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https://cienciaycomportamiento.wordpress.com/2018/0
5/14/desgranando-la-complejidad-algunas-nociones-
basicas-sobre-el-condicionamiento-operante/
El condicionamiento operante es el mecanismo de aprendizaje a través del cual se
adquieren nuevas respuestas, se eliminan otras ya existentes y/o se aprende a
emitirlas en otros contextos en función de las consecuencias que dichas respuestas
producen en el ambiente.
Teniendo en cuenta este matiz, podemos decir que el número de elementos que
intervienen en una relación de contingencia operante es, como mínimo, tres: el
estímulo antecedente, la propia respuesta y el estímulo consecuente. Y una
situación de discriminación simple es toda aquella que se ajusta, precisamente, a
esta descripción. Por tanto, constituye el caso más sencillo de control operante por
el estímulo.
Ed – R – Er
Ed – No R – No Er
EΔ – R – No Er
Simplificando:
EC1-R-Ed1-Er
EC1-R-Ed2-No Er
EC2-R-Ed1-No Er
EC2-R-Ed2-Er
¿Por qué he escrito Ed1 y Ed2 en lugar de Ed y EΔ? Porque su función no es fija: se
convertirán en Ed o en EΔ dependiendo del estímulo condicional que esté presente.
Sí, efectivamente, los estímulos condicionados se llaman así (en castellano) por una
mala traducción del ruso (concretamente, por un error al traducir textos de
IvanPavlov). Realmente el término correcto debería ser “estímulos condicionales”.
A este respecto, es relativamente frecuente escuchar cómo mucha gente
familiarizada con el tema pone el grito en el cielo, diciendo que los llamamos de la
manera incorrecta. Y tienen razón. Pero, gracias a ese error, podemos llamar
estímulos condicionales a los que intervienen en las discriminaciones condicionales
(operantes). Haters, que sois unos haters.
Pongamos por caso que le damos a elegir a un niño entre una cartulina con un
número siete (en adelante, “7”) y otra con un número cinco (“5”).
7 – R – Er
5 – R – No Er
6+1 – 7 – R – Er
6+1 – 5 – R – No Er
6-1 – 7 – R – No Er
6-1 – 5 – R – Er
Pero supongamos que, a partir de ahí, introducimos otra cartulina más (previa a la
aparición de los estímulos condicionales). Esta nueva cartulina podrá contener el
mensaje “señale la opción correcta” o “señale la opción incorrecta” (que serán,
respectivamente, los estímulos condicionales de segundo orden 1 y 2). Y entonces la
cadena será la siguiente:
Todo esto, no obstante, no es tan sencillo de entender como a simple vista pudiera
parecer. De este modo, se siguen perpetuando algunos mitos con respecto a la
relación entre la investigación básica de laboratorio y el análisis de los fenómenos
allí estudiados cuando parece razonable que pudieran estar produciéndose en un
contexto cotidiano. Por eso considero que puede llegar a resultar peligroso explicar
los fenómenos básicos a través de ejemplos aplicados sin asegurarnos previamente
de que los conceptos en sí mismos han sido comprendidos.
Y digo “peligroso” en el sentido de que puede proporcionar una falsa sensación de
haber entendido algo cuando, en realidad, o bien se ha entendido solo
parcialmente, o bien no se ha entendido en absoluto. La ciencia de la conducta
describe con una gran elegancia y sencillez aspectos de la naturaleza que pueden
resultar ciertamente complejos, lo cual es, desde un punto de vista científico,
brillante. Pero desde el punto de vista de la divulgación, esa elegancia puede
convertirse en un arma de doble filo.
“Los principios del análisis de la conducta operan en todos los niveles de complejidad
conductual y biológica, desde los picotazos de pichones en una llave hasta las prácticas
culturales humanas, una asombrosa invarianza que confiere una bella unidad al campo.
En un sentido más amplio, creo que la cualidad más seductiva de las ciencias es su casi
elusiva belleza. Sin duda ésta es la razón por la que hice de la ciencia mi carrera. Como
analistas de la conducta, básicos o aplicados, la mayor parte de nosotros hemos sido
atraídos al área, al menos implícitamente, debido a que tenemos un sentido de su
unidad y elegante sencillez. Mediante éstas nos esforzamos por obtener explicaciones
plausibles del fenómeno más complejo que conocemos: la conducta”.
Pero son precisamente esos escalones el lugar donde residen los matices, llenos de
color, que terminan siendo obviados y, al mismo tiempo, convertidos tristemente
en el negro lápiz con el que caricaturizar a la filosofía conductista.
Bibliografía:
González, F., Quinn, J. J., y Fanselow, M. S. (2003). Differential effects of adding and
removing components of a context on the generalization of conditional
freezing. Journal of Experimental Psychology: Animal Behavior Processes, 29, 78-83.