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LA HUMILDAD: ATRIBUTO ESENCIAL


PARA EL MANDO DE LA MISIÓN
Por el Tte. Gral. Robert B. Brown y el Cnel. Robert M. Taradash

El 8 de septiembre de 2009, en la Provincia de Kunar, Afganistán, la demostración de valentía en


las acciones del Cpt. William D. Swenson lo hizo merecedor de la Medalla de Honor. Ese acto
heroico sacó a la luz el verdadero carácter de Swenson. Mientras que colocaba a un compañero
herido de muerte en un helicóptero, fue captado por una cámara de video que grabó la escena
donde él se inclinó y besó brevemente la frente de su compañero antes de regresar a evacuar al
menos otros cuatro compañeros más.

Ese gesto dice mucho más de Swenson y, en gran medida, dice más de la esencia del heroísmo
que lo que aparece escrito en la mención honorífica de su Medalla de Honor. Los compañeros de
equipo de Swenson comentan que este comportamiento era típico en él. Ese día y a lo largo de
todo su despliegue, el respeto y la dedicación que Swenson tuvo por sus subalternos, así como
la humildad en su liderazgo, hicieron que su equipo fuera cohesivo y con base firme en la
confianza mutua. Así que, su heroísmo surgió de manera natural.

Al reflexionar sobre las acciones que los hicieron merecedores de la condecoración militar más
alta en toda la nación, la mayoría de los que han recibido la Medalla de Honor relatan las mismas
anécdotas de valentía a través del autosacrificio. No obstante, todavía hay más que podemos

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aprender de esta cualidad. No se trata de una valentía altruista únicamente; particularmente,


cuando de aplica durante el ejercicio del Mando de la Misión.

El entorno complejo e incierto actual resalta la necesidad de contar con líderes cuya manera de
ejercitar el Mando de la Misión hace posible delegar autoridad y responsabilidad con absoluta
confianza. Es dentro de este entorno que la humildad emerge como un atributo esencial para los
líderes del Ejército. La humildad sirve de catalizador para reducir el riesgo y la fricción inherentes
al mando. También puede mantener la perspectiva y el autocontrol, lo cual posiblemente evitaría
los puntos ciegos y las trampas que algunas veces encontramos en posiciones de poder. Los
líderes no nacen con humildad; más bien, esto es algo que se aprende y desarrolla con el tiempo.
Los líderes que aprenden a ser más humildes obtendrán una ventaja decisiva en el ejercicio del
Mando de la Misión.

Cpt. William D. Swenson asiste a una reunión informativa previa a la misión en la Provincia
Kunar, Afganistán, en 2009. (Crédito: Ejército de EE.UU.)

En su libro, El factor confianza: El valor que lo cambia todo, (The Speed of Trust: The One Thing
that Changes Everything) Stephen M.R. Covey escribe que, “Una persona humilde se preocupa
más por lo que es correcto que por estar en lo correcto, por poner en práctica buenas ideas más
que por tener buenas ideas, por abrazar nuevas realidades más que por defender posiciones
obsoletas, por crear un equipo más que por enaltecerse a sí mismo, por reconocer las
contribuciones más que por ser reconocido por hacerlas”. En otras palabras, los líderes humildes
se conocen a sí mismos, respetan a los demás y no temen expresar sus emociones. Pueden
expresar empatía, por ejemplo, sin perder la habilidad para tomar riesgos, impartir disciplina y
liderar con confianza.

La humildad tiene una función muy importante en el mejoramiento de tres de los principios del
Mando de la Misión que son esenciales para un liderazgo efectivo: crear equipos cohesivos a
través de la confianza mutua, desarrollar una comprensión compartida y ejercer una iniciativa
disciplinada.

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La Confianza Mutua
Los líderes tienen que ser determinados, carismáticos y decisivos para poder relegarse a un
segundo plano, dando así prioridad a los demás. Los líderes humildes también ejercen
autoconciencia y autodisciplina ante la responsabilidad y rendición de cuentas inherentes al rango
y la posición. Un líder inseguro podría temer ser opacado por aquellas personas que poseen más
aptitudes y talentos; sin embargo, conocer sus propias debilidades es esencial para desarrollar la
confianza mutua que sirve para mantener la unión en los equipos cohesivos.

Incorporar los talentos de todos los miembros de un equipo requiere más que simplemente
solicitar su aportación. Si los miembros de un equipo no confían en que el líder considera su
aportación valiosa o si se sienten menospreciados o ignorados, el equipo completo estaría menos
dispuesto a colaborar. Todo se reduce al adagio de que no existe el “yo” en un equipo. Los líderes
humildes que tienen un compromiso serio con los miembros de su equipo y las metas de la
organización tienen más probabilidades de cumplir la misión y establecer un clima de comando
positivo.

Los mejores líderes muchas veces no siempre son los que ofrecen la mejor solución o la
aportación más visible. Los mejores líderes son los que operan tras bastidores, evitan ser el centro
de atención y siempre hacen que la organización funcione mejor cuando ellos están a cargo.
Considere al baloncestista Shane Battier. A pesar de su gran cantidad de tiempo de destaque,
sus estadísticas de posesión del balón y tiros de campo estaban entre las más bajas de la
Asociación Nacional de Baloncesto. De hecho, él era casi imperceptible en la cancha. Sin
embargo, cada vez que Battier estaba en el juego, el equipo invariablemente jugaba mejor gracias
a su colaboración y a los elementos de apoyo sutiles en su manera de jugar. Los periodistas
deportivos se referían a Battier como el “jugador estrella sin estadísticas”, ya que su colaboración
en la cancha no se reflejaba en sus logros personales.

El entonces comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de la OTAN, en Afganistán, Gral.
Stanley A. McChrystal se dirige a las fuerzas de la coalición en la Provincia Farah en 2010. (Crédito: Sargento Maestre
de la Fuerza Aérea, Tracy DeMarco)

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Comprensión Compartida
El segundo principio del Mando de la Misión trata el tema de la visión común. Los líderes humildes
crean una comprensión compartida a través del diálogo bidireccional abierto y efectivo entre
líderes y subalternos. El líder humilde comunica su intención y guía, escucha la retroalimentación
y dialoga con sus subalternos y estados mayores de una manera efectiva. Esta interacción entre
el comandante, los estados mayores y los comandantes subordinados fortalece los lazos de
confianza y fomenta un clima de colaboración. Un clima positivo y de confianza es donde se
permite que los subalternos colaboren sin temor a ser ignorados o menospreciados y donde el
líder está abierto a la discusión y a opiniones encontradas. Esa confianza y ese clima sirven de
base para el Mando de la Misión.

Principios a Considerar
Un líder humilde…

… irradia autoconfianza y reconoce que las mejores ideas surgen de quienes conocen más
de cerca el problema.

… pone a la organización ante todo y reconoce que él/ella es sólo un guardián temporal
de nuestra profesión.

… demuestra que se preocupa al poner mucho en las personas a las que sirve.

… acepta culpabilidad en el fracaso y dirige sus elogios hacia los subalternos.

… crea una cultura de iniciativa disciplinada; acepta riesgos y apoya las acciones valerosas.

… trata de resolver diferencias en las organizaciones y deshacer las responsabilidades


restringidas para crear una libre circulación de información e ideas.

… crea un ambiente de aprendizaje en el que las personas no temen al fracaso.

Los líderes humildes buscan deshacer las restricciones impuestas por la organización, lo cual
facilita una mayor colaboración en toda la organización. El Gral. (R) Stanley A. McChrystal es uno
de los mejores ejemplos de este atributo. Un artículo publicado en DEFENSETECH describió
como “durante sus cinco años en el [Comando Conjunto de Operaciones Especiales] y su
comando truncado de la [Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad], McChrystal
redujo las jerarquías, delegó responsabilidades a los subalternos y en todas partes impulsó una
circulación de información más libre entre operadores y analistas, comandantes y sus unidades,
e incluso entre aliados muchas veces desconfiados”. Este ejemplo demuestra cómo la humildad
puede mejorar la comprensión compartida.

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Iniciativa Disciplinada
La doctrina del Ejército define la iniciativa disciplinada como “la acción en ausencia de órdenes,
cuando las órdenes actuales ya no se ajustan a la situación o cuando se presentan oportunidades
o amenazas imprevistas”. Fomentar la iniciativa disciplinada requiere que exista un ambiente de
confianza mutua y una comprensión compartida dentro de la organización que permita a los
líderes subalternos, como en el caso de Swenson en Afganistán, la autoridad para tomar acción
y aceptar riesgos con el apoyo pleno de su supervisor o comandante.

Los líderes humildes valoran el buen juicio de sus subalternos y los animan para que aprovechen
las oportunidades efímeras sin esperar la aprobación. Esta cualidad es esencial en un entorno
operacional complejo donde los matices sutiles del contexto cultural pueden tener un impacto
enorme en las decisiones.

Las unidades cuyos líderes practican la humildad son más propensas a promover una cultura de
iniciativa disciplinada y audacia en la acción que son esenciales para obtener la victoria en un
mundo complejo. Los líderes subalternos estarán más dispuestos a tomar la iniciativa y tomar
medidas decisivas si tienen la plena confianza de que sus comandantes los apoyarán.

Los desembarcos en Normandía ofrecen un caso de estudio ideal para demostrar el poder de la
iniciativa disciplinada basada en la confianza. En el lado de los aliados, las fuerzas
aerotransportadas se pasaron del área de lanzamiento y las fuerzas anfibias desembarcaron en
las playas equivocadas. No obstante, en medio de este caos surgieron líderes quienes, sin perder
la perspectiva, hicieron realidad la visión del General Dwight D. Eisenhower. En el otro lado, las
fuerzas de Adolf Hitler, indiscutiblemente mejor equipadas y organizadas, estaban paralizadas y
no podían responder a la invasión en las primeras horas del 6 de junio de 1944, ya que nadie se
atrevía a despertar a Hitler para que autorizara el empeño de las reservas de blindados que eran
muy necesarias en Normandía.

En su libro, Los líderes son los últimos en comer: Por qué algunos equipos aúnan sus esfuerzos
y otros no, (Leaders Eat Last: Why Some Teams Pull Together and Others Don’t), Simon Sinek
escribió, “Cuanta más energía se transfiera desde la cúpula de una organización a los que
realmente están haciendo el trabajo, quienes están más al tanto de lo que sucede día a día, más
poderosos serán la organización y los líderes”. Esta transferencia de energía requiere, sobre todo,
un líder humilde que se considere a sí mismo en el contexto apropiado dentro su organización.
Delegar autoridad y responsabilidad sin perder el liderazgo, desarrolla la iniciativa en las
organizaciones. También requiere confianza y comprensión, las cuales tienen su base en la
humildad de los líderes.

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Aprender a ser Humildes


Si bien es cierto que algunas personas tienen una inclinación más natural hacia la humildad, la
experiencia nos demuestra que con tiempo, esfuerzo y sabiduría, un líder puede aprender a ser
humilde. Jorge Washington es un buen ejemplo. Washington era un teniente coronel joven cuando
comandó la milicia de Virginia y, sin lugar a dudas, fue un líder muy ambicioso e impetuoso. Sus
acciones temerarias en 1754 resultaron en la captura de toda su unidad en el Fuerte Necesidad.
Compare esto con su fatídica decisión casi 30 años más tarde, cuando rechazó las ideas de un
derrocamiento militar del nuevo gobierno y se presentó con humildad ante el Congreso para
solicitar únicamente un retiro tranquilo en Mount Vernon, Virginia.

En England, Gral. Dwight D. Eisenhower se dirige a los paracaidistas de la 101a División


Aerotransportada que salían a Francia en la víspera del Día D, 1944. (Crédito: Ejército de
EE.UU.)

La habilidad para dirigir a los soldados requiere que los líderes sean determinados, carismáticos,
decisivos, capaces de crear equipos, al mismo tiempo que son altruistas. La confianza en una
organización evoluciona al descubrir que el líder valora los talentos de cada miembro del equipo,
crea una comprensión compartida con el apoyo de todos los que “arriesgan parte de su pellejo” y
demuestra cierto nivel de altruismo. Los líderes humildes mejoran el ambiente de mando, la
capacitación de los líderes y, en última instancia, el Mando de la Misión.

La humildad sirve de catalizador para crear equipos cohesivos con base en la confianza mutua,
lo cual crea una comprensión compartida y desarrolla la iniciativa disciplinada. Los líderes
humildes afianzan estos principios, los cuales hacen posible un ambiente donde el Mando de la
Misión puede florecer. Leroy McCarty lo dijo muy bien en un artículo publicado en el sitio en la red
El líder emergente: “Actuar con humildad hace que otros se sientan importantes y valorados.
Enfóquese en su humildad y sentirá que se quita un gran peso de encima. Fingir que lo sabe todo,

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requiere un gran esfuerzo. Además, es más revitalizador rodearse de personas con algo de
humildad. La arrogancia se vuelve aburrida rápidamente”.

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El Tte. Gral. Robert B. Brown es el comandante del Centro de Armas Combinadas del Ejército
de EE.UU. en el Fuerte Leavenworth, Kansas. Él ha ocupado varias posiciones de liderazgo
desde el nivel pelotón hasta el de cuerpo de Ejército en Haití, Bosnia, Iraq, el Pacifico, Europa y
los Estados Unidos continentales. Obtuvo una licenciatura de la Academia Militar del Ejército de
EE.UU. y grados de maestría en educación y estudios estratégicos de la Universidad de Virginia
y la Universidad Nacional de Defensa respectivamente.

El Cnel. Robert M. Taradash es el asesor del Ejército del asesor principal del Secretario de
Defensa en asuntos relacionados con profesionalismo militar en el Pentágono. Él es un oficial de
la policía militar de carrera quien se ha desempeñado en posiciones de liderazgo desde el nivel
de pelotón hasta el de brigada en Arabia Saudita, Iraq y Afganistán, incluyendo tres períodos de
servicio en zona de combate. Obtuvo una licenciatura del Citadel y grados de maestría en
administración y estudios estratégicos de la Universidad Central de Michigan y la Universidad
Nacional de Defensa respectivamente.

1 Comentario Asociación del Ejército de Estados


Unidos

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Michael Sevcik •
Este es un concepto fascinante. Me acuerda una cita de Epicteto que data de 130 AD: “Es
imposible que un hombre aprenda lo que él piensa que ya sabe”. Por supuesto, el
aprendizaje no es compatible con la arrogancia; por el contrario, la humildad es un requisito
para aprender y crecer. ¡Muy bueno!

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