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Contexto Estratégico de la Crisis del Suez de 1956

De Jonathan M. House

Marco Político

Entre 1859 y 1869, un grupo de ingenieros franceses y


albañiles egipcios construyó el Canal de Suez, un proyecto que
Francia consideró como uno de sus mayores logros. Sin embargo,
fue Gran Bretaña el país que llegó a dominar a Egipto, tras una
invasión en 1882, estableciendo un protectorado que duró
oficialmente hasta 1946. Los británicos también compraron la
participación de las acciones del gobierno egipcio en el canal,
convirtiéndose en propietarios conjuntamente con los franceses.
Bajo el protectorado británico, el ejército real de Egipto
recibió algo de equipamiento y entrenamiento de los británicos,
pero de manera general constituía una baja prioridad para ellos.
Entretanto, los nacionalistas egipcios se sentían contrariados
por la presencia constante de las tropas británicas y la
administración del Canal del Suez el cual, de hecho, operaba el
canal como un estado soberano dentro de las fronteras de Egipto.

En 1948-49, las fuerzas armadas de Egipto sufrieron un


vergonzoso fracaso cuando intentaron derrotar a Israel luego del
nacimiento del estado judío. Este fracaso contribuyó a una
agitación nacionalista que derrocó la monarquía egipcia en 1952.
Gamal Abdel Nasser (1918-1970) fue parte del grupo de jóvenes
oficiales quienes tomaron el control en 1952; para 1954 era el
jefe del nuevo gobierno republicano. Nasser era un hombre
enormemente carismático y energético quien creía tanto en el
nacionalismo pan-árabe como en los programas sociales para
mejorar las condiciones de la gente pobre en Egipto. Como tal,
se convirtió en un héroe para muchos en todo el mundo árabe.
Debido a que Radio Cairo transmitió mensajes de apoyo a los
rebeldes en la parte francesa de Argelia, muchos oficiales y
funcionarios franceses consideraron, de manera errónea, que
Nasser era un gran partidario de esa rebelión. 1 Para ellos, al
igual que para muchos árabes, Nasser personificaba el futuro del
Medio Oriente. En 1955, incrementó su reputación al llegar a un
acuerdo con Gran Bretaña por el cual los británicos evacuaron a
sus tropas del Canal de Suez dejando atrás su equipamiento, el
cual fue mantenido por contratistas, en caso de una futura

1
Ver, por ejemplo, Andre Beaufre, The Suez Expedition, 1956 (La Expedición
Suez, 1956), traducido por Richard Barry (Nueva York y Washington: Frederick
A. Praeger, 1969), 19, 31, y Donald Neff, Warriors at Suez: Eisenhower Takes
America into the Middle East (Guerreros en Suez: Eisenhower lleva a
Norteamérica al Medio Oriente (Nueva York: Simon & Schuster, 1981), 161-162.
guerra. Aún así, el canal permaneció bajo la administración
británico-francesa.

Nasser consideraba que los británicos, al igual que otros


poderes coloniales anteriores, eran una continua amenaza para el
Medio Oriente. Penosamente para el Occidente, Nasser no tenía
deseo alguno de formar parte de las estructuras de defensa
regionales orientadas contra la URSS — para él, como para muchos
árabes, el objetivo era lograr una verdadera independencia, lo
que incluía mantener a los antiguos poderes coloniales fuera de
Medio Oriente. Se rehusó, entonces, a sumarse a los acuerdos de
seguridad pro-Occidente, eligiendo en cambio identificar a su
país con los estados no alineados tales como Yugoslavia y la
India. También intentó unir a otros estados árabes basándose en
asuntos comunes, incluyendo Israel.2

La Toma del Canal

En el contexto de la Guerra Fría, la popularidad y


neutralidad de Nasser llevaron a que tanto Estados Unidos como
la Unión Soviética intentaran ganarse su apoyo. EE.UU. y Gran
Bretaña prometieron ayuda al exterior para la construcción de la
Represa de Altura de Aswan, un proyecto ambicioso que tenía por
objeto revolucionar la agricultura egipcia al lograr controlar
el Río Nilo. Sin embargo, Occidente se rehusó a vender armas
modernas a Egipto, argumentando que dichas armas constituían un
gasto innecesario para las naciones que necesitaban resolver
problemas sociales y económicos. Entonces, en 1955 Egipto
recrudeció la rivalidad de la Guerra Fría al recurrir a la Unión
Soviética para obtener armas. Los soviéticos, a través de
Checoslovaquia, acordaron proveer a Egipto de grandes cantidades
de aeronaves y armas militares relativamente modernas a cambio
de arroz y algodón. La Unión Soviética también sugirió que
posiblemente financiaría la Represa de Altura de Aswan, una
insinuación que los egipcios intentaron utilizar como influencia
con EEUU. Aún así, la Administración del Presidente Eisenhower
mantenía una postura escéptica con respecto a la capacidad de
Egipto de devolver cualquier préstamo por la represa, y en todo
caso se veía irritada por los esfuerzos de Egipto por “ver sus
opciones” entre Washington y Moscú. También existía una
oposición considerable en el Congreso, donde los fabricantes de
algodón del sur, los anticomunistas de derecha, y partidarios de
Israel cooperaban en el bloqueo de cualquier préstamo a Egipto.
Por consiguiente, el 19 de Julio de 1956, el Secretario de
2
Mohamed H. Heikal, Cutting the Lion’s Tail: Suez Through Egyptian Eyes
(Cortando la Cola del León: Suez a través de los Ojos de los Egipcios)
(Nueva York: Arbor House, 1987), 34-40, 52-62.
Estado John Foster Dulles (1888-1959) dio a conocer que EE.UU.
había retirado su oferta de financiamiento, y Gran Bretaña hizo
lo mismo. Dulles hizo el anuncio de un modo brutal y casi
insultante, deseando claramente que este fracaso perjudicara la
imagen pública de Nasser.3

El anuncio de Dulles debió haber arruinado a Nasser, sin


embargo, el líder egipcio reafirmó su independencia, y el 26 de
Julio de 1956 anunció la nacionalización del Canal de Suez, con
la intención de utilizar las ganancias de ese canal para pagar
el proyecto de la represa. La reputación de Nasser incrementó
súbitamente en Egipto y en todo el mundo árabe.

La situación planteaba serios problemas para tres estados —


Gran Bretaña, Francia e Israel. Económicamente, el Canal de
Suez era una conexión clave en el mundo del comercio, y muchos
gobiernos occidentales temían que el gobierno egipcio no
mantendría el canal debidamente. Para los británicos, la toma
del canal era también un insulto final a los intereses
británicos en la región; el gobierno británico de Anthony Eden
(1897-1977) deseaba reafirmar su influencia en el Medio Oriente,
pero se mostraba renuente a desafiar a EE.UU. al hacerlo. Por
lo tanto, muy a su pesar, Gran Bretaña apoyó los intentos del
Secretario Dulles por llevar a cabo una conferencia
internacional en busca de soluciones pacíficas para
internacionalizar el canal. Aparentemente, Eden consideraba
que, cuando dicha conferencia fracasara (como sucedió en
Septiembre de 1956), EE.UU. le daría vía libre a Gran Bretaña
para manejar la situación con Egipto. Sin embargo, Dulles puso
en práctica varias tácticas dilatorias durante agosto-octubre de
1956, con la esperanza de que a los británicos y a los franceses
les resultara políticamente imposible llevar a cabo una
invasión. Particularmente, hizo arreglos para que las naciones
interesadas crearan una Asociación de Usuarios del Canal de Suez
(SCUA) que supuestamente proporcionaría una administración
neutral del canal. En Septiembre de 1956, Nasser rechazó la
propuesta de la SCUA.

Al gobierno francés le preocupaba mucho menos las


opiniones de EE.UU. Además de reafirmar el prestigio nacional,
muchos oficiales y funcionarios franceses consideraban que el
derrocamiento del gobierno egipcio era un paso necesario para
restablecer el control en Argelia.

Planificación Preliminar

3
Neff, Warriors at Suez (Guerreros en Suez), 256-263
Tanto las fuerzas armadas británicas como las francesas
tenían obligaciones que excedían sus recursos, de modo que
ninguna de las dos sentía que podían intervenir por sí solas.
De hecho, cada gobierno experimentó dificultades para reunir
suficientes tropas y transporte para una invasión. Por
consiguiente, el gobierno francés se dirigió a Londres,
ofreciendo subordinar todas las fuerzas francesas a los
comandantes británicos si los dos estados atacaban a Egipto
conjuntamente.

Durante todo el mes de agosto de 1956, mientras EE.UU.


continuaba con sus esfuerzos diplomáticos para resolver el
asunto, los oficiales británicos y franceses se reunieron en
forma secreta en Londres para desarrollar un plan de invasión
(Figura 1).

Marseilles/Algiers to Egypt – 8 days by sea


Cyprus to Egypt – 300 miles

Este proceso fue doloroso debido a las diferentes culturas


militares de los dos países. En lugar de una estructura de
comando integrada, los británicos estaban acostumbrados a tener
una comisión compuesta por tres comandantes componentes análogos
de tierra, aire y naval. El General Andre Beaufre, quien había
sido nombrado comandante de las fuerzas terrestres francesas,
describió el proceso de planificación:

Es así, que en esta primera sesión, nos embarcamos en el tedioso


proceso que los Británicos denominan ‘planificación’. El
método era el siguiente: en vez de que el comandante haga su
trabajo y tome las decisiones generales, luego de lo cual los
oficiales del Estado Mayor realizan el anteproyecto, este último
es el primero en trabajar; realiza un anteproyecto, que luego se
presenta ante la ‘comisión’ formada por tres comandantes, de
Tierra, Aire y Naval. Por lo tanto, uno llega sin saber nada
acerca de lo que se propondrá y luego vacila respecto a cada
párrafo, lo cual hace que la idea siga siendo obscura.4

Eventualmente, los dos grupos desarrollaron un plan, bajo el


nombre codificado de MUSKETEER, para un desembarco combinado
británico-francés aéreo-anfibio en Alejandría, seguido por un
avance sobre el Cairo que (idealmente) desencadenaría la caída
del gobierno de Nasser. Si dicha caída no ocurriera, los
invasores tendrían que llevar a cabo un cruce del lado opuesto
del Nilo y derrotar al Ejército Estable de Egipto. A fines de
agosto y principios de septiembre, los británicos y los
franceses llevaron a cabo varios ejercicios anfibios en pequeña
escala para resolver los detalles. Sin embargo, al mismo
tiempo, el gobierno británico decidió que invadir Alejandría era
un emprendimiento tan masivo que alienaría la opinión mundial.
A pesar de que Edén quería derrocar a Nasser, consideraba que
debía parecer que la invasión estaba específicamente ligada al
asunto del canal. Por consiguiente, a principios de septiembre
los planificadores debían producir un “MUSKETEER Revisado” que
previera una guerra psicológica y bombardeos prolongados antes
de su desembarco en Port Said y Port Fuad, a la entrada del
canal (Figura 2).

4
Beaufre, The Suez Expedition (La Expedición de Suez), 34.
Estos puertos tenían una capacidad de embarque mucho menor que
Alejandría, y los defensores fácilmente podían aislar los sitios
de desembarque destruyendo los terraplenes del canal en las
afueras de las ciudades. De todos modos, era improbable que un
ataque tan limitado pudiera lograr el verdadero objetivo
estratégico, es decir, la eliminación del gobierno de Nasser.

Luego de que Gran Bretaña y Francia llegaron a un acuerdo


preliminar sobre el plan, un tercer gobierno —Israel— se
involucró. En 1956, Israel permaneció aislada no sólo del Medio
Oriente sino también del mundo Occidental — incluso antes de que
se nacionalizara el Canal de Suez, Israel había sido el único
estado a cuyas embarcaciones no se les permitía la utilización
del canal. Con la excepción parcial de Francia, muchas naciones
se rehusaron a vender armas a Tel Aviv por temor a ofender a los
estados árabes. Las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) estaban
armadas con una mezcolanza de equipamiento, incluyendo tanques
Sherman recuperados de los cementerios de vehículos. Por lo
tanto, para los israelíes, la llegada de las armas soviéticas
fue un cambio drástico en el balance militar — a pesar de que a
Egipto le tomaría tiempo entrenar usando las nuevas aeronaves y
tanques, a la larga los israelíes se verían superados por estos
nuevos armamentos. Además, Israel estaba sufriendo una
combinación de ataques en la frontera con Palestina además de la
estrangulación económica, con Egipto bloqueando la entrada al
Golfo de Aqaba; estos factores agregaron urgencia al deseo
israelí de tomar una acción decisiva. Claramente, Tel Aviv
consideraba que debía actuar antes de que los egipcios
absorbieran el paquete de apoyo soviético.5

Dados estos factores, Francia incrementó de manera secreta


sus envíos de armas a Israel y negoció por una posible guerra
israelí-francesa contra Egipto. Sin embargo, a pesar de la
aparente confluencia de intereses, Gran Bretaña se opuso
inicialmente a la participación israelí en el MUSKETEER. Dada
su historia reciente, cuando Gran Bretaña ocupó Palestina, los
británicos y los israelíes no simpatizaban, desconfiando además
5
Mordechai Bar-On, The Gates of Gaza: Israel’s Road to Suez and Back, 1955-
1957 (Puertas de Entrada a Gaza: El camino de Israel Ida y Vuelta a Suez
(Nueva York: La Prensa de St. Martin, 1994), 1-12, 15-20, 32-35, 201-207.
el uno del otro. Lo que era más importante aún, Eden
consideraba que la participación israelí sería un atropello al
mundo árabe, y no se estaba equivocando. Para evitar esta
reacción, los tres gobiernos finalmente acordaron sobre una
ingeniosa, si bien poco convincente noticia de primera plana:
primero Israel atacaría Egipto, avanzando por el Sinaí de manera
que aparentemente amenazara el Canal de Suez, luego de lo cual
intervendrían Gran Bretaña y Francia, supuestamente de manera
independiente, para proteger el canal. A menudo se debaten los
orígenes de este acuerdo, pero los tres poderes llegaron a un
acuerdo finalmente en una conferencia secreta que se llevó a
cabo en el palacio de Sevres, en las afueras de Paris, del 22 al
24 de Octubre de 1956.6 Finalmente, esto le dio a Anthony Eden
una excusa verosímil para la invasión a pesar de las objeciones
de EE.UU. aunque, en retrospectiva, los participantes fueron
ingenuos al creer que no sería detectada su connivencia. El
ataque israelí también provocaría que las reservas egipcias se
alejaran de las áreas de desembarco propuestas para el MUSKETEER
Revisado. Por su parte, Israel proporcionó otro plan de engaño
más, al convencer al Cairo que estaba a punto de atacar Jordania
mientras que, de hecho, estaba concentrando fuerzas contra
Egipto. Como parte del acuerdo, Francia proporcionó una
embarcación naval a poca distancia de la costa israelí, junto
con dos escuadrones de aviones de combate sobre los campos de
aviación israelí, para proteger el estado judío durante el cese
del fuego entre los ataques israelíes y la intervención de los
aliados.

A pesar de que la intervención israelí parecía proporcionar


tanto apoyo militar como un pretexto político para el Plan
MUSKETEER, esa intervención también reafirmó la necesidad de
cambiar el objetivo de Alejandría al Canal. Si, en teoría, los
británicos y los franceses simplemente estaban actuando para
proteger el canal, entonces su invasión debía estar enfocada en
el canal en lugar de amenazar directamente al gobierno egipcio.
Para disminuir la apariencia del uso de la fuerza, los
británicos insistieron en llevar a cabo varios días de ataques
aéreos y operaciones psicológicas previas al verdadero
desembarco. Además, para mantener la ficción de una
intervención independiente para proteger el canal, la fuerza de
invasión británica no podía navegar desde Chipre y Malta hasta
6
Shimon Peres, “The Road to Sevres: Franco-Israeli Strategic Cooperation” in
Selwyn I (“El camino a Sevres: La Cooperación Estratégica Franco-Israelí” en
Selwyn I. Troen y Moshe Shemesh (editores), The Suez-Sinaí Crisis 1956 (La
Crisis de Suez-Sinai de 1956) (Nueva York: La Prensa de la Universidad de
Columbia, 1990), 140-149; ver también W. Scott Lucas, “Redefining the Suez
‘Collusion’,” Middle East Studies 26:1 (“Redefiniendo la ‘Connivencia’ de
Suez” (Enero de 1990), 88-112.
DESPUÉS de comenzado el ataque israelí. Esto, a su vez,
significó una demora mayor cuando las fuerzas británicas y las
francesas necesitaron apoderarse de sus objetivos antes de que
Egipto y otros países pudieran reaccionar. Dichas acciones
dilatorias no sólo privaron del factor sorpresa al plan
MUSKETEER Revisado sino que, en última instancia, condenaron al
fracaso a toda la expedición al permitir que hubiera tiempo
suficiente para que existiera presión soviética, americana y
otras presiones diplomáticas contra los invasores.

Ejecución

Israel entonces lanzó su propia Operación KADESH la noche


del 29 de octubre de 1956 con una incorporación aérea del 1º
Batallón, la Brigada Paracaidista 202, en el extremo oriental
del Paso Mitla. Dieciséis (16) aeronaves C-47 lanzaron 375
paracaidistas, quienes tan sólo sufrieron lesiones menores
durante la operación. El Jefe de Estado Mayor israelí, el
General Moshe Dayan (1915-1981), había elegido el Paso Mitla
como parte de un cuidadoso equilibro de los factores políticos.
Por otro lado, este sitio se encontraba suficientemente cerca
del canal como para que aparentara ser una amenaza a la vía
fluvial, dando de ese modo un pretexto a los británicos y a los
franceses para la intervención. Sin embargo, por otro lado,
Dayan no deseaba provocar a los egipcios a atacar los centros de
población israelí. De hecho, esperaba que el Cairo interpretara
el lanzamiento por aire como uno más dentro de la serie de
ataques aéreos punitivos que Israel había lanzado contra sus
vecinos. Por las mismas razones, Dayan llevó a cabo un ataque
aéreo inicial contra la Fuerza Aérea Egipcia. También planeó
una introducción por fases de las fuerzas terrestres a lo largo
de la frontera con Egipto y la franja de Gaza. Sin embargo, en
violación del plan de engaño de Dayan, el primer día de la
guerra el comandante israelí en el Sinaí asignó a la 7º Brigada
Blindada contra los elementos de la 3º División Egipcia en Abu
Agheila. Afortunadamente, los egipcios no reaccionaron a esta
escalada, pero Dayan estaba indignado ante el potencial para
provocar una respuesta masiva antes de que atacaran los
británicos y los franceses.7 De manera similar, el 31 de
octubre el comandante de la Brigada 202 y el futuro Primer
Ministro Ariel Sharon, ignoraron las instrucciones y se
involucraron en una costosa lucha por el control del Paso Mitla
propiamente dicho. Sin embargo, por lo demás, la ofensiva
israelí se desarrolló según lo planeado.

7
Moshe Dayan, Diary of the Sinai Campaign (Diario de una Campaña al Sinaí)
(Nueva York: Harper & Row, 1966), 62-63, 77-89, 91-93.
Entretanto, los británicos y los franceses habían reunido
una fuerza que incluía dos divisiones francesas (la 10º Brigada
Paracaidista y la 7º División Móvil Mecanizada), además de la 3º
División de Infantería Británica, 16º Brigada Paracaidista, y el
Comando de Marina Real, además de los elementos de la 10ª.
División Blindada Británica. Luego de una serie de acciones
dilatorias políticas, los dos aliados llevaron a cabo ataques
aéreos que comenzaron la noche del 1º de noviembre, seguidos por
una invasión a Port Said y Port Fuad el 5-6 de noviembre.
Debido a los limitados bienes de transporte aéreo, sólo dos
batallones – el 3º Batallón de Regimiento Paracaidista y el 2d
Regiment de Parachutistes Coloniaux (2º Regimiento Colonial de
Paracaidistas) - aterrizaron la mañana del 5 de noviembre y
rápidamente capturaron el campo de aviación y otros sitos claves
en el área. Luego de un lanzamiento francés posterior,
incluyendo armas pesadas, la tarde del 6 de noviembre comenzó la
invasión por mar. El 45º Comando, la Infantería Real de Marina,
estaba montado en sus helicópteros como reserva táctica de la
fuerza de desembarco. Sin embargo, en la práctica, estos
Infantes de la Marina Real desembarcaron en las playas luego de
que estas ya habían sido salvaguardadas.8

Los ataques aéreos británico-franceses finalmente alertaron


al gobierno egipcio respecto al verdadero alcance del peligro.
Habiendo enviado en forma previa su reserva estratégica - la 4º
División Blindada - hacia el este al Sinaí, Nasser ordenó una
retirada general del área para defender el canal. Esta orden de
repliegue desorganizó a los defensores, facilitando ampliamente
el avance israelí. A pesar de que el Ejército Estable de Egipto
tuvo poco éxito contra los británicos y los franceses, Nasser
audazmente utilizó camiones con altoparlantes sumado a la
distribución de armas para movilizar una Resistencia popular en
Port Said. También hundió embarcaciones en el canal para
negarles a los invasores el uso del mismo.9

Conclusión

Si bien desde el punto de vista táctico los invasores


fueron exitosos, perdieron la iniciativa política/estratégica.
Los gobiernos de Israel, Gran Bretaña y Francia estuvieron
frecuentemente en desacuerdo acerca de los detalles de la
8
Roy Fullick y Geoffrey Powell, Suez: The Double War (Suez: La Doble Guerra)
(Londres: Leo Cooper, 1979), 19, 109-117, 128-136, 144-150; Beaufre, The
Suez Expedition (La Expedición de Suez), 103-109.
9
Kenneth M. Pollack, Arabs at War: Military Effectiveness (Los Arabes en
Guerra: Eficacia Militar, 1948-1991 (Lincoln, NE, y Londres; La Prensa de la
Universidad de Nebraska, 2004), 35-36; Heikal, Cutting the Lion’s Tail
(Cortando la Cola del León), 180-181, 194.
campaña, lo cual trajo como resultado desconexiones políticas.
La opinión pública de los británicos, que había estado a favor
de la intervención cuando, en un principio, Nasser había tomado
el Canal, se encontraba dividida respecto al valor de una
guerra. La Unión Soviética reaccionó fuertemente, sugiriendo
una acción militar como respuesta, y los Estados Unidos se
desvincularon de los británicos y de los franceses (vale la pena
mencionar que la crisis tuvo lugar justo en la víspera de las
elecciones presidenciales de 1956, y casi simultáneamente con el
aplastamiento del levantamiento húngaro por parte del Ejército
Soviético). Londres necesitaba el apoyo de EE.UU. para detener
la venta de la moneda británica a raíz del pánico, y Dulles hizo
que ese apoyo estuviera supeditado al momento en que los
invasores aceptaran un cese del fuego de las NU a las 0200 hora
local, el 7 de noviembre. Las fuerzas de invasión británico-
francesas nunca dejaron sus cabezas de playa, pero debieron
poner la situación en manos de una fuerza de las NU que se
retiró 11 años más tarde, lo cual condujo a una nueva guerra.

El fracaso de 1956 tuvo un gran impacto tanto en el


prestigio británico como en el francés y en la alianza
occidental. Como observó Mohamed Heikal, el asesor político de
Nasser, “Suez tuvo muchos perdedores, y claramente dos ganadores
— El Presidente Nasser y los Norteamericanos.”10 En
retrospectiva, muchos participantes y observadores concluyeron
que el concepto en su totalidad era incorrecto, ya que pretendía
utilizar la fuerza militar para resolver un asunto que era
esencialmente un problema político.

10
Heikal, Cutting the Lion’s Tail (Cortando la Cola del León), 201.

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