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cuando el deudor, por una obligación cierta o condicional, presente o futura, entregue al acreedor
una cosa mueble o un crédito en seguridad de la deuda". Del comentario de Paulo se puede
observar que la prenda en sus orígenes se daba sobre las cosas muebles: "Se 'prenda' (pignus) de
puño (pugnum), porque las cosas que se dan en prenda se entregan con la mano; por lo que también
puede parecer que es verdad lo que algunos opinan, que la prenda se constituye propiamente de
cosa mueble". Sin embargo Papiniano nos informa que la prenda también se da sobre las cosas
inmuebles: "Al darse en prenda un predio, se convino expresamente que también los frutos
estuviesen en prenda; consumidos estos de buena fe, no sería obligado a restituirlos el comprador
por la acción útil Serviana...". Los frutos de la prenda le pertenecen al deudor, que tiene el Interdicto
útil, para recuperar incluso de un tercero que compró la prenda. Le compete al acreedor la prueba
de la prenda o de la hipoteca, en incluso debe probar que la cosa era del deudor10. La prenda se
constituye dice Ulpiano: "Celébrase contrato de prenda no sólo por la entrega, sino también por la
nuda convención, aunque no haya habido entrega" La hipoteca (del latín hypotheca, y este del
griego antiguo óno@nkn (hypothéke), "compromiso", de únorienu (hypotithermi), "hipotecar", a su
vez de nó (hypó), "bajo", y Tienu (tithemi), "poner": poner a los pies de uno) es un derecho real de
garantía12, Vélez la define en su Art. 3.108, apunta: "La hipoteca es el derecho real constituido en
seguridad de un crédito en dinero, sobre los bienes inmuebles, que continúan en poder del deudor".
Gayo sostiene que no solo sobe las cosas que existen se da la hipoteca, sino que aún sobre las cosas
que no existen todavía, pero que han de existir, como los frutos pendientes, el parto de las esclavas,
el feto de las reses, y lo que nace, queda obligado en hipoteca 13 La constitución de la hipoteca dice
Gayo se: "Constituye la hipoteca por pacto convenido, cuando alguno pacte que sus bienes estén
obligados a titulo de hipoteca por causa de alguna obligación..."4 Derechos del acreedor prendario e
hipotecario. El acreedor tiene una acción real para perseguir la prenda15, lo mismo vale para la
hipoteca, Papiniano sustenta que: "En el juicio que se promueve sobre prenda entregada, el
acreedor es obligado en derecho a restituir el sobrante del precio con los intereses; y no habrá de
ser oído, si quisiera delegar al comprador, porque en la venta que se hace, el acreedor cuida de
hecho de su propio negocio. El acreedor pignoraticio responde de la fuerza mayor respecto a las
prendas, así está obligado a responder del dolo y de la culpa. y también de la custodia, El acreedor
tiene derecho a reclamar los gastos de preservación de la cosa:9, El acreedor tiene derecho a que se
le pague la deuda.
Las obligaciones del enfiteuta eran las de conservar el fundo y no deterioralo, pagando los impuestos
y gravámenes que pesaban sobre la cosa, además del pago del canón al propietario. Constitución y
extinción de la enfiteusis. La enfiteusis se podía constituir de diversas formas: 1. Por convenio o
contrato enfiteuticario: 2. Por legado; 3. Por usucapión, y 4. Por disposición de autoridad judicial Y se
extinguía la enfieusis por destrucción total del fundo, por confusión, por el cumplimiento de la
condición resolutoria o la llegada del término, por la prescripción, por decaer el derecho, cuando el
enfiteuta no pagaba el cánon por tres años o dos, según fuera la enfiteusis común o eclesiástica, así
como cuando no se pagaban por dos o tres años los impuestos. El derecho de superficie. Superficie
se forma mediante super-antepuesto a facies 'rostro', 'cara', 'lo que está por encima 24. Derecho
real establecido por el pretor, el cual consistia en el derecho de edificar en suelo ajeno y a disponer
de lo edificado durante un periodo que solía fijarse en noventa y nueve años, como si fuera
propietario, pagando al cedente un canon anua que se llamaba solárium. Tanto la propiedad del
suelo como la del edificio, la de éste último, en virtud del derecho de accesión, seguía perteneciendo
al cedente, sin embargo el superficiario ejercía su derecho sobre la construcción como si fuera
dueño de ella. Durante el imperio bajo, se hallaba asistido por todas las acciones del propietario y
por las propias del poseedor, mediante el interdictum de superficie. Ulpiano explica sobre la
superficie: "El que en suelo ajeno tiene la superficle está apoyado en acción civil, porque si tomó en
arrendamiento la superficie, puede ejercitar contra el dueño del suelo la acción de conducción, y si
la compró, la de compra. Así, pues, si él mismo le privara de ella, conseguirá, ejercitando la acción, lo
que le Interesa; mas si se le privase por otro, debe prestarle y cederle el dueño sus propias acciones.
Mas como también era incierto si existiria la acción, y es mejor poseer que ejercitar la acción
personal, pareció muy útil proponer este interdicto, y prometer una como acción real"25