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Ingold, Tim, Strathern, Marylin y otros. “1989 debate.

The concept of
society is theorically obsolete” En: Ingold, T. (Ed.) Key Debates in Anthropology.
London y New York, Routledge, 1996, p. 55- 98.

Introducción. Tim Ingold


Ingold inicia la introducción a la compilación, afirmando que el término
“sociedad” es, al mismo tiempo, el más importante para identificar a la antropología
social y el más contestable, al ser susceptible de varios problemas.
Uno de ellos – centrales – es que la noción de sociedad no surgió como parte de
los propios propósitos teóricos de la antropología social, sino que es producto de cierta
forma de imaginar y pensar lo social, propia de la historia del pensamiento occidental.
Ingold piensa que los antropólogos parecen vivir al filo de una navaja intelectual, por el
hecho de que “pensar la sociedad” de una forma diferente, implicaría desafío y promesa
de la antropología, pero también, salirse de los fundamentos de la disciplina.
Otro problema, para Ingold, es que la propia actividad antropológica está situada
en un ambiente en que el término sociedad es de uso diario, tanto en el discurso moral y
político, como en el académico. Si bien es discutible si algo llamado sociedad existe, lo
cierto es que hay personas que hablan de la misma. Por lo tanto, aunque sea difícil hacer
esta separación, el discurso sobre la sociedad es tanto una parte de la realidad que los
antropólogos estudian, como parte de la forma en que la estudian.
Ingold refiere Edmund Leach como el antropólogo reciente que más contribuyó
a situar en la agenda teórica el status de la sociedad, poniendo en cuestión que la
existencia de sociedades sea un simple hecho empírico que no precisa confirmación.
En lo que resta de la introducción, Ingold reseña la discusión que se está
publicada a continuación.
Marilyn Strathern y Christina Toren tienen en mente un sentido específico de
sociedad, que es dominante en antropología social. Esto es, la idea de sociedad como
totalidad limitada, o como totalidad formada por la suma de sus partes. Sin embargo,
sus objeciones no apuntan tanto al concepto de sociedad, como a otros en él
involucrados: “individuo” (como entidad natural pre-formada) y “socialización” (donde
los individuos serían moldeados en la imagen de un ideal colectivo).
La solución que proponen, se basa en el concepto de “socialidad”, que permitiría
expresar cómo personas particulares forjan y son forjados por relaciones, sin descuidar
la personalidad y las relaciones con un dominio abstracto reificado (la sociedad).
Strathern critica las consecuencias desastrosas que aparecieron en política
contemporánea, cuando luego de esa reificación, se destituyó el concepto sociedad
considerándolo ilusorio. Toren, por su parte, a partir de la socialidad, destaca cómo el
niño en desarrollo puede ser considerado un sujeto activo en el centro de su mundo
social, y por otra parte, cómo se disuelven las fronteras entre antropología y psicología.
Según Ingold, los opositores a la primera moción – John Peel y Jonathan
Spencer – se centran más en el mundo, que en el concepto de sociedad, enfatizando la
pluralidad de connotaciones en diferentes contextos. Aunque consideran las objeciones
que la primera moción del debate hace al uso ortodoxo del concepto en la antropología,
buscan sentidos alternativos de sociedad en la historia, que puedan ser rastreados hasta
la actualidad. Buscan, en realidad, anclar la antropología en una tradición alternativa de
pensamiento social, ecléctica, que no entienda “sociedad” con un único significado, sino
como un espacio problemático, variable y flexible, no divorciado de sus resonancias
retóricas y políticas, ni de otros términos como cultura, comunidad, nación y estado.
Mencionan, como ejemplo de su propuesta, la consideración de cómo a veces el término
sociedad aparece a favor, y otras en contra del estado. La posición de los participantes
del debate es que, mientras esos conflictos continúen, el término deberá seguir siendo
utilizado teóricamente.
Ingold considera dos puntos en que todos los participantes del debate coinciden:
1) que la dicotomía durkheimiana entre individuo y sociedad desventajosa y se mantiene
por compromiso; 2) que teorizar sobre la sociedad es una actividad que tuvo lugar en un
momento específico de la historia. Las diferencias, por su parte, tendrían que ver con un
para qué servirían las teorías y conceptos. De allí Ingold deriva ciertas preguntas,
vinculadas con la aplicabilidad del concepto sociedad, que cuestionan si se debe
priorizar la coherencia teórica o por el contrario, la adecuación etnográfica. En el último
caso, en qué medida se puede hablar de comparación entre distintas unidades. Otra serie
de cuestiones, se refieren a cómo considerar el avance teórico y paradigmático en la
disciplina, donde la idea de “teóricamente obsoleto” sugeriría un cambio de paradigma,
al tiempo que es posible pensar en paradigmas que avanzan en paralelo, permitiendo
cambios y transformaciones sobre la marcha. Para el autor de esta introducción, este
parece ser el caso del concepto de sociedad.
Por último Ingold considera que detrás del debate sobre el concepto, hay otro,
sobre el status de la noción de “teoría”. Señala que se podría pensar una comparación
entre la oposición Sociedad / Individuos, y la de Teoría / Datos; en ambas, las relaciones
serían separadas del mundo e inscriptas en constructos imaginarios, entendidos como
entidades discretas.

Parte 1. Las Presentaciones.


A favor de la Moción (1) Marilyn Strathern
La antropóloga comienza su reflexión sobre las abstracciones. Siempre hacemos
abstracciones para extender nuestro pensamiento, pero importa saber cómo lo
extendemos y qué abstracciones hacemos. El problema principal acerca de la
abstracción sociedad como concepto, entonces, es qué conceptos engendra.
En un debate, las posiciones teóricas deben ser entendidas en su contexto
cultural. Entonces, al argumentar sobre lo obsoleto del concepto sociedad, se está
también argumentando sobre un artefacto cultural sobresaliente. De hecho, Strathern
advierte sobre el resultado siniestro de una larga inversión cultural en la idea de
“sociedad” como entidad.
Este debate es en honor de la memoria de Edmund Leach que señaló (en su
crítica de 1961) los hábitos de pensamiento que viciaron las teorías, por ejemplo, con el
pensamiento dicotómico. Para Leach no hay esfera autónoma de existencia social que se
oponga a los hechos materiales de propiedad o localidad. En cambio, esos hechos
materiales son representados en y manipulados por relaciones sociales.
Lo que dio a las dicotomías un realismo superficial fue una oposición entre
economía y sociedad, que se sostuvo sobre la base de una concepción específica de
“sociedad” entendida como una cosa. A partir de ahí, fue posible ver esa cosa opuesta a
o en relación con otras cosas, como la economía. Pero para Leach, sociedad no es una
cosa, es una forma de ordenar la experiencia. De este modo criticaba la forma en que los
antropólogos piensan las sociedades en plural.
Strathern coloca el mismo punto que Leach. Pensar la sociedad como cosa es
pensarla como una entidad discreta. En ese caso, la meta es ver la relación con otras
entidades. Esto es una matemática que ve el mundo inherentemente dividido en
unidades. El corolario de esta mirada es que las relaciones aparecen como extrínsecas a
esas unidades, como formas secundarias de conectar cosas. A partir de la maduración de
las ideas de Leach según Strathern, estos son los daños que causó el concepto de
sociedad. Este concepto no es una abstracción antigua sin uso, de hecho, tiene
consecuencias dando forma a otras abstracciones. Por otra parte, para hacer que las
abstracciones parezcan reales, les damos forma concreta.
Strathern hace un recorrido, a continuación, de la forma que tomaron varias
ideas en la antropología social británica de la época de Leach.
La sociedad fue reificada como entidad, opuesta a entidades de un orden
conceptual similar: sociedad vs economía, mundo material, biología o naturaleza.
Pensándolas como cosas, las sociedades aparecen con una identidad propia y no como
producidas dentro de una relación.
La sociedad fue personificada como población junto a otras poblaciones
similares. Las conexiones eran tipológicas, y las diferencias y similitudes eran entre
unidades discretas, que eran enumerables.
Cada población podía ser considerada como colectividad de seres humanos
individuales, que aparecían como miembros de la sociedad, como partes de una
totalidad. La sociedad era concebida tanto como suma de interacciones individuales,
como en forma de entidad regulando la conducta de individuos. Los miembros
individuales aparecían como fenómeno primario de vida, y las relaciones como
secundarias. Surge la oposición entre individuos y sociedad en que ésta aparece con
existencia separada.
Strathern señala que los defectos teóricos de esa posición son bien conocidos, y
se concentra en la crítica del concepto inicial.
Strathern considera, primero, las dicotomías entre dominios de estudio. Sociedad
opuesta a biología estuvo en la definición del campo de la antropología. Con la idea de
sociedad como fenómeno autónomo, se descartaron áreas enteras de competencia
humana como “cultura material” que no era interesante.
La antropología comparativa está en un impasse, debido a la tendencia a pensar
contando unidades. Así, cuando estudiábamos reglas de casamiento en veinte
sociedades, teníamos veinte reglas de casamiento. También era absurdo pensar las
sociedades como unidades limitadas. Había entonces dos enfoques problemáticos: a) la
sociedad es la mitad del fenómeno (y la otra mitad sería todo el resto de cosas
vinculadas a los hombres), b) la sociedad es una totalidad dividida en partes, sistemas,
instituciones, grupo de reglas. Las partes aparecen como componentes individuales que
pueden ser enumerados a través de las sociedades, y así la regla de prescripción puede
también aparecer como instancia de alguna cosa con cierta tasa de acontecimiento.
La idea de sociedad como un todo, más allá de los individuos, tomó la forma de
individuos como miembros de la misma. Esto llevaba a confundir “sociedad” con
“grupo”. Solidaridad de grupo era tomada como solidaridad social, y había problemas,
como por ejemplo, que la mujer parecía no pertenecer a la sociedad por no pertenecer a
un grupo, o que la religión y la ley representaban la sociedad. Lo que los antropólogos
hacían objeto abstracto de pensamiento, tenía que ser hecho visible, como objeto de las
representaciones de otras personas.
Nuestras teorías – dice Strathern – se volvieron exhaustas por sí mismas. La
evidencia es visible a partir de la consideración de la naturaleza de las revoluciones
científicas: las teorías se apoyan en paradigmas, y éstos se vuelven visibles en el punto
de su agotamiento. Una forma dada por sentado de organizar el mundo, ahora aparece
como un grupo de trucos de analogía y metáforas. Por ejemplo, las relaciones entre
sociedad y dominios de estudio separados, entre sociedad y otras sociedades, y entre
sociedad e individuos, son hipostasiadas en el concepto de sociedad por si mismo. Las
reificaciones, personificaciones y juegos que jugamos con este concepto, son expuestas
como retóricas. Así entendido, el concepto de sociedad no puede ser rescatado para la
teoría. Es un concepto que calamitosamente “fue”.
Como ya fue señalado, el problema con el concepto de “sociedad” son los otros
conceptos que produce. El más problemático para la antropología fue el de individuo.
Ambos operaron como un péndulo por el que oscilaron las teorías del siglo XX:
Cuando la sociedad encapsulaba los amplios conceptos de organización y reglas,
dirigía su atención hacia las regularidades de la vida social. La sociedad aparecía como
un orden contra el cual el individuo construía su ambición o experiencia (morfología).
En los análisis basados en transacciones sociales, en lugar de un grupo
regulador, la sociedad se transformó en un mercado interactivo (transacción individual).
Cuando la sociedad era imaginada como objeto representado por las personas, la
atención se orientó para el significado de la actividad simbólica: como “nosotros”
imaginábamos la sociedad como una presencia externa, también deberían hacerlo
“ellos” (representaciones colectivas).
Luego apareció el interés por las representaciones como formas de dominación
mistificadas, con personas actuando “en nombre de la sociedad”, y con grupos de
interés que pasaron a ser tenidos en cuenta (ideologías de grupos de interés).
Mientras el péndulo estaba en movimiento, el concepto de sociedad fue un útil
lugar de descanso. Pero ahora, para Marilyn, virtualmente se detuvo en el pantano del
constructivismo, con una versión implotada de la dicotomía individuo/sociedad, con
fuerzas externas afectando al individuo, y éste afirmando su experiencia personal contra
la sociedad.
Para Strathern el péndulo fue útil, habiendo proporcionado posiciones creativas
y constituyendo la dinámica de la disciplina. Sirvió para pensar sobre la organización
social, las relaciones y la vida colectiva. También permitió derivados útiles, como el
epíteto “social”, el concepto de “socialidad” (matriz relacional que constituye la vida de
las personas), y “sociedades”. La objeción de Strathern no es hacia esos conceptos, sino
hacia la distorsión que aparece cuando el concepto de sociedad oblitera los hechos
relacionales. De esta forma en lugar de “socialidad” vista como intrínseca a la
definición de persona, aparece la “sociedad” en contra del “individuo”. Y por causa de
la concretud del individuo en nuestra cosmovisión, y su existencia prioritaria, ese
concepto aplicado a la sociedad ha dado lugar a “sociedades” como unidades holísticas
y como si fueran individuos..
El concepto sociedad aparece, entonces, para la proponente del debate, como un
aparato [o recurso] retórico, como una cláusula de narrativa etnográfica, que juntaba las
partes del análisis, integrando teóricamente el fenómeno social. Lo importante de esto
en el argumento de Strathern es que en retrospectiva la retórica raramente ha sido
neutral.
A partir de este punto Strathern se dirige a otro dominio, en lo que son para ella
las bases de su teorización. Es para ella una parodia terrible, una literalización del
péndulo teórico, golpeándonos con uno de sus polos. Strathern se refiere a una frase de
la primer ministro Margaret Thatcher:
There is no such thing as society. There are individual men and women and there
are families.
Strathern critica el desastre de hacer una entidad abstracta del concepto
sociedad, tal como lo encuentra en esa frase. Las consecuencias fueron, para ella,
anticipadas por Leach, cuando dijo que la sociedad no es una cosa, significando que las
prácticas sociales son un medio del comportamiento humano y como tales no pueden
ser puestas contra el mismo. El argumento de Strathern es que la frase de Thatcher es la
consecuencia de la abstracción de la sociedad como un objeto de pensamiento. Según
ella, al ser este concepto una entidad autónoma, es posible dejarlo de lado, “revelando”
los aparentemente individuos concretos debajo de esa entidad.
Antes de esta conclusión, Strathern resume las consecuencias políticas de tal
movimiento:
Intolerancia con la diversidad de formas sociales. Las motivaciones individuales
aparecen como la única realidad. Desaparecen las colectividades que intervienen entre
el estado y los ciudadanos. Al mismo tiempo, privatizaciones de industrias y control de
los servicios sociales. Las corporaciones son moldeadas en un solo modelo, el de
individuos.
Individuo definido como consumidor y proveedor de servicios. Régimen cultural
que define al individuo como financieramente autosuficiente, interactuando sólo como
consumidores uno de otro. La acción social pasa a ser cuestión de capacidad individual
para movilizar servicios.
Vivimos en un régimen – dice Strathern – al que le gustaría volver invisible
cualquier forma de relación social que no sea modelada en interacciones de individuos,
y para el que el mercado sirva como metáfora.
El thatcherismo habría excluido todo tipo de colectividad y asociación,
desechando el concepto de sociedad, que por ser considerado concreto y abstracto, debe
desaparecer. No hay más legitimidad derivada de su naturaleza social, porque la
sociedad no existe. Y lo que sustituye la sociedad como “cosa” falsa, son los individuos,
como “cosa” real. Como la sociedad es reificada, es también posible reificar los
individuos en antítesis. Esto sería para Strathern la tragedia de operacionalizar uno de
los polos de la dicotomía. Al producir al individuo como “en oposición con” la
sociedad, el movimiento oculta formaciones sociales y relaciones de poder. Visto así,
para Strathern este individualismo prescriptivo hace invisible los intereses comerciales y
militares de las multinacionales, fomentando la tragedia ecológica de la promoción de la
gratificación del consumidor. La solución no es recrear la antítesis, restaurando el
concepto de sociedad.
La moción propuesta es que no se necesita el concepto de sociedad,
precisamente porque no se necesita el concepto de individuo. La antropología comenzó
con buenas intenciones, pero ya en Leach se veían las grietas de conceptuar la sociedad.
El primer paso para producir teorías de la realidad social es aprehender a las personas
como, simultáneamente, conteniendo la potencia de relaciones, y siempre incrustadas en
la matriz de las relaciones con otros.
Por último, la mocionante dice que no necesitamos negar las abstracciones, sino
más bien recuperar su propósito original, de expresar la significación de relaciones en la
vida y pensamiento humano. Las relaciones humanas son intrínsecas a la existencia
humana, no extrínsecas. Como objetos de estudio antropológico, no podemos concebir a
las personas como entidades individuales. Strathern reconoce cierta culpa de que las
relaciones pasen a segundo plano, en la idea de sociedad. Este concepto, entonces,
interfiere mucho en la aprehensión de la socialidad. Por eso propone que hay que
despacharlo como obsoleto.

En Contra de la Moción (1) J.D.Y. Peel


Peel afirma su concepción del término “sociedad” como una noción compleja y
con muchos costados [de sentido]. Y orienta la discusión para lo que la gente hace
actualmente con el concepto: los usos variados del término. Lo que Strathern habría
hecho, según Peel, es limitarse a definir el concepto sociedad en una única forma
singular por lo que el carácter de pasado de moda resulta verdadero casi por definición,
al margen de que esa forma haya tenido importante influencia en la antropología social.
Los varios sentidos de “sociedad” son vistos más claramente en relación con una
particular antítesis: individuo, cultura, comunidad, estado. Se procederá más
apropiadamente si tratamos “sociedad” como denotando un campo de investigación
definido por las relaciones entre esos sentidos. Peel cita la definición de Sociedad de
Anthony Giddens, considerándolo uno de los principales teóricos de la sociología.
Distingue dos sentidos primarios:
“Las connotaciones generalizadas de la asociación o interacción social”, esto es,
patrones de relaciones entre actores sociales.
Una unidad relativamente limitada de relaciones sociales, un sistema social, en
contraste con otras sociedades de alrededor.
La distinción se resume en: sociedad en general, y cualquier sociedad particular.
Los teóricos sociales clásicos varían en su énfasis. Se pueden ubicar a Spencer y
Durkheim en el segundo; Simmel y Weber en el primero. El contraste aparece de formas
relacionadas, por ejemplo grupo versus jaula [de hierro].
El sentido 1 será aplicado a un tipo genérico de sociedad: capitalista, industrial,
colonial, plural. Hay una etiqueta que designa algún principio constitutivo. El sentido 2,
cuando hablamos de sociedad moderna, implica la presunción de que el sistema de
relaciones sociales corresponde al estado, por ejemplo: sociedad japonesa, alemana, etc.
Según Peel, en las unidades menores estudiadas por etnógrafos, sociedad aparece como
sinónimo de cultura, definiéndose lingüísticamente.
Cada sentido de sociedad puede ser teorizado de manera abstracta. Las
principales formas como actualmente son utilizados son: Giddens, que se ubica en el
sentido 1 con la “teoría de la estructuración”, intentando reformular la antítesis
individuo/sociedad como “la dualidad de estructura y agencia”. Y en el sentido 2: Ingold
con “Evolution and social life” (más antropológico); Parsons con el sistema de
necesidades; los marxistas franceses con las tres “instancias de las formaciones
sociales”.
Buscando sentidos históricos del término, Peel se remonta al siglo XVI, a la
“sociedad” Inglesa. Analiza los sentidos dados por Hobbes que, oscilando entre el 1 y el
2, se acercaría al segundo como justificación del estado absolutista. Los griegos, en
cambio, no tenían un término para definir sociedad, confundiéndola con la forma
política. Posteriormente a Hobbes, en Europa, la sociedad se separó del estado, aunque
permaneció ligada a él de alguna forma. Las formas políticas fueron vistas como
condicionadas por las formas de la “sociedad civil”. Primero venía la sociedad, no el
Estado. Peel analiza tres razones para explicar este desarrollo:
Emergencia de la economía capitalista.
Movimientos democráticos, libertad de asociación.
Crecimiento del nacionalismo. El estado debía coincidir con la nación.
Así surgió la sociedad moderna en el siglo XIX, con sus dos sentidos vinculados
de sociedad: como patrones de asociación, y como esa entidad limitada que se conecta
problemáticamente con el estado.
Hay dos preocupaciones esenciales que un antropólogo social debe tener acerca
del concepto de sociedad, a partir de su origen en un ambiente cultural y en una época
histórica particular.
La fuente cultural de los conceptos. Se deben desarrollar conceptos que permitan
analizar muchas sociedades diferentes sin prejuicios. Debemos tener cuidado en tratar el
“pensamiento occidental” como si expresara una única mirada sobre la sociedad.
Strathern, cuando dice que la antinomia entre individuo y sociedad es extraña a los
melanesios, estaría simplificando la mirada occidental haciendo un “orientalismo al
revés”.
Y una preocupación más substancial. El concepto antropológico de sociedad en
sentido 2 (de unidad limitada, donde las esferas de economía, política y cultura están
superimpuestas) puede ser demasiado separado de las realidades empíricas. En
sociedades multiétnicas con muchas lenguas y esferas intersectadas, el concepto de
sociedad no tiene provecho alguno.
Pero Peel considera que los conceptos se encuentran en relación dinámica con la
realidad; son pensados para ser sombras o réplicas de las realidades sociales. De hecho,
a veces las distintas esferas aparecen mezcladas: religión y cultura, política y economía.
Esto no invalida la idea de sociedad como concepto. Es una crucial referencia básica, tal
como el tipo ideal de burocracia lo es, con relación a una repartición pública caótica y
corrupta. Sirve cuando estados y culturas son suficientemente grandes y tienen fuerza
efectiva.
En cuanto a la discusión sobre Thatcher que Strathern desarrolla, Peel se muestra
tpoco convencido. En su lectura de la frase que Strathern cita, Peel acepta que la familia
y las interacciones individuales en el mercado son naturalizados, pero no concuerda con
Strathern al considerar que el estado es usado en contra de la sociedad, por lo que los
individuos se estarían enfrentando a un estado reducido, pero más activo que antes. La
primer Ministro, de hecho (no en teoría) devaluó y recortó instituciones como el
gobierno local, la BBC, sindicatos, universidades, iglesias, y también la familia. Peel
considera que lo que no se privatiza queda sujeto a control estatal más ajustado. Y que
el estado no era así considerado por Spencer y los tratados de laissez-faire del siglo
XIX.
Peel se refiere al caso de la manipulación gubernamental de la Central Statistical
Office. El argumento de defensa era que el mismo no servía a las necesidades del
gobierno, sino a las de la sociedad. Considerar a la idea de sociedad opuesta al
individuo, como si fuese la mirada occidental, sería dar la razón al Thatcherismo: si la
sociedad se va – dice Peel – el individuo es dejado confrontando con el estado.
Otra tradición de pensamiento ve a la sociedad de manera diferente, como
capacitando –y no reprimiendo– a los individuos. Y esto, en muchos casos, es ver a la
sociedad contra el estado. La relevancia del concepto sociedad, como precondición del
individuo, y no en contra, puede verse mejor fuera de Europa occidental, con
movimientos populares directamente en contra de regímenes estatales de izquierda
(Checos, Polacos y Húngaros). Pensando también en el ejemplo de China, Peel
concluye con la moción de que Strathern reconsidere su posición, dado que si se quiere
una antropología que aborde la actualidad humana, es difícil que haya un concepto
menos obsoleto que el de sociedad.

A favor de la Moción (2) Christina Toren


Toren vuelve a recolocar los puntos iniciales del debate: el vínculo entre la
noción de sociedad y la de individuo (este último como socializado por la sociedad); su
relación observada por Strathern, con la idea de asociación de individuos; el carácter
teóricamente obsoleto de las nociones de sociedad e individuo, y la cuestión de las
relaciones y la socialidad.
Se refiere a cómo los niños aún antes de nacer están incluidos en relaciones
sociales. Y a cómo la noción de socialización no da cuenta totalmente de los procesos
microhistóricos que hacen que un bebé llegue a ser una persona específica. También
considera que tanto la noción de individuo como la de sociedad, nos llevan a un dilema
sin solución, por lo cual, sería preciso cambiar los términos con que la pregunta es
formulada.
Antropólogos y psicólogos consideran que hay habilidades innatas, que como
tales serían “no sociales”. Esto es para Toren otro artefacto de la noción de sociedad.
Además, los bebés, para ella, nacen incompletos, por lo cual la única forma de conocer
el mundo es a través de las relaciones; la actividad congnitiva surge de la socialidad.
Los psicólogos también demostraron que el bebé no es sólo objeto de la atención de
otros, y es también sujeto de su propio comportamiento, como una persona particular.
En virtud del por el carácter activo de los niños (y personas), considera entonces
inapropiada la noción de solialización. Sin embargo, afirma que, como apuntó Strathern,
términos también derivados de sociedad, como socialidad y relaciones sociales. Se trata
de abstracciones que no denotan grupos de reglas, costumbres, estructuras, o
significados, que existen como sistema, independientemente del individuo que está por
ser socializado, sino que denotan procesos sociales dinámicos en los que
inevitablemente toda persona está involucrada.
Inevitablemente, continúa Toren, los significados son inherentes a las relaciones
sociales, con lo cual, creando significados, uno debe someterse a los significados hechos
por otros, lo que no significa que esos significados no sean creativos. En esta
perspectiva, la naturaleza material de las relaciones sociales es al mismo tiempo
cambiante y continua, por lo que es histórica y permite analizar los significados.
En este debate, Toren está discutiendo contra la idea del niño que nace como
tabula rasa; está proponiendo, en su lugar, entender al niño como persona particular,
como objeto y sujeto de la acción en y a través de relaciones sociales. En la discusión
sobre cognición – centrada en el caso del recién nacido –, la comentadora dice
argumentar no sólo contra la idea de sociedad, sino también de cultura. Y, en otra
crítica, argumenta que, así como se dio por sentado el proceso por el cual uno se
convierte en persona particular, también se lo hizo con los procesos a través de los
cuales se constituye el significado. Se piensa al “sistema de significados” reificado y
simplemente transmitido.
Considera Toren que, dejando de lado la dicotomía individuo/sociedad, y viendo
a las personas no como meros productos sino también como productores, podrá
advertirse que los problemas analíticos de la antropología son también de la psicología.
En este sentido, llama la atención sobre el modelo de ser humano que nuestros estudios
implican. Y, dejando los conceptos de sociedad e individuo, propone una nueva
perspectiva que se centre en las personas como producto y productores de significados,
infinitamente variables, aunque no por ello arbitrarios (por ser hechos por sujetos, pero
en relaciones sociales en referencia a los significados de los otros).
Para finalizar Toren dice que sólo hay relaciones sociales (no individuo y
sociedad) por las cuales llegamos a ser lo que somos. Y llama a la platea del debate a
tomar los significados de Strathern y de ella misma, a hacerlos propios, apoyando la
moción.
En contra de la Moción (2). Jonathan Spencer.
En el inicio de su contribución, Spencer pregunta qué contiene exactamente el
pasado con el cual algunos quieren hacer un quiebre radical. Hace un comentario sobre
la naturaleza de la teoría, afirmando que lo obsoleto sólo puede ser juzgado después de
años de silencio, y no en presencia de polémica y debate. Y señala que la tarea de los
defensores del concepto sociedad es más fácil que la de los críticos en el debate, dado
que mientras estos últimos deben demostrar que siempre y en todo lugar el concepto
lleva a confusión y error, los primeros sólo precisan sugerir que, en algunos contextos y
usos, puede ayudar.
Un punto de partida de Spencer es que no hay un concepto unitario de Sociedad.
Es para él una palabra polisémica que fue crucial para que la sociedad industrial se
entendiese a sí misma. Y es claro que hay que tener cuidado en cómo una palabra es
transferida a otro concepto, pero también hay que tener ese cuidado en tratar el
significado de una palabra como históricamente trascendente.
Para Spencer, la crítica de Strathern objeta el concepto de sociedad por predicar
una oposición etnocéntrica entre individuo y sociedad que analizada históricamente
sería falsa. Esa oposición puede ser encontrada o no dependiendo de cómo veamos la
tradición europea de pensamiento social desde Marx. Spencer considera que la propia
crítica de Strathern se encuadra en una tradición de pensamiento crítico, interna a la
sociedad industrial.
Sobre el vínculo entre individuo y sociedad, Spencer se dirige al Oxford English
Dictionary, encontrando que el vínculo no es muy fuerte, y tampoco el sentido de
oposición entre ellos. El término sociedad sería anterior en siglos al de individuo, con
un sentido cercano al de socialidad de Strathern. Si bien el sentido que Strathern critica
puede encontrarse, por ejemplo, en Mills, en Marx y en Hegel, también puede
encontrarse la idea de individuo no opuesto a sociedad, sobre lo cual Spencer ironiza,
preguntando si estos últimos autores serían Melanesios. En definitiva, el “pensamiento
occidental” en Strathern, sería una ficción.
Spencer pasa a señalar argumentos positivos a favor del concepto sociedad. Pero
antes, volviendo a las oposiciones que Peel menciona junto a sociedad (estado,
individuo, comunidad), considera que, al parecer, las propositoras del debatee se
opondrían al termino sociedad sólo por ser parte de una dicocomía. Dirigiéndose a un
ejemplo etnográfico de Sri Lanka, nota los sentidos del término sociedad (samajaya) en
diferentes contextos históricos, y cómo a partir del mismo puede explicarse, por
ejemplo, el cambio en la acción política de la década del 70. También, en el proceso que
Spencer describe, es útil la relación problemática entre estado y sociedad, donde a veces
aparecen inseparables, y otras en conflicto.
Con el ejemplo, Spencer dice no pretender universalizar esa relación
estado/sociedad; pero señala, también, que piensa que aparece virtualmente en todas las
sociedades coloniales y post-coloniales, y que, además, puede ser útil para analizar
problemas de la sociedad industrial, rejuveneciendo la antropología política, según él
moribunda.
Considera que quizás no será imprescindible la palabra sociedad, dado que el
lenguaje es creativo y encontraría otra forma de expresarse. La antropología debe ser
promiscua teóricamente, al relacionarse con otras disciplinas; no es importante el
vocabulario preciso, sino los significados (de lo humano en diferentes circunstancias,
por ejemplo). Por esa misma razón, también considera que el término no debe ser
descartado, para evitar circunlocuciones y eufemismos, y concentrarse así en el
argumento.
Por otro lado, dice, a veces los hechos sociales son cosas. Y menciona ejemplo
de cosas que considera importante de recordar, como lo flaco de la sociedad o lo fuerte
de lo colectivo. Política y resistencia implica más que disposiciones – y Spencer coloca
entre paréntesis “socialidad” –, implica agregados o colectividades, en referencia a la
sociedad.
Como consideración final, Spencer pregunta por la intervención. Menciona la
importancia de términos como justicia, ciencia social, racionalidad e igualdad en el
conflicto contra el racismo en Sri Lanka, y critica las críticas posmodernas que
considerarían esos términos obsoletos o como clichés de un modernismo difunto.
Spencer opta por aplaudir los esfuerzos de los intelectuales de Sri Lanka en utilizar las
categorías que consideran apropiadas para entender su realidad.
A este respecto Spencer cita una frase de Cornelious Castoriadis, en que afirma
que la teoría pura es una ficción y que todo pensamiento sobre historia y sociedad, son
pensamientos que pertenecen a la historia y a la sociedad. Con esto critica la moción de
Strathern y Toren como una ilusión de una antropología liberada de las circunstancias
socio-históricas de donde surge. Cree, sin embargo, que sus rivales en el debate
coincidirían en la aspiración de involucrarse y aprender de las circunstancias.
Por último considera un etnocentrismo secundario, que sería el que surge a partir
de la división en tradiciones regionales, como causa de la división entre antropólogos.
Menciona la influencia de Louis Dumont en la etnografía de Asia del Sur, y la forma de
pensar al individuo como parte de lo social, tal como se deriva de una anécdota del
propio Dumont en referencia a Marcel Mauss. En base a la actualidad de este
comentario, Spencer llama a descartar la primera moción.

Parte 2. El Debate.
Resumiré a continuación las contribuciones que considero relevantes,
distinguiendo cada uno de los participantes del debate por sus iniciales.
El debate fue en Octubre de 1989 y participaron Tim Ingold (TI); Marilyn
Strathern (MS); John Peel (JP); Jonathan Spencer (JS); Christina Toren (CT); Susan
Drucker-Brown (SDB); Chris Hann (CH); Richard Fardon (RiF); Alan Abramson (AA);
Ladislav Holy (LH); Ronald Frankenberg (RoF); Elisabeth Tonkin (ET); Peter Gow
(PG); Chris Fuller (CF); Paul Henley (PaH); Paul Baxter (PB); Niel Miller (NM); Penny
Harvey (PeH) y Peter Wade (PW).

MS
El término cultura también es obsoleto en el mismo sentido que sociedad. Esta
crítica se refiere sólo a cuando se empiezan a manipular los conceptos como entidades
imaginarias.
JP
Hay dificultades en torno a la relación entre la sociedad y el estado. Ejemplo de
estados nacionales multi-étnicos en África donde no existe una sociedad que pueda
corresponder con esos estados.
JS
Explorar los diferentes usos del concepto sociedad es una forma particular y
efectiva de hacer contacto etnográfico con la política de sociedades complejas. El
concepto sociedad sirve para describir una institución dada y para constituir una
realidad social. En este sentido, la forma en que la gente usa la idea de sociedad, crea la
forma en que la sociedad será en el futuro.
CT
Las proponentes también están preocupadas de nuestras nociones y afirmaciones
teóricas.
MS
Para responder que hay de malo con las dicotomías, se puede ver la
implementación de la dicotomía de Thatcher.
JP
La idea de CT de que los individuos son producto y productores de las relaciones
sociales, resuena con una larga tradición en la que están incluidos Simmel, Weber y el
joven Marx.
JS
El comentario de MS reciente ejemplifica mi objeción a la tendencia a
generalizar a partir de una instancia singular. Que una dicotomía en un contexto sea
mala no implica que todas las dicotomías lo sean.
CT
No decimos que toda dicotomía es mala. Nos importa la utilidad teórica del
concepto sociedad. Todo lo que digo de hecho fue informado por teorías del siglo XIX y
XX: las teorías materiales de las relaciones sociales. Sugiero que para hacer esas teorías
operacionalmente más útiles dejemos de lado la dicotomía individuo – sociedad.
AA
Las preguntas de Durkheim continúan siendo válidas. La idea de socialidad no
explica porqué existe el lenguaje. En cuanto no haya respuesta más precisa para eso
podemos llamarlo sociedad. Al menos no hay razones suficientes para descartar el
concepto.
BH
La pregunta no debe ser utilidad y obsolencia sino uso y desuso. ¿Qué dicotomía
utilizaremos si esa es obsoleta?. Las dicotomías son imprescindibles para hacernos las
preguntas que nos hacemos hoy en día.
RF
Los dos términos de una dicotomía pueden ser vinculados entre sí mejor que los
dos términos de una oposición.
TI
En el debate tenemos dos formas de pensar las dicotomías. De un lado las
dicotomías como persona-socialidad o persona-relaciones, en que los términos son
mutuamente constitutivos de un único fenómeno. Por otro lado tenemos dicotomías
refiriendo a la división entre dos dominios independientes que se supone que
interactuarán. Parece haber una dicotomía entre dos dicotomías, una de pensamiento
relacional, otra de pensamiento en entidades. Esta última trae el viejo problema de cómo
pueden interactuar entidades que pertenecen a dominios diferentes.
¿También es obsoleto el concepto de lenguaje?
CT
Si, es obsoleto. Esta respuesta está influenciada por Bajtin y Voloshinov para
quienes tenemos que salir de las polaridades entre estructura y proceso y entre langue y
parole, porque no hay un punto donde se pueda localizar la estructura (langue). Sólo
puede ser entendida como abstracción, porque en realidad el lenguaje es un proceso de
constante estar haciéndose. Me opongo a Saussure.
ET
Hay casos empíricos donde tiene sentido hablar de sociedad como agente
causante.
JP
¿Porqué ver a la sociedad como una mezcla de cuestiones antes que un concepto
vinculado a una teoría particular (maussiana o durkheimiana)?
MS
Decir que es obsoleto el concepto, es decir que lo tenemos que cambiar de forma
radical por el agotamiento del paradigma.
Un ejemplo: es fácil ver socialización en un ritual de iniciación de niños
varones, porque estos son claramente socializados en la sociedad. Pero no es posible
hacerlo con respecto a las niñas.
No es preciso que digamos qué tipo de teoría va a reemplazar al paradigma
decadente, pero me fue útil pensar el ritual como mostrándole a ellos mismos el hecho
de que pueden tener relaciones con otros.
PG
Pregunta si la antropología está sujeta a recolectar aproximaciones particulares a
tipos particulares de problemas, o si permanece como una disciplina única,
compartiendo un lenguaje teórico y una arena común de debate.
CF
La idea de que el paradigma está acabado es análogo a la idea del thatcherismo
de que existe cierta visión del estado que también fue reemplazada. Las dos ideas son
igualmente fantásticas. La idea de que hay algo totalmente nuevo que nos va a
solucionar los problemas es también una fantasia.
PaH
Ciertos paradigmas son apropiados para ciertos tipos de problemas y otros para
otros grupos de problemas en diferentes contextos o regiones del mundo. No hay un
paradigma establecido. Podemos mezclar ideas de diversas fuentes en un pastiche
particular para lidiar con cada problema del momento.
TI
Los proponentes de la moción están con una antropología que intenta entender la
condición de los seres humanos viviendo en relaciones. La oposición busca interpretar y
entender situaciones históricas específicas que serán diferentes según el lugar.
JP
En contra de la idea de Pastiche, considerada como la afirmación de que se
puede separar cosas de su contexto espacial y temporal especifico para buscar un efecto
estético.
En lugar de pensar en diferencias de los pueblos, pensar en que esas diferencias
se deben a los distintos gustos teóricos de cada antropólogo.
PB
Riesgo de que la antropología se fragmente
NM
Llegó al debate con la dicotomía sociedad-cultura antes que individuo-sociedad
en la cabeza. Y se decepcionó con un tratamiento estrecho del concepto, no en el sentido
que él pensaba.
TI
Comparación. Tradicionalmente se asumía que las sociedades eran las cosas que
se comparan. Hoy vemos que en algunos polos de la comparación “sociedad” puede ser
un término apropiado para usar, mientras que en otros no es apto. En este caso ¿qué
estamos comparando? Quizás comparemos “calidades de relacionamiento” y tal vez el
término “sociedad” refiere a cierta calidad de relacionamiento que no se encuentra en
las situaciones donde el término no parece apropiado. Podemos mantener el término
mientras podamos especificar el tipo particular de relacionamiento al que se refiere, y
mientras reconozcamos que no es el único tipo posible.
PeH
Hay sociedades que no se constituyen a si mismas como sociedades, y los
opositores al debate no dieron cuenta de esos casos.
PW
¿Cómo podemos hablar de nuevo paradigma si ideas como constitución mutua
de personas y relaciones sociales pueden ser encontradas desde Marx?
MS
Que cada tanto las consecuencias que señalé del thatcherismo nos golpee, es
razón suficiente para deshacerse del concepto.
También en los manuscritos de Marx de 1844 se encuentra una idea de sociedad
acorde a la crítica a la oposición individuo y sociedad.
No podemos deliberadamente inventar paradigmas, el punto es que éstos
constituyen lo dado por sentado de nuestro conocimiento.
Sensibilidad hacia el mundo presente también requiere nuevas formas de
conceptuar relaciones para las cuales los parámetros individualistas y totalizantes de
nuestro concepto de sociedad son inadecuados.
En estos días parece haber mucho movimiento, todo es parte de cultura o parte
de sociedad. Estilos de vida aparecen fuera de contexto. Todo parece en piezas,
sociedades devastadas, voces múltiples, pluralismo. El punto es que cualquier abordaje
totalizador que trata de reinstituir algún concepto trascendente como “sociedad” sólo va
a reinventarse como pléthora - un sentido de sociedad cortado, disfrazado en sus partes
individuales. Necesitamos otra forma de pensar relaciones.
Vemos personas como parte de cuerpos, economías, voces y biosferas de otros.
Habría que buscar una nueva matemática. No una de unidades y pluralidad de unidades,
sociedades totales y personas individuales, sino quizás algo cercano al mecanismo del
“efecto mariposa” por el cual se cree que una mariposa que hoy agita el aire en Pekín,
puede el mes siguiente en Nueva York transformarse en tormenta.
JP
En este debate incluso los que apoyaban la moción hablaron de sociedades como
sociedades. Es un término que las personas usan y continuaran usando.
No es posible comparar sin usar el término sociedad. Al comparar calidades de
relacionamiento en su contexto, como fue propuesto, por contexto se está entendiendo
sociedades.
El término sociedad no puede ser abandonado precisamente por las tradiciones
diferentes de que somos herederos, que fueron ignoradas deliberadamente por las
proponentes del debate.
CT
Sabemos que las personas desafortunadamente van a seguir utilizando el término
“sociedad”. El cambio de paradigma no es tan obviamente evidente, y no puede tener
conciencia de si mismo, por tratarse de lo dado por sentado. Lo que afirmamos (CT y
MS) es que teóricamente, el concepto sociedad es obsoleto.
Mirando los procesos por los cuales la gente llega a ser lo que es, se observa el
“como” y no el “qué”. Es mirando a este “cómo” que podemos realizar las posibilidad
de comparar los procesos históricos por los cuales las personas – a través de relaciones
mutuas – llegan a ser seres humanos.
JS
La pregunta que surgió en el debate es: ¿qué es hoy en día la teoría?. Peter Gow
habló sobre el riesgo de que proliferen lenguajes teóricos inconmesurables. Hablamos
de personas con paradigmas distintos como personas con lenguajes distintos, pero
nuestro lenguaje es creativo y usamos términos iguales para decir cosas distintas. Al
margen de todo lo que pueda haber surgido en este debate, fue probado que aún si
diferimos en nuestras conclusiones, podemos acordar en acerca de qué estamos
discutiendo. El punto esencial es que seguramente seguiremos discutiendo.

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