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Una fístula enterocutánea es la comunicación anormal y bien establecida entre dos superficies
epitelizadas, la del intestino y la piel. También pueden existir entre intestino e intestino llamadas
enteroentéricas, y con otros órganos como las enterovaginales y enterovesicales. Las fístulas
enterocutáneas requieren por lo menos de 4 a 6 días para establecerse, tiempo en el cuál el
paciente presenta un posoperatorio tórpido. A diferencia de la dehiscencia de anastomosis, la cual
sucede dentro de las primeras 24 h posteriores al procedimiento quirúrgico intestinal, en donde
también existe comunicación anormal entre la luz intestinal y la cavidad abdominal, pero sin un
trayecto establecido, lo que lleva a peritonitis y sepsis abdominal, con una agresiva respuesta
inflamatoria sistémica, que de no recibir tratamiento adecuado tiene una mortalidad de 100%.
EPIDEMIOLOGIA
Las fístulas enterocutáneas son una complicación temida de la cirugía abdominal que
ocurre de 0.8 a 2%
En 75 a 85% de los casos las fístulas acontecen en el posoperatorio como consecuencia de
lesión intestinal, enterotomía inadvertida o fuga anastomótica. (yatrogénicas).
El 15-25% restante de las fístulas se asocian a trastornos predisponentes como la
enfermedad de Crohn, neoplasias malignas, enteritis por radiación, diverticulitis, infección
intraabdominal o traumatismo.
la mortalidad de las fístulas enterocutáneas sigue siendo alta, del 10%.
ETIOLOGIA
Las primeras por defectos en el desarrollo del embrión y que requieren tratamiento quirúrgico en
la etapa inicial de la vida.
fístula interna: la comunicación entre dos partes del tubo digestivo u órganos adyacentes (p. ej.,
fístula enterocolónica o fístula colovesicular).
fístula externa (como la fístula enterocutánea o rectovaginal) afecta la piel u otro epitelio de la
superficie externa.
Internas:
Externas:
• Enterocutáneas.
• Enterovaginales.
• Gástricas. Poco frecuentes por la rica irrigación del estómago y son debidas a fracaso en las
anastomosis gastrointestinales.
• Duodenales. Debido al gran volumen de líquidos que circula por el duodeno, éste se considera
como un segmento del tubo digestivo de alta presión y alto riesgo. Se puede originar por del
fracaso de una duodenorrafia por una técnica inadecuada o la por la presencia de una inflamación
grave.
• Yeyunales. Estas fístulas enterocutáneas, junto con las de íleon son las más frecuentes, se
pueden presentar por el fracaso de una rafia intestinal, ya sea después de una herida penetrante
por arma de fuego, o en anastomosis de alto riesgo, en yeyuno alto, o por la presencia de
peritonitis.
• De Íleon.
• Colónicas. Se presentan después de una resección segmentaria de colon, ya sea por cáncer o por
apendicitis aguda complicada por necrosis de ciego.
• Únicas o simples. Las que tienen un trayecto único y más o menos directo entre el epitelio
intestinal y la piel.
• Múltiples o complejas. Son las que pueden tener trayectos múltiples que se originen en el mismo
órgano o en diferentes segmentos del tubo digestivo
PATOGENIA
También se deben tomar en cuenta las secreciones digestivas que al contacto con la piel la
queman y pueden llevarla a pérdidas importantes de la pared abdominal. Al mismo tiempo, como
el paciente no puede o no debe comer, su estado nutricional se empeora con los días y semanas,
dificultando el cierre espontáneo de la fístula y aumentando la morbilidad y mortalidad.
Las fístulas enterocutáneas yatrógenas se manifiestan clínicamente entre el quinto y décimo días
del posoperatorio. Las manifestaciones clínicas típicas son las de un paciente febril recién operado
con una herida eritematosa. Cuando se retiran algunas suturas cutáneas se observa una secreción
purulenta o sanguinolenta; entonces se produce una fuga del contenido entérico, a veces
inmediatamente, pero a menudo en 1 o 2 días.
Al principio puede confundirse con infección de la herida quirúrgica, sobre todo cuando existen
otras causas de salida de líquido anormal por dichos sitios, como ascitis por evisceración,
hipertensión portal, pancreatitis o hematomas, seromas o abscesos subcutáneos. El líquido que
drena puede orientar al sitio anatómico fistulizado, por ejemplo, en esófago es de tipo salival, el
de estómago también es mucoso y quema la piel por su acidez, el de duodeno o de la vía biliar es
dorado o amarillo-verdoso, el de yeyuno alto es de líquido verdoso con grumos, el de íleon
terminal tiende a ser semilíquido, color mostaza o marrón y el de colon es de aspecto, color y olor
fecaloide.
una forma más virulenta de fístula del intestino delgado llamada fístula enteroatmosférica. Estos
pacientes suelen presentar un segmento de intestino abierto expuesto a través de un gran defecto
fascial, sin un borde epidérmico alrededor.
DIAGNOSTICO
Una forma de confirmar con rapidez una fístula enterocutánea, sobre todo de esófago, estómago,
duodeno y yeyuno, es la instilación de azul de metileno por vía oral, el cual aparecerá por el sitio
de drenaje de la fístula; sin embargo, se debe recordar que el azul de metileno se absorbe en las
partes altas del tracto digestivo y que puede no haber llegar al sitio de las fístulas de íleon y colon.
TRATAMIENTO
Control del gasto de la fístula y cuidado de la piel. Debido a las características de acidez o
alcalinidad de las secreciones del tracto digestivo se deben buscar alternativas para contenerlas y
cuantificarlas, evitando a la vez su contacto con la piel, utilizando bolsas colectoras que se
adhieren a la piel que rodea al sitio donde drena la fístula. Si esto no es posible, es necesario cubrir
la piel que rodea al sitio del drenaje fistuloso con pastas protectoras con óxido de cinc, aluminio o
de preferencia pasta de Karaya.
2. Apoyo nutricional. El factor aislado más importante que contribuye al éxito en el cierre de
las fístulas enterocutáneas es el tratamiento nutricional adecuado y sostenido, por medio
del cual se aportan sustratos nutricios que favorecen la recuperación y cicatrización de los
tejidos y mantienen al paciente desde el punto de vista metabólico estable (fi gura 140-6).
En aquellos en quienes el cierre espontáneo de la fístula no ocurre, el apoyo nutricional
además de brindar sufi ciente aporte calórico-proteínico pretende regular la respuesta
inflamatoria, con lo cual pueda tolerar cirugías futuras. Los pacientes con fístula de alto
gasto deben recibir nutrición parenteral, y tan pronto sea completada la fase de
reanimación y se investigue si existe un segmento de intestino funcional, puede usarse la
alimentación enteral, es decir, se tiende a usar de preferencia nutrición mixta (entérica y
parenteral).
3. Nutrición enteral. En pacientes con fístulas de bajo gasto, y de colon o recto, debe
utilizarse como primera opción el tracto gastrointestinal para proporcionar los
nutrimentos, ya sea por la vía oral o por sonda. En fístulas proximales (esófago, estómago,
duodeno, biliares y de páncreas) es posible utilizar una sonda nasoyeyunal, siempre y
cuando se evite el segmento fi stuloso. También se puede alimentar al paciente colocando
una sonda de gastrostomía o yeyunostomía, dependiendo del sitio de la fístula.
En contados casos, el mismo orifi cio fi stuloso puede servir para introducir una sonda delgada
para administrar la fórmula enteral. Las preparaciones industrializadas existentes, poliméricas,
oligoméricas y elementales permiten tener fórmulas químicas defi nidas, completas que se
absorben en segmentos limitados de intestino, además de manejarse fácil y complicaciones
controlables.
PRONOSTICO
indicadores de buen pronóstico para el cierre espontáneo de las fístulas enterocutáneas, como
son: niveles de proteína C reactiva mayor de 100 mg/dL sólo 10% tuvieron cierre espontáneo,
la prealbúmina no tuvo un valor de corte signifi cativo, pero sí la relación de las dos (radio C:P),
cuando el radio es menor a 0.25 tienen 87% de oportunidad de cierre de la fístula con medidas
no quirúrgicas antes de seis semanas, y una relación mayor a uno es muy improbable que
cierren con manejo conservador y además el resultado del cierre quirúrgico no es favorable.
Además, la utilización de la nutrición artifi cial lleva implícita una serie de posibles complicaciones,
ya sean técnicas (neumotórax, lesión vascular, trombosis), infección por el catéter o metabólicas
(hiperglucemia, hipopotasemia, hipomagnesemia, hipofosfatemia) lo que incrementa la
mortalidad. Se asocian trastornos psicológicos por la prolongada estancia hospitalaria,
imposibilidad para comer, difi cultad para controlar los gastos de la fístula, curaciones.
Se han informado tasas de mortalidad de hasta 80% cuando las fístulas se acompañan de
complicaciones, mientras que las no complicadas tienen una mortalidad de 4%. La septicemia es la
causa de casi 80% de todas las muertes. La mortalidad es mayor en las fístulas de gasto alto que en
las de gasto bajo. La concentración sérica de albúmina se considera factor importante de
predicción tanto para la mortalidad como para el cierre espontáneo, a mayor concentración de
albúmina sérica menor el índice de mortalidad y más alto el porcentaje de cierre espontáneo de
las fístulas.
FISTULA ENTEROATMOSFÉRICA
La presencia de una fístula entérica en la parte media de un abdomen abierto se le llama fístula
enteroatmosférica, la cual es la más desafiante y temida complicación para el cirujano. No es una
fístula verdadera, ya que no tiene trayecto y no está cubierta por un tejido vascularizado, lo que
reduce la probabilidad del cierre espontáneo3 (fi gura 140-9). Se informa una frecuencia de 5 a
19% en pacientes a quienes se les realizó una cirugía de control de daños.
El abdomen abierto, utilizado al inicio por Ogilvie en 1940, se usa en tres condiciones clínicas: a)
cirugía de control de daños en traumatismo abdominal grave, b) cirugía de control de daños en
sepsis abdominal grave y c) manejo del síndrome compartimental abdominal. Permite reevaluar el
abdomen, por lo que es posible la reintervención si es necesario; sin embargo, el cierre temprano
del abdomen abierto no es siempre una tarea fácil, y sobre todo que puede causar morbilidad,
incluyendo fistulización intestinal, y la formación de hernia gigante. Esta complicación ocurre en
25%.
La manipulación de las asas intestinales durante el tratamiento (p. ej., cambio de apósitos) es uno
de los factores de riesgo para desarrollarla. El cierre quirúrgico es necesario, pero no siempre es
fácil de hacer en el entorno de un abdomen abierto.13 La mortalidad de la fístula
enteroatmosférica era tan alta como 70% en décadas pasadas y hoy en día es de 40% gracias a los
cuidados intensivos y a mejoría en las técnicas quirúrgicas.
Hay varios métodos para aislar la fístula enteroatmosférica de los intestinos de alrededor o tejido
de granulación y para aplicar terapia con presión negativa en la herida (TVAC), a los tejidos
circundantes para ayudar con la curación y el control del exudado, facilitando la remoción del
líquido intestinal. También protege la piel que la rodea, con una capa plástica adherente, y evita la
lesión de las vísceras subyacentes para eliminar el riesgo potencial de una fístula
enteroatmosférica adicional al disminuir su manipulación y minimiza los cuidados de enfermería
En algunas instituciones, este sistema constituye el manejo estándar del abdomen abierto.
Cuando la herida no está infectada, se puede colocar un injerto de piel de forma que el manejo de
la fístula enteroatmosférica es mucho más fácil y similar a un estoma convencional. El cirujano
debe retrasar la resección de la fístula y la reconstrucción de la pared abdominal definitiva hasta
que el paciente esté listo para una cirugía mayor y el abdomen esté lo suficiente suave.
En el tratamiento de las fístulas enteroatmosféricas por lo general se usan juntas las técnicas
operativas y no operativas. Las técnicas quirúrgicas incluyen la resección de la zona de la fístula y
anastomosis término-terminal, cierre del abdomen abierto con prótesis absorbibles, uso de un
colgajo bipediculado anterior abdominal y abordaje quirúrgico lateral, mientras que las técnicas no
quirúrgicas incluyen la nutrición parenteral total, terapia de la somatostatina o sus análogos y
manejo de la herida con presión negativa.
Dado que el cierre espontáneo de este tipo de fístula es poco probable, los cirujanos han ideado
una serie de técnicas para su cierre. En los que presentaron fístula enteroatmosférica, quedan con
un gran defecto en la pared abdominal, por lo que se realiza el cierre definitivo de la fístula y la
reparación de la gran hernia abdominal con la técnica de separación de componentes y el
reforzamiento con una malla.2