas
desafortunadas (como con la primera profesora de piano), incapacidad pará
concentrarse, facilidad para distraerse, fatiga, indigestión, y cosas por el esti
lo, así como una lista semejante de condiciones que lo predisponen para una
respuesta favorable o una experiencia placentera; 9) la fonna en que la
audición de música afecta la conducta del oyente; la expresión facial, el ges
to, la transpiración, la respiración, la excitación sexual, el aplauso; ·la asisten
cia a futuros conciertos, la práctica más esforzada, la elección de una pro
fesión.
Todos estos hilos contienen preguntas y problemas interesantes, algunos
de los cuales corresponden·al campo de la piscología inás que al de la filoso�
fía. En general, este capítulo se centra en los ítems 3 , 4, 7 y 8; el capítulo si
guiente !;Onsidetará los ítems 5 y 6 .
Fonnas de percepción
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la fonna sonata, la clave de Mi mayor, el estilo barroco, el recitativo,
una cadencia, etcétera? ¿Los nombro conscientemente? ¿Hay hechos
musicales específicos qué sean bien familiares pero a los cuales no se les
pueda adjudicar un nombre?
2. ¿Hasta qué punto percibo hechos separados y en qué condiciones se
funden ellos en complejos mayores? La fusión es sin duda uno de los as
pectos más vitales de la percepción en todas las artes y en especial en la
música.
3 . ¿Dirijo mi actividad auditiva hacia una de las dimensiones musicales
(siguiendo una melodía, respondiendo a un esquema rítmico, disfrutan
do de los colores tonales) o registro una impresión más general (del en
trejido de líneas, la masa sensual de sonidos, el juego de colores y acen
tos tonales)?
4. Una pregunta más relevante para aquellos cuya actividad musical in
cluye .la ejecución y la audición es: ¿surge el mismo tipo de imaginería
o actividad al recordar u na pieza o leer una partitura musical? ¿Cuáles
son las diferencias?
5. ¿Cómo influye el acto de mirar (a un ejecutante, una partitura) sobre
mis hábitos auditivos?
131
embargo, podemos disfrutar de su inmediatez. Llamamos superficie es
tética a esa sección . . .
Las composiciones más satisfactorias (las únicas que, en mi opinión, me
recen llamarse composiciones) son las que invitan y retribuyen ambas
fonnas de la percepción . . .La audición ideal de una composición es la
que goza de ambas fonnas simultáneamente, la que saborea más cada
detalle por comprender su papel en la forma del todo.2
- 132
difícil reten.er su centro auditivo en las características estructurales de la músi�
ca que oye así como aquellos que practican una percepción más sinóptica en
cuentran las m ismas dificultades para liberar su cadena de asociaciones. Es
evidente que no hay manera de comparar los niveles de goce, excepto a través
del testimonio, método notoriamente desconfiable en asuntos tan subjetivos.
Si aceptamos · como verdaderas a estas descripciones (o a otras), tendrán con
secuencias importantes para la estética mµsical. Un crítico debe darse cµenta
si está respondiendo a una superficie estética atractiva, una forma diestramen
te forjada, una evocación v ívida de un humor o un artística combinación de
los tres, antes de sentarse frente a una m áquina de escribir. Más importante
aun: una composición que enfatice demasiado cualquiera de estas propieda
des corre el riesgo de no desarrollar bien las otras� Y, por todos los atractivos
informados, la forma asociativa de percepción corre un gran peligro, o quizá
varios; el de permitir que la experiencia personal con la música degenere en
narcisismo, al usar la música como un mero estímulo para los propios pensa
mientos o humores, una especie de mas�rbación Jl}.ental. El · riesgo más
generalizado se funda en la separación de la percepción propia con respecto
a su objeto adecuado, asunto al que regresamos en la próxima sección.
Tanto Roger s·essions como Paul Hindemith han destacado la partici
pación activa del oyente en la experiencia musical. Sessions introduce el pro
blem� en términos generales.
Por "oyente" nó. me refiero a la persona que simplemente oye música,
que está presente cuando se la ejecuta y que, de manera general, puede
disfrutarla o no, pero que no es en ningún sentido un participante real
en ella. Escuchar implica, m ás bien, una participación real, una respues
ta, un compartir en verdad la labor del compositor y la del ejecutante
y un mayor o menor grado de conciencia del sentido individual y espe
cífico de la música ejecutada. . . Su objetivo ideal es aprender, hasta
donde le sea posible, la expresión musical del compositor como se la
presenta al ejecutante.4
4
Roger Sessions, "The Musical Impulse", en Elliott Schwartz y Bamey Childs ·
(editores), Contemporary Composers on l"'".:>n temporary Music, págs. 185-6.
13 3
moría. En ambos caso s, cuanto más se acerque la impresión mu sical ex.
tema a una coincidencia perfecta con su expectatiya mental de la
composición, mayor será su satisfacción e stética. 5
Hindemith
No e s é ste el lugar adecuado para examinar la suposición-de será
y exp ctativa mayor
de que cuanto mayor sea la adecuación entre hecho
e
134
Separación
135
do nos alejamos de una pintura para que las pinceladas individuales se pierdan
e� la ifusión que el artista buscó transmitir; como distancia en el tiempo, por
eJemplo, cuando se ubica una obra teatral en una época pasada i (Orson Wells
violó deliberadamente esta convención cuando presentó Julio César de Sha
kespeare C(?n vestuario .. · moderno y en la Italia fascista de fines de la década
· de 1930). Pero la más importante de estas interpretaciones es el concepto de
"distancia psíquica", una separación emocional de la obra de arte presentada.
En muchos de los puntos siguientes se cita el famoso estudio de Edward
· Buf}�ugh sobre ''la distancia psíquica como factor en el arte y como principio
estetico. Regresaremos a lo que Bullough tiene para decir sobre la música,
pero vale la pena mencionar aquí su ejemplo de un hombre que asiste a una
representación de Otelo: si un hombre celoso de su esposa pasa su tiempo du
rante la obra cavilando sobre las semejanzas entre Otelo y él mismo, no está
respondiendo al drama en un sentido estético adecuádo; su "falta de distan
cia" es un obstáculo. Como señala Bullough, si nuestro espectador pudiera
conseIVar alguna distancia emocional, podría gozar de una satisfacción estéti
ca superior a la de al guien que jamás se hubiera sentido afectada por los ce
los. Por eso, Bullough opina que la distancia debe ser mínima pero no debe
desapare�er.3 ·
· La mayor parte de los que han contribuido a e�ta discusión estética ven
a la distancia como medida en una escala de .avances suaves: no "lejos" y
"cerca" sino "más" o "menos" distante.No hay línea divisoria precisa para
cntzar, sólo la conciencia relativa del espectador individual. Y probablemente
sea exagerado esperar que un espectador mantenga la misma distancia a todo
lo largo de su experiencia con una obra de arte; en realidad la distancia tiende
a fluctuar, para todos · nosotros, mientras vemos a una amiga en escena y
pensa�os alternativamente en ella como Mary y como Lady Macbeth, mien
tras 01mos a Isaac Stem ejecutando un concierto y pensamos alternativamen
te en él como virtuoso y como fuente de la expresión musical de Beethoven.
La música, qomo todas las demás artes, exige su propia interpretación
del concepto de distancia.La distancia espacial literal es un tema de discusión
válido en el caso de la mú�ca; ya que todo ensamble musical pretende ser oí- .
do con un derto equilibrio, previsto por el compositor. Mi propia ex
periencia temprana ejecutando el trombón y sentado en la última fila ae la or
� esta _ justo atrás de los cornos franceses me daba un concepto por entero
distorsionado del sonido orquestal.Las posibilidades proyectivas relativas de
los distintos instrumentos le dan a la música una fuerza mucho más direccio
nal de lo que se suele suponer, y se acordará con presteza que hace falta una
cierta distancia física para obtener una gestalt del ensamble sonoro. Pero ésta
es una cuestión más práctica que estética.
Sobre la distancia y la música, Bullough dice:
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Ciertas clases de música, en especial · la "pura", "clásic�" o "pesada'\
parecen muy alejadas para mucha gente; las melodías livianas, "pegadi
zas", por el contrario, alcanzan con facilidad el grado de distancia en
disminución por debajo del cual dejan de ser arte y se convierten en pu
ro entretenimiento.A pesar de su extraña abstracción, que para muchos
_
filosofas la ha hecho comparable a la arquitectura y fas matemáticas la
música posee un carácter placentero y, a menudo, sensual; el estím�lo
fisiológico y ?1uscular de sus melodías y armonías, no menos que sus
. _
aspectos n.tm1cos, parecena explicar la desaparición ocasional de la dis
tancia. A esto se puede agregar su fuerte tendencia, en especial en la
g�nte no musical, a estimular cadenas de pensamiento muy desconecta
das de ella misma, siguiendo canales de inclinación subjetivas, sueños
diurnos de un carácter m,ás o menos directamente personal. 9
9
Ibídem, pág. 405.
to El empleo de esta pieza en el filme Ten de Blake Edwards ha sido citado antes
en �l ca� ítul� 2, N° 6 ; se invita al lector que tenga acceso a esta película a que consider�
sus unph�anc1as para el concepto de "distancia" estética.
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que no puede haber dudas de que en realidad suelen hacer impacto en el
reino estético y colorean la experiencia artística, en especial en el caso
de la ejecudón y la composición. 1 1
No e s éste .el>. lugar para discutir si e l arte {la música) se crea y practica
con un propósito: entrenamiento moral, ceremonia, entretenimiento, catarsis,
propaganda, · narcosis, seducción, educación, salvación o los muchos otros fi
nes que en distintas épocas se sugirieron. Pero cuanto más se centra nuestra
atenc;ión en el propósito del arte, menores son nuestras posibilidades de perci
bir de una manera estética.
El ser esen�ial de toda obra musical sobrevive en medio de un contexto
y es un ejercicio útil para considerar algunas de las varias fonnas en que
separamos una obra .individual de parte de su contexto o de su totalidad.
Primero, por supuesto, tomamos la decisión de aislar los sonidos de la
música de los del mundo exterior por medio de nuestro acto de atención.
Fuera de esto, no puede haber existencia separada de la obra musical. . .
plica una fidelidad no bien recibida, ya que arbitrariamente sustituye los deta
ciP.r.1r qnP Hn!l t"nn�nr�r1ñn t!ln Pv�rt,;i A&l 1 t n !l uPrc1An rlP 11n� nhr� m11c1r!ll 1tTI...
1 38
cualquier otra característica contextu�. No comparto una posición tan abso-
· Iutista. ·
Mi aprehensión ideal de la música combinaría una comprensión de la
individualidad esencial de fa compos::ción en sí y una concíencia y una apre
ciación de la cantidad de hilos que la ligan a su compositor, género, estilo, pe
ríodo y medio. Y al registrar los detalles de una composición particular, pro
bablemente deberíamos agregar un conoc��nto del estilo, el período Y el
ambiente de la ejecución, para · estimular nuestra apreciación tanto para las
· históricamente precisas cuanto para las ejecuciones contemporáneas. A la vez,
·prefiero conse:r"vir cierta distancia y considerar toda experiencia de esta obra
como algo separado y distinto de c�alquier conocimiento del yo.
Vale la pena notar que . la distancia y la separa9ión no son prescritos
por todas las filosofías del arte. La fiiosofía del yoga, q� e juega un p �pel muy
.
importante en la estética tradicional de la 'India, descrtbe a la expenenc1a es
tética como el logro de la distancia cero: una unión intensa (el significado
literal de yoga) con la ilusión de la música, 1� pérdida de la identidad perso
nal y la absorción ert la experiencia, una fusióf! ..�el yo y el objeto y el logro de
un estado de bendición trascendental: ananda.
Para sintetizar esta secció�, cito un fragmento de un excelente ensayo
1 .:, ,
de P. A. Michelis:
La distancia estética . . . proporciona un reconocimiento mágico y trae
al firmamento déideas invisibles a un lugar bien cercano a nuestra per
cepción. Como si el arte hubiera pÜesto un par de ant� ojos mágicos �te
nuestros ojos, nuestros sentidos ahora dotan a los obJetos de la realidad
con otra cualidad, otro significado, haciendo que parezca que pa�ci
pan de una existencia ideal . . . El artista debe estar .cerca � a la vez l�JOS
de su experiencia; ser tanto espectador separado cuanto e1ecutante apa
sionado, participante desapasionado de la pasión, conte!?p!ador desin
teresado pero absorto, concibiendo y sin embargo tamb1en Juzgando su
obra. 1 4
El objeto fenoménico
Regresamos ahora a dos de las cuestiones más element�es que hemos
planteado: ¿cuál es el ser esencial de una obra musical?, y ¿como � odemos
cono9erlo por lo que es? Desde Kant, l� filosofía del arte ha te� dido cada
vez más a reconocer que hay una diferencia entre nuestras percepc10nes de l�s
cosas y las cosas "como son en realidad". ¿Has�a qué punto pue �e el �onoc1-
miento que al� ien tenga sobre la sinfonía Herozca de Beethoven mclurr todas
pág. 12.
14
1 39
las características esenciales de esta obra, excluyendo a la vez a todas las
influencias del contexto de la obra y otros datos extraños semejantes adquirí- ·
dos durante su percepción? Kant distinguía entre los objetos y hechos como
son (noumena) o "cosas en sí" y los objet_os y hechos como aparecen en nues-
tra experi�ncia (phenomena). 1 5 Tomo su término noumena (del griego, nous)
para refennne a ese ser que la mente puede atrapar, de inido "científicamen
f
te" (hasta donde se pueda definir así a la música), invariante, que contiene to
das las características esenciales y las condiciones necesarias: el sedimento
que pennanece in�epenclie�te de.toda percepcion.Phenomena (del griego
.
phamo) lo tomo para refennne simplemente a l as "cosas como se las , per-
cibe".
Esta es una hipersimplificación de un tema complejo, pero seivirá para
comenzar.Puede ·ayudar un ejemplo; una descripción física de una pintura (la
"cosa en sí").se puede definir en términos de. pigmentos de óleo coloreados
esparcidos sobre una superficie de tela ; pero los datos sensibles 'como se or:
ganizan en la mente del espectador, se perciben de acuerdo con Ía ilusión bus
c� �a por el pintor, como un paisaje.La percepción del espectador incluye ac
ttv1dad�� tales como la fusión de ciertas ide as mientras se separan otras, la su
,
perp0S1c10n de 1� estructura, la separación de la superficie plana en figura y
fondo, la interpretación y . as�gnación de significado.La percepción de la músi
_
ca mcluye la misma serie de actividades, traducidas al reino de lo audible.
�a fei:iomenología es un desarrollo bastante reciente de la filosofía, que
flore:10 en las universidades alemanas inmediatamente antes y después de
la Pnmera Guerra Mundial; sus principales exponentes fueron Edmund Hu
sserl (1859-1938), Franz Brentano, Martín Heidegger, Jean-Paul Sartre y M.
Merleau-Ponty. Husserl y ·sus seguidores estaban preocupados especialmente
por la fenomenología cqmo método de investigación y sólo de una manera se
cundaria por sus implicancias para la psicología de la percepción.La fenome
nología afirma que la percepción es/debería ser un proceso de descripción ri
gurosa de nuestra experiencia con datos sensibles, no basada en teorías, su
posiciones o presuposiciones, sólo al a priori, esa parte de nuestro conoci
miento que poseemos independientemente de cualquier éxperiencia. La con
tribución nueva e interesante que la fenomenología aporta a las artes es este
enfoque del espectador como organizador activo de las percepciones, no co
mo recipiente pasivo_ de objetos invariables. Silliman describe su propósito
como hacer
al _observado_I consciente del objeto estético como lo ha percibido, no
como un objeto fijo e inmutable pasado por varias vistas, lecturas o
r �presentacione�. Lo hace consciente de su propia cognición, de su pro
p m papel en la hechura del objeto estético.Se reconoce que. existe un
objeto estético que ha sido realizado por un artista creativo; sin embar
go, la fenomenología se centra en el que percibe el objeto, destacan-
140
. do que un observador no separa a un objeto estético de su ambiente na
túral sin una conciencia y una acción internas.u;
141
1 : La obra musical es ·u n objeto perceptual; es decir, que puede tener
presentaciones;
2. las presentaciones de la misma obra musical pueden darse en distin-
tos �omentos para personas o grupos de gente diferentes;
. .
3 . dos presentaciones de la misma obra musical pueden ser d1stmtas en-
��
4. las características de una obra musical pueden no quedar reveladas e-n
su totalidad en alguna de sus presentaciones;
. .
s. una presentación puede ser verdadera, es decir, que sus caractensticas
pueden cori�sponder a las de la obra real;
6. una presentación puede ser ilusoria, es decir, que al� �!s de sus ca
racterísticas pueden no corresponder a las de la obra en s1.
142
Significado
Una melo día es una serie de · tonos que tiene
n sentido. . . ¿ Cómo pue�
den tener significado los tonos? Las
palabras significan porque ·se re
fieren a cosas; las Óraciones,_ porque expresan
· cuadros tienen significado si representan algo; algo sobre fas cosas. Los
los símbolos, si anuncian
algo, si indican algo. Los tonos no se relac
ionan con cosas, no expresan
nada sqbre ellas, no representan, preanunc
ian ni
entonces, lo significativo en los tonos, que nos indican nada. ¿Qu,é es,
pennite distinguir el sen
tido del sin sentido en las sucesivas de tono
s? (Víctor Zuckerkandl). 1 9
Zuckerkandl h a planteado nuestra pregunta con
claridad, aunque su con
cepto del significado musical (pese a que algunos
puedan encontrarlo atracti
vo) es demasiado limitado como para acomodars
e a la variedad de respuestas
sugeridas. Ningún otro problema de la estética de
la música ha sido tan debati
do con tan poco acuerdo. El propósito de esta
sección es el de contribuir a
nuestra comprensión del problema y no el de propo
ner una nueva teoría del
lenguaje musical o l!n argumento a favor de alguna
de las teorías existentes. 2 0
En el centro del problema hay una cuestión semán
tica:
mente cuando usamos la palabra sign(ficado ? Examinarem ¿Qué tenemos en
os brevemente una
amplia gama de afinnaciones, pero primero será útil
considerar una definición
muy general de Morris Cohen: "Cualquier cosa adqui
ere significado si se la
asocia o se refiere a algo más allá de ella misma, de
manera que toda su natu
raleza y se revela en esa asociación". 2 1
E l significado, entonces, e n su sentido más amplio,
implica una especie de
asociación entre lo intrínseco y lo extrínseco, lo interi
or y lo exterior: en el
caso de la música, entre los hechos tonales y "algo
más". Antes de considerar
qué es este algo más y cómo se refiere a él ]a músic
a, prese
ción muy lúcida de Leonard B. Meyer sobre la naturaleza ntamos una afinna
del significado musical.
Al iniciar el tema, Meyer nos recuerda que los signifi
cados no son observacio
nes subjetivas sino "conexiones reales que existen objeti
vamente en la cultu
ra. . . (y) no conexiones arbitrarias impuestas por
la mente caprichosa del
oyente particular".
El significado, entonces, no se funda en el estímulo
ni en lo que apunta
hacia (algo) ni en el observador. Más bien, surge · de
lo que Cohen y Mead
19
V íctor Zuckerkandl, Soun d and Sym bol, págs. 1
20 5-16.
El tema importante del significado musica
l se discute en los siguientes estudio s:
Beardsley, Aesthetics: Problems in the Philosophy
o[ Criticism, págs. 3 1 8-39; Wilson Co
ker, Music and.Meaning.: A Theoretical Introduction
The Corded Shel/; Rejlections on Musical Expression;to Musical Aesthe tics: Peter Kivy,
in a new Key: A Study in the Symbolism of Reason, Susanne · L. Langer, Philosophy
Nueva Yort Mentor Books, 1 948), págs. 165-99
Rite and Art (1942 ; reimpresión,
; Lippm an, A Humanistic Ph11osophy of
Music, págs. 125-6 0; Mcyer, Emotion and Meaning
and Symbol, págs. 66-70 . in Music; y Zuckerkandl, Sound
21
Morris R. Cohen, A Preface to Logic (Nueva York: Holt,
1944), pág. 47.
1 43
hari llarrn;tdo la relación ''triádica" entre: 1) un objeto o estímulo; 2) aque
llo a lo que apunta el estímulo, que es su consecuente, y 3) el observador
consciente . . . lo que un estímulo musical o una serie de. estímulos indican
o aquello a lo que apuntan no son conceptos y objetos ·extramusicales, sino
otros hechos musicales a punto de suceder. Es decir, un hecho musical (ya
sea un tono, una frase o toda una sección) tiene significado pQrque ·apunta
hacia (algo) y nos hace esperar otro heclrn musical.22
¿Por qué nos interesa la cuestión del significado y no nos limitamos a escu
char? En principio, porque la palabra significado ha estado dando vueltas de
una manera tan libre y con tantos sentidos distintos que es importante para
nosotros ajústar nuestro p�nsamiento. Pero también porque cualquiera sea el
significado de- la música (si es que algo significa) es vitai para nuestra interpre
tación y su ejecución.
La famosa frase de Archibald MacLeish (de su "Ars Poetica" de 1 926), se
gún la cual "un poema no debe significar. . . sino ser". ha sido muy citada y
admirada, pero exagera el punto. La afinnación de MacLeish estaba pensada
como un recordatorio de que el significado no constituye la dimensión mayor
de un poema, no representa su contenido total, ya que sus dimensiones rítmi
cas y fonéticas son iguahnente importantes. Y, con seguridad, esto es igual
en el caso de la música. Un tono o una frase musical pueden contener una
ten.dencia lógica (y a ·menudo lo tienen) pero también tiehen valor en sí;
no sólo significan sino que son.
Beardsley señala otros modos (algunos muy triviales) en los que la músi-
ca puede significar o recordarnos "algo más":
1. Una melodía asociada con una frase familiar ("God save the Queen"
-Dios salve a 1a Reina-) puede evocar las palabras mismas.
2. Las m!1sicas funcionales. La música eclesiástica en estilo vitraux, las
marchas militares, las danzas, las canciones escolares y otros géneros
semejantes pueden conjurar un conjunto de asociaciones, inclusive si
la música específica no resulta familiar.
3. La música abiertamente imitativa o descriptiva. Las canciones de
aves, truenos, el chirrido de una rueda que gira, las ovejas balando en
Don Quijote de Richard Strauss y la descripción sexual explícita en
Lady Macbeth ofMzensk de Shostakovitch.23
144
Sujeto Verbo· Objeto
significa un sentimiento
expresa emoción
representa un humor
La música o un hecho .----- evoca una imagen
musical imita una cosa
simboliza nada
se parece a un proceso
apunta hacia cualidades ·humanas
se refiere a otro hecho musical
un tipo de movimiento
145
b.orada en sonido y silencio puros y medidos. La música es un análogo
tonal de la vida emotiva. 25
25
Susanne K. Langer, Feeling and Form, pág. 27.
146
terminación del carácter de la respuesta. Aquellos a los que se les ha en-
. señado a creer que la experiencia musical es en primer lugar emocionál
Y que por lo tanto están listos para responder con afecto, es probable
que así lo hagan. Aquellos oyentes que hayan aprendido a entender la
música en términos técnicos, tenderán a hacer de los p'rocesos musicales
un objeto de consideración consciente.2 6
El hilo común que liga los cuatro problemas presentados en este capítu
lo es su significatividad para la . epistemología de la música; el intento del
oyente de obtener conocimiento válido (de la sustancia musical, de las ficcio
nes, estructuras y significados en ella incluidos, del yo) a través de la experien
cia de la música. El próximo capítulo explora los problemas que· están en el
corazón de la disciplina de la estética, en el todavía más subjetivo reino de los
valores, las preferencias, los juicios y los niveles.
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