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Presentación
Los estudios históricos que han tenido como objeto de trabajo co
munidades, localidades o regiones en México no son pocos.6Llama
la atención, eso sí, que los paradigmas aplicados no sean unívocos
ni teórica ni metodológicamente. Transitan desde la narración más
empírica hasta la mayor sofisticación teórica, pasando por la geo
grafía, la economía y la antropología histórica.
El resultado ha sido un enriquecimiento de la historia, producto
de ese persistente contacto con otras disciplinas de las ciencias
sociales. Éstas le han aportado un bagaje teórico sobre los múltiples
aspectos de lo regional, que hasta el momento la historia ha aprove
chado y desarrollado, lo cual, como dice Pedro Pérez Herrero, distó
de ser “una moda pasajera, convirtiéndose en el centro de análisis
de muchos de los estudios sociales y en foco de interés de no pocos
especialistas y centros de investigación”.7
Los estudios regionales, según este mismo autor, han ayudado a
resolver la tensión generalización/particularización, tan frecuente en
la historiografía nacional mexicana; también han contribuido a es
clarecer los momentos de cambio social y a pensar cómo se articula
un espacio regional con el Estado nacional y/o con alguna metrópoli
extranjera; de igual modo, han hecho observable a través del tiempo
el cómo y el porqué aparecen, se desarrollan y pierden importancia
diversos tipos de regiones, algunas incluso muertas para siempre en
el olvido.
Es obvio que las dimensiones de las sociedades pasadas distan
muchísimo de las industriales actuales, de tal manera que la dimen
sión regional de aquéllas hace posible estudiar problemas como el
clientelismo, el parentesco, las redes de distribución, los mecanis
mos sociopolíticos, etc., en un todo articulado, que trata de coordi
nar “las interpretaciones económicas con las sociales, institucionales,
políticas, antropológicas, demográficas” y culturales. Los estudios
histórico-regionales han mostrado que “la tesis tradicional [...] de
atomización o regionalización del territorio” y del poder político en
la primera mitad del siglo xix, era “una visión efectuada desde la
óptica de la capital”, del centro político mexicano que sintió amena
zado su poder. Finalmente, el estudio de lo regional puede propor
cionar nuevas formas de interpretación de la historia nacional.8
Región administrativo-religiosa
Región geográfica-económica
donde [...] ella m ism a es influida por las actividades que organiza. Si
Zamora es una ciudad agrícola, es porque fundam entalm ente debe su
existen cia al tipo de actividad que se desarrolla en la región contigua,
pero cuya organización productiva se m antiene a través de las institu
ciones y de la estructura organizativa urbana.32
A manera de conclusión
Notas
1. El objeto de estudio de mi investigación doctoral es el proceso de construc
ción histórica de diez fortunas familiares durante el porfiriato.
2. Sergio Boisier, “La articulación Estado-Región: clave del desarrollo regio
nal”, en: Desarrollo regional, nuevos desafíos, Revista de Economía Políti
ca, Pensamiento Iberoamericano, No. 10, México, D.F., julio-diciembre de
1986.
3. Claudio Lomnitz, Evolución de una sociedad rural, Ed. SEP/80, No. 27,
México, D.F., 1982. El autor sostiene que la comunidad típica no existe (no
pueden hacerse inferencias sobre el campesinado mexicano sobre el análisis
de una comunidad). Es indispensable conocer la posición de la comunidad
en la estructura social y temporal de la que es parte. Así, el estudio de una
comunidad nos ayudará a entender casos que se encuentren en una posición
estructural análoga, y nos revelará el funcionamiento del sistema como un
todo visto desde la perspectiva de un caso específico.
4. Jorge Zepeda, ‘investigación marxista y región: aspectos metodológicos",
en: Contribución, No. 1, Morelia, 1982. Juan José Palacios, “El concepto
de región: la dimensión espacial de los procesos sociales”, en: Revista
Interamericana de Planificación, vol. XVII, No. 66, junio, 1983.
5. Alejandro Boris Rofman, Dependencia, estructura de poder y formación
regional en América Latina, México, Siglo xxi Editores, 1974. Alejandro
Rofman, “Influencia del proceso histórico de dependencia externa en la
estructuración de las redes regionales y urbanas actuales”, en: Luis Unikel
y Andrés Necochea (selec.), Desarrollo urbano y regional en América Lati
na, problemas y política, México, d .f ., 1975. (Lecturas del Fondo de Cultu
ra Económica, No. 15).
6. Aquí proporcionamos algunos títulos consultados: Mario Cerutti, Burguesía,
capitales e industria en el norte de México. Monterrey y su ámbito regional
(1850-1910), México D.F., Ed. Alianza/U. Autónoma de Nuevo León, 1992.
Mario Cerutti, “Militares, terratenientes y empresarios en el Noreste. Los
generales Treviño y Naranjo (1880-1910), en Monterrey, Nuevo León, el
Noreste”, en: Siete estudios históricos, Mario Cerutti (Coord.), Monterrey,
Universidad Autónoma de Nuevo León, 1987. Mario Cerutti, Meno y Vellinga,
Burguesías e industria en América Latina y Europa meridional, Madrid,
Ed. Alianza/Quinto Centenario, 1989. Héctor Díaz Polanco, Formación re
gional y burguesía agraria en México, México, D.F., Ed. ERA, 1982. Andrés
Fábregas, La formación histórica de una región: Los Altos de Jalisco,
México, d .f ., Ediciones de la Casa Chata, 1986. Juan Carlos Garavaglia,
Economía, sociedad y regiones, Buenos Aires, Ediciones La Flor, 1987.
Bernardo García Martínez, Los pueblos de la sierra. El po der y el espacio
entre los indios del norte de Puebla hasta 1700, México, D.F., El Colegio de
México, 1987. Alejandra Moreno y Enrique Florescano, El sector externo y
la organización espacial en México, Universidad de Puebla, 1977. Jaime
Olveda, “El proceso formativo de la oligarquía en Guadalajara”, en: De los
Borbones a la Revolución. Ocho estudios regionales, Mario Cerutti (Coord.).
México, d .f ., COMECSO/G V Editores/U. Autónoma de Nuevo León, 1986.
Rodolfo Pastor, “Desamortización, regionalización del poder y guerras de
castas, 1822 a 1862: un ensayo de interpretación”, en: Jorge Padua y Alain
Vanneph, Poder local, poder regional, México, D.F., El Colegio de México,
1986. Oriol Pi-Sunyer, Zamora: a regional economy in México, 1967, S.P.I.
Paul Singer, “Campo y ciudad en el contexto histórico latinoamericano”,
en: Luis Unikel y Andrés Necochea (selec.), Desarrollo urbano y regional
en América Latina, problemas y política, (Col. Lecturas del Fondo de Cul
tura Económica, No. 15), México, D.F., 1975. Gustavo Verduzco I., Una
ciudad agrícola: Zamora. D el porfiriato a la agricultura de exportación),
El Colegio de Michoacán/El Colegio de México, México, D.F.,/Zamora, 1992.
Varios autores, Regiones y ciudades en América Latina, México, D.F., (Col.
Sepsetentas, SEP, No. 111), México, d .f ., 1973. Eric Wolf, “El Bajío en el
siglo xvm, un análisis de integración cultural”, en: David Barkin, (comp.),
Los beneficiarios del desarrollo regional, México, D.F., (Col. Sepsetentas,
SEP, No. 52), 1972.
7. Pedro Pérez Herrero (comp.), Región e historia en México. (1700-1850),
México, d .f ., Instituto Mora/UAM, 1991, p. 7.
8. Op. cit., pp. 8-14. Aquí hemos sintetizado las ventajas que presenta el
análisis histórico regional para Pedro Pérez Herrero, opinión que comparti
mos plenamente.
9. Tomás Calvo, conferencia “La formación de la región: el caso de
Guadalajara”, Seminario de Región del Programa de Doctorado en Ciencias
Sociales, Universidad de Guadalajara/ciESAS, 15 de abril de 1994.
10. Al respecto, véase “La investigación sobre desarrollo regional y urbano en
el Centro-Occidente de México” de Juan José Palacios, Tiempos de Cien
cia, 17, pp. 1-14.
11. Eric Van Young, “Haciendo historia regional: consideraciones metodológicas
y teóricas” publicado en Región e historia en México. (1700-1850) de
Pedro Pérez Herrero (Compilador), México, D.F., Instituto Mora/UAM, 19 91 ,
pp. 99-122.
12. Op. cit., pp. 99, 101 y 102.
13. Ibid., p. 102.
14. La tensión generalización/particularización como problema que puede ser
resuelto por los estudios regionales ha sido retomada por Pedro Pérez Herre
ro en la introducción del libro Región e historia (1700-1850), que comenta
mos antes.
15. Eric Van Young, op. cit., pp. 104-105.
16. Ibid., pp. 107-108.
17. Ibid., pp. 110-113.
18. Claude Morin, Michoacán en la Nueva España del siglo XVIII. Crecimiento
y desigualdad en una economía colonial, México, D.F., FCE, 1979.
19. Eric Van Young, op. cit., pp. 115-116.
20. Claude Morin, op. cit., pp. 8-10.
21. Op. cit., p. 15.
22. Ibid., p. 18.
23. Ibid., p. 18-20.
24. En la actualidad esas circunscripciones corresponden más o menos a los
estados comprendidos en la antigua diócesis de Michoacán.
25. De todos los espacios el que recibe mayor atención y desarrollo es el Mi
choacán “pequeño”. Ya sea por dispersión o falta de datos estadísticos, los
demás estados son tocados sólo tangencialmente, ibidem, p. 20.
26. Citado por Claude Morin de un habitante de Zapotlán op. cit., p. 20.
27. Ibid., p. 21.
28. Gerardo Sánchez, El Suroeste de Michoacán: economía y sociedad 1825-
1910, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1988.
29. Gustavo Verduzco I., Una ciudad agrícola: Zamora. Del porfiriato a la
agricultura de exportación, El Colegio de México/El Colegio de Michoacán,
1992.
30. Op. cit., p. 20.
31. Ibidem, p. 20.
32. Ibidem, p. 20. Véase también: “Crecimiento urbano y desarrollo regional: el
caso de Zamora, Michoacán” de Gustavo Verduzco Igartúa, en la revista
Relaciones V, 17, El Colegio de Michoacán, Zamora, 1984, y “Poder regio
nal, estratificación social y proceso de urbanización”, en: Poder local, p o
der regional, Jorge Padua y Alain Vanneph (comps.), México, D.F., El Cole
gio de México/ c e m c a , 1986.
33. Jesús Tapia Santamaría, Campo religioso y evolución política en el Bajío
Zamorano,. Zamora, El Colegio de Michoacán/ Gobierno del Estado de
Michoacán, 1986.
34. Op. cit., p. 21.
35. Ibidem, p. 12.
36. Ib id., p. 13.
37. Dicha caracterización responde en gran medida a las preguntas planteadas
más arriba, en el trabajo de Eric Van Young, sobre qué factores hacen surgir
o perder importancia a una región.
38. Op. cit., p. 19.
39. Ibidem, p. 20.
40. Idem.
41. Ibid., p. 21.
42. Ibid., pp. 21-22.
43. Ibid., p. 22.
44. En mi opinión, el concepto formación social utilizado por el autor se enmarca
en el estructuralismo, en tanto sostiene que a través del texto la existencia
de formaciones sociales pequeñas que serían el equivalente a regiones (en
los ámbitos local y estatal), y más grandes, que podrían ser la economía
internacional o la sociedad nacional; las primeras son parte de la segunda.
45. Ibidem, p. 23.
46. Ibid., pp. 24-25.
47. Puntualizar exhaustivamente la evolución de la economía regional durante
el porfíriato escapa a las posibilidades de esta investigación. Por una parte,
tanto Jesús Tapia S. como Gustavo Verduzco I. han proporcionado sus
características más importantes, y por otra, nuestra meta es sólo describir de
manera general la economía de la región en la que se insertaron las opera
ciones económicas efectuadas por las diez familias. En este sentido, recurri
remos a cortes de carácter sincrónico para los cuales se posee información
estadística de primera mano, y a la información bibliográfica disponible.
48. El Censo General de Michoacán del Distrito de Zamora de 1910 proporcio
na las listas de hogares, los nombres, el cuartel y la manzana donde vivían
los miembros de las familias en estudio, y el número de habitantes por casa
que testimonia la ocupación de un espacio en la ciudad de Zamora. Archivo
Histórico Municipal de Zamora, Ramo Fomento, exp. 131, 1910.
49. El Censo General de la República. 1900, proporciona las listas de los nom
bres de los jefes de sección, los ayudantes, los inspectores y los
empadronadores por manzanas de las 51 secciones en las cuales fue dividido
el Distrito de Zamora, y que fueron quienes llevaron a cabo el censo. Entre
ellos se encuentran 55 miembros de las familias en estudio, que son eviden
cia del conocimiento y del interés que tuvieron estos grupos de la población
de todo el distrito. Archivo Histórico Municipal de Zamora. Prefectura de
Zamora, Ramo Fomento, exp. 11, leg. 1, 1900.
50. Alvaro Ochoa Serrano, Repertorio michoacano (1889-1926), El Colegio de
Michoacán, 1995. En él se afirma, que entre los profesionistas, comercian
tes y propietarios rurales de la región que intentaron erigir una entidad
aparte estaban: “Mariano Alcaraz, Lic. Hilario y Dr. José Ma. Alvarez,
Manuel Arceo, Prisciliano Arias, Julián Barrios, Francisco Bustamante,
Estanislao Cabrera, Francisco y Evaristo Cano, Lic. Nicolás Dávalos, José
Ma. Dueñas, Pedro Espinosa, Octaviano García, Lic. Francisco C. García,
Leónidas Garibay, Antonio Gontes, Filomeno Guerra, notario Indalecio Haro,
Francisco Hurtado, José N. Izarrarás, Luis Jiménez, Vicente Madrigal, Marcelo
Matos, Lic. Demetrio Méndez, Ramón Méndez Arceo, Perfecto Méndez
Garibay, Antonio Méndez Padilla, Nicolás T. Mora, Arcadio H. Orozco;
Jesús, Luis y Srita. Manuela Pacheco, Ramón Padilla, Lic. Luis Padilla
Matos, Prisciliano Peguero, Mauro Pérez, Luis Planearte; Jesús, Lic. Juan
Antonio y Nicanor del Río, Dr. Abraham Romero, Lic. Jesús Trujillo, Eudoxio
Vaca, Porfirio Vargas, licenciados Diego y Ricardo Verduzco y Luis Verduzco
López” (1889).
51. Miembros de las familias en estudio fueron diputados ante el Congreso del
Estado de Michoacán y en el federal.