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Antecedentes de la Jurisdicción Constitucional en la República Dominicana
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implementado para salvaguardar la prevalencia del espíritu constitucional en el ordenamiento
jurídico; y, c) Al observar el concepto de justicia constitucional debe vislumbrarse la noción
de la competencia que es otorgada por mandato constitucional al órgano que deberá
ejercitarla.
Abordaje general del constitucionalismo dominicano
Antes de abordar los antecedentes históricos per se de la jurisdicción constitucional en la
República Dominicana, resulta de vital interés efectuar una aproximación al surgimiento del
constitucionalismo en el Estado dominicano.
En cuanto a la evolución histórica del constitucionalismo, de cara a la doctrina jurídica
clásica, se enfoca en la lucha existente en los movimientos independentistas liberales y los
movimientos independentistas de corte conservador. Es por lo que, al analizar la intención del
constituyente del año 1844, la cual, en principio, poseía una naturaleza inminentemente
liberal, queda desvirtuada, por la incorporación del artículo 210 que otorgaba “plenos
poderes” al presidente de la República, siendo esta propuesta acogida debido a la injerencia
ejercida por las fuerzas conservadoras, que en ese momento se encontraban lideradas por el
general Pedro Santana.
No obstante, algunos autores como Jorge Prats se decantan por afirmar que es errada la
percepción del estudio del constitucionalismo dominicano y latinoamericano, partiendo de
esta división de grupos conservadores y grupos liberales, ya que apuntala que algunos
gobiernos liderados en el Poder Ejecutivo, por miembros pertenecientes a un grupo y otro,
realizaron reformas constitucionales que se enfocaban más en la protección de intereses
particulares como tal, que en la conservación de los postulados de la corriente de
pensamiento a la cual pertenecían.
En ese orden de ideas, se puede enfocar el estudio del constitucionalismo dominicano a partir
de una serie de hitos trascedentes, iniciando con la lucha por un Estado independiente, esto
así, debido a que, el Estado dominicano a diferencia de la mayoría de las colonias españolas
de América no realizó su independencia de España, sino, más bien, del Estado vecino -
República de Haití-.
Posteriormente, al transcurrir un periodo extremadamente corto se produce una figura
conocida como “anexión a España”, en 1861 la cual, tuvo lugar bajo el mandato
constitucional de Pedro Santana. Luego, desde los años 1863 y 1865 se produce el
movimiento de Restauración de la República, la cual, fue subseguida por una serie de
gobiernos que intentaron siempre integrar el Estado dominicano a otras potencias extranjeras
como Francia y Estados Unidos.
Más adelante, en el año 1916 se produce la invasión por parte de los norteamericanos,
respecto a lo cual se logró la salida de éstos en el año 1945, para después, producirse una
nueva injerencia en la soberanía del Estado dominicano en el año 1965.
De manera que, el recorrido histórico antes explicitado permite deducir razonablemente que,
de allí parte, el hecho de que el constitucionalismo dominicano se ha enfocado esencialmente
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en los conceptos de “independencia” y “soberanía”, más allá que de otras figuras jurídicas
propias del estudio del derecho constitucional.
En otro orden de ideas, la siguiente etapa de avance del constitucionalismo dominicano se
enfoca en la lucha por la atenuación, limitación o restricción de las potestades otorgadas, por
mandato constitucional, al poder ejecutivo -en la persona del presidente de la República-.
Ello así, bajo el supuesto de que el naciente Estado se erigió bajo la influencia del artículo
210 de la Constitución dominicana del año 1844, conforme al cual, el presidente de la
República disponía de la facultad constitucional para ordenar providencias y decretos que
considere de conveniencia, sin incurrir en ningún tipo de responsabilidad alguna ni
encontrarse sujeto a ningún tipo de control externo.
En esa tesitura, es bueno aclarar que la mayoría de los Estados de derecho, contemplan en sus
textos constitucionales, disposiciones excepcionales, que otorgan potestad al presidente de la
República en determinados momentos -estados de excepción, declaratoria de guerra, entre
otros- de tomar ciertas medidas referentes a la restricción del libre ejercicio de ciertos
derechos fundamentales y sin requerírsele, en principio, el seguimiento tradicional del
sistema de “check and balances” que contemplan los Estados con distribución tripartita -
poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial-.
No obstante, el análisis del artículo 210 suponía una extralimitación irrazonable de los
preceptos relativos a estado de excepción, dejando entre ver la marcada presencia de corte
conservador y enfocada a un gobierno meramente presidencialista, que distaban en gran
medida de la concepción original de la construcción de la República Dominicana como una
nación independiente, y se llevó de tajo el valor mismo de la Constitución de la República
como instrumento para garantizar la distribución equilibrada y efectiva del poder estatal.
La conservación de disposiciones constitucionales similares al artículo 210 de la Constitución
de San Cristóbal del año 1844, se mantienen en retiradas modificaciones efectuadas a la Carta
Magna de la República Dominicana. Hasta que, en el año 1884 se inicia el movimiento
enfocado a la restricción de las potestades constitucionales otorgadas al Poder Ejecutivo y el
reforzamiento de las facultades y autonomía de los demás poderes del Estado, el cual
trasciende y se hace notar en la Constitución del Moca de 1858, y, a su vez, se fija de manera
efectiva en la modificación producida en el año 1994, en la cual se consagró “la prohibición
de la reelección presidencial y la consagración del estatuto de inamovilidad de los jueces”.
Tal hito del constitucionalismo dominicano cambia significativamente con la incorporación
de la reelección de por un período introducida en la reforma constitucional del año 2002.
Luego, en el año 2010 se retorna a la construcción observada en el año 1994, para ser
rápidamente modificada en el año 2015. Dejando en claro, estas reformas constitucionales
que, a pesar de los muy marcados avances en materia constitucional en la República
Dominicana, aún subsiste una corriente de pensamiento muy dirigida a la supremacía del
Poder Ejecutivo y la conservación de los gobiernos de tipo presidencialista.
De igual modo, el constitucionalismo dominicano ha sido marcado por la lucha incesante por
el respeto irrestricto de los derechos humanos, ya que, si bien la Constitución dominicana
desde sus inicios siempre reconoció ciertas libertades a favor de los particulares, no menos
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cierto es que, en esos mismos inicios, la República Dominicana era participe de múltiples
atropellos a los derechos humanos de los ciudadanos, impulsados sustancialmente en la
existencia de ideológicas políticas contrapuestas, que se traducían en -presos políticos, tortura
y ejecución-. No obstante, en el año 1978 durante el periodo presidencial de Antonio Guzmán
se marca un freno de las transgresiones a derechos humanos propiciadas por cuestiones de
rivalidades políticas, pero continúan entonces transgresiones de orden policial y de
encarcelamiento.
Asimismo, en el año 1994 se incorpora la figura de la acción constitucional de amparo, y,
además, supuso una modificación sustancial a lo interno del Poder Judicial con la designación
de los jueces por el Consejo Nacional de la Magistratura, el afianzamiento de la jurisdicción
contenciosa-administrativa y la sustitución del proceso penal de corte inquisitivo, por el
proceso penal de corte acusatorio adversarial con la promulgación del Código Procesal Penal
dominicano.
También, es bueno enfatizar que el mayor logro del constitucionalismo dominicano en
materia de protección de derechos fundamentales tiene cabida en la reforma constitucional
del año 2010, con la incorporación de un catálogo de derechos fundamentales bastante
amplio, acompañado de las respectivas garantías constitucionales que han de ser utilizadas
para su cumplimiento y efectividad.
A seguidas, cabe resaltar que otro de los hitos del constitucionalismo dominicano estuvo
marcado por la lucha del sufragio universal, ya que, en principio, en el año 1844, sólo se
reconoció esta potestad a los hombres con propiedades -terrenos-. Más adelante, en el año
1865 se adquiere la conquista de que el único requisito para ejercer el sufragio era ser
ciudadano y alcanzar la mayoría de edad. Luego, en el año 1942 durante el gobierno de
Rafael Leónidas Trujillo se reconoce el sufragio a las mujeres.
Por igual, se generaron otras luchas tales como la transparencia electoral -por la existencia de
múltiples fraudes electorales-, la lucha por un Estado social -reconocimiento y protección de
los derechos económicos, sociales y culturales que surgen en los textos constitucionales del
año 1955, 1963, 1966 hasta el alcance pleno de la consagración de estos derechos
ampliamente desarrollados en la reforma constitucional del año 2010-; por igual, la lucha por
la asamblea constituyente supuso un hito histórico -obtención de una mayoría representativa
para la elaboración del texto constituyente; asimismo, la lucha por la igualdad y la no
discriminación que, a nivel de efectividad, continúa siendo un reto del constitucionalismo
dominicano actual.
Igualmente, se observa desde la óptica de la evolución histórica la lucha por la jurisdicción
constitucional, la cual, cursó diferentes órganos jurisdiccionales y consideraciones
constitucionales a lo largo de la historia que será detalladas con mayor profundidad en el
apartado siguiente.
A modo conclusivo, el estudio del constitucionalismo dominicano ha dejado por sentado que,
aún ante la influencia marcada de intereses de grupos conservadores, siempre ha triunfado en
la redacción de los textos constitucionales las influencias de corte liberal. Empero, en la
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práctica las fuerzas más conservadoras se han impuesto de facto, logrando en muchas
ocasiones, a modificar en atención a intereses netamente particulares, el texto constitucional.
Antecedentes de la jurisdicción constitucional en la República Dominicana.
La jurisdicción constitucional es un elemento fundamental en la consolidación de un sistema
democrático y la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos. En la
República Dominicana, la evolución de la jurisdicción constitucional ha sido un proceso largo
y complejo que ha experimentado cambios significativos a lo largo de su historia. De ahí que,
el presente trabajo tiene por objeto examinar los antecedentes de la jurisdicción constitucional
en la República Dominicana, desde sus inicios hasta la actualidad.
En ese orden de ideas, resulta vital precisar que a lo largo de la historia la República
Dominicana, la Norma Fundante de dicho Estado ha experimentado varios procesos de
reforma, entre los que se pueden citar:
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27. Constitución 1994 del 14 de agosto de 1994
28. Constitución 2002 del 25 de julio de 2002
29. Constitución 2010 del 26 de enero de 2010
30. Constitución 2015 del 13 de junio de 2015
Período preconstitucional.
Art. 35.- No podrá hacerse ninguna ley contraria ni a la letra ni al espíritu de la Constitución;
en caso de duda, el texto de la Constitución debe siempre prevalecer.
Art. 107.- El presidente de la República no tiene más facultades que las que expresamente le
confieren la Constitución y las leyes particulares, en conformidad con ésta.
Art. 125.- Ningún tribunal podrá aplicar una ley-inconstitucional, ni los decretos y
reglamentos de administración general, sino en tanto que sean conformes a las leyes.
Partiendo de dicha atribución, se entiende que con ello se procuraba, que el Congreso tuviera
conocimiento sobre cualquier asunto que sea relevante para mejorar la administración de
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justicia en el país, incluyendo los casos relativos a la interpretación de una determinada ley, o
bien, a la discrepancia de una ley con el texto constitucional, buscando con ello una
uniformidad en la jurisprudencia en el sistema judicial. Aun cuando, no lo dice de manera
expresa, pero por analogía de los artículos 35 y 125 de la referida constitución se podía
considerar procedente.
Más adelante, en el curso del período presidencial de Buenaventura Báez, para ser más
específicos, en los años 1857-1858, se creó el Poder Judicial y se otorgó a los tribunales la
facultad de conocer de las acciones de inconstitucionalidad, la interpretación del texto
constitucional y del control de legalidad de las leyes; dejándose estas funciones, en el ámbito
competencial del Tribunal de Casación. No obstante, en la práctica, no se produjo el
cumplimiento efectivo de esta disposición constitucional.
El art. 65 de la Constitución del año 1865 establecía lo siguiente: “No podrá hacerse ninguna
ley contraria al espíritu ni a la letra de la Constitución. En caso de duda, el texto de ésta debe
siempre prevalecer”.
Por igual, el art. 71 del referido texto legal contemplaba lo siguiente: “El presidente de la
República antes de entrar a ejercer sus funciones prestará en presencia de la Representación
Nacional el siguiente juramento: Juro por Dios y los Santos Evangelios, guardar y hacer
guardar la Constitución y las leyes del Pueblo dominicano, respetar sus derechos y mantener
la independencia nacional”.
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En el caso de esta Constitución se mantiene igual el panorama respecto al control de la
constitucionalidad y la jurisdicción encargada del ejercicio de tales funciones. Sin embargo,
resulta de interés indicar que el control de los tratados internacionales era ejercido por el
poder legislativo, tal cual se plantea en el artículo 65.9.
Además, esta constitución introduce una metodología que no se había sido implementada en
las constituciones anteriores, y que estaba consagrado en el artículo 63.5, al disponer lo
siguiente: “Decidir en último recurso sabre la constitucionalidad de las leyes, decretos y
reglamentos en todos los casos que sean materia de controversia judicial entre partes”.
En 1916, la República Dominicana fue ocupada por las fuerzas estadounidenses, lo que
resultó en la anulación de la Constitución dominicana y la instauración de un régimen de
ocupación militar. Durante este período, se suspendieron las instituciones democráticas y la
jurisdicción constitucional quedó prácticamente abolida.
La reforma constitucional del año 1927 eliminó el control preventivo y el control concentrado
de la constitucionalidad, y sólo dejó vigente el control difuso de la constitucionalidad.
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En esta reforma constitucional se suprime o no se hacen constar las disposiciones que estaban
con sagradas en la constitución del año 1908, en las que era una atribución específica de la
Suprema Corte de Justicia, conocer sobre el recurso de inconstitucionalidad de las leyes
De modo similar, se mantenía el fiel mandato de que todos los poderes públicos debían
ceñirse a la constitución, tal cual disponen los artículos descritos a continuación:
Art. 2.- Su Gobierno es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo. Se
divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Estos tres poderes son
independientes en el ejercicio de sus respectivas funciones. Sus encargados son responsables
y no pueden delegar sus atribuciones, las cuales son directamente las determinadas por esta
Constituci6n y las leyes.
Art. 48.- El presidente de la República, antes de entrar en funciones, prestara ante la
Asamblea Nacional o cualquier funcionario: “Juro por Dios, por la Patria y por mi Honor,
cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República, sostener y defender su
independencia, respetar sus derechos y llevar fielmente los deberes de mi cargo”.
La Constitución del año 1947 creó el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, que tenía
competencia para conocer de asuntos relacionados con la legalidad de los actos
administrativos, pero no tenía un mandato claro de control de constitucionalidad.
En ese tenor, es importante citar de manera expresa los siguientes enunciados del texto
constitucional antes referidos.
Artículo 7.- Serán nulos de pleno derecho teda ley, decreto, reglamento y actos contrarios a la
presente Constitución.
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Por tal razón, en esta Constitución se insertaron nueva vez las disposiciones que contemplaba
la constitución del año 1908.
Golpe de Estado del año 1963 y la reforma constitucional del año 1966.
Artículo 67.- Conocer en única instancia de las causas penales seguidas al Presidente y al
Vicepresidente de la República, a los Senadores, Diputados, Secretarios de Estado,
Subsecretarios de Estado, Jueces de la Suprema Corte de Justicia, Procurador General de la
República, Jueces y Procuradores Generales de las Cortes de Apelación, Abogado del Estado
ante el Tribunal de Tierras, Jueces del Tribunal Superior de Tierras, a los miembros del
Cuerpo Diplomático, de la Junta Central Electoral y de la Cámara de Cuentas y los Jueces del
Tribunal Contencioso Tributario; y de la constitucionalidad de las leyes, a instancias del
Poder Ejecutivo, de uno de los Presidentes de las Cámaras del Congreso Nacional o de parte
interesada.
A partir de este texto constitucional, la Suprema Corte de Justicia adopta por mandato
constitucional expreso, el control concentrado de constitucionalidad de las leyes.
Después del año 2002, surgió el reclamo de que el país efectuando seguimiento de la
corriente prevaleciente en América Latina, sin excluir la potestad asignada a los jueces de
pronunciar la inconstitucionalidad en los asuntos de los cuales se encuentre apoderado, se
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fortalezca el control de constitucionalidad y el amparo de los derechos fundamentales, a
través de la creación, o bien de un Tribunal Constitucional fuera del Poder Judicial, o bien, de
una Sala Constitucional de la Suprema Corte de Justicia -la cual debía gozar de autonomía
reforzada-.
En esa tesitura, la Constitución del año 2010 supuso un hito trascendental en la evolución de
la jurisdicción constitucional en la República Dominicana. La aludida reforma constitucional,
concibió al Tribunal Constitucional como un órgano autónomo administrativa y
presupuestariamente, independiente y especializado, con enfoque en el ejercicio efectivo del
control de constitucionalidad.
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Conclusión
El examen de las reformas constitucionales verificadas ha puesto de manifiesto que todas las
constituciones que fueron adoptadas en el Estado dominicano, de una forma u otra,
enunciaban dentro de su texto normativo la sujeción de gobernantes, gobernados y de los
órganos estatales a la Constitución.
Tales constituciones establecían, por igual, que ninguna ley podría ser contraria a la
Constitución de la República, observándose que el control de constitucionalidad de las leyes,
en la generalidad de los casos, era ejercido por la Suprema Corte de Justicia. Siendo que,
algunos textos constitucionales lo establecían de manera expresa, mientras que, otros textos
constitucionales suprimían o no hacían alusión expresa a dicha potestad atribuida a la
Suprema Corte de Justicia.
Es por este motivo que, se puede establecer que la jurisdicción constitucional en la República
Dominicana ha experimentado una evolución significativa a lo largo de su historia, que va
desde la ausencia de un sistema formal en los primeros años de su independencia hasta la
consolidación de un Tribunal Constitucional, logrado a través de la reforma de la
Constitución en el año 2010. Este largo proceso refleja el compromiso del país con la
protección de los derechos fundamentales y el fortalecimiento del Estado de derecho. Aunque
ha habido desafíos en el trayecto, la República Dominicana ha efectuado pasos agigantados
hacia un sistema de justicia constitucional que se pretende sea sólido y eficaz.
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En resumen, la jurisdicción constitucional en la República Dominicana es un elemento
crucial en la protección de los derechos de los ciudadanos y en la consolidación de un sistema
democrático. A través de su historia, el país ha trabajado para fortalecer esta institución y
garantizar su independencia y eficacia en la revisión de la constitucionalidad de las leyes, los
actos gubernamentales y el control preventivo de los tratados internacionales.
Fuentes Bibliográficas
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