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I. Obligación y acción.
La obligación: Concepto y evolución histórica.
La obligación hace referencia al <<vínculo jurídico>> que está en relación con el primitivo carácter
de la obligatio. Una persona se vincula o se somete a otra por el acto del nexum; este consiste en una
auto-emancipación o sometimiento de una persona a otra para garantizar una deuda propia o ajena.
Obligación y acción son conceptos inseparables; existe una obligación en tanto una persona puede
ejercitar una acción para reclamar algo que se le debe. El vínculo obligatorio surge entonces en
relación con la cosa misma. Adquirir la obligación quiere decir hacerse acreedor y no deudor. Un
vínculo o relación entre dos personas, acreedor y deudor, nace en virtud del antiguo negocio de la
sponsio.
Contenido de la obligación.
La obligación consiste en el deber (oportere) de dar, hacer o prestar:
- Dar (dare) es hacer propietario o constituir un derecho real, también rendir o prestar unos
servicios.
- Hacer (facere) es todo acto que implique observar un determinado comportamiento, que
comprende la abstención, y el devolver una cosa a su propietario.
- Prestar (prestare) es responder de algo o garantizar.
Para designar el objeto de la obligación se habla generalmente de prestación. Esta debe reunir las
características de: ser posible, lícita, objetivamente determinada y tener carácter patrimonial.
Obligaciones naturales.
La obligación natural es la contraída por los esclavos y posteriormente por las personas sometidas a la
potestad del paterfamilias. Estas obligaciones carecen de acción y de entre sus características la más
importante es la de la retención de lo pagado. Además de esto, tienen otros efectos como: Que pueden
oponerse como compensación los créditos naturales a las obligaciones civiles; podían ser objeto de
innovación y convertirse en obligación civil; pueden ser objeto de delegación; pueden ser garantizadas
con fianza, prenda o hipoteca; se tienen en cuenta a efectos del aumento o disminución del peculio; y
finalmente la compra efectuada por el esclavo o sometido se considera como justa causa para la
usucapión.
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II. Delitos.
Delitos privados.
Se llaman delitos a los actos ilícitos de los que derivan obligaciones que se sancionan con una pena.
Junto a los delitos públicos (crimina) que suponen atentados al orden público, existen delitos privados
(delicta) cuya finalidad es conseguir una condena pecuniaria. La pena (poena) que se impone al autor
del delito, consiste en un múltiplo del valor del daño causado (duplo, triple o cuádruplo). Pueden
darse además de las acciones penales, otras que se acumulan a aquellas para reclamar la cosa perdida.
Las características generales de las acciones penales son: Intransmisibilidad pasiva (las acciones
penales no se transmiten pasivamente, no responden los herederos), noxalidad (la acción penal se
ejercita contra el paterfamilias, pero éste puede liberarse de la responsabilidad entregando a quien
cometió el delito), cumulatividad (cuando son varios los autores del delito, cada uno de ellos debe
pagar la pena entera) y perpetuidad o anualidad (las acciones civiles y reipersecutorias no tienen
establecido un plazo para su ejercicio, en este sentido se llaman perpetuas; por otro lado las utilizadas
por el pretor son anuales).
Delitos de daño.
El delito de <<daño injustamente causado>> procede del plebiscito de la lex Aquilia de damno. La lex
Aquilia de damno derogó las leyes precedentes que trataban del daño injusto y supuso una revolución
porque eliminó todas las acciones de daño salvo tres: la actio de pauperie, que se concede por daños
causados por animales cuadrúpedos y en la que el propietario puede elegir entre la indemnización por
el daño o la entrega noxal del animal; la actio de pastu pecoris, contra el dueño del animal que pasta
en fundo ajeno y por el que debe indemnizar o entregarlo; y la acción de tala ilícita (actio de
arboribus succisis), contra el que abusivamente corta árboles ajenos y el autor del daño debe pagar 25
ases por cada árbol cortado.
La ley Aquilia tiene tres capítulos: El primero dispone que el que hubiese matado injustamente al
esclavo ajeno o a un cuadrúpedo es condenado a pagar al dueño el valor máximo que aquella cosa
hubiese tenido en aquel año; el segundo capítulo se refiere al daño que causa el acreedor que se queda
con el crédito cobrado; y el tercer capítulo se refiere a toda clase de daño causado injustamente en
cualquier animal o cosa inanimada, por lo que la condena del causante del daño es por el valor
máximo que alcanzó el objeto dañado en aquel mes.
Con la actio legis Aquiliae, en las legis actiones se consigue una manus iniectio, para obligar al
demandado al pago de la pena, puesto que lo que se persigue es el pago de la pena. Se concede el
valor máximo de la cosa dañada (in simplum) contra el que confiesa el hecho, y contra el que lo niega
el doble (in duplum). El pretor concede acciones in factum y útiles para completar la lex Aquilia, y
aunque la acción civil compete solo al propietario, el pretor la extiende al poseedor de buena fe, al
usufructuario, al peregrino… Tratados de daños causados en ocasiones especiales, el pretor concede
las siguientes acciones in factum: Acción al cuádruplo del daño causado por una cuadrilla de hombres
armados; acción al cuádruplo por los daños o robos realizados con ocasión de una calamidad pública;
acción al doble por los daños cometidos en un tumulto o revuelta (turba).
Los tres elementos que configuran el delito de daño son: La iniuria o injusticia, el daño debe ser
injusto, contrario al derecho; la culpa, la conducta o actuación negligente del que causa un daño; y el
damnum, la pérdida o disminución patrimonial que se sufre por culpa de otro.
III. Préstamos.
El crédito y los negocios crediticios.
El préstamo o crédito (creditum) es la obligación nacida de la entrega de una cantidad de dinero que
obliga a restituir. Esta obligación genera una condictio o acción de repetición, que nace de la conducta
del que retiene sin causa una cosa propiedad de otra persona. La condictio tiene por objeto recuperar
del demandado el enriquecimiento injusto que procede de una entrega o datio del demandante.
La condictio o actio certae creditae pecuniae es una acción formularia que tiene carácter abstracto, en
el sentido de que la fórmula sólo contiene referencias al objeto. La acción servía originariamente para
reclamar las deudas de dinero y se extendió a toda clase de cosas, incluso específicas. El edicto
pretorio reúne: Las acciones de derecho pretorio que se refieren a préstamos de plazo (constitutum),
las que se refieren al préstamo de uso (commodatum) y al préstamo de garantía (pignus). El prototipo
de negocio crediticio es el mutuo, que a su vez distingue tres tipos de dationes: para conseguir algo
del que lo recibe (ob rem), por una cosa determinada (ob causam) o por eventuales circunstancias (ex
eventu).
Préstamos pretorios:
Constitución de plazo (constitutum).
Es la promesa de pagar dentro de un plazo, o en un nuevo plazo, una deuda preexistente de una
cantidad de dinero. La promesa de fijar un plazo queda subordinada a la existencia de una obligación
precedente, que puede ser propia o ajena. En caso de incumplimiento el pretor concede una acción de
cantidad constituida a plazos (actio de pecunia constituta).
Comodato.
Es un préstamo de uso en el que el comodante entrega una cosa inconsumible por tiempo determinado
al comodatario, para que use de ella gratuitamente y después se la devuelva. El comodatario no recibe
del comodante la posesión de la cosa, sino sólo la detentación. Para reclamar del comodatario la
devolución de la cosa prestada, el pretor concede al comodante la actio commodati. La cosa dada en
comodato debe ser susceptible de uso y por ello solo pueden serlo las cosas no consumibles (aquellas
que permitan dos o más usos). El uso, por su lado, debe ajustarse a lo convenido o a la naturaleza de la
cosa prestada y el comodatario que abusa comete un hurto de uso (furtum ussus). El comodato es
esencialmente gratuito, y por ser gratuito, el comodatario responde de la pérdida de las cosas
prestadas por custodia. El comodatario debe restituir la cosa con todos sus accesorios y los frutos que
entren en el uso concedido. Si el comodatario, que debe asumir los gastos normales de la cosa, realiza
gastos extraordinarios, dispone de la actio negotiorum gestorum contraria y para los daños que el
comodante le cause deliberadamente ejercita la actio de dolo o exceptio doli.
Hipoteca.
La prenda (pignus) es una institución única y puede constituirse por un pacto o convenio de que la
cosa pignorada quede en poder del deudor pignorante y se considere vinculada al cumplimiento de la
obligación. El desplazamiento de la posesión puede ser inmediato, como en la prenda, o quedar
aplazado al incumplimiento de la obligación, como en la hipoteca. La hipoteca nace entonces de los
arrendamientos públicos y, más concretamente, los arrendamientos rústicos; resumiendo, permite la
explotación de una tierra a cambio de una renta que tenía que ser garantizada mediante una
prenda. Este origen permite definir la hipoteca como una obligación accesoria de garantía real en la
que el bien hipotecado queda en poder del deudor hasta el incumplimiento de la obligación
garantizada. Se atribuye a Servio Sulpicio Rufo la invención de la actio serviana, con la que el
arrendatario podía reclamar de cualquier poseedor la cosa pignorada; es decir, se podía ejecutar el bien
hipotecado, sacarlo a pública subasta.
● Objeto y constitución de la hipoteca. Hipotecas tácitas y legales.
Todas las cosas que pueden comprarse o venderse pueden ser objeto de hipoteca. Para
constituir la hipoteca es suficiente el simple acuerdo o convenio. La hipoteca se constituye
también por presunción de la voluntad del constituyente o hipoteca tácita; o las hipotecas
constituidas por disposición de la ley, que pueden ser especiales o generales, y son las
llamadas hipotecas legales.
● Pluralidad de hipotecas.
La hipoteca puede constituirse sucesivamente a favor de una persona o de varios acreedores.
Esta última concurrencia de varias hipotecas se rige por el principio de la prioridad temporal
(prior in tempore potior in iure). Las hipotecas se ordenan según la fecha de su constitución y,
una vez realizada la venta de la cosa hipotecada, cobra el primer acreedor; con lo que queda el
segundo, y así sucesivamente hasta agotar el precio obtenido. Puede darse un cambio de
prioridad de las hipotecas por la subrogación convenida de un acreedor en el lugar de otro
anterior: El acreedor posterior ofrece a otro anterior o preferente la cantidad garantizada para
ocupar su lugar.
Extinción de la prenda.
El derecho de prenda se extingue:
- Por la completa liquidación de la obligación garantizada.
- Por la pérdida o desaparición de la cosa pignorada.
- Por la venta realizada por el acreedor.
- Por renuncia expresa o tácita del acreedor.
- Por confusión cuando el acreedor se convierte en propietario.
- Por prescripción completada por un tercero que posee la cosa durante diez o veinte años,
según se trate de presentes o ausentes.
IV. Estipulaciones.
Sponsio y stipulatio.
La sponsio se presenta como un negocio solemne de carácter promisorio, integrado por una pregunta y
una respuesta (interrogatio-responsio); es una forma solemne de comprometerse. La stipulatio por
otro lado es un pacto que se realiza entre dos personas contrayendo una obligación. Ante todo, la
sponsio es un acto accesible sólo a los cives; mientras que la stipulatio podía utilizarse por romanos y
peregrinos. Además, mientras el formalismo de la sponsio tiene carácter esencial y se mantiene
siempre en términos rigurosos; la stipulatio presenta una evolución histórica en la que el organismo se
atenúa para dar paso a formas más abiertas y flexibles. De otro lado, se parte del presupuesto de que la
estipulación presenta la misma estructura que la sponsio, y como acto abstracto, ambas figuras se
funden en la categoría de la obligatio verbis. En el procedimiento formulario nacían varias acciones
de la estipulación, según tuviera por objeto un certum o incertum. Cuando se trataba de una
estipulación que tenía por objeto una suma de dinero (certum), se denominaba actio certae creditae
pecuniae. Sin embargo, para la reclamación de una cosa (incertum), existía una fórmula a la que
llaman actio ex stipulatu.
Decadencia de la estipulación.
La estipulación clásica era un acto esencialmente oral y abstracto y su decadencia se produce por la
influencia de las concepciones jurídicas extranjeras, asumiendo gradualmente la forma del contrato
literal. La stipulatio solía documentarse en una testatio probatoria, pero la evolución fue dando al
documento estipulatorio carácter constitutivo, hasta transformarse en una cláusula general de los
contratos. La forma verbal de esta se redujo a una pura cláusula de estilo. La stipulatio se funde con el
instrumentum que la acompaña, en el sentido de que es estipulación cualquier promesa redactada por
escrito.
Estipulaciones inválidas.
Deben distinguirse dos clases: Las estipulaciones inexistentes (nullius momenti es) porque le faltan
algunos de los requisitos requeridos; y la estipulación ineficaz en la que existe estipulación pero no la
obligación que debía producir. Existen distintos casos de inexistencia e ineficacia. En primer lugar, los
casos por los que se puede dar la inexistencia de estipulación son: Defectos de capacidad de las
personas que intervienen, no pueden hacerla los mudos, los sordos y los locos; Incongruencia
(nulidad), que se da cuando hay diferencias entre la pregunta y la respuesta y puede ocurrir en relación
con el objeto de la estipulación o la realizada en favor a un tercero. En cuanto a los casos por los que
se puede dar la ineficacia de la estipulación son: Promesa para después de la muerte (aunque se
considera que la estipulación existe ya que extingue por notación una obligación anterior que puede
ser afianzada); en relación con el objeto que puede darse cuando es inmoral o ilícito, cuando es
inicialmente posible pero luego se hace imposible o cuando hay error y no se puede determinar el
objeto a que se refiere la estipulación; y por último cuando no se presta la auctoritas tutoris en una
promesa realizada por el infante mayor o por una mujer.
Estipulaciones penal.
A una estipulación se puede añadir o superponer otra, siempre que no tenga el mismo objeto. En la
estipulación penal se trata de añadir una nueva promesa estipulatorio, que tenga por objeto el pago de
una cierta cantidad de dinero que se condiciona al cumplimiento de la obligación anterior. Existe
entonces una obligación principal que sigue existiendo y una segunda indicio nada al cumplimiento de
aquella. Si el deudor cumple, no produce efectos la segunda obligación; si no cumple, debe pagar la
pena y puede defenderse por una exceptio doli si el estipulante ejercita la acción que derivada de la
obligación principal.
Novación.
La estipulación que crea la nueva obligación, con idéntico objeto de otro anterior que se extingue,
debe contener algo nuevo. Este elemento nuevo puede referirse a los sujetos o al objeto: A los sujetos
cuando se sustituye la persona del acreedor o del deudor; al objeto cuando la estipulación se realiza
entre las mismas personas, el algo nuevo puede referirse a: un cambio de causa (cuando la nueva
promesa se refiere a una obligación que tiene una causa distinta) o un cambio en las modalidades de la
obligación (adición o supresión de condiciones o término, cambio de lugar o pago). La forma de la
nueva estipulación era la que novaba la obligación anterior. Cuando se la sustituye por el documento
escrito la novación depende de la voluntad de novar (animus novandi).
La fideiussio.
Es la forma más general y completa de garantía personal. Consiste en un acto oral, semejante a la
estipulación, basado en la lealtad personal (fides), en la que el fideiussor promete el mismo objeto que
debe el deudor principal. La fideiussio es transmisible a los herederos y no tiene plazo alguno de
caducidad, además de que puede realizarse por los peregrinos. El fiador no disponía de la acción de
regreso para demandar al deudor por el que paga. La jurisprudencia admitió que pudiese valerse de la
actio mandati si recibió del deudor el encargo de pagar; o de la actio negotiorum gestorum si su
intervención fue por iniciativa propia. Si el acreedor demanda a un copiador cuando existían varios,
este podía oponer una exceptio para que dividiera la deuda entre todos. La garantía personal podía
realizarse también como mandato de prestar: Consiste en el encargo que el mandante hace al
mandatario para que preste al otro una determinada cantidad. El mandante respondía por la actio
mandati contraria si después no paga la cantidad al mandatario.
La intercesión (intercessio).
Se entiende por intercesión la prestación de una garantía personal. La intercesión era una actividad
propia de hombres. Los juristas consideran como acto de garantía personal o intercesión: Prestar
garantía real a la deuda de otro; ofrecerse como deudor solidario; sustituir al deudor cuya obligación
se extingue; obligarse directamente para evitar que otro se obligue(intercesión tácita). En caso de
intercesión tácita, concede al acreedor contra el deudor real una actio institutoria.
La fianza justinianea.
Justiniano concede al fiador en general los siguientes beneficios:
- Beneficio de excusión: El acreedor debe demandar primero al deudor principal y el fiador
puede negarse a pagar, mientras que pueda hacerlo el deudor.
- Beneficio de división: El acreedor debe dividir la deuda entre todos los cofiadores.
- Beneficio de cesión de acciones: El fiador que ha pagado la deuda dispone en todo caso de la
acción que tenía el acreedor a quién pagó, contra el deudor, como “acción de regreso”.