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E
n una coyuntura como la actual, en la que se admite sin dis-
cusión alguna que la Constitución viene a ser no sólo una
norma política, sino también jurídica, y que por tanto todo
acto de poder tiene que ajustarse a ella1 –sobre todo si va a tener
dicción constitucional hoy y sus principales tendencias y desafíos”. En: Revista Jurídica
del Perú 41. 2002. pp. 19 y ss; ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Jurisdicción
constitucional, impartición de justicia y debido proceso. Lima: Ara Editores. Agosto 2003.
pp. 54 y ss; LANDA ARROYO, César. “Justicia constitucional y political questions”.
En: Pensamiento Constitucional 7. 2000. pp. 111 y ss; entre otros. Una referencia a este
tema también es posible encontrarla en nuestro trabajo: “El juez constitucional frente
a los actos políticos, a propósito de la interdicción de la arbitrariedad y la vigencia del
derecho al debido proceso en sede parlamentaria.” En: DANÓS ORDÓÑEZ, Jorge; ES-
PINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy y Diego ZEGARRA VALDIVIA (Coordinadores).
Derecho administrativo contemporáneo. Ponencias al II Congreso de Derecho Administrativo.
Lima: Palestra Editores. 2007. pp. 525 y ss.
2 Acerca del poder, su condición de elemento del Estado y su ejercicio, puede revisarse
DUVERGER, Maurice. Instituciones Políticas y Derecho Constitucional. Barcelona: Ariel.
pp. 25 y ss; JELLINEK, George. Teoría del Estado. México: Fondo de Cultura Económica.
2000. pp. 368 y ss; BIDART CAMPOS, Germán J. Derecho Constitucional del poder. Tomo I.
Buenos Aires: Ediar. 1967; BIDART CAMPOS, Germán J. El poder. Buenos Aires: Ediar.
1985; REDORTA, Josep. El poder y sus conflictos o ¿Quién puede más? Barcelona: Paidós
Plural. 2005. pp. 29 y ss; entre otros.
3 Sobre el carácter normativo del texto constitucional, consecuentemente, su naturaleza
vinculante, de obligatorio cumplimiento y la necesidad de prever mecanismos de
control para asegurar su vigencia es recomendable revisar, entre otros textos: ARA-
GÓN REYES, Manuel. Constitución y control de poder. Buenos Aires: Ediciones Ciudad
Argentina. 1995. Este texto tiene una versión más actual en ARAGÓN REYES, Manuel.
Constitución, democracia y control. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
2002; y GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. La Constitución como norma y el Tribunal
Constitucional. Madrid: Civitas. 1988.
4 Es justamente por esta razón que el proceso de cumplimiento, aun cuando se encuen-
tra previsto en el artículo 200 del texto constitucional, es decir al interior del precepto
relativo a los procesos constitucionales, no será considerado en sentido estricto un
proceso constitucional. En efecto, en la medida en que según dispone el inciso 6 del
artículo 200 de la Constitución, el proceso de cumplimiento procede contra cualquier
autoridad o funcionario renuente a acatar una norma legal o un acto administrativo,
Algunas notas sobre las reglas procesales previstas para el habeas corpus ... 109
“si bien el artículo 13º de la Ley Nº 23506 establece que puede ejercer la acción
de habeas corpus la persona perjudicada o cualquier otra en su nombre, esta
liberalidad que estriba en que en la promoción y sustanciación del habeas cor-
pus existe un interés público superior al mero interés individual del agraviado,
no supone, sensatamente, que la voluntad del promotor del habeas corpus
pueda prevalecer sobre la voluntad del propio presunto agraviado”7.
Esta legitimación habilita, además (si efectuamos una lectura concordada del
artículo 26 del Código Procesal Constitucional, el artículo 186 del Código del Niño
y del Adolescente, lo previsto en la Constitución y en los tratados internacionales
de derechos humanos sobre la materia), que incluso el niño o el adolescente puede
impugnar a través del habeas corpus la orden en virtud de la cual se le ha privado
de su libertad8.
Como es de conocimiento general -y de hecho ha ocurrido en algunos casos-,
la Defensoría del Pueblo, según lo establecido en el artículo 26 del Código, también
podrá interponer demandas de habeas corpus. La misma Ley 26520, Ley Orgánica
de la Defensoría del Pueblo, ha previsto esta posibilidad en el artículo 99.
(…)”.
habeas corpus, toda vez que la exigencia de que no existan vías procedimentales
igualmente satisfactorias no es aplicable para el caso del habeas corpus.
Lo recientemente señalado, pone en evidencia que la lógica del Código respon-
de al hecho de que, en nuestro país, el habeas corpus es la vía procedimental específica
más satisfactoria para los derechos que caen dentro de su margen de protección; lo
que sin embargo no podemos afirmar –por lo menos no en todos los casos– respecto
de procesos constitucionales como el amparo12 o el proceso de cumplimiento13.
12 En efecto, tal es así, que el Tribunal Constitucional peruano, mediante su capacidad para
establecer precedentes constitucionales vinculantes (artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional), ha determinado bajo qué consideraciones se acude al
amparo y en qué casos al proceso contencioso administrativo, como quiera que este último
al ser de plena jurisdicción o subjetivo permite a su vez la tutela de aquellos derechos
que son susceptibles de ser protegidos también mediante el amparo (Sobre el particular
y antes de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional véase: ESPINO-
SA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Jurisdicción constitucional… Op. Cit. pp. 251 y ss). Así,
por ejemplo, en el Caso Manuel Anicama Hernández (Expediente 1417-2005-AA/TC),
el supremo intérprete de nuestra Constitución al determinar el contenido esencial del
derecho a la pensión estableció en qué supuestos procede un amparo en materia previ-
sional y qué pretensiones más bien deben ventilarse en sede contencioso administrativa.
Al respecto recomendamos revisar TIRADO BARRERA, José Antonio. Relaciones entre
el proceso contencioso administrativo y el proceso de amparo en la defensa de los derechos de los
administrados. Comentario a la sentencia del Tribunal Constitucional Nº 1417-2005-AA/TC (Caso
Manuel Anicama). En: DANÓS ORDÓÑEZ, Jorge; ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA,
Eloy y Diego ZEGARRA VALDIVIA (Coordinadores). Op. Cit. pp. 493 y ss.
Igualmente, en materia laboral el Tribunal Constitucional en el Caso César Baylón Flores
(Expediente 0206-2005-PA/TC) ha determinado qué pretensiones son susceptibles de
ser ventiladas en sede constitucional y cuáles más bien en sede ordinario laboral o con-
tencioso administrativo, aun cuando, es importante decirlo, en este caso reproduce de
alguna manera lo que ya había sostenido en algunos casos previos inclusive a la entrada
en vigencia del Código Procesal Constitucional, como es el Caso Eusebio Llanos Huasco
(Expediente 976-2001-AA/TC). Véase a este respecto DONAYRE MONTESINOS, Chris-
tian. “El carácter residual del amparo en el Código Procesal Constitucional peruano y
sus implicancias en la tutela de los derechos laborales constitucionalmente protegidos”.
En: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy (Coordinador). Derechos fundamentales y
derecho procesal constitucional. Lima: Jurista Editores. 2005. pp. 157 y ss.
13 En lo que se refiere a la relación entre el proceso de cumplimiento y el proceso con-
tencioso administrativo, el Tribunal Constitucional peruano en el Caso Maximiliano
Villanueva Valverde (Expediente 0168-2005-PC/TC) precisó bajo qué consideraciones
el incumplimiento de una obligación legal o de un acto administrativo es pasible de
ser cuestionado a través del proceso de cumplimiento y en qué supuesto corresponde
acudir al proceso contencioso administrativo. A mayor abundamiento sobre el particular
puede revisarse: HUAPAYA TAPIA, Ramón. “Las nuevas relaciones entre el proceso
constitucional de cumplimiento y el proceso contencioso administrativo: La sentencia
recaída en el Expediente 0168-2005-PC/TC, caso Maximiliano Villanueva Valverde”.
En: DANÓS ORDÓÑEZ, Jorge; ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy y ZEGARRA
VALDIVIA, Diego (Coordinadores). Op. Cit. pp. 445 y ss.
114 Christian Donayre Montesinos
15 SAGÜÉS, Néstor Pedro. Derecho Procesal Constitucional. Habeas corpus. Tomo 4. Segunda
edición. Buenos Aires: Editorial Astrea. 1988. p. 337. Estos mismos planteamientos son
recogidos luego en MESÍA, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Lima:
Gaceta Jurídica. 2004. pp. 236-238.
16 SAGÜÉS, Néstor Pedro. Op. Cit. p. 338.
17 Ibid. p. 339.
18 En este orden de ideas se encuentra MESÍA, Carlos. Op. Cit. p. 237.
116 Christian Donayre Montesinos
“…el texto actual del artículo 30 que señala: “La demanda de Habeas cor-
pus se interpone ante cualquier juez penal sin observar turnos”, propicia el
acudimiento indiscriminado ante el juez más adepto a los requerimientos en
ocasiones subalternos de los justiciables, lo que a su vez causa inseguridad
jurídica y desprestigio del aparato estatal…”20.
20 Debemos señalar que es el artículo 28 mas no el artículo 30 del Código Procesal Cons-
titucional el que dispone la competencia de cualquier juez penal sin observar turnos
para la interposición de demandas de habeas corpus, por lo que se trata de un error por
parte de quienes elaboraron la Exposición de Motivos del Proyecto de Ley que venimos
comentando.
118 Christian Donayre Montesinos
21 Como puede ser, por ejemplo, exhortar a las autoridades encargadas de velar por la
correcta conducta funcional de los jueces a que sean más rigurosas y estrictas en el
cumplimiento de las tareas que les han sido asignadas.
Algunas notas sobre las reglas procesales previstas para el habeas corpus ... 119
este tipo de modificaciones se reproducen en este caso; debiendo añadir que lla-
ma poderosamente la atención que se regule específicamente la competencia del
juez en materia de habeas corpus contra resoluciones judiciales cuando, en sentido
estricto, de conformidad con lo dispuesto en el Código Procesal Constitucional,
su competencia está referida a las situaciones en las que por las condiciones o
circunstancias del lugar en donde se interpone la demanda de habeas corpus, re-
sulta difícil acceder al lugar en donde se está produciendo el agravio a efectos de
constatar las violaciones que se cuestionan. Aparentemente, la participación del
juez de paz en estos casos no pareciera encontrar justificación.
22 El artículo 25 de la Ley N 28237, en el inciso 16, recoge el derecho a no ser objeto de des-
aparición forzada como susceptible de ser protegido a través del habeas corpus, aun cuando
ya la Corte Interamericana de Derechos Humanos había establecido que el habeas corpus
constituía un mecanismo idóneo para exigir la tutela del derecho que venimos comentando.
Así, según lo señalado por dicha instancia regional de protección de los derechos humanos
en el Caso Castillo Páez, en sentencia de fecha 3 de noviembre de 1997:
“Habiendo quedado demostrado como antes se dijo (supra, párrafo 71), que la detención del señor
Castillo Páez fue realizada por miembros de la Policía del Perú y que, por tanto, se encontraba
bajo la custodia de éste, la cual lo ocultó para que no fuera localizado, la Corte concluye que
la ineficacia del recurso de habeas corpus es imputable al Estado, configurando con ello una
violación del artículo 25º de la Convención en relación con el artículo 1.1” (párrafo 84).
23 Esta distinción parece deberse a que los agravios producidos en uno u otro supuesto
no necesariamente son susceptibles de ser identificados con la misma facilidad y por
la urgencia que demanda la tutela de los derechos allí involucrados.
120 Christian Donayre Montesinos
Sin embargo, es importante señalar que en estos casos, a pesar de que a nuestro
juicio debe considerarse como obligación del juez que conoce del habeas corpus cons-
tituirse en el lugar de los hechos a fin de verificar la detención indebida o la lesión de
la integridad personal o, por lo menos, es así como debiera interpretarse el artículo 30
del Código Procesal Constitucional, no necesariamente es ello lo que se desprende del
tenor literal de dicho dispositivo. En efecto, según reza dicho precepto literalmente el
juez podrá actuar de esa manera. Esto ha generado una que otra complicación, pues
algunos jueces han considerado que el artículo 30 deja dentro de la discrecionalidad
judicial la decisión de constituirse en el lugar de los hechos, y más bien proceden a
citar a las personas involucradas en la violación de los derechos que se invocan.
Como señalamos líneas atrás, en nuestra modesta opinión los jueces deben
actuar conforme dispone el artículo 30 del Código Procesal Constitucional, por lo
que no es un asunto inmerso en su discrecionalidad judicial. Sobre el particular,
el Ejecutivo en el proyecto de Ley antes referido, también propone cambios de
cara a eliminar cualquier resquicio de duda respecto de cómo debe comportarse
el juez que conoce de un habeas corpus en estas circunstancias, propuesta que com-
partimos y que, con relación a este extremo y con buen criterio, propone sustituir
el término podrá por el de deberá.
5.2 El trámite de la demanda de habeas corpus en casos distintos a la detención
arbitraria y a la violación de la integridad personal
De encontrarnos más bien en el segundo de los casos enunciados, esto es, si
estamos ante otros actos amenazantes o lesivos del derecho a la libertad personal
o demás derechos conexos a ella (distintos a los supuestos de privación arbitraria
o de violación de la integridad persona), el Código Procesal Constitucional esta-
blece textualmente que el juez podrá constituirse en el lugar de los hechos o citará
a quien o quienes ejecutaron la violación, exigiéndoles expliquen las razones que
motivaron el acto. Una vez escuchadas dichas razones, el juez resolverá de plano
en el término de un día natural, bajo responsabilidad24. La resolución respectiva
en este caso podrá ser notificada al agraviado, aún así se encuentre privado de
su libertad, así como a la persona que interpuso la demanda de habeas corpus o al
abogado correspondiente, si lo hubiere (artículo 31).
En esta materia nos permitimos muy respetuosamente efectuar la misma crítica
esbozada líneas atrás, es decir, que en nuestra modesta opinión la primera actuación
que debe procurar realizar el juez cuando se trata de un habeas corpus es apersonarse
en el lugar de los hechos a efectos de constatar la violación que se alega en la de-
manda y, luego de ello, esto es, si esta actuación no es posible por las circunstancias
del caso, proceder a citar a quien o quienes ejecutaron la violación.
En esta materia, el Ejecutivo también propuso cambios, pero en este caso,
buscó sustituir la expresión podrá por la de deberá no en el extremo referido a la
presencia del juez en el lugar de los hechos para efectos de la verificación co-
rrespondiente, sino en cuanto a la citación de los presuntos responsables de la
violación. En tal sentido, a criterio del Ejecutivo el juez deberá citar a quienes eje-
cutaron la violación y podrá constituirse en el lugar de los hechos. Sin embargo, si
como argumenta el Ejecutivo en su Proyecto de Ley 1383/2006-PE la finalidad del
mismo es evitar que la verificación de la violación se considere como una facultad
discrecional del juez que conoce del habeas corpus, lo recomendable es sustituir
inclusive en la parte relativa a la verificación de la agresión el término podrá por
el de deberá, salvo mejor parecer.
5.3 El trámite de la demanda de habeas corpus en caso de desaparición forzada
de personas
También existe en el Código, un trámite especial para los supuestos de des-
aparición forzada de personas, supuesto conocido como habeas corpus instructivo
y que en términos del Tribunal Constitucional supone un proceso:
cita a quien o quienes ejecutaron la violación, requiriéndoles para que se expliquen la razón que
motivó la agresión”.
25 Véase Caso Genaro Villegas Namuche (Expediente 2488-2002-HC/TC).
122 Christian Donayre Montesinos
firma de letrado, papel sellado, pago, entre otros), buscando que se convierta en
un medio de protección efectivo para tutelar un derecho tan relevante como la
libertad personal y demás derechos conexos a ella. En efecto, sobre el particular,
el Tribunal Constitucional ha señalado en reiterada jurisprudencia:
“Dada la naturaleza del bien jurídico que protege, el proceso de habeas corpus no
requiere de firma de letrado, tasa o alguna otra formalidad, pudiendo la demanda
presentarse por escrito o verbalmente, en forma directa o por correo, a través de
medios electrónicos de comunicación o cualquier otro idóneo. En suma para su
tramitación sólo se exigen requisitos mínimos imprescindibles”26.
26 En este sentido los pronunciamientos del Tribunal Constitucional en casos como “Ed-
win Alfredo Isasi Elìas y otros” (Expediente 7512-2005-PHC/TC) o “Nazario Cueva
Torrejón” (Expediente 0482-2005-HC/TC).
27 A través de esta medida se busca evitar las dilaciones indebidas del proceso de habeas
corpus en perjuicio de la persona que puede estar sufriendo una amenaza o una lesión
a los derechos que caen dentro de su margen de protección. No obstante, el Código
omite hacer alguna referencia a los términos para resolver las recusaciones que even-
tualmente se planteen por parte del demandante. En esos supuestos, Borea Odría
propone que el juez deberá aceptar la recusación y pasar ese mismo día el expediente
al juez instructor que sea del turno más remoto, al juez encargado de los asuntos civiles
donde no existiese más de un instructor o al de la capital del departamento en el caso
que no hubiese más que un solo juzgado mixto. Si se opta por no estimarse fundada
la recusación la absolverá en el mismo día y dentro de 24 horas lo remitirá a la Sala la
que absolverá dentro de las 24 horas de recibido con sólo tener a la vista el expediente,
debiendo ordenar que dentro de las 24 horas devuelva el expediente al juzgado de
origen, si se declara infundada la recusación, o al que le corresponda resolver si la
estima fundada.
Sobre el particular: BOREA ODRÍA, Alberto. Evolución de las garantías constitucionales.
Habeas corpus, amparo, hábeas data, acción de cumplimiento. Lima: Editorial Fe de Erratas.
2000. p. 240.
124 Christian Donayre Montesinos
Por otra parte, y siguiendo con las normas especiales de procedimiento pre-
vistas en el Código Procesal Constitucional para el habeas corpus, es obligación de
los jueces habilitar día y hora para la realización de las actuaciones procesales28, y
el Ministerio Público no intervendrá en estos casos. En cuanto a la actividad pro-
batoria y para efectos del ejercicio del derecho de defensa, la Ley 28237 dispone
que es posible presentar documentos cuyo mérito apreciará el juez en cualquier
estado del proceso y a solicitud del demandante; en tanto que si el demandante
lo pidiera, el juez o la Sala designará un defensor de oficio29. Finalmente, de con-
formidad con la sumarización propia de los procesos de tutela de urgencia, las
actuaciones procesales son improrrogables30.
28 Se privilegia la tutela urgente de los derechos involucrados, por lo que de ser necesario
el juez habilitará días y horas para tal efecto, independientemente de que se trate de
días u horas hábiles.
29 Puede deducirse que los gastos que correspondan al defensor de oficio serán asumidos
por el Estado.
30 Esto no constituye más que una manifestación de la sumarización procedimental que
identifica a un proceso de tutela urgente. A diferencia de lo previsto en la Ley 23506, hoy
derogada, el Código es muy claro en establecer que las actuaciones son improrrogables,
es decir, asume el principio de preclusión procesal en sentido estricto. En otras palabras,
ni siquiera el agraviado podrá solicitar el aplazamiento de diligencias o informes.
Algunas notas sobre las reglas procesales previstas para el habeas corpus ... 125
nacional como comparada31, aun cuando quizá convenga precisar esto último
con mayor rigor a efectos de que el lector sepa cómo es que en principio debiera
resolver el juez dependiendo de cada situación.
Así, en los casos de un habeas corpus preventivo –que procede ante amenazas
ciertas e inminentes a la libertad personal y los derechos conexos a ella–, el juez
deberá evitar que la amenaza se configure en una violación de los derechos que
se invocan, para lo cual ordenará que cesen aquellos actos que pueden conducir a
dicha situación. En un habeas corpus restringido –que procede ante perturbaciones,
obstáculos o molestias que dificultan irrazonablemente el ejercicio de la libertad
personal y los derechos conexos a ella–, el juez ordenará el cese de aquellas actua-
ciones que impiden el ejercicio regular del derecho a la libertad personal por parte
del agraviado, por ejemplo, que cesen las persecuciones policiales si fueron éstas
las que dieron origen a la demanda. Como se puede observar, aquí no estamos
ante situaciones que supongan la privación de la libertad personal sino meras
restricciones, de allí el nombre de este tipo de habeas corpus.
Justamente, el habeas corpus reparador es el que procede ante privaciones ar-
bitrarias de la libertad personal, las que pueden tener lugar tanto por detenciones
indebidas como también por aprehensiones32 o arrestos33 irregulares, por citar tan
sólo otras dos situaciones que suponen privación de la libertad personal. En otros
términos, lo que busca combatir el habeas corpus reparador es la privación arbitraria
de la libertad personal y no sólo aquellas que sean producto del ejercicio indebido
de la cuota de poder que tienen las autoridades policiales o judiciales para adoptar
la medida cautelar personal de detención. El juez que conoce de estos casos resol-
verá conforme se establece en el primer inciso del artículo 34 del Código Procesal
Constitucional, es decir, ordenará la puesta en libertad de la persona privada
arbitrariamente de este derecho.
El juez que esté ante un habeas corpus traslativo –que procede ante privaciones
de la libertad que por el paso del tiempo o por una omisión de las autoridades
se tornan en arbitrarias–, deberá resolver en algunos casos conforme establece el
tercer inciso del artículo 34 del Código Procesal Constitucional, esto es, ordenará
que la persona privada de libertad sea puesta inmediatamente a disposición del
juez competente. En los casos de habeas corpus innovativo –que es aquél que se
presenta cuando luego de interpuesta la demanda el acto lesivo cesa o el daño se
torna en irreparable– el juez debe actuar según indica el artículo 1 y el inciso cuatro
del artículo 34 del Código Procesal Constitucional, lo que significa que ordenará
al agresor que no vuelva a incurrir en aquellas conductas que dieron origen a la
interposición de la demanda.
Si nos encontramos ante un habeas corpus correctivo –que procede ante viola-
ciones del derecho a la integridad personal o los derechos a que se refiere el primer
inciso del artículo 25 del Código Procesal Constitucional–, el juez declarará fundada
la demanda y ordenará, de conformidad con el inciso dos del artículo 34 del Código
Procesal Constitucional, según sea el supuesto, que continúe la situación de priva-
ción de libertad de acuerdo con las disposiciones legales aplicables al caso, pero
si el juez lo considera necesario, ordenará inclusive cambiar las condiciones de la
detención, sea en el mismo establecimiento o en otro, o bajo custodia de personas
distintas de las que hasta entonces la ejercían. Es preciso recordar que este tipo
de habeas corpus se presenta normalmente cuando las condiciones de la privación
impugnada a través del recurso de apelación en el plazo de dos días (artículo 35).
Planteado dicho recurso, el juez elevará en el día los autos a la Sala Penal, la que se
encargará de resolverlo en un plazo de cinco días, bajo responsabilidad, pudiendo
los abogados informar a la vista de la causa (artículo 36)34.
Si la decisión de la Sala Penal resulta desfavorable al demandante, es decir,
si declara infundada o improcedente la demanda, éste, en el plazo de diez días
contados desde el día siguiente de notificada la resolución, podrá impugnarla a
través del recurso de agravio constitucional (en la legislación anteriormente vigente
se le denominaba “recurso extraordinario”) ante nuestro Tribunal Constitucional35.
Sin embargo, es necesario señalar que el Tribunal Constitucional peruano hace
relativamente poco, en el Caso Dirección Regional de Pesquería de la Libertad
(Expediente 4853-2004-PA/TC), ha modificado esta pauta de procedencia; de
modo que ahora es posible interponer el recurso de agravio constitucional cuando
se esté también ante sentencias estimatorias de segundo grado que vulneran el
orden jurídico constitucional o, en otros términos, impliquen haber resuelto sin
respetar los precedentes establecidos por el Tribunal Constitucional36.
Una vez que el recurso es concedido37, el Presidente de la Sala deberá remitir
al Tribunal Constitucional el expediente en un plazo máximo de tres días, más el
término de la distancia, bajo responsabilidad (artículo 18). Será con el pronuncia-
miento de nuestro supremo intérprete de la Constitución que el proceso de habeas
corpus habrá culminado, y con ello, agotado la vía interna (artículo 24). En el caso
del habeas corpus, el plazo máximo previsto para que el Tribunal Constitucional
emita sentencia es de veinte días (artículo 20). Los días a efectos del habeas corpus
se consideran, en líneas generales, como días naturales por la importancia que
34 Hoy el Código Procesal Constitucional establece que los abogados podrán estar presen-
tes en la vista de la causa, antes, la derogada Ley 23506, lo preveía como una obligación,
ya que establecía que ella se realizaría con citación de los abogados.
35 Conforme establece el artículo 202 de la Constitución peruana vigente:
“Corresponde al Tribunal Constitucional:
(…)
2. Conocer en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de habeas corpus,
amparo, hábeas data y acción de cumplimiento.
(…)”.
36 Estamos indudablemente ante una sentencia bastante polémica, pues supone en
términos prácticos modificar la pauta establecida en el inciso dos del artículo 202 de
la Constitución en cuanto a la competencia del Tribunal Constitucional para conocer
amparos, hábeas datas, habeas corpus y procesos de cumplimiento. Sobre el particular
es bastante recomendable revisar SÁENZ DÁVALOS, Luis (Coordinador). El amparo
contra amparo y el recurso de agravio a favor del precedente. Lima: Palestra Editores. 2007,
de reciente publicación y que contiene diversos trabajos dedicados específicamente al
estudio de la materia.
37 Si se deniega el recurso de agravio constitucional será posible plantear recurso de queja
en los términos establecidos en el artículo 19 del Código Procesal Constitucional.
Algunas notas sobre las reglas procesales previstas para el habeas corpus ... 129
supone el otorgar una rápida tutela a los derechos que caen dentro de su margen
de protección.
(…)”.
b. que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la fecha
en que el presunto lesionado en sus derechos haya sido notificado de la
decisión definitiva;