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1. Consideraciones Generales Y El Bien Jurídico Tutelado..............................................

1.2. Descripción Legal.......................................................................................................3

1.3. Tipicidad Objetiva......................................................................................................3

1.3.1. Sujeto activo........................................................................................................3

1.3.2. Sujeto pasivo.......................................................................................................3

1.3.3. Conducta típica....................................................................................................3

1.3.4. Tipo subjetivo......................................................................................................4

1.3.5. Grados de desarrollo del delito............................................................................5

EL DELITO DE VIOLENCIA CONTRA LA AUTORIDAD PARA OBLIGARLE A

ALGO (ARTÍCULO 365)..........................................................................................................5

2.1. Descripción legal........................................................................................................5

2.2. Tipicidad Objetiva......................................................................................................6

2.2.1. Sujeto activo........................................................................................................6

2.2.2. Sujeto pasivo.......................................................................................................6

2.2.3. Conducta típica....................................................................................................6

2.3.1.1 Violencia.......................................................................................................6

2.3.1.2 Amenaza........................................................................................................7

2.3.1.3 Los actos deben realizarse sin alzamiento público........................................7

2.3.2. Impedir a una autoridad o a un funcionario o servidor público ejercer sus

funciones............................................................................................................................8

2.3.3. Obligar a practicar un determinado acto de sus funciones................................10


2.3.4. Estorbar en el ejercicio de la función pública...................................................10

2.3. Tipicidad subjetiva...................................................................................................11

2.4. Grados de desarrollo del delito.................................................................................12

Bibliografía..........................................................................................................................13
ARTÍCULO 364 CP

1. Consideraciones Generales Y El Bien Jurídico Tutelado

El artículo en comentario tiene su antecedente más cercano en el Decreto Ley N° 11363,

del 19 de mayo de 1950, que reprimía el delito de ejercicio ilegal de la abogacía, debiendo

advertir que la criminalización se limitaba a aquellas conductas en donde el abogado

favorecía a otro el ejercicio de la profesión, lo importante que se observa de lege lata es que

el campo de criminalización se ha ampliado, extendiéndose a otras profesiones.

Consideramos que el artículo 364° del Código Penal, al reprimir el delito de participación

en ejercicio ilegal de la profesión, lo que en realidad hace es reprimir una suerte de

“ampliación” en los grados de intervención de personas en un evento delictivo, el mismo que

ya se encontraría regulado desde la Parte General, en el artículo 24° inducción y 25°

complicidad del Código penal, en base a las reglas de participación delictiva.

En tal sentido, no era necesaria la incorporación del citado artículo 364°, pues estamos

frente a una figura delictiva especial que criminaliza los actos ejecutivos de apoyo o ayuda al

ejercicio ilegal de profesión, imputable al profesional. Se ha elevado así a nivel de autoría un

caso de participación necesaria, otorgándole calidad delictiva autónoma. Técnicamente se

trata de un comportamiento específico de favorecimiento del supuesto de usurpación de quien

no tiene título.

Se tutela el normal ejercicio de la administración pública en sentido amplio. Se busca

garantizar la potestad exclusiva del Estado de autorizar el ejercicio de las profesiones que

requieren título oficial. En otras palabras, el objeto de la tutela penal es el proteger la

administración pública frente a un específico comportamiento de los profesionales, que

desvirtúa el sentido exclusivo de la habilitación otorgada para el ejercicio de las profesiones.


1.2. Descripción Legal

El artículo 364 del Código Penal estipula:

El profesional que ampara con su firma el trabajo de quien no tiene título para ejercerlo,

será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de cuatro años e inhabilitación de uno

a tres años conforme al art. 36° incisos 1 y 2.

1.3. Tipicidad Objetiva

1.3.1. Sujeto activo

Solo puede serlo el profesional que utiliza su firma para apoyar el ejercicio ilegal de la

profesión.

Es necesario tener presente que la firma que otorga el profesional es para quien realiza la

actividad careciendo de título. No encaja en esta figura la acción del profesional que firma el

trabajo de quien si tiene título, pero se encuentra en la imposibilidad física de firmar o está

inhabilitado temporalmente para ejercer la profesión.

1.3.2. Sujeto pasivo

Es el Estado, por ser el titular del bien jurídico puesto en peligro.

1.3.3. Conducta típica

En resumidas cuentas, para la tipicidad objetiva se tiene que cumplir los siguientes

elementos. En primer lugar, la conducta típica requiere que el profesional “ampare” a través

de su firma –y sello– algún documento o trabajo que imperiosamente necesite la firma de

algún profesional, porque si no es así, se tornaría un delito imposible. La firma, es el

mecanismo o medio de hacer viable el delito, comprende tanto el nombre y apellido del

profesional, como su rúbrica, es decir sus signos gráficos distintivos, acompañados de la

respectiva numeración de registro.

Ahora el verbo “amparar”, significa “avalar”, “consentir” algún acto o función; para

efectos típicos el “amparar” tiene que cumplir algunos requisitos: en primer lugar, que
necesariamente el profesional tiene que haber suscrito un documento, resultando indiferente

si el profesional es retribuido económicamente por tal prestación, por ejemplo: el abogado

que está cerca de una Corte Judicial “poniendo en venta” su firma a varias personas que

necesitan ingresar escritos suscritos por abogado a la Mesa de Partes de los Juzgados. Ahora

bien, si el profesional por ejemplo simplemente redacta el documento en su computadora,

pero no firma dicho documento por cualquier razón, no se dará el tipo penal. En segundo

lugar, el profesional debe poseer un título expedido por una Universidad o institución

educativa y debe encontrarse habilitado para el ejercicio profesional.

En tercer lugar, que el profesional voluntariamente firme en un documento o escrito o

trabajo de otra persona o personas, la suscripción no debe ser para el mismo profesional,

porque de hecho tal conducta sería irrelevante; en cuarto lugar, la otra persona debe

encontrarse sin título profesional o al menos no habilitado para hacerlo –puede estar por

ejemplo con pena de inhabilitación civil–, puede tener estudios terminados, puede tener hasta

Bachiller de estudios, igual así, si el profesional presta su firma en el documento o trabajo,

igualmente constituirá el tipo penal en estudio; en quinto lugar, resulta totalmente indiferente,

para efectos típicos, si el documento, escrito o trabajo, firmado voluntariamente por el

profesional, resulta finalmente presentado ante la Autoridad o Institución pública o privada.

1.3.4. Tipo subjetivo

Es un delito doloso. El profesional sabe y quiere firmar apoyando el trabajo de quien

carece del título para ejercerlo.

1.3.5. Grados de desarrollo del delito

El delito se consuma cuando la firma otorgada por la profesional ampara el trabajo del

tercero, es decir, cuando lo favorece. La firma colocada en un escrito no utilizado no

constituye consumación de delito.


EL DELITO DE VIOLENCIA CONTRA LA AUTORIDAD PARA OBLIGARLE A

ALGO (ARTÍCULO 365)

2.1. Descripción legal

Este delito se encuentra regulado en el artículo 365º del actual Código Penal, bajo los

siguientes términos:

El que, sin alzamiento público, mediante violencia o amenaza, impide a una autoridad o a

un funcionario o servidor público ejercer sus funciones o le obliga a practicar un determinado

acto de sus funciones o le estorba en el ejercicio de estas, será reprimido con pena privativa

de libertad no mayor de dos años.

El Anteproyecto del Código Penal peruano, presentado por la Comisión Especial Revisora

del Código Penal del Congreso de la República del Perú (2008-2010)[1], en el Capítulo VI

regula bajo el rubro “Delitos contra la Administración pública”, el denominado delito de

“violencia contra la autoridad para obligar, impedir o estorbar en el ejercicio de su función”,

en el artículo 420º en los siguientes términos:

El que, sin alzamiento público, mediante violencia o amenaza, impide a una autoridad, a

un funcionario o servidor público ejercer sus funciones, le estorba en el ejercicio de estas o le

obliga a practicar un determinado acto contrario a sus funciones será reprimido con pena

privativa de libertad no mayor de cuatro años e inhabilitación de dos a cuatro años y pena de

cien a doscientos días multa. Igual pena se aplicará si se impide, estorba u obliga a una

persona que presta asistencia a una autoridad, funcionario o servidor o actúa por delegación

de estos.

2.2. Tipicidad Objetiva

2.2.1. Sujeto activo

Cualquier persona puede ser autor de este delito, por lo tanto se trata de un delito común.
2.2.2. Sujeto pasivo

En cuanto al sujeto pasivo, habrá que identificar dos supuestos: por un lado, sujeto pasivo

de la acción que lo será la autoridad, funcionario o servidor público; y por otro lado, el sujeto

pasivo del delito que siempre será, en todos los casos, la Administración pública[2].

2.2.3. Conducta típica

La conducta típica tiene las siguientes características:

2.3.1. Ejercer violencia o amenaza, pero sin alzamiento público

2.3.1.1 Violencia

Violencia es el empleo de la fuerza o energía física sobre las personas especiales señaladas

en el tipo legal para el logro de los resultados en la figura penal, tratándose por tanto de una

violencia instrumental. La noción de violencia también abarca la fuerza física sobre las cosas,

cuando ésta es usada como medio para dificultar o imposibilitar al sujeto público el ejercicio

de sus funciones.

Una Ejecutoria Suprema da cuenta que el intercambio de palabras con faltamiento de

respeto a efectivo policial no constituye violencia o amenaza:

La violencia debe ser entendida como la fuerza irresistible empleada contra un tercero para

que haga aquello que no quiera o se abstenga de lo que sin ello se quería o se podía hacer;

que siendo así, el intercambio de palabras entre los procesados y los efectivos policiales, que

llegó a un faltamiento de respeto a estos últimos, hecho de por sí censurable, no constituye

elemento probatorio suficiente de la existencia de violencia o amenaza.

2.3.1.2 Amenaza

La amenaza deberá ser, igual que la violencia, idónea para obtener el efecto buscado, es

decir, tener aptitud causal para inducir o determinar al sujeto pasivo, ser grave, seria, posible,

y de real e inminente realización. Las amenazas pueden ser directas o indirectas.


En principio, la norma penal exige que la amenaza o violencia sea ejercitada en contra de

una persona, es decir, el agente público; sin embargo, en la práctica se ha demostrado (sobre

todo en protestas sociales o huelgas de servidores) que existe un número importante de

personas que protestan en las calles, y asimismo también hay casos donde existe un

determinado número de funcionarios públicos, que son las personas que tienen que atender y

hasta cierto punto solucionar el pedido.

En tal sentido, puede caber la posibilidad de que la amenaza y/o violencia pueda venir

tanto del lado del o los sujetos activos, como que pueda recaer también en varios funcionarios

públicos. En nuestra opinión, si bien puede haber varias personas de uno y otro lado, empero

lo cierto y concreto, para efectos de la tipicidad penal es que la violencia o amenaza sea

ejercitada en contra de uno o varios funcionarios, pero plenamente individualizados,

personalizados cada funcionario o servidor público. La amenaza o violencia necesariamente

tiene que estar dirigido a alguien con nombre y apellido, y ese es el funcionario o servidor

público.

2.3.1.3 Los actos deben realizarse sin alzamiento público

Aquí la norma penal también delimita un supuesto concreto: que la violencia o amenaza

tiene que ser “sin alzamiento público”, es decir, que la conducta del sujeto activo solo

constituya un serio riesgo para el normal funcionamiento de la Administración pública. Que

la violencia o amenaza no implique un cambio de régimen en la organización de los Poderes

del Estado, que no ponga en serio riesgo el Orden Constitucional; pues de ser así, ya

estaríamos hablando de un delito de rebelión (artículo 346º del Código Penal).

Según Pariona Arana el término “sin alzamiento público” forma parte del tipo objetivo y

es un elemento normativo-contextual necesario en la formación del delito. El “alzamiento

público” se entiende como el concurso de varias personas, con hostilidad declarada contra el

Estado, la publicidad de sus hechos y, por lo general, con empleo de armas. La configuración
del delito supone que la acción de violencia contra la autoridad se realice en un contexto

distinto al alzamiento público, es decir, que la acción de violencia contra el funcionario

público no forme parte de un alzamiento público, pues de producirse los actos de violencia

contra los funcionarios públicos en el marco de un alzamiento público estaríamos ante otros

delitos. El “alzamiento público” es un elemento objetivo de carácter contextual que sí está

presente en otros delitos, como el de rebelión (art. 346 del CP) y el de sedición (art. 347 del

CP).

2.3.2. Impedir a una autoridad o a un funcionario o servidor público ejercer sus

funciones.

Impedir es un verbo de acción que implica el hacer no realizable el ejercicio de las

funciones propias de la autoridad, funcionario o servidor. Por lo tanto, esta primera

modalidad de coacción al sujeto público es de naturaleza activa y de resultados.

Una Ejecutoria Suprema da cuenta de un hecho constitutivo del injusto materia de análisis.

En efecto, realizar disparos por el procesado para evitar que el Secretario de Juzgado lleve a

cabo una diligencia de lanzamiento será típico. “Al haber el procesado realizado disparos con

su arma de fuego, con la finalidad de impedir que el Secretario del Juzgado lleve a cabo la

diligencia de lanzamiento ordenada sobre su inmueble, ha incurrido en el delito de violencia

y resistencia a la autoridad”.

En esta misma línea, el hecho por ejemplo de realizar una tenaz resistencia coadyuvada

con una agresión verbal a un efecto policial será típico. “Al haber el procesado opuesto tenaz

resistencia a la intervención policial y agredido verbalmente al policía nacional ha incurrido

en el delito de violencia y resistencia a la autoridad”.

En esta línea también podemos citar el caso del Despacho de un Juez que es amenazado

para que no lleve a cabo la diligencia pública de lectura de sentencia, en donde, por el

procedimiento procesal vigente en el Distrito Judicial de Lima, se va a leer el texto de una


sentencia necesariamente condenatoria. También es el caso del trabajador administrativo de

Mesa de Partes de una Fiscalía del Ministerio Público que es amenazado por un litigante para

que no ingrese al sistema electrónico un escrito de ampliación de denuncia penal.

O aquellos procesados que impiden la labor policial de desalojo lanzando piedras y

botellas conteniendo combustible. En efecto, “De autos se encuentra acreditada la

responsabilidad penal de los encausados y la comisión del ilícito instruido, toda vez que obra

la ocurrencia de calle en la que se indica que los procesados impidieron y obstaculizaron la

labor policial lanzando piedras; según se advierte del acta de hallazgo y recojo, se

encontraron botellas conteniendo combustible, asimismo la pericia de medicina forense

concluye que, los encausados presentan lesiones en el cuerpo; que si bien los imputados

niegan los cargos atribuidos, versión que resulta poco creíble, puesto que como lo señalan en

sus instructivas, estos vivían en el lugar de los hechos y se encontraban en el mismo al

momento de la diligencia de lanzamiento; fundamentos por los cuales confirmaron la

sentencia condenatoria”.

El momento de la comisión de los actos violentos o amenazantes ejercidos sobre el sujeto

público también es un elemento de importancia para distinguir esta modalidad delictiva de la

figura penal del Art. 366º y de la misma tercera modalidad del art. 365º en estudio; y dicho

momento comisivo tiene que producirse necesariamente antes de que se dé comienzo al

ejercicio de los actos funcionales, pues de no ser así se generaría la tipicidad del artículo

366º.

2.3.3. Obligar a practicar un determinado acto de sus funciones

Esta conducta constituye un plus de disvalor en relación al anterior supuesto, ya que

implica que el sujeto activo realice directamente un influjo psicológico de carácter coactivo

en contra del funcionario público o servidor para que este realice una conducta que quiere el

sujeto activo.
Se trataría, en consecuencia, de una conducta de carácter extorsivo que impide que el

funcionario público realice sus actividades funcionales de acuerdo a su libre voluntad. La

norma penal no exige expresamente determinados “medios” o “instrumentos” para obligar al

funcionario público o servidor a realizar un acto, sino que bastará con lo estrictamente

necesario y suficiente para doblegar la voluntad del funcionario o servidor público, y caer a la

merced o designios del sujeto activo.

Estamos así ante un acto voluntariamente de carácter delictivo, imputable al sujeto activo,

que busca acelerar de forma arbitraria la realización por parte del sujeto público de un acto

funcional que quedaba a su determinación –dentro de los plazos legales– cuándo hacerlo. En

otras palabras, la presión a la que se refiere el espíritu del tipo penal en comentario es aquella

que va acompañada de violencia o amenaza, necesariamente, por la manera cómo está

redactada la descripción típica. Es el caso del magistrado violentado o amenazado por un

justiciable para que expida sentencia o emita dictamen fiscal dentro del plazo de ley”.

2.3.4. Estorbar en el ejercicio de la función pública

Este supuesto constituye en nuestra opinión el más polémico y controvertido de todos por

sus límites fronterizos con la mera infracción administrativa y de alto contenido ético que

conlleva. En todo caso, la diferencia en torno a la gravedad de la conducta estaría en la

determinación judicial que imponga el juez.

Estorbar en el ejercicio de funciones mediante violencia o amenazas es poner obstáculos

no insuperables, dificultar, incomodar o molestar a los sujetos especiales que se hallan ya en

ejercicio en sus funciones. El motivo que tenga el sujeto activo del delito puede ser de orden

múltiple, siendo por lo mismo irrelevante (por diferencias políticas, personales, etc.), así

como la modalidad o forma desplegada de estorbo.

El verbo “estorbar” significa impedir mínimamente las funciones y atribuciones que está

realizando el funcionario público. En otras palabras, estorbar, sería cuando coloca obstáculos
para que pueda lograr dicha finalidad, mediando una actividad positiva, tal vez retardando la

ejecución del acto administrativo o judicial, pero sin la intención de que este no se realice; v.

gr., alzando barricadas en el camino para que el servidor no llegue a su destino.

En este punto nos hacemos la siguiente pregunta: ¿si la conducta de “estorbar” tendría que

ser realizado “antes” o “durante” el ejercicio de las funciones del agente estatal? En nuestra

opinión, y tal como está redactado el tipo penal bajo análisis, la acción de estorbar tendría que

ser realizado una vez que el funcionario público haya empezado el ejercicio de sus funciones,

de lo contrario supondría adelantar en demasía los márgenes de protección del Derecho penal

en la presente figura. Así por ejemplo: un militante se pone delante de la comparsa de

personas, que está escoltando al Presidente de la República, produciéndose un altercado entre

dichas personas interrumpiendo el inicio de las funciones públicas del Presidente; el objetivo

(ilícito) del citado militante era impedir que el Presidente ponga la “primera piedra” en una

obra pública en la Plaza de la ciudad. El ejemplo citado demuestra que penalizar esta

conducta sería a todas luces un exceso, pues igual quedará procesado y sancionado

judicialmente, porque constituiría una falta o una infracción administrativa.

2.3. Tipicidad subjetiva

Resulta claro que el agente debe tener consciencia y voluntad en los tres supuestos típicos

analizados, es decir, debe existir dolo. Normalmente será con dolo directo, aunque se descarta

la posibilidad de la presencia del dolo eventual.

En este mismo sentido, la Corte Suprema ha dicho que este delito no es posible la

comisión por dolo indirecto o eventual, porque las formas comisivas descritas en el tipo

objetivo solo pueden implicar el conocimiento potencial pero directo, tanto de los medios

empleados (violencia o amenaza) entendidos como el preordenamiento mental del agente

para conseguir cualquiera de las tres modalidades descritas en el tipo penal objetivo (impedir,
estorbar u obligar), como de la finalidad perseguida con su uso; tampoco cabe una conducta

culposa.

2.4. Grados de desarrollo del delito

En cuanto a la consumación, esto dependerá de cada uno de los supuestos típicos. En el

primer supuesto, habrá perfeccionamiento típico en el mismo instante que el sujeto activo

“impide” a la autoridad o a un funcionario o servidor público ejercer sus funciones. Puede

admitir la tentativa, en la medida que por ejemplo, el sujeto activo haya empezado a ejercer

violencia contra la autoridad o funcionario público, pero que la seguridad que había en la

zona, la ceremonia de inauguración de un local, igualmente se realiza, es decir, se logra

interrumpir el curso causal del delito.

En el segundo supuesto, habrá que tener en cuenta dos aspectos: cuando el sujeto activo

realiza el influjo psicológico, si es amenaza, y esto ha llegado a conocimiento del sujeto

pasivo: es decir, de la autoridad o funcionario, y resultará irrelevante si es que finalmente el

sujeto activo logra que el funcionario realice lo que quería realizar; esto constituirá un delito

agotado. Igualmente puede admitir la tentativa.

En el tercer supuesto, se trata de un delito de mera actividad en la medida que se

consumará cuando se cause el estorbo en las funciones del agente público.


Bibliografía

[1] Véase, en este sentido, el trabajo presentado por: TORRES CARO, Carlos Alberto; El

nuevo Código Penal peruano, Exposición de Motivos, Anteproyecto del Código Penal y

estudios sobre Derecho penal, Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2011.

[2] En cuanto a las particularidades del sujeto pasivo, en este delito, una Ejecutoria

Suprema nos señala: “Siendo el Estado el ente agraviado en los delitos de violencia y

resistencia a la autoridad y contra la función jurisdiccional, deviene impropio tenerse también

como agraviado a la policías víctimas de la agresión”. 14-10-96 EXP. No. 4649-95-B-

AREQUIPA.

[3] ROJAS VARGAS, Fidel; Delitos contra la administración pública, Lima, 2007, p. 976.

Como dice Rojas Vargas: “Estamos frente a una figura penal que de no mediar la calidad

especial de los sujetos pasivos directos, se trataría de un típico delito genérico de

coacciones”.

Una Ejecutoria Suprema nos da cuenta de las modalidades delictivas y falta de creación de

riesgos jurídico-penales: “[…] la violencia debe ser entendida como la fuerza irresistible

empleada contra un funcionario para que se abstenga de realizar sus funciones. Por su parte,

la amenaza se presenta en aquellos casos en que se infiere al funcionario un temor fundado de

sufrir un mal inminente y grave en su persona, libertad, honra o bienes, o de los que su

cónyuge, ascendientes o descendientes […] en el caso de autos los procesados estos medios

contra la policía para impedir que les impongan una infracción al reglamento de tránsito y los
conduzcan a la comisaria, pues los policías cumplieron su cometido” [Ejecutoria Suprema

Del 13-08-98.] EXP .No. 8831-97. LIMA, extraído de: SALAZAR SANCHEZ N. [2004]

Delitos contra la administración pública (Jurisprudencia Penal), Lima, Jurista pp. 24 y 79)

[4] Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para procesos sumarios con reos

libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 13 de julio de 1998, Exp. N° 137-98.

BACA CABRERA – ROJAS VARGAS – NEIRA RUMIAN, Jurisprudencia penal procesos

sumarios, Gaceta jurídica, Lima, 1999, p. 493.

[5] ROJAS VARGAS, ob. cit., 2007, p. 978.

[6] PARIONA ARANA, Raúl. “El delito de violencia contra la autoridad”, en: Justicia y

Derechos Humanos. Revista del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Año 1, Número

1, Lima, p. 183.

[7] ROJAS VARGAS, ob. cit., 2007, p. 679.

[8] Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para Procesos Sumarios con Reos

Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 1 de octubre de 1998, Exp. N° 137-98.

BACA CABRERA – ROJAS VARGAS – NEIRA HUAMÁN, Jurisprudencia penal.

Procesos sumarios, Gaceta Jurídica, Lima, 1999, p. 496.

[9] Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para procesos sumarios con reos

libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 19 de mayo de 1998, Exp. N° 137-98.

BACA CABRERA – ROJAS VARGAS – NEIRA HUAMAN; Jurisprudencia penal.

Procesos sumarios, Gaceta Jurídica, Lima, 1999, p. 498.

[10] GUEVARA VÁSQUEZ, ob. cit., 2013, p. 484.

[11] Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para procesos sumarios con reos

libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 27 de septiembre de 2000, Exp. N° 1000-
2000. ROJAS VARGAS, Fidel, jurisprudencia penal y procesal penal, IDEMSA, Lima, 2002,

p. 726.

[12] ROJAS VARGAS, ob. cit., 2007, p. 980.

[13] ROJAS VARGAS, ob. cit., 2007, p. 981.

[14] GUEVARA VÁSQUEZ, ob. cit., 2013, p. 486.

[15] ROJAS VARGAS, ob. cit., 2007, p. 982.

[16] ROJAS VARGAS, ob. cit., 2007, p. 982.

[17] PEÑA CABRERA FREYRE, Alfonso Raúl. Derecho penal. Parte especial, tomo V,

Idemsa, Lima, 2010, p. 120. Este autor agrega que: “Los motivos que impulsan al autor a

cometer este supuesto delictivo no son relevantes, en orden a establecer la tipicidad penal, a

menos que la deliberación delictiva sea de orden institucional, pero para ello deberá concurrir

el alzamiento público, que hace de este comportamiento un delito de Rebelión o de

Sedición”, (p. 120).

[18] Véase, en este sentido: Ejecutoria Suprema de 18 de octubre de 2018, recaído en la

Casación Nro. 446-2016-Ancash. Sala Penal Transitoria.

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