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LOS ELEMENTOS Y CARACTERÍSTICAS DE LA CIENCIA ADMINISTRATIVA.

DAVID MOLINA ALMANZA

A lo largo de este curso ha sido fundamental cumplir con el objetivo de

conocer, comprender, analizar, aplicar y evaluar los conceptos, enfoques, modelos

y teorías respecto al fenómeno de lo público y la Administración Pública desde una

perspectiva histórica, disciplinar y crítica, esto nos ha permitido ampliar

conocimientos y que en el desarrollo de este ensayo se permitirán abordar.

Es importante precisar que el Estado en sí mismo no es solo el resultado de la

interacción de diferentes factores sociales, culturales y humanos, sino que debe

entenderse como el producto de un complejo proceso político tendiente a la

sistematización de las relaciones desde un escenario geopolítico que, finalmente

estará delimitado por un modelo estatal que orientará la consolidación de

estructuras orgánicas y funcionales de este.

La historia data modelos, movimientos y formas de Estado en donde a partir

de los tres elementos constitutivos (población, gobierno y soberanía) se desarrollan

manifestaciones traducidas en acciones transversales que permiten conocer,

instrumentar y sostener el concepto de Estado.

Muchos estudiosos de la administración pública y el Estado mismo, han

dedicado esfuerzos académicos en documentar lo que ha sido el proceso de

consolidación del concepto de “Estado” desde los diferentes momentos históricos;

así es inevitable, establecer los diferentes enfoques y características de la ciencia

administrativa, en este sentido es necesario hacer énfasis que el saber


administrativo público en sus inicios emerge de la ruptura de las formas feudales

europeas, de la aparición de los estados absolutistas de dónde emergen las

Ciencias Camerales y las Ciencias de la Policía, hasta la consolidación del

proyecto burgués con la conformación de los estados capitalista.

Y Para ello, es necesario fijar el origen científico de la administración en el

francés Charles-Jean Baptista Bonnin, quien a pesar de que por muchos años, sus

aportes fueron ignorados por la historia administrativa, al igual que sucedió con el

alemán Enrique Von Justi, hoy día cobra gran relevancia sobre todo el ámbito

público, siendo catalogado por muchos autores como uno de los más grandes

científicos de la administración moderna y otorgándosele su lugar como pionero de

la Escuela Europea, como autor de la obra: “Ciencia Administrativa o Principio de

la Administración Pública” (1838). Para Bonnin, la administración es una

consecuencia natural de la sociedad, de concebir el interés general por encima del

interés particular y nace del pacto social de separar el Estado de la sociedad civil.

Por consiguiente: “la ciencia de la administración debe ser considerada

como el conocimiento de las relaciones sociales, aplicadas a las personas y a las

reglas que ordenan tales relaciones dentro del interés común”. (Guerrero, 1986)

Para ello, Bonnin se propuso construir un código jurídico que protegiera al

ciudadano e hizo referencia de que la ley debía ser acatada tanto por estos, como

por los gobernantes, en el que plantea cuatro principios administrativos: “1. Que la

administración nació con la asociación o comunidad; 2° Que la conservación de la

comunidad es el principio de la administración; 3° Que la administración es el

gobierno de la comunidad; y 4° Que la acción social es su carácter, y su atribución

la ejecución de las leyes de interés general.” (Ordaz Álvarez, 2013).


Pero es importante resaltar que para Florentino González, resultaron

insuficientes los estudios de Bonnin para su aplicabilidad en la república, pues le

apostó desde el principio a la descentralización y a la vida municipal, durante la

elaboración de sus teorías administrativas pues presentía los males que la

centralización podía llegar a acarrear, y a esta la identificaba con el despotismo y

es a partir de este momento cuando las ciencias de la administración se

actualizaron convirtiéndose en ciencias de acción definiéndose finalmente como

“el conocimiento de los principios, en virtud de los cuales debe arreglarse la acción

de las autoridades a quienes se encargue el manejo de los intereses y negocios

sociales, que tengan el carácter de públicos”.

Mas adelante Max Weber hizo una contribución teórica esencial al análisis

sociopolítico de la burocracia señalando la relación entre el ejercicio de una

autoridad jurídico-racional característica del Estado moderno y una forma de

organización burocrática caracterizada por la profesionalización, jerarquización de

funciones e impersonalidad de reglas. El Estado necesita contar con un aparato

administrativo y es responsable de hacer cumplir las leyes y defender el territorio

contra la agresión externa, que requiere un aparato administrativo. Sin embargo,

dichos estudios sentaron las bases para que Henry Fayol, en la misma dirección

de Weber, planteara sus 14 principios los cuales, Según Fayol, si se respetan se

tendría un "código administrativo" que permitiría gestionar eficazmente la

administración con aplicación general y universal tanto para el sector privado como

público.
Posteriormente emerge una corriente norteamericana liderada por Woodrow

Wilson quien reconoce que las actividades administrativas del Estado no eran

objeto de estudio. Esto es, no existía una ciencia de la administración que se

dedicará al análisis del complejo sistema de ingresos y la deuda pública, como él

dice era una “época de mucha política y poca administración”

Wilson mantiene su postura en reconocer que los gobiernos como los

Estados Unidos requieren de una ciencia de la administración que procure

enderezar los caminos del gobierno para corregir la parte operativa, visible del

gobierno, reforzar y limpiar sus estructuras. En consecuencia, para realizar un

análisis sobre las técnicas y estrategias asumidas por la administración pública se

requiere de tres elementos, tomar en consideración los estudios históricos,

precisar los temas y determinar el campo y objeto de estudio así como la

metodología. En función de este último, Wilson lo conceptualiza como las acciones

que el gobierno puede hacer legítimamente y bien, empleando para ello la mayor

eficiencia al menor costo de recursos.

Las argumentaciones mencionadas justifican desde al ámbito de Wilson la

creación del campo y objeto de estudio que debe tener la administración pública

en gobiernos democráticos. En consecuencia, el pensamiento administrativo

norteamericano queda circunscrito al principio aludido por Wilson “la

administración en los Estados Unidos debe ser, en todos los puntos sensible a la

opinión pública”, porque la soberanía en los gobiernos democráticos recae en la

ciudadanía que integra a la sociedad.


A modo de conclusión, se puede considerar que la administración es una “ciencia

joven en construcción”, aunque sus orígenes daten desde la prehistoria con la

organización misma del ser humano como ser social. Día a día, aparecen múltiples

inquietos de sus teorías, de la validación de las misma en la praxis organizacional

tanto del Estado como del capital privado y dentro de todo núcleo social.

A medida que la ciencia de la administración avance, podemos esperar que vaya

adquiriendo un carácter cada vez más determinante. Y es determinante el papel que

jugamos nosotros como maestrantes en administración pública teniendo en cuenta

que debemos apropiarnos de la investigación, y el intercambio de conocimientos que

permitan seguir aportando al enfoque teórico de la administración publica a medida

que esta se vaya desarrollando.

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