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Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Facultad de Ciencias Sociales


Escuela de Ciencias Psicológicas
Ps-652 Psicología de los Grupos
III PAC 2020

Asignación:

Investigación bibliográfica: Las Maras

Presentada por:

Diana Carolina López Suazo 20151031716


Glenis
Mary ury :v

Docente:

Carol Díaz Rauda

Ciudad Universitaria “José Trinidad Reyes”; Tegucigalpa,


M.D.C; Honduras, C.A; diciembre, 2020.
Introducción

A pesar de que hemos visto ampliamente la diferencia entre maras y pandillas, por
razones metodológicas se utilizaran ambos términos para referirse a las
“pandillas”; en la mayoría de textos revisados se utilizan ambos términos en
conjunto. Así, los conceptos pandilla o mara se refieren al mismo fenómeno: se
trata de agrupaciones formadas mayoritariamente por jóvenes, quienes comparten
una identidad social que se refleja principalmente en su nombre, interactúan a
menudo entre ellos y se ven implicados con cierta frecuencia en actividades
ilegales. Expresan su identidad social compartida mediante símbolos o gestos
(tatuajes, grafiti, señas, etc.), además de reclamar control sobre ciertos asuntos, a
menudo territorios o mercados económicos (Goldstein y Huff, 1993; Klein, 1995).

Las “maras” se han vuelto una preocupación sin que muchas autoridades posean
una visión acertada sobre esas agrupaciones. Las pandillas trasnacionales
dominantes son Mara Salvatrucha y Barrio 18 st. Esas agrupaciones se han
convertido en un fenómeno que tiene consecuencias sociales graves en términos
de violencia y delincuencia; además, han provocado respuestas fuertemente
represivas por parte de las autoridades en la región. Más allá de la amenaza con
violencia y delincuencia que representan, actualmente se considera a las maras
un problema de seguridad nacional. Las políticas e iniciativas dirigidas a ellas
siguen una lógica de represión por medio de leyes antimaras, fuerzas policiacas
reforzadas con militares, redadas y detenciones. Sin embargo las maras no son
enemigos ideológicos, ni tienen el objetivo de derrocar al Estado, ni tampoco son
intrusos que se puede expulsar del territorio nacional. Las maras nacen entre la
misma gente que más sufre por ellas. Su contexto está formado por condiciones
sociales excluyentes (Savenije, 2006; Kruijt, 2004; Koonings y Kruijt, 2004; Moser
y McIlwaine, 2003) en las que muchos jóvenes no establecen gran apego ni
perspectivas atractivas. La pandilla constituye una alternativa para la obtención de
pertenencia, solidaridad, identidad, respeto y recursos económicos, difícilmente
accesibles en la vida fuera de ella.

¿Qué son las maras?


Aunque las definiciones sobre pandillas o maras varían, una definición que cuenta
con bastante respaldo es la que las concibe como: «Aquellas agrupaciones
juveniles estables que cuentan con una identidad grupal construida a través de la
participación en actos violentos o delictivos, y que ofrecen unos patrones de
identificación a sus miembros que les permite organizar su vida cotidiana»
(Medina et al., 2007).

¿Cuáles son las características de una pandilla?

Tal como nos menciona (Ballesteros et al., 2002), cada pandilla, a pesar de las
características comunes, mantiene características distintivas que la hacen
diferente de las otras, aún dentro del mismo sector de una ciudad. Dentro de las
características principales generales se pueden señalar las siguientes:

 En el interior de su propio territorio (colegio o comunidad) generalmente se


muestran hostiles; sin embargo, fuera de éste, pueden parecer amigables.
 Tienen un código y sentido de justicia propio y cuando consideran que ha
sido violado aplican castigos fuertes, llegando a la violencia.
 Emplean la mentira y pueden manipular a otros a través de ella de la forma
como les convenga.
 Los más violentos llegan a ser insensibles al dolor ajeno y no tener metas a
largo plazo. No muestran remordimientos y no controlan sus impulsos.
 Para muchas pandillas criminales modernas la violencia es un medio hacia
un fin material y se vinculan al tráfico de drogas y otras actividades
criminales, las cuales se convierten en objetivos primarios para asociarse
en pandillas. Este tipo de pandillas no es intimidado por la autoridad, por el
contrario, en medio de un acto criminal sienten excitación.
 La pandilla ofrece posibilidad de encontrar la identidad que en general el
joven no encuentra en su ambiente familiar o escolar.
 La pandilla ofrece posibilidad de encontrar protección, compañerismo y
seguridad. En comunidades donde ya hay pandillas, el hecho de unirse a
una se hace casi una necesidad. La pandilla ofrece un sentido de familia
que a veces no existe en el hogar. Es interesante anotar la paradoja
aparente de tener que soportar maltrato violento y ritos de admisión
peligrosos, lo cual está relacionado con la exigencia de prácticas culturales
características.
 Pertenecer a la pandilla también se vuelve fuente de reconocimiento social,
así sea mediante actividades criminales, respecto de las cuales en muchas
ocasiones no hay plena consciencia del peligro implicado.

¿Cuál es su organización y cultura?

Medina et al. (2007) Nos expone que las pandillas ofrecen una identidad
alternativa que se apoya sobre un vocabulario más o menos común que destaca:

● La importancia de una serie de ritos de iniciación (cuya aplicación, sin embargo,


está menos generalizada de lo que se piensa);

● Normas internas de comportamiento (que, sin embargo, muy a menudo son


vulneradas sin que existan sanciones severas);

● Un lenguaje externo de identificación (que es dinámico, flexible y que, además,


es adoptado por personas que no participan plenamente de la pandilla), así como
otros referentes simbólicos de pertenencia y diferenciación que son diversos y que
pueden presentarse (o simplemente no presentarse) de forma distinta en cada
pandilla o clica.

Aun así, es importante mencionar que actualmente la idea del espacio que une a
la pandilla ha cambiado drásticamente. Ya no es la comunidad donde crecieron los
jóvenes el territorio y referente principal que une a la pandilla; ahora es la
pertenencia a una unión más extensa. Esa unión va más allá de las comunidades
donde viven los pandilleros individualmente considerados y sus clikas locales, la
misma trasciende y aglutina a los grupos en diferentes barrios, ciudades,
departamentos, e incluso países. Un pandillero hondureño lo explica así: “El Barrio
Dieciocho sí es más grande que este barrio, es todos los barrios, todos los
sectores donde está la Dieciocho, por eso le decimos Barrio Dieciocho[...], o sea
que la Dieciocho es una familia, pues entre nosotros somos una familia grande.”
Sin embargo, la fuerza centrípeta de esa “familia” está basada en una sencilla
lógica de conflicto: “nosotros estamos unidos, contra ellos”.

Conclusiones

Bibliografía

1. Ballesteros, B., Contretas, C., Vargas, F., & Palacios, S. (2002). La pandilla
juvenil: Breve revisión y análisis funcional de un caso. 2(2).
https://www.redalyc.org/pdf/337/33720208.pdf
2. Goldstain, A., & Huff, C. (1993). The Gang intervention handbook.
https://www.worldcat.org/title/gang-intervention-handbook/oclc/27529321
3. Klein, M. W. (1995). The American Street Gang: Its Nature, Prevalence, and
Control.
4. Koonings, K., & Kruijt, Dirk. (2004). - Armed Actors: Organised Violence And
State Failure In Latin America—EspoCRM Open Source Community Forum.
https://bq.bofetenechard.pro/288.html
5. Kruijt, D. (2004). Exclusión social y violencia urbana en América Latina.
Foro internacional, ISSN 0185-013X, No. 178, 2004, pags. 746-764.
6. Medina, J., Mateu-Gelabert, P., & Demoscopía S.A (Eds.). (2007). Maras y
pandillas: Comunidad y policía en Centroamérica ; hallazgos de un estudio
integral. Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional
(Asdi).
7. Moser, C., & Mcilwaine, C. (2003). Encounters with Violence in Latin
America: Urban Poor Perceptions from Colombia and Guatemala.
Encounters with Violence in Latin America: Urban Poor Perceptions from
Colombia and Guatemala, 1-272. https://doi.org/10.4324/9780203646359
8. Savenije, W. (2006). “La Mara Salvatrucha y el Barrio 18 st. Fenómenos
sociales trasnacionales, respuestas represivas nacionales". 4(2), 38-46.

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