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Instituto superior de formación docente.

“María Luisa R. De Frechou”


Profesorado de Educación Primaria.

 CARRERA: PROFESORADO DE EDUCACIÓN PRIMARIA.


 CATEDRA: SUJETO DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA.
 DOCENTE: MARIA DE FRANCESCHI.
 ALUMNOS: ANDERSSON ROBERT, PEREIRA MARIA.
 CURSO: 2DO AÑO.

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INTRODUCCION

El presente informe tiene como objetivo dar a conocer la investigación realizada sobre la
temática “No es fácil ser adulto. Asimetrías y equivalencias en las nuevas infancias y
adolescencias” de Mariano Narondowski.

Hace mucho tiempo el sociólogo estadounidense llamado Neil Postman, escribió un libro
en el cual se observaba a grandes rasgos uno de los primeros cambios que trajo el
avance tecnológico en aquel entonces la televisión y marcó un antes y un después en la
vida de las personas borrando así las fronteras entre niños y adultos, llevando a la
desaparición de la infancia debido a la gran información que en ella se transmiten.

Actualmente el avance tecnológico ocupa un lugar notable en las reuniones, eventos,


cumpleaños llevándose el primer lugar, dejando de lado el afecto, cariño, conversaciones
y empatía tanto para los niños y adultos. Confirmando la hipótesis planteada más
adelante la infancia deja de ocupar un espacio de dependencia y deja de ser vista como
un periodo de iniciación a la vida adulta y al conocimiento pasando a formar parte de la
cultura generacional donde todos tienen acceso a la misma información. Lo cual genera
una inquietud en el día a día de las personas y sobre todo en los medios de
comunicación.

DESARROLLO

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Cada vez la niñez pareciera ser una etapa de la vida que dura menos, esa línea
entre la figura de un adulto y la de un niño es cada vez más difícil de reconocer. No solo
se ha modificado la manera de vestir de los niños, de comportarse, de sus juegos, sus
necesidades sino también la manera de relacionarse con ese adulto. El gran incremento
tecnológico pareciera dominar cada vez mas el mundo de la infancia, desde muy
pequeños los niños aprenden a convivir y depender de ella; el tiempo que antes se
dedicaba a ese juego inocente, hoy muchas veces es sustituido por un dispositivo
tecnológico (teléfono celular, Tablet, etc.)

Respecto a este cambio del cual se habla en torno a la relación entre el adulto-
niño, se podría decir que esa autoridad con la que contaba antes el adulto y que era tan
importante para la formación del niño como persona hoy también se ve cuestionada. El
vínculo entre el niño y el adulto era de carácter asimétrico ya que las responsabilidades
de cada parte eran opuestas: el adulto era responsable por el niño porque este se allá en
una incapacidad. Cuando hablamos de incapacidad, se la puede entender en tres
direcciones; discapacidad operativa (no poder ciertas cosas) y necesitar de otro para
operarlas; discapacidad epistémica (no arribar a la comprensión cabal de ciertas cosas) y
necesitar del otro para pensarlas, es decir que están entrelazadas y articuladas en la
construcción de la verdadera discapacidad, la discapacidad superior, y discapacidad
moral de no atinar a determinar por si mismos que es bueno y que no lo es, necesitado
para esto de otro que así lo haga.

Esta relación asimétrica trae consigo muchos otros aspectos en los cuales
profundizar, es aquí donde entra en juego el carácter de la obediencia, a la que se verá
como un instrumento propio de esa relación donde uno de los miembros se encuentra en
condiciones de precariedad para encarar la vida por sí mismo y por lo tanto precisa que
otro lo indique por su propio bien. Esta obediencia esconde a su vez una dominación la
cual tiene por objetivo que el dependiente sea un independiente. En otras palabras, la
modernidad occidental buscaba que, por medio de la obediencia la discapacidad se
disuelva y la persona pueda lograr desplegar autónomamente todas sus acciones; cuando
más obedezca el niño más autónomo será en un futuro. El proceso moderno de
infantilización direcciona a la obediencia como una conducta para que la infancia asuma
de manera más creciente más y más responsabilidades adultas hasta el punto de no
necesitar obedecer.

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Philippe caracteriza a este tipo de asimetría como un sentimiento bifronte de


infancia, donde una de las caras de este sentimiento es el cuidado y la protección de los
niños a partir del reconocimiento de sus vulnerabilidades, acciones que generan cariño y
sentimientos de amor. Pero su contracara es la responsabilidad por la severidad; esta
bifrontabilidad es la que confunde severidad con dominación.

Ahora bien, para que esta asimetría exista es indispensable la presencia de un


adulto claro capaz de ir rellenando aquellos ámbitos discapacitantes. Cabe preguntarnos
entonces ¿Siguen siendo los adultos hoy en día aptos para esta tarea?

Es evidente que las generaciones y la cultura van cambiando lo que antes se


consideraba como un conocimiento valioso solo perteneciente a los adultos hoy ya no lo
es. Las sociedades mudan de manera constante sus paradigmas, por lo tanto, la
experiencia deja de ser una herramienta útil para saber y poder el mundo. Estamos en
una sociedad en la que prácticamente la tecnología ha dominado el día a día de las
personas, la mayoría de las cosas se realizan de otra manera o se tiene una postura
diferente hacia ella. Es de esperarse entonces que el adulto se encuentre en un campo
desconocido, donde los niños que nacieron prácticamente en él serán los dominantes. En
otras palabras, estos cambios hacen que la infancia ya no sea la misma, ser joven ya no
supone una carencia que será saldada por la correcta acción formativa adulta a través del
paso del tiempo, sino que constituyen atributos positivos tanto en ellos como en los
adultos. La infancia paso a ser entonces una “capacidad espacial”, pasando de ser el lado
vulnerable de una relación asimétrica a construirse en un sujeto de derecho no
equiparable a la de un adulto.

Por otra parte, pareciera que hoy en día los adultos intentan lograr una fisonomía
exterior, un lenguaje y justos estéticos similares a los de los jóvenes, el ideal es poseer un
cuerpo virgen con el paso del tiempo libre de aquellos elementos que antes identificaban
el poder adulto como ser las arrugas, canas, vueltas de la vida. Al mismo tiempo los niños
y jóvenes ya no anhelan con desesperación formar parte del mundo de los adultos;
haciendo que esa supuesta relación de asimetría vaya haciéndose cada vez más
equivalente.

Es obvio que la autoridad adulta no ha desaparecido y que siguen existiendo


diferencias entre adultos y niños, pero lo que se busca ahora es un tipo de “negociación”
permanente dada la compulsión adulta por escapar al conflicto. Permite mitigar el peso de

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las decisiones de la autoridad y, de esta manera, sus cargas repartirlas con los otros
caracterizados como menores de edad y, por ende, inhibirlos de equivaler a un adulto.
Cada vez quedan menos fronteras sociales entre adultos y niños/ adolescentes, como
señala Potsman debido a la reproducción ilimitada de la cultura de las pantallas, a todos
se nos ha dado ver lo mismo, saber lo mismo, escuchar lo mismo, participar casi de los
mismo.

En la actualidad, este posicionamiento crítico ha suministrado su estocado final:


Tanto se procuró la liberación de los niños del dominio adulto que, finalmente, los adultos
han logrado liberarse de ellos.

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CONCLUSION

La problemática tratada nos lleva a repensar y cuestionarnos el papel que juega


tanto la infancia como la adultez en la sociedad, pareciera necesario reforzar las
responsabilidades que implica cada uno de estos momentos de la vida. Lejos de caer en
el autoritarismo a nuestro parecer vuelve a ser necesaria una figura de respeto, a la cual
los jóvenes puedan imitar.

Claramente para que en esta relación el aprendizaje sea reciproco se debe tener
como base el respeto y la consideración de ambas partes. Esto quiere decir que, si bien la
infancia tenga una figura a la cual imitar, también pueda encontrar en ella un refugio y un
espacio desahogo. A su vez los adultos deberían aprender a escuchar y tener en cuenta
las necesidades de estas nuevas infancias, que obviamente no tienen la misma
característica que en un pasado.

Si la sociedad, la cultura, los medios de comunicación y prácticamente todo lo


que nos rodea se va modificando y adaptando a esta era tecnológica, sería totalmente
normal que la relación entre los sujetos también lo hagan. En lugar de hablar de una
relación completamente asimétrica, podría buscarse una especie de retroalimentación en
la cual tanto niños y adultos puedan aprender uno de otro, teniendo presente que siempre
existe un límite inquebrantable.

Para que todo esto pueda llevarse a cabo de la manera más natural posible
jugara un papel importante la educación, como nos dice Paulo Freire “Nadie educa a
nadie, nadie se educa a si mismo, las personas se educan entre si con la medición del
mundo”.

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Bibliografía

 No es fácil ser adulto. Asimetrías y equivalencia en las nuevas infancias y


adolescencias, Mariano Narodowski, 2011

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