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Ficha de cátedra

Miller “Psicosis y Psicoanálisis”

Como sabemos, durante mucho tiempo se sostiene la oposición esquizofrenia-


paranoia en la nosografía psiquiátrica.
Freud no está de acuerdo con el término dementia precoz de Karepelin ni con el de
Esquizofrenia de Bleuler, en tanto éste último significa “mente escindida” (en lo
concerniente a la inteligencia, el comportamiento y los afectos) la cual es una característica
estructural de todos los sujetos.
¿Cómo se transforma entonces el concepto de dementia precoz en el de
esquizofrenia? Miller nos orienta diciendo que el concepto Bleuleriano de esquizofrenia es
una producción del discurso analítico, en el sentido de un retoño, un brote, el resultado del
trabajo de los conceptos analíticos sobre el material kreapeliniano. Entonces hablamos de
una reformulación bajo la influencia del psicoanálisis.
Ahora bien, en la correspondencia de Freud a Jung tenemos una declaración
esencial de Freud que marca su posición clínica y será la que Lacan también adopte y el
motivo por el cual no se encuentre referencia de la esquizofrenia en su enseñanza: dice
Freud “se trata de explicar la parte paranoica de la demencia.” Se trata de saber cuál es la
parte susceptible de explicación, que es lo que hay de paranoico en la demencia.
Freud propondrá para la esquizofrenia el término parafrenia.
Similitudes: la especificidad de la represión como desasimiento libidinal con
regresión al yo.
Diferencias: la localización de la fijación predisponente y la modalidad del
mecanismo de retorno de lo reprimido.

PARANOIA PARAFRENIA/ESQUIZOFRENIA
En el intento de recuperación de sus objetos por El intento de recuperación de sus objetos por
parte de la libido se sirve de la proyección y el parte de la libido se sirve del mecanismo
delirio alucinatorio
Triunfa la reconstrucción Triunfa la represión
Regresión y fijación al narcisismo exteriorizado Regresión hasta la liquidación del amor de
en el delirio de grandeza objeto y regreso al autoerotismo infantil
Importancia de las fantasías homosexuales Estas fantasías no tienen mucha importancia
El sujeto se da cuenta de sus alteraciones y Retirada libidinal generalizada del mundo.
tiende a elaborar tentativas que la expliquen

En el caso de Schreber, Freud propondrá el término demencia paranoide, en tanto


desde la parafrenia se puede encontrar la intensidad de la fantasía de deseo y las
alucinaciones y desde la paranoia el mecanismo de proyección y el delirio.
No obstante, en el fondo, dice Miller, Freud califica su trabajo como trabajo sobre
paranoia.

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Miller afirma que para estudiar la psicosis es necesario introducir la cuestión del
sujeto. No consideramos que en la psicosis existe el a-sujeto, ausencia de sujeto sino que si
hay lenguaje hay sujeto como efecto del lenguaje, poco importa que el sujeto hable o no.
Porque desde Lacan el lenguaje no tiene que ver con eso sino con que es un órgano que
preexiste al sujeto. Y esto significa que, a diferencia de lo planteado por la tradición
psiquiátrica, no se puede tratar la cuestión en términos de déficit o disociación, sino en
términos de falta de significante. Y no se refieren al Yo, sino al armazón significante del
sujeto.
La forclusión significa eso: que se trata de un sujeto como efecto del significante,
pero de un significante que falta.
El término en el que se produce el déficit en la concepción de Lacan, no es el Yo
como función interna de síntesis, en tanto sabemos que el Yo es una función imaginaria. Y
sabemos que el déficit ya es lo que califica al sujeto estructuralmente en tanto sujeto
barrado. Pero lo que aparece como la referencia para ubicar la esquizofrenia es
especialmente lo que Lacan llama discurso.

Esquizofrenia

Lacan nunca emplea el término esquizofrenia. En cambio, el término debilidad


estaba en primer plano en su diagnóstico. Entonces el discurso es la referencia a considerar
desde el punto de vista lacaniano al “llamado esquizofrénico”. (así lo nombra en El
Atolondradicho).
Ubica el llamado esquizofrénico en relación al discurso como lazo social. El
psicótico está en el lenguaje pero fuera del discurso.
Lo que aparece comprometido es la representación del sujeto por el significante, en
tanto hay una dispersión de los significantes y por eso hablamos especialmente en la
esquizofrenia de enjambre de significantes amos frente a los que queda librado el sujeto a
partir de la ruptura entre S1-S2; como no puede realizar esa conexión entonces son todos
S1.
LA FORCLUSIÓN entonces se define por impedir la representación del sujeto.

Para Lacan, es difícil sostener que exista esquizofrenia pura, él habla más bien de
fenómenos esquizofrénicos.
El esquizofrénico es más omnipotente que el paranoico y cuando se estabiliza, todo
su ser está metido en la holofrase.

Holofrase: frase entera que es aglutinada, aglomerada, adjuntada como una sola
palabra. Desde Freud entendemos que la ausencia de la madre introduce una hiancia, y es
entre esos dos significantes que ubicamos el lugar del intervalo significante que permite el
deseo del sujeto. Si no hay constitución de ese intervalo (si el niño cree que la madre está
siempre, no hay dialéctica presencia-ausencia, sólo hay presencia abrumadora), entonces se
produce como efecto la holofrase.

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La no inscripción del intervalo en la cadena, al haberse producido una falla en el
tiempo lógico de la separación impide la retracción, la resignificación con su consecuente
efecto discursivo no dialectizable ni subjetibable.

Dos operaciones que Lacan propone para dar cuenta de la constitución subjetiva y de la
relación del viviente con el Otro.

 Alienación: Operación que permite que de allí donde había nada, donde sólo había
viviente o conjunto vacío, advenga el sujeto como resultado de la sobre
determinación simbólica. El sujeto se aliena al Otro y a los significantes que éste le
provee, se hace representar en la cadena por un S1, articulado a un S2, es lo que
representa a un significante para otro significante. Es nombrado por el Otro que le
otorga un sentido, decodifica su llanto.

 Separación: El sujeto, al responder ante la falta en el Otro con su propia falta, se


separa de la cadena significante del Otro que lo aliena y comienza a jugar sus
propias cartas en el juego del deseo. El sujeto se aísla del sentido que le procura el
Otro y apunta a su ser; es una operación que concierne al ser y al deseo del sujeto.
Con la separación, dice Lacan, el sujeto opera con su propia falta procurándose un
estado-civil, se engendra a sí mismo.

La holofrase se produce en la solidificación, en la petrificación del par significante,


si no hay intervalo el sujeto no adquiere representación. (no es ste que representa a un
sujeto para otro ste).
Detiene la movilidad significante. No sólo no hay S2 porque está forcluido, sino
que los S1 están pegados: S1S1.
De ahí que la expresión del sujeto sea repetitiva, estereotipada, está más del lado
del estribillo que de la intuición delirante.

El delirio del esquizofrénico, si se presenta, no es sistematizado, cuando se


comienza a sistematizar se estructura una paranoia.
El esquizofrénico puede distorsionarse en ilusiones y alucinaciones, lo que percibe
como “el Gran Otro me habla”. En su cuerpo retumban las palabras de ese Otro a través de
la alucinación auditiva, que es percibida como exterior al sujeto, porque nunca fue fruto de
significación y retorna como suplencia de este significante Primordial forcluido.
Como suplencia de la ausencia de la metáfora paterna, el esquizofrénico se ubica
como Dios, del lado del Gran Otro Real y en ese caso no necesita hablar con nadie, es el
caso extremo de la esquizofrenia catatónica. No hay necesidad de comunicación, puesto
que aquella suplencia de S1 está metido en el cuerpo, el fenómeno elemental es del
silencio (alucinación).

Dificultades del esquizofrénico con su cuerpo: el sujeto se sostiene del viviente, aún
cuando es el efecto del significante. Entre el viviente y el sujeto hay un desacuerdo debido
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a que el viviente tiene una función sexual determinada, hay diferenciación de los sexos y
complementariedad de los mismos. (ej: el sujeto que se molesta porque fantasea con otra
mientras está con su mujer, no acepta la no complementariedad de los sexos, cree en el
encuentro perfecto)
Mientras que para el sujeto, el goce es esencialmente asexuado (objeto a). El goce
que puede alcanzarse con el cuerpo es autoerótico, y esto es retomado por el falo que
nomina, regula ese goce, por eso ubica al falo como un semblante.
Pero en la esquizofrenia hay un goce puro que no está coordinado al semblante
fálico.
Entonces, si es el lenguaje el que le otorga un cuerpo al sujeto, el cuerpo simbólico
lo que hace de un organismo un cuerpo, ¿qué pasa con el esquizofrénico que no ingresa en
ese mundo simbólico? El sujeto esquizofrénico se mecaniza en tanto suplencia de esta
articulación simbólica. Se conecta con el cuerpo.
Lacan nos enseña que lo simbólico tiene un efecto sobre el goce, captura el goce y
lo separa del cuerpo, permite que algo se pierda y se pueda introducir el placer. Entonces la
histérica puede manifestarlo en su cuerpo a través de síntomas, el obsesivo en su
pensamiento. Hay un estatuto fuera-del-cuerpo del goce sensible en la función fálica.
Pero en la esquizofrenia el goce retorna en el cuerpo, por eso el sujeto no se deja
ingresar en el discurso, la barrera del goce fue franqueada dice Lacan.
No es que esto no ocurra en la paranoia, sino que ocurre especialmente en la esquizofrenia.
Así como Lacan en “Televisión” opone obsesión e histeria, diciendo que la
obsesión testimonia del retorno simbólico en el pensamiento, en la histeria se manifiesta en
el cuerpo; podríamos construir la misma oposición entre paranoia y esquizofrenia.

La metáfora paterna es el inicio de la separación. Por lo tanto, el fracaso de la


metáfora paterna se traduce en el fracaso de la operación de separación, dejando al sujeto
fuera-de-las-normas, sin el principio de normalización de goce, sin regulación fálica del
goce. Entonces el goce se encuentra a la deriva, el sujeto no tiene estado-civil, dice Lacan.
Es así que el esquizofrénico con su dificultad con sus órganos testimonia un estado
nativo del sujeto, en tanto no significantizó la castración.
No es la castración real del órgano, es la castración del órgano hecho significante.
Entonces la esquizofrenia podría definirse como la falta de la localización como
castración sobre el falo, o la falla en el paso de los órganos al significante. Deja al
sujeto en una significación generalizada del cuerpo y es allí donde encontramos el
lenguaje de órgano, porque “el dicho del esquizofrénico debe arreglárselas con sus
órganos fuera de toda referencia a un discurso establecido.” (Lacan, El atolondradicho)
(porque el cuerpo no fue simbolizado, bañado de lenguaje, es puro organismo, no tiene
borde para el goce, esta mecanizado)

Por eso desde la clínica se intenta que el sujeto pueda, aunque sea decir con
holofrases o delirios eso que ve, como un modo de acotar el goce, como un modo de
estabilización frente al goce.

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Diferencias con la Paranoia

Se trata de un conjunto de delirios sistematizados. Engloba al delirio de


persecución, de grandeza, erotomanía y celotípico.
Para Freud, lo que define a la paranoia es su carácter de defensa contra la
homosexualidad. Tiene que haberse jugado una relación objetal y una fijación homosexual
inconsciente con regresión al narcisismo.
Lacan postula que el paranoico, a diferencia del esquizofrénico, se mantiene, no se
deteriora; su objeto perseguidor está bien delimitado. Lacan no será fijación homosexual
sino que hay una feminización en el delirio paranoico, hablará del Empuje a La Mujer.
A través del delirio, el paranoico pone límite a la dispersión de su ser y acota el goce. Deja
de ser el que se dispersa en el silencio como el esquizofrénico e intenta recomponer el
ternario faltante de la estructura edípica.
Así como en la esquizofrenia el fenómeno elemental se mete en el cuerpo, en la
paranoia se mete en la mente, y se distingue por los fenómenos elementales de la
palabra (delirio, frases ininterrumpidas, etc.)

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