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DESATANDO LOS CAMINOS ANCESTRALES. NOTACIONES CON CUERDAS Y RUTAS, DE PEREGRINACION HUICHOLAS Héctor M. Meptna Miranpa* Desde la primera mitad del siglo x1x tenemos noticias de que los huicho- les (wixaritari) han empleado sistemas de notaciones con nudos. Estos han servido para realizar registros numéricos en los que se inventariaban los bienes, asi como para apuntar diversos aspectos en el contexto de las petegrinaciones rituales. Probablemente el implemento mis conocido con dicho sistema sea el que Lumholtz (1986: 128) denominé “calen- dario huichol”, cuerda en la que se marca con un nudo cada uno de los dias que ha de durar el recortido de los peregrinos. Si bien el uso de dicho objeco en buena parte es el descrito por el etnédgrafo noruego, no ¢s el tinico que hay detras de al. En este trabajo veremos que tales cuerdas también son réplicas de los caminos, en las que con los nudos se apuntan secuencias de lugares sagrados que corresponden a distintos episodios de la mitologia. La misma organizacién wixaritari del territorio sagrado nos ofrece a clave para interpretar este tipo de notaciones, las cuales emplean un sistema muy similar al que se ha encontrado en los quipus de la region del Cuzco. Tanto en el caso huichol como en el andino existen contextos rituales comunes, peregrinaciones propiciatorias de Iluvias en las que es preciso realizar confesiones que exigen también el uso de notaciones con cuerdas en la busqueda de la “purificacién”. En este proceso, las fuentes de agua ocupan un lugar importante, ya que de ellas depende que las pre- cipitaciones pluviales se presenten a tiempo y tengan un efecto benéfico. En cicrta medida, los caminos miticos y las transgresiones parecieran ‘encontrarse de manera contradictoria en las notaciones con nudos de los hhuicholes. Por un lado, los peregrinos se sirven de ellas para reproducir las rutas sagradas y dar cuenta del acto de creacién que dio origen al mundo. * Universidad Auténoma de San Luis Poros 2 1 He toring 921 ssi0%2 180050 | Héctor M. Medina Miranda Por otro, se anudan cuerdas para registrar las relaciones sexuales que se han mantenido fucra del matrimonio, transgresién en la que estriba la “impureza” ritual y una de las principales causas de las enfermedades. No ‘obstante, observaremos que pata los wisxaritari ambos aspectos —los cami- nos miticos y las transgresiones sexuales- son objetos de un mismo trata- miento que nos remite a ka ambigtiedad de los ancestros deificados y del territorio que estos habitan; ya que, si bien la influencia de las deidades suc- le considerarse benéfica, esta puede resultar también perjudicial. Con estas personalidades ambiguas los peregrinos buscan identificarse por medio de Jas ceremonias rituales, en las que se obtiene la iniciacién chaménica gra cas al conocimiento de las rutas ancestrales y a la prictica de diferentes tipos de abstinencia, en los que destaca la continencia sexual. Los INVENTARIOS CON NUDOS Las primeras noticias acerca de las notaciones con euerdas en el Gran Na yar fueron proporcionadas por Basil Hall, capitin de la marina britinica que desembarcé en San Blas en 1822. Cuenta que la mafiana del 22 de abril del mismo aio se encontraba caminando por el mercado de Tepic, cuando un grupo de indios nativos mexicanos ~que habian acudido a comprar maiz y otros articulos~ Ilamé su atencién. La indumentaria de estos fue lo que desperté mayor curiosidad al viajero, especialmente los calzones ~con unas tiras de cuero en las que se inventariaba con nudos los bienes del portador~ y los sombreros emplumados que llevaban: Su vestimenta consistia en una burda camisa de algodén manufacturado por ellos mismos y un par de calzones de cuero, sueltos en las rodilla y or- lados con una hilera de borlas y unas cortas tias de cueros cada una, segin ime dijeron, representaba a un articulo que pertenecia al portador: una era su caballo, otra su arco, otra més grande y més ornamentada simbolizaba a su esposa, ercétera. Sin embargo, lo que més llamaba la atencién era que estos indios llevaban plumas en sus cabezas [...) Algunos habian prendido en sus sombreros de paja un circulo de flores rojas que se parecfan tanto a las plumas que resultaba dificil distinguir unas de otras (1992: 30). *Sibbien as memoria del viajero no mencionan a qué grupo nico pertenecfan aquellos Ihombres que encontré en el mercado, la descripcién de los sombreros decorados con plu- mas y flores nos permite pensar que podria habersetratado de un grupo de huicholes. Cabe sa Drsatanbo 10s CaMINOS ANCESTRALES, NOTACIONES CON CUERDAS Y RUTAS. Aun cuando Basil Hall insistié en adquirir un par de calzones con i ventarios de este tipo, no consiguié que los nativos se desprendieran de ellos por ningiin precio. Un poco mis tarde, en el afio de 1826, otro marino britinico tendria més suerte. Su nombre era George Francis Lyon, comisionado para supervisar el trabajo de las compaiifas mineras, Real del Monte y de Bolaitos, recién adquiridas por capitalistas brité- nicos. Este acudiria un domingo al mercado de Bolafios y observaria {que entre los comerciantes se hallaba un grupo de wixaritari, los cuales se encontraban vendiendo sal que habfan traido desde las playas del Pacifico. Al igual que Hall, Lyon se sintié atraido por la indumentaria de estas personas (a quienes identifies claramente como huicholes), es- pecialmente por los calzones ya mencionados, y logré adquirir un par de ellos. Asi lo indica en un fragmento de sus relatos de viaje: EI vestido de los indios consistfa principalmente en un tejido de lana ‘spera azul 0 castafia manufacturada por ellos mismos, formando una corta ttinica, cefida a la cintura y colgando un poco al frente y en la parte posterior. Muchos no traian otra ropa de ninguna clase pero los calzones cortos de los pocos que los usaban eran de mal curtidas pieles de venado 6 cabra, desprovistas de pelo, y que no llegaban siquicra a la rodilla. En las orillas inferiores llevaban atadas cierta cantidad de delgadas correas de cuero, que se dice forman el inventario de sus bienes y muebles, inclu- yyendo mujer e hijos. Después de varias horas de iniiles esfuerzos para ‘comprar un par de estos singulares articulos, tuve éxito al final, obtenien- do un andrajoso y grasiento pag, que el propietario entregé de muy mala ‘gana, ya que asi llevan el registro de sus vacas, toros y becerros. Por mi parte no pude percibir diferencia alguna en la apariencia de estas corteas, con la excepeién de algunas irregularidades en la longitud; pero parece no haber duda del hecho de que los huicholes llevan cuentas de sus pro- piedades de esta singular manera: el capitin Hall recibié el mismo relato de los nudos de estos calzones con inventario (1992: 81-82). A finales del siglo x1x.y principios del xx se realizaron las primeras inves- tigaciones cientificas entre los wixaritari. Todo parece indicar que para Imencionar que, acwualmente, los sombreros de este tipo siguen formando parte de la indu- ‘mentaia que distingue alos wicaizari del esto dela sociedades indigenas de la regin y son un elemento indispensable para aquellos que partcipan en las peregrinaciones anaes a los ares grado ee lx qu ncuron naari, Ene ules abondaremos mis adelante, 33 Héctor M, Medina Mi ‘entonces los calzones con inventarios habjan caido en desuso, ya que ninguno de los trabajos pioneros los mencionan en sus descripciones de la vestimenta nativa.? Sin embargo, se hace referencia a notaciones con rnudos en un contexto distinto, especificamente en las peregrinaciones a la tierra del peyote. NwD0s, LUGARES SAGRADOS Y TRANSGRESIONES SEXUALES Desde los trabajos pioneros de Carl Lumholez (1900: 187-188; 1986: 127-129) y Konrad Theodor Preuss (1998b: 276-277) sabemos que los huicholes han utilizado las notaciones con cuerdas en el contexto de las peregrinaciones rituales de dos maneras: para marcar los dias que transcurren en el trayecto ~de ahi que Lumboltz llamara “calendario” a este tipo de cuerdas anudadas~ y para contar las transgresiones sexuales que deben ser confesadas en la primera etapa del viaje. Hoy en dia am- bos empleos siguen vigentes, pero debemos hacer algunas precisiones a partir de nuestras obscrvacioncs etnogréficas (Figura 1). Efectivamente, antes de salir en peregrinacién hacia los lugares sa- grados, los huicholes elaboran dos cuerdas, en las que con nudos mar- can cada uno de los dias que durars el viaje. Una de ellas la llevard el peregrino con el cargo de nauxa, uno de los lideres del grupo, quien ademis se encargari de confesar a sus compaiieros. La otra cuerda que- dari en manos de un chamin 0 mara’ahame, que permaneceri en la comunidad con los familiares de los peregrinos. En ambos casos, se des- ataré un nudo por cada dia de viaje transcurrido. No obstante, el acto de desanudar no ¢s tinicamente una manera de dar cuenta del tiempo. Mis atin, para los peregrinos es la oportunidad de escuchar de boca del nauxa los cantos que relatan los episodios mitolégicos vinculados con los lugares que se han visitado, los pasajes que narran las andanzas de los dioses, ancestros miticos que peregrinaron en el origen de los tiem- pos para crear el mundo. Asi, cada nudo no equivale Gnicamente a un periodo temporal, sino también a un conjunto de relatos de la mitologia y @.un segmento del camino que imaginariamente se traza sobre del territorio sagrado. ‘ease, por ejemplo, Diguet (1992: 125-126); Lumboler (1898: 5-6; 1986: 35) y Preuss (19982: 155) ms Desaranbo 108 casinos ANCESRALES. NOTACIONES CON CUERDAS ¥ RUTAS. Figura 1, CALENDARIO HUICHOL Fuente: Lumbolez 1986: 128. Estas cuerdas permiten compartir la experiencia ritual que conduce al universo mitico. Mientras los viajeros son testigos de los episodios de Ja peregrinacién primigenia, reconociendo en los cerros, los manantia- les y las rocas los testimonios de las hazafias de los dioses; los familiares Jos acompafian con el pensamiento gracias a los cantos del maraakame. El objetivo no es solo mantener un contacto entre los peregrinos y los que se quedaron en casa, y tampoco se limita a la contemplacién. Los huicholes consideran que la misién de los peregrinos peligea si los fa- miliares que se han quedado no participan activamente en el ritual y se someten a una serie de restricciones, entre las que destaca la abstinencia sexual. Esto nos conduce al segundo empleo de las notaciones con nudos. Durante la primera etapa del recorrido, los peregrinos deben con- fesar ante cl nauxa todas las relaciones sexuales que han tenido fuera del matrimonio, Para ello, cada peregrino prepara una cuerda en la que hace tantos nudos como amantes ha tenido. Después, se presenta ante el confesor y enuncia los nombres de las personas con quienes ha come- tido la transgresién, Tras concluir el listado, el nauxa recibe la cuerda 35 Héctor M. Medina Miranda y la arrojaré al fuego. Al consumirse esta en las lamas, las transgresio nes quedarin olvidadas y el participante estaré listo para ingresar al tertitorio sagrado, asi como para escuchar las narraciones acerca de los ancestros. El mismo procedimiento lo llevan a cabo las personas que permanecieron en la comunidad bajo la guia del maraakame. El conocimiento del teritorio sagrado, la reproduccién de los mitos y la confesién de las trasgresiones sexuales no son asuntos que se expresen de manera abierta en la cotidianidad. Hablar de mitos y rituales fuera de Jos entornos prescritos por la tradicién frecuentemente es visto como acto de infidelidad “al costumbre”, lo cual puede provocar que los ancestros se enfaden y reprendan al que ha cometido la indiscrecién, ya sea castigin- dolo con una enfermedad o con la muerte. Ademds, constantemente los huicholes sefialan que incurrir en esta falta es “vender la tradicién”, En cuanto a las relaciones fuera del matrimonio, su confesién en un context ritual no suele provocar confficto alguno. De hecho, es indis- pensable para llevar a buen término la peregrinacién, ya que, de no ha- cerse correctamente, la empresa podria fracasar. Sin embargo, cuando estas se descubren en el ambito cotidiano, generalmente acarrean setios problemas entre las familias de los involucrados. ‘Tanto la revelacién de los mitos y rituales como de las trasgresiones sexuales producen situaciones de inseguridad y peligro que deben ser neu- tralizadas mediante las ceremonias correspondientes. Para ello es preciso anotarlas en cuerdas que, en ambos casos, finalmente serin arrojadas al fuego. Para Eduard Scler (1998 {1901}: 66), estos dos tipos de notaciones con cuerdas, asi como los inventarios que los huicholes solian evar en sus calzones, eran “quipus” como los que se utilizaban en la regién del Cuzco. El mexicanista aleman no profundizé en esta comparacién, pero hay paralelismos que nos serin de utilidad para comprender el caso que aqui analizamos. Particularmente, en el empleo de estos objetos para dar ‘cuenta de la organizacién espacial y la confesién de las transgresiones. EL QUIPU, FL PAISAJE Y LAS CONFESIONES Entre los habitantes del Cuzco se utilizé una forma de registro similar a la de los huicholes, aunque de mayor complejidad. Los quipus eran cordeles de distintos colores, atados en diversas formas y ntimeros, con nudos de varios tamafios y a determinadas distancias. Estos sirvieron 316 sataNbo 108 CAMINOS ANCESTRALES. NOTACIONES CON CUERDAS ¥ RUTAS. predominantemente para la notacién de valores numéricos, como una especie de libros de contabilidad para asistir al aparato administrativo del imperio inca.’ Igualmente, diferentes especialistas han demostrado que los quipus también tenfan la capacidad de codificar historias, mitos y otras relaciones narrativas, en forma de construcciones gramaticales ‘complejas.4 Ademas, existen evidencias de que los principios de organi zacién que regulaban el sistema de ceques se encontraba en correlacién directa con el que organizaba a este conjunto de cuerdas anudadas. Los ceques eran caminos que irradiaban de la ciudad del Cuzco, sobre los cuales se encontraban diferentes santuarios o huacas, manifes- taciones materiales de un antepasado deificado. De acuerdo con Zuide- ‘ma (1982a: 445-446; 1982b: 207), la informacién numérica contenida ‘en el sistema de ceques se registré en un quipu, donde se representaba a un ceque por una cuerda y a cada huaca de un ceque por un nudo (Figura 2). Haciendo empleo de estas notaciones, los especialistas nati- vos informaron a los espafioles de la existencia de las distintas huacas, su ubicacién y los cultos que ahi se realizaban. El mismo autor asegura que el sistema de ceques proyectado en el paisaje —con todos sus rituales calendéticos en relacién con las huacas y las lineas que irradiaban del centro era en si mismo un quipu. De manera que la observacién de todos los ceques desde un centro implicaba que una persona ubicada en el templo del Sol tenia “un libro abierto” frente a sus ojos (19822: 445-446)? La organizacién incaica del espacio se expresaba ritualmente, al igual que entre los huicholes, en una peregrinacién hacia los cuatro puntos del horizonte, La ceremonia se denominaba Citua y se realizaba al inicio de la época de lluvias, para evitar las enfermedades que, segtin la creencia, Ilegaban con las primeras aguas. Bernabé Cobo nos ofrece una clara des- cripcién de esta celebracién en su Historia del Nuevo Mundo: » Un ejemplo de este uso del quipu puede encontrarse en Murra (1985), quien identified que en el mundo andino diferentes vipos y agrupamientos de abjetos eran organizados y registrados en las cuerdas, anudadas de acuerdo con “etnocaregoias, es decir, los valores Y principios de laificacién nativa * Véase, por ejemplo, Marcia y Robert Ascher (1981: 75: 1985: 407-432); Urton (1998: 424.428; 2003: 34-39} y Parssnen (2003: 48.51). La misma opinisn es comparida por Aven, quien sf: “Ifone conceives ofthe ceque system asa glane quipa that overlay Cuzco, then the cords that reach radially outward from the Coricancha become cequc lines, and the knots on the cords represent the huacas” (1989: 284). a7 Héctor M. Medina Miranda 38 Frcura 2. CONTADOR ¥ TESORERO OSTENTANDO UN QUIPU Puente: Guamin Poma 1992: 332. [..1]iba el Inca con los nobles y la mayor parte del pueblo [a] Coriconcha, y estaban alli en vela esperando {a} que saliese la Luna nuevas y en vién- dola, daban grandes voces con hachos de fuego en las manos, diciendo: “Enfermedad, desastres y desdichas, slid fuera desta ticrral”; y repitien- do todos (a) voces “Vaya el mal fuera!” se daban unos [a] otros jugando con los hachos de paja encendidos. {..] Estaba también [...] [a] punto de {guerra, cuatrocientos [indios armados] divididos en cuatro tropas alrede- dor de cierta pila que allf habia (... Eran estas tropas de diferentes linajes de los naturales del Cuzco, y estaban los de cada uno vueltos el rostro hacia la parte [a] que habian de correr, que era {a} las cuatro del Mun- do, al Oriente, Poniente, Septentrién y Mediodia, (a las cuales caian las cuatro partes del reino peruano; y al punto que salia la Luna, comen- zaban las voces [...] y al momento partfan de carrera dando las mismas voces, “Vaya el mal fuera!”, hasta la plaza mayor; y en oyendas alli los sobredichos cuatrocientos armados, daban [a] correr, cada cuadrilla hacia la parte que le tocaba, repitiendo las mismas voces, y cortian sin parar tun buen trecho. Estaban en los caminos muchas cuadrillas en paradas, ‘unas esperando [a] los primeros, y otras a los segundos, recibiendo unos de otros las mismas voces sucesivamente y llevindolas adelante hasta el lugar donde paraban (1893: libro xitt, capitulo 29; véase también Molina 1989: 73-80). Desatawno 108 CaMINOS ANCESTRALES. NOTACIONES CON CUERDAS Y RUTAS. Los lugares donde paraban eran rios con desembocadura en el mar u otras fuentes de agua. En estos se baitaban y tiraban el mal para que fuera Hlevado lejos. Como Regina Harrison (1992: 8) ha sefialado, cl rito de confesién, practicado mucho tiempo antes de la Ilegada de los espaioles, consistia también en bafios con el mismo propésito. Se sabe también que los andinos quemaban las ropas con las que habjan come- tida la trasgresién y asi eran purificados por el fuego. Igualmente, en este contexto se documenté el empleo de las notaciones con cuerdas: Son quipos, unos memoriales © registros hechos de ramales, en que di- vversos nudos y diversos colores significan diversas cosas. Es increfble lo que en este modo aleanzaron, porque cuanto los libros pueden decir de historias, y leyes y ceremonias, y cuentas de negocios, todo eso suplen los quipos tan puntualmente que admira.[...] Yo vi [sid] un manojo de ‘estos hilos, en que una india trafa escrita una confesin general de toda su vida, y por ellos se confesaba, como yo lo hiciera por papel escrito, y aun pregunté de algunos hilillos que me parecieron algo diferentes, y eran ciertas circunstancias que requeria el pecado para confesarle enteramente (Acosta 1979: 291). EI mismo Joseph de Acosta celebraba que los nativos continuaran con sa antigua prictica: “Y en parte ha sido providencial del Sefior, permi- tir el uso pasado, para que la confesién no se les haga dificultosa (...)” (1979: 261). Llama la atencién que los especialistas en quipus de més bajo rango eran llamados hucha quipoc y quipucamayoc (Urton 2003: 8-9). Las palabras /ucha y cama operaban como sinénimos y fucron traducidas como ‘pecado’, ‘negocio’ o ‘pleito’ (Gonzilez Holguin apud Zuidema 1982a: 425). Sin embargo, los conceptos indigenas diferian del “pecado” catdlico. El término /ucha implicaba una trasgresibn, mientras que cama remitia al acto de reparar el orden perdido en la ruptura causada por el /ucha. Las transgresiones alas que generalmente se referia esta palabra eran de cardcter sexual, especialmente al adulterio (Harrison 1992: 14 y ss.). ‘Actualmente, entre los huicholes las notaciones con cuerdas no tie- nen la complejidad que alcanzaron los quipus. Sin embargo, como en el caso inca, estas nos remiten a una concepcién del territorio muy similar al que estin vinculadas las peregrinaciones y las confesiones rituales. A cllo debemos agregar un discurso mitolégico que les da coherencia. Héctor M, Medina Miranda ‘TERRITORIO SAGRADO Y PEREGRINACIONES HUICHOLAS Los huicholes reconocen un gran ntimero de lugares sagrados, todos cllos ordenados en relacidn con los puntos cardinales y un centro, refle- jo de una clasificacién territorial similar a la observada en las lineas del sistema de ceques del Cuzco, En la region wixarika el lugar central lo ‘ocupa Te’akata, sitio sagrado en una barranca cercana a Santa Catarina, donde segiin los mitos se localiza la residencia del Tatewari (‘Nuestro ‘Abuelo el Fuego’) y se encuentra el rancho primigenio de los ancestros ados. A partir del centro se trazan cuatro lineas imaginarias que conducen a los extremos en los limites del territorio sagrado. El cami- no hacia el poniente lleva a Tatei Haramara, ‘Nuestra Madre el Mar’, el océano Pacifico; el del sur, a Tatei Xapawiyeme, ‘Nuestra Madre el Arbol de la Lluvia’, el lago de Chapala, en el estado de Jalisco; el del oriente es el que conduce a Wirikuta, tierra del peyote en el desierto de San Luis Potosi el que se extiende hacia el norte lleva a Hauxamanaka, ‘el Lugar de la Madera Flotante’, el Cerro Gordo, en Durango. Se trata de los caminos que recorrieron los protagonistas de los mitos yy que idealmente los huicholes deberian recorrer en sus peregrinaciones rituales. Antiguamente estos recorridos se realizaban a pie, pero ahora se hacen en camionetas 0 camiones. Aunque para los wixaritari mis tradicionalistas el uso de vehiculos resta eficacia al acto ritual, existen dificultades objetivamente infranqueables que impiden hacerlo andan- do y obligan a realizar versiones abreviadas de la peregrinacién original: Ja larga caminata se encuentra obstaculizada por vallas que cercan los terrenos por donde tradicionalmente se transitaba, haciendo imposible cruzarlos con remudas. Estos animales de carga eran indispensables, ya que con ellos transportaban las pesadas cargas de peyote que los pere- grinos debfan llevar a sus comunidades. No obstante, en la memoria siguen presentes las rutas que siguieron los ancestros. Las rutas que conducen a los santuarios en los limites territoriales ticnen tun sinmimero de lugares sagrados que corresponden a diferentes episodios del mitologia. En términos generales los relatos cuentan que los ancestros surgieron del océano Pacifico y emprendieron una peregrinacién hacia el centro y los dems extremos con el propésito de encontrar el lugar del amanecer en el oriente, donde nacié el astro diurno. A lo largo del trayec- to muchos de ellos quedaron convertidos en rocas, pefiascos © montaias. 330 [Drsaranno 10 CaMINOS ANCESTRALES, NOTACIONES CON GUERDAS Y RUTAS. Las diosas madres adquirieron la forma de manantiales, ojos de agua, lagu- nas 0 del mismo océano. De esta manera, en el paisajc, la mirada experta de los mara’zkate idemifica dioses en abundancia, sus obras ¢ incluso las herramientas que estos utlizaron en el momento de la creacién. ‘Ast como se taladran los cilindros de una pianola para producir una melodia, los lugares sagrados son seleccionados para narrar una histo- ria, la cual se verbaliza con ayuda de la cuerda anudada que antes se ha mencionado. De hecho, podriamos decir que este objeto es una réplica del camino sagrado. Con él se amarra simbélicamente a los peregrinos, ‘acto que establece un compromiso ritual y un vinculo que no se rom- pers hasta concluir el recorrido. Asi, todos ellos estén explicitamente atados a a ruta de los dioses. Sus principales obligaciones serin recorrer los caminos de los ancestros, entregar las ofrendas para las deidades que ahi habian, recolectar el peyote y el agua de los manantiales sagrados para Ilevarlos a la comunidad. Todas estas acciones estardn encamina- das a propiciar las Iluvias. ‘Ademds, deberin comprometerse a mantener ayunos, abstenerse de relaciones sextales y no podrin bafiarse. Lo més cercano al bafio serin las abluciones que realizar los peregrinos en las fuentes de agua de las diosas madres. Para ello, antes deberiin haberse confesado. Como ya se hha mencionado, esto se hace en la primera etapa del viaje. Al parecer, es de gran importancia expulsar el “pecado” de la comunidad y dejar el mal afuera, donde no pueda causar ningin dafio, de manera muy similar a la que se hacia en el ritual del Cuzco. Posteriormente, podrin hacer las purificaciones rituales en los manantiales sagrados, donde ade- is recogerin un poco del liquide que a su regreso asperjarin, con el mismo propésito, sobre los familiares que se quedaron en casa. Se cree que omitir alguna transgresién en el momento de la confesidn, asi como romper cualquier otra de las normas, podria provocar alguna enferme- dad, la locura con el consumo de peyote ¢, incluso, la muerte. El contacto con el universo mitico es también un momento de peligro. ‘Aquellos que viajan por primera ocasién deben cubrir sus ojos al llegar a Tatei Matinieri, manantial sagrado que los huicholes visitan antes de centrar en la tierra del peyote, Ahi los presentan con las deidades antes de que puedan verlas; de lo contrario, podrian sufriralgiin daft al tener contacto sibito con el universo mitico. Segiin mis informantes, antigua- ‘mente también era necesario tapat los ojos de los que viajaban por primera 331 Héctor M. Medina Miranda vveza Xeutari el lugar que sefiala el inicio de la regién poniente.* Es preciso sefialar que la participacién en las peregrinaciones es también la via prin- cipal para adquirir la iniciacién chaménica. Como ha indicado Neurath (2000: 76), “el don de ver” o nierika es un privilegio de los iniciados que consiste en percibir la estructura del universo cosmogénico dispuesta en forma de quincunce. También se trata de reconocer los caminos sagrados, los episodios mitolégicos y su vinculacién con el espacio, asi como distin- guir su reproduccién en los procedimientos rituales. Conocer a los dioses y sus andanzas significa para los huicholes convertirse en ellos. Por esto es necesario que cada peregrino en sus compromisos rituales se identifique con algiin ancestro deificado, al que estari encargado de representar. A su vez, al estar simbélicamente ata- dos entre si y desplazarse en fila india en sus recorridos, los peregrinos en conjunto asumen la identidad de una sola deidad: Tatei Na‘ariwame, “Nuestra Madre la Lluvia del Oriente’ (véase Gutiérrez 2002: 115 y 179). Estas asociaciones con las personalidades divinas no son abandonadas sino hasta la celebracién de Hikuri Neixa, ritual que marca el inicio de la época de Iluvias. De hecho, segiin la creencia, ellos traen las preci- pitaciones pluviales desde los cinco rumbos, entre los cuales el oriente destaca por su superioridad jerarquica. Dado el contacto intimo que los peregrinos establecen con el uni: ‘verso mitico, se considera peligroso que estos vuelvan a sus hogares sin Jos rituales necesarios para que abandonen con procedimientos seguros la identidad divina. Esto hace que Hikuri Neixa sea una celebracién lar- ga y compleja que concluira climinando todos aquellos elementos que Jos asocian con los dioses, entre ellos la cuerda que marcaba el recorrido de los peregrinos. Esta, ya sin ningiin nudo, se usard por diltima vez para desatar simbélicamente a los peregrinos y después se consumiré en el fuego del centro ceremonial (Figura 3). * Probablemente esta prictica se ha abandonado debido als fecuentes viajes informales ‘que ahora los huicholes realizan ala costa, No obstant, todavia se ve que algunos wixartari ppasan una moneda por su cuerpo “para limpi Se cree que asi evita contraer alguna enfermedad, la arzoja al encontrarse fente a Xeutar a2. Desatanpo tos cautos aNcEsTRALES, NOTACIONES CON CUERDAS Y RUTAS. Ficura 3. Mar ME DESATA SIMBOLICAMENTE A LOS PEREGRINOS Fotografia: Héctor M, Medina La ENFERMEDAD Y LOS CAMINOS ANCESTRALES Desatar los lugares sagrados y atar las transgresiones sexuales son dos maneras de identificarse con los ancestros deificados, con la ambigtic- dad que a estos mismos caracteriza. Recorriendo las rutas de los dioses reproducen el acto de creacién por excelencia, ordenando los lugares de alto y los pasajes mitolégicos de acuerdo con los rumbos del univer- so, Pero, al mismo tiempo, evocan el caos primigenio y la enfermedad {que tiene su origen en el mismo momento en que se establece el orden imperante. Los mitos relatan que cn el origen el mundo era blando y hiimedo. Era un tiempo en el que domi rio crear al sol y otorgarle a cada ancestro su lugar. Con este objetivo, los ba la oscuridad, por lo que era necesa- dioses iniciaron una peregrinacién para alcanzar el lugar del amanecer ya gen hiimedo durante la época de lluvias, momento en el que imperan las diosas madres acuéticas; pero al volver el tiempo de sequia, el sol y las deidades asociadas renacerin triunfantes. De los rituales dependera un nuevo orden. Para los huicholes, cada afto se retorna a ese ori- 333 Hécior M. Medina Miranda que no se interrumpa esa oscilacién entre luz y oscuridad. Si bien la presencia de las deidades acusticas y solares es benéfica, se cree que, de perpetuarse ininterrumpidamente alguna de estas fuentes de fertilidad, Ja humanidad se extinguiria. Asi, la intervencién de los ancestros puede favorecer, pero también perjudicar La ambivalencia de las personalidades divinas reafirma su origen humano,’ A ellas se es atribuyen sentimientos y estados de dnimo, por cjemplo, el estruendo de los rayos es definido como el llanto de Tatei Nalariwame que tiene hambre y pide ofrendas a los huicholes para sa- ar su apetito, No complacetlos podria provocar que estos enviaran “la flccha de la enfermedad”, Es otra manera en que la intervencién divina puede resultar perjudicial, Sin embargo, al igual que los hombres, los dioses también se pueden enfermar. Se crce que durante el invierno el sol esti enfermo y los ancestros que lo acompafian toman el pus y la sangre que brota de sus heridas (véase Preuss 1998a: 169). Por ello, en Jos primeros dias de encto los huicholes realizan una serie de sacrificios y se lleva a cabo el cambio de las varas de mando, consideradas el cora- zn del astro diurno, De hecho, los mitos que relatan el nacimiento del sol sefalan que con este también cuvieron su origen las enfermedades. EI mito cuenta que un tecolote comunicé a los ancestros, liderados por Kauyumari, que debjan crear el sol arrojando a un nifio al fuego. El clegido era Paritsika, hijo de Waxi Wimari, quien voluntariamente acepté inmolarse asi mismo. Tras altar a las llamas, permanecié cinco dias en el inframundo y después resurgié en el centro del terrtorio sagrado como clastro diurno. En el momento de su emergencia nacieron todas las enfer- medades y las varas de mando. Los ancestros se enfermaron y Kauyumari les indicé que para curatse debian confesarse ¢ ira la caceria de venado. Por cada transgresin hicieron un nudo en la cuerda, la restregaron por su cuerpo para “limpiarse” y la arrojaron al fuego. Después de la caceria, ofrendaron la sangre de las presas a la vara de mando, consiguiendo asi > Bn Jos mitos huicholes, plantas, animales y hombres comparten wn origen humano, {que les otorga un lugar dentro de la sociedad como ancestosdeificados. De alguna manera, las plantas y los animales perdieron las caracteriticas que fueron retenidas por los hombres, algunos otros dioss se transformaron en astros cerroso manantiales. Como Vivei- ros de Castro (1998: 472) ha observado para el Amazonas, la mitologia wivarika no plantea la distincién entre naturaleza y cultura, se azegura que plantas y animales son seres sociales [Asi la cultura es la“naruraleza” de los sujetos y la hummanidad es la forma general vomada por todos esos 34 Disatanpo 108 CAMINOs ANCESTRALES, NOTACIONES CON CUERDASY RUTAS. sanar. El informante que relaté este mito concluyé diciendo: “Por eso ‘a nosottos nos pasa igual [nos enfermamos), porque nucstro muwieri ait akate asi lo quiete, los kuruxite esperan recibir ofrendas”* Dado que las enfermedades son parte del nacimiento del sol y los peregtinos participan de la creacién mediante los rituales, es preciso que ellos se prevengan con las confesiones, ya que se exponen a las mismas dificultades que sortearon los ancestros. Asistir al nacimiento del astro es también formar parte del origen de la enfermedad; esto implica que los iniciados adquieren el control tanto de las fuerzas benéficas de las deida- des como de las perjudiciales. El iniciado es un maralakame, especialista ritual con amplio conocimiento de la mitologia y las técnicas de cura- dn, Por medio de sus cantos y visiones oniricas diagnostica las causas de las afecciones. Asimismo, realiza curaciones extrayendo magicamente objetos del cuerpo enfermo, Se dice que algunos de estos chamanes puc- den llegar a convertitse en hechiceros y ofrecer sus servicios para enfer- ‘mar o producir la muerte a cualquier persona que st cliente le solicite, por supuesto, siempre a cambio de una compensacién econémica. De alguna manera, los ancestros deificados tienen un perfil de mara'ckame, a la ver que son un tanto hechiceros. Esa ambigiiedad de las deidades hace que los caminos sean espacios de peligro, ya que estos unen sus lugares de residencia. No obstante, es necesario internarse en ellos para solicitar su intervencién benéfica por medio de las oftendas, recrear el universo cosmogénico y mantener el orden existente. De ahi que las rutas ancestrales deban tener un tratamiento similar al de las transgresiones sexuales y tengan que ser escritas en cuerdas anudadas, las cuales finalmente seran destruidas para liberar a los peregrinos de las obligaciones rituales contraidas, del estrecho vinculo con los caminos sagrados, y expiar las faltas cometidas. (COMENTARIOS FINALES En la sociedad huichola encontramos un sistema de notaciones muy similar al que se ha observado en la regién del Cuzco. En ambos casos, * Muwieri buitsakate y kuruxite son dos maneras de denominar las varas de mando. lo de la Cruz de Bancos de Calitique, Durango. La ‘vetsin completa de est relaoy otras més pueden encontrarse en Medina (2006). El mito fue narrado por Catarino Car Héctor M, Medina Miranda las cuerdas sirvieron como registros numéricos de diferentes tipos y agrupamientos de objetos. Asimismo, han sido empleadas para dar cuenta de las rutas ancestrales, en donde la cuerda indica los caminos de peregrinacién y los nudos se refieren a los santuarios que en este se encuentran. En este sentido, nos remiten a organizaciones espaciales anilogas que forman parte de un mismo grupo de transformaciones, muy recurrentes en el continente americano, Més aii, el empleo de las notaciones con cuerdas en un contexto ritual de propiciacién de luvias reafirma sus paralelismos. Esto nos permite aprovechar los adelantos aque se han realizado en el estudio de los quipus para comprender la manera en que se pueden leer las notaciones huicholas. ‘Algunos especialistas rechazarin que las cuerdas anudadas consti- tuyan un tipo de escritura, Sin embargo, coincido con Marcia y Robert Ascher, especialistas en el estudio de los quipus, en que “la escritura constituye algo mis que un registro de los sonidos del lenguaje coloca- dos sobre materiales conocidos” (1985: 407). No cabe duda de que la definicidn de lo que es 0 no “escritura” esti mis al servicio de intereses politicos que al de fines de satisfaecién de la mente, ya sea en los campos de la ciencia o de las artes. En el caso de los huicholes, resulta evidente que, siguiendo las rutas de los ancestros, el paisaje en si mismo puede mostrarse ante la mirada del observador diestro como una serie de narraciones miticas. La lec- tura del cerritorio, asf como la posibilidad de asignar a un lugar el caric- ter divino, ¢s una facultad exclusiva de los iniciados poseedores del “don de ver", Ellos ordenan a las deidades y los pasajes miticos de acuerdo con los cuatro caminos que irradian del centro, gracias a la identificacién que establecen con los dioses. Todos esos conocimientos se concentran cn las cuerdas anudadas que marcan el recorrido de la peregrinacién, las cuales, al contener aspectos que se consideran peligrosos, deben ser consumidas por el fuego, al igual que las cuerdas en las que se anotan los “pecados". Las transgresiones sexuales se vinculan de manera estrecha a las enfermedades; unas son la causa de las otras. No son asunto exclusivo de los hombres, los dioses también las cometen y las padecen. Son parte del proceso de transformacién que suftieron los ancestros y dio origen al sol. Asi, recrear los origenes del universo implica reproducirlos en su ambivalencia, En buena medida, identificarse con los dioses y reprodu- cir los pasajes miticos implica también reivindicar para las deidades esa 336 DesaTaNpo 108 cAMINOS ANCESTRALES. NOTACIONES CON CUERDAS Y RUTAS. humanidad que perdieron en el amanecer de los tiempos, cuando asu- rmieron la forma de plantas, animales, montes, fuentes de agua 0 astros, cuando perdieron aquellos rasgos que persistieron en los hombres. REFERENCIAS Acosta, Joseph de, 1979, Historia natural y moral de las Indias (1590), Edmundo O'Gorman (ed.), México, México, FE. Ascuter, Marcia y Robert Ascher, 1985, “El quipu como lenguaje vi- sible” [1975], La tecnologia en el mundo andino, 1. Subsistencia y mensuracién, Heather Lechtman y Ana Maria Soldi (comps. y eds.), México, unam (Serie Antropolégica, 36), pp. 407-432. ——, 1981, Code of the Quipu: A Study in Media, Mathematics, and Culeure, Ann Arbor, University of Michigan Press. Avent, Anthony, 1989, Empires of Time. Calendars, Clocks and Cultures, Nueva York, Basic Books. Cono, Bernabé, 1893, Historia del Nuevo Mundo {1653}, cuatro vols., Sevilla, Sociedad de Biblifilos Andaluces/Imprenta de E. Raco, Bustos Tavera. 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