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Bajo rendimiento académico

Causas y Soluciones
El bajo rendimiento académico, por
desgracia, es mucho más real de lo
que se cree. Además, no siempre
es fácil dar con las causas, mucho
menos con las soluciones.

En nuestra sociedad, durante


décadas, se ha asociado un
rendimiento académico bajo a falta
de interés del alumno, a vaguería y
a cuestiones similares.

Estudios diversos afirman que casi


el 20% de los niños pueden sufrir diversos síntomas que les llevan a mostrar un bajo
rendimiento académico e incluso a proceder al abandono escolar.

¿Cómo se puede revertir esta situación que afecta a uno de cada cinco niños? Lo primero es
descubrir las causas. Una vez analizadas, se buscará la solución más adecuada a tal hecho.
Veamos algunas ideas interesantes.

Causas del bajo rendimiento académico


Existen muy diversas causas que pueden provocar un bajo rendimiento del niño. Entre las más
comunes encontramos estas:

Falta de motivación: es un factor clave. El chico, por el motivo que sea, no encuentra
el interés necesario en el aula.

Factores genéticos: pueden darse factores relacionados con la herencia genética de los
jóvenes, hecho este que les impide atender, por ejemplo.

Condiciones ambientales: el
entorno en el que se mueven los
muchachos también es en
muchos casos el motivo por el
que su rendimiento académico es
deficiente.
Trastornos: igualmente hay
diversos trastornos que impiden
que los alumnos desarrollen toda
su capacidad. Por ejemplo, la
dislexia, la discalculia o la
disgrafía.
Factores emocionales: se suelen relacionar con problemas en casa, acoso escolar, etc

Posibles soluciones
Si nos encontramos con esta situación, ¿cómo podemos actuar como padres, tutores o
docentes? Veamos algunas de las soluciones posibles:

Ir a la causa del problema: siempre es importante hablar con el niño, observar y ver
cuál es el origen de su bajo rendimiento escolar. ¿Puede ser falta de motivación, o tal
vez tiene algún problema emocional o psicológico? Si se detecta alguna alteración,
será interesante consultar con un especialista.
Ayuda a la creación de rutinas: es
importante que el niño o joven cree sus
propias rutinas, y que estas incluyan los
hábitos de estudio. Para ello, los horarios
fijos, la adecuación de un espacio propio y
la gestión correcta del tiempo son
habilidades y entornos que el chico ha de
potenciar.
Contribuir a potenciar su capacidad de
esfuerzo: el alumno debe ser responsable,
autosuficiente y con capacidad de esfuerzo
propia para mejorar su rendimiento académico. Es necesario que aprenda a imponerse
metas para lograr el objetivo final y mejorar sus calificaciones.
Asimilación de técnicas de estudio: también será necesario que el estudiante aprenda
nuevas técnicas de estudio que le ayuden a asimilar mejor las temáticas. Puede probar
con la creación de mapas conceptuales, con la sinterización de información, con una
mejor organización de las tareas, etc.
Exigencia según su nivel y capacidad: debemos ser exigentes con los alumnos, pero
siempre adecuándose a su estado, a su nivel y a su desarrollo. No se puede exigir lo
mismo a un chico de 7 años que a otro de 17, por ejemplo. Además, habrá que atender
a su situación personal, a su nivel de progreso, a su estado emocional, etc.

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