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POLITÉCNICA DE HONDURAS
CARRERA:
DERECHO
CLASE:
CRIMINOLOGÍA
TAREA:
CAUSAS Y ORIGENES DE LA VIOLENCIA ENTRE PANTILLAS
ALUMNA:
STEFFANY JANETH DIAZ DIAZ
CATEDRÁTICO:
LIC. NERY ORDOÑEZ
FECHA:
08/12/2022
INDICE
I. INTRODUCCIÓN..............................................................................................................1
II. OBJETIVOS...................................................................................................................2
III. CAUSAS Y ORIGENES DE LA VIOLENCIA ENTRE PANTILLAS………………
……………………………………………………………………………………………………………….3,4,5,6,7,8,9,10
IV. CONCLUSIONES........................................................................................................11
V. BIBLIOGRAFÍA..............................................................................................................12
I. INTRODUCCIÓN
1
II. OBJETIVOS
2
III. CAUSAS Y ORIGENES DE LA VIOLENCIA
ENTRE PANTILLAS
Definición de pandilla
El criterio que se utilice para definir las pandillas (en particular, las juveniles) orienta,
sin dudas, la estrategia que los países adoptan para enfrentar el el problema, desde
aquellas posturas que apuntan a la prevención e inclusión social de los pandilleros y
pandilleras, hasta las que han justificado las estrategias de “mano dura” mediante la
represión y el encarcelamiento indiscriminado.
¿Cuántos tipos de pandillas hay en Honduras?
Es necesario investigar más a fondo este tema. Por tanto advierto que la clasificación
que sigue es eminentemente exploratoria con la idea de formular una hipótesis, basada
en las premisas establecidas en la introducción de este trabajo y en los aportes que
estudiosos del tema (como JHA-JA) han establecido previamente.
De acuerdo a criterios de origen, objetivos y formas de operación, en Honduras hay por
lo menos 6 tipos de pandillas:
a) Las pandillas californianas, como la MS-13 y la "18", que reciben ese calificativo
porque se originaron y se han desarrollado en el Estado de California, especialmente en
el Condado de Los Ángeles, y cuyo modelo de organización y subcultura ha sido
trasplantado a las organizaciones pandilleras en Honduras.
Estas son predominantes, expansivas, muy violentas, reproductoras del patrón cultural
de las pandillas del Oeste norteamericano. Actualmente sobreviven en condiciones de
represión y exterminio.
b) Las pandillas tradicionales satélites de las pandillas californianas, como los Vatos
Locos. Estas se mantienen orgánicamente separadas de las primeras pero las unen
ciertas alianzas establecidas en determinados barrios de las grandes ciudades para
defenderse mutuamente de una pandilla contraria. Eso las hace sobrevivir en la
actualidad.
c) Las pandillas tradicionales independientes, como los roqueros o los cholos. Estas
mantienen total independencia de las primeras y las segundas y no tienen establecidos
pactos. "Están compuestos por jóvenes que oscilan en un rango de edad de 18 a 35 años,
se organizan para controlar su barrio; su propósito es fortalecer su identidad a través de
expresiones artísticas (música, dibujos, tatuajes, figuras corporales, calo y otros);
consumen drogas y sustancias adictivas (marihuana, alcohol, cocaína, etc.)".
d) Las pandillas de jóvenes ricos o "Consentidos Sin Estigma". De acuerdo a JHA-JA:
"Estos están conformados por adolescentes y jóvenes adultos de la clase media y alta de
la sociedad, se organizan para realizar orgías, frecuentan “discotecas” consumen drogas
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y disfrutan de placeres sexuales. Aparecen entre ellos acciones y comportamientos
como crímenes, suicidios y acciones violentas."
e) Los Chicos Banda o "Profesionales Mafiosos", "conformados por jóvenes que
oscilan entre los 15 y 30 años, que no sólo pretenden reforzar su identidad como grupo,
sino que realizan acciones más planificadas entre las que sobresalen, el contrabando,
asesinato, secuestros, robo de vehículos, etc., poseen armas más sofisticadas y son
entrenados militarmente por profesionales o grupos criminales organizados, no
pandilleros; para utilizarlos en acciones peligrosas; valiéndose de la valentía,
inmadurez, y principalmente, la minoría de edad de algunos de ellos lo que les permite
un trato legal más flexible y diferente, con relación a los adultos. En su mayoría son
consumidores de drogas, pero su función principal es distribuirla”
f) Las pandillas escolares que surgen en los institutos de segunda enseñanza de los
principales centros urbanos del país, de jóvenes en situación de alto riesgo. Por ejemplo,
la "Raza", los "Osos", etc. generan violencia en los institutos.
Generalmente son independientes pero pueden evolucionar rápidamente a ser parte de
cualquiera de las otros tipos de pandillas. Como se ve, las pandillas californianas no son
las únicas existentes y creer que todo pandillero es de una de las dos dominantes, puede
llevarnos a caer en un error, de fatales consecuencias para los jóvenes.
El rol de la mara en la vida interna del joven
Lo que hace la mara es servir de hogar sustituto a los que son comunes, a quienes por su
conducta no tienen cabida en otro espacio, porque son considerados escoria de la
sociedad. La etiqueta colocada por el entorno familiar y comunitario de ser un “fuera-
de-la-ley”, motiva la identificación entre el joven y la “mara”.
El valor agregado que la mara proporciona al joven es que lo acepta tal como es y
levanta su autoestima
Los expertos en el tema (las pandillas. NDLR), coinciden en que no existen factores
específicos que determinen la formación de estos grupos, sin embargo existen
condiciones que influyen sobre la probabilidad de que esto ocurra.
La pobreza y el Capital Social
Es un hecho conocido que tanto la pobreza así como el descuido del Estado sobre las
comunidades más pobres no es algo nuevo; también es sabido que las pandillas
juveniles existen en Honduras desde hace varias décadas ¿entonces por qué el fenómeno
pandillero y los altísimos índices de violencia y delincuencia de los últimos diez años no
surgieron antes con la misma virulencia? Empecemos por el tema de la pobreza ¿Es la
pobreza en general una causa determinante para el surgimiento de las maras o este
surgimiento depende de otros factores? Si esa fuera una relación directa, cabría esperar
que las pandillas surgieran en las comunidades más pobres y que los pandilleros
estuvieran situados entre los estratos más pobres de la población.
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El estudio hecho en El Progreso argumenta muy bien a favor de esa tesis, pero otros
estudios igualmente serios, no establecen una relación tan contundente.
Por qué la “MS-13” y la “18” son dominantes?
La mayoría de las pandillas hondureñas preexistentes en los inicios de los años 90s eran
del tipo tradicional o doméstico, descrito en la Introducción. Estas no salían a conquistar
territorios y sólo entraban en choque con otras pandillas cuando aquellas entraban al
suyo. Pero no estaban preparadas para enfrentar el nivel de agresividad de la MS-13 y la
18, lo que las obligó a hacer alianzas con una u otra de éstas a fin de defenderse de la
contraria. Inevitablemente ese proceso llevó a la absorción de las pequeñas por las
grandes.
Adicionalmente, la represión policial desarticuló muchas pandillas pequeñas
tradicionales, pero sus miembros, sin tener opciones de reintegración social, se sumaron
a las pandillas grandes en busca de protección; un proceso que se gestó entre los años
1996 y 2001.
Fue de esta forma irresistible que los grupos pandilleros domésticos fueron
disminuyendo en número y en algunos casos desapareciendo para dar lugar al reinado
de las dos grandes maras o pandillas rivales de origen californiano.
En otras palabras, la estrategia represiva policial aplicada en esos años hizo una
contribución indirecta al fortalecimiento de estos grupos en lugar de frenar su
desarrollo.
La “Mara Salvatrucha -13” (MS-13) y el “Barrio18” (la “18” simplemente) son las
principales pandillas de Honduras, por varias razones: ·
Son las únicas pandillas de dimensión nacional, presentes en las principales
ciudades del país y en los más importantes barrios de éstas.
Son los más numerosos y diseminados en los cuatro puntos cardinales, lo que las
vuelve punto de referencia obligado de los jóvenes en situación de riesgo.
Son las que más crecen, debido a su concepción expansionista y competitiva con
su tradicional enemiga.
Son las mejor organizadas, disciplinadas y comprometidas pues han hecho frente
por tres años consecutivos a una dura represión policial que les ha metido a la
cárcel a centenares de efectivos y han sobrevivido a ocho años de grupos de
exterminio que les han eliminado centenares de sus miembros.
Son las que tienen mejores recursos y apoyo internacional ya que cuentan con el
apoyo de las pandillas MS-13 y del Barrio18 en Los Ángeles, California. · Son
hegemónicas, en el sentido de que han logrado absorber, domesticar, aliar,
neutralizar o desaparecer a las pandillas tradicionales pre existente. ·
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Son las más temidas por el Estado y las comunidades debido a sus más elevados
niveles de violencia, armamento y vinculación con el crimen organizado.
En los años noventa, la Mara Salvatrucha (MS-13) y la pandilla Barrio 18 surgieron en
Honduras como pequeños grupos juveniles que imitaban el estilo de vida de las
pandillas californianas, de Estados Unidos, pero tres décadas después, se han convertido
en organizaciones con presencia nacional que se alimentan de la pobreza, la violencia y
la exclusión social para reclutar y subsistir, convirtiéndose en poderes fácticos en sus
comunidades, un obstáculo para el desarrollo económico y un problema de seguridad
nacional, detalla la más reciente investigación realizada en el país al respecto.
Efectuada por la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) y el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la investigación sobre maras y pandillas
en Honduras es la tercera de su índole en el país, y estuvo a cargo de un equipo
multidisciplinario que recolectó información de fuentes diversas, oficiales, no oficiales,
testimoniales, entre otras, para ser uno de los estudios más completos al respecto.
La presencia de las maras y pandillas, sus inicios, sus vínculos comunitarios, su
mutación, sus códigos de comunicación y su visión de la lealtad, son entre otros,
algunos de los hallazgos que presenta el informe “Estudio de la situación de Maras y
Pandillas en Honduras, 2019”, en el cual, dos son las principales maras que destacan en
el control territorial del país: la Mara Salvatrucha (MS-13) y la pandilla del Barrio 18,
pero a éstas, existen otras pandillas que les retan el poder y el control, siendo una de
ellas la llamada Banda de los Olanchanos, que tiene su asiento en la colonia Rivera
Hernández, de San Pedro Sula.
A esta se suman el grupo denominado “Los Benjamines”, “Los Vatos Locos”, “El
combo que no se deja”, “Los Tercereños”, entre otros, que buscan disputar el control a
la MS-13 y el Barrio 18.
En las maras y pandillas, por ejemplo, la filiación y el liderazgo se ganan por otros
aspectos, como la capacidad de convencimiento y atracción, la antigüedad y los méritos,
entendidos estos últimos como actos de violencia por medio de los cuales se gana
prestigio y mayor jerarquía.
De acuerdo con los expertos citados en el informe, “una persona es pandillero o
pandillera en función de que haya pasado por el rito de iniciación conocido como “el
brinco o salto”, proveniente del anglicismo “jump in”” de las pandillas californianas”.
Esta conceptualización tuvo sentido durante los primeros años de consolidación de las
pandillas, pero ha cambiado o mutado con el tiempo, al grado que dentro de la dinámica
pandilleril se valora el número de “misiones” realizadas como forma de membresía.
ORIGEN Y CAUSAS DE VIOLENCIA ENTRE PANDILLAS
CONTROL DE TERRITORIO: Al querer tener un control territorial, estos grupos
generan mayor violencia en la zona donde residen y la población, ajena a estas disputas,
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queda “atrapada” en medio del conflicto, y cuando se desatan lo que denominan
“temporadas de temor”, la inseguridad y la zozobra van en aumento.
Las maras y pandillas tienen en los barrios y colonias marginales su principal asidero, es
el tejido social en donde mejor se desenvuelven y según el territorio que controlan, así
ejercen la presión sobre sus comunidades, mismas que tienen que lidiar con su presencia
para poder sobrevivir.
Los principales problemas que les afectan debido a la presencia de maras y pandillas
son la extorsión, el consumo de drogas y la violencia generada por el pleito de
territorios.
En comparación a hace cinco años, hoy los vecinos de las zonas consultadas en donde
existe influencia de las pandillas dicen sentirse más inseguros, tanto por la ola de
criminalidad como por la rivalidad entre los grupos pandilleros.
Una de estas zonas es la Rivera Hernández, en San Pedro Sula, en donde confluyen una
serie de maras y bandas delincuenciales que se disputan fuertemente el control de la
plaza que representa esa zona. Estos grupos que coexisten son: la MS-13, el Barrio
18, los Tercereños, los Olanchanos, los Vatos Locos y el Combo que no se deja.
En el caso de la colonia Nueva Suyapa, en la capital hondureña, operan al menos tres
bandas criminales, la MS-13, Barrio 18 y los Benjamines. Al querer tener un control
territorial, estos grupos generan mayor violencia en la zona donde residen y la
población, ajena a estas disputas, queda “atrapada” en medio del conflicto, y cuando se
desatan lo que denominan “temporadas de temor”, la inseguridad y la zozobra van en
aumento.
Así lo detallan los consultados en sus testimonios, al indicar que cuando arranca la
“temporada de temor”, la violencia recrudece sin previo aviso y les obliga a
“resguardarse” en sus viviendas y evitar salir, a menos que sea necesario.
Estas temporadas inician con señales que los habitantes de las comunidades han
empezado a identificar y que esparcen como rumor al resto de la comunidad para estar
alertas.
REGLAS Y CONDICIONES:
Una de las estrategias de las maras es buscar ganarse materialmente a las comunidades
mediante apoyo social, ingresos y oportunidades de empleo, una especie de clientela.
Esta estrategia tiene como propósito construir una base social para reforzar el control
sobre sus comunidades, convirtiéndose en una alternativa paraestatal y estableciéndose
como un actor político.
De esta manera, la mara logra que los vecinos de la comunidad no denuncien, no
informen a la policía de sus actividades y no se inmiscuyan en las actividades ilícitas de
las maras y pandillas”, recoge el informe, En la colonia Flor del Campo, de
Comayagüela, uno de los entrevistados señaló que los niños y jóvenes admiran a los
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pandilleros, por “como visten y cómo andan (con dinero, drogas y armas)”, mientras en
otras zonas en donde el control lo tiene la MS-13, la gente los ve como protectores de la
comunidad, como los que evitan que otros grupos criminales causen daño a los
habitantes, pero si se habla del Barrio 18, “la gente los mira con miedo”.
La investigación señala que el Barrio 18 es considerado más violento que la MS-13,
pero ambas tienen sus códigos de control en las zonas donde coexisten en sus
comunidades.
La relación de los vecinos con los pandilleros no es de convivencia, en la mayoría de los
casos, la misma se limita solo al saludo, aseveran algunos de los consultados, así como a
acatar las órdenes que puedan emanar de éstos.
Entre algunas reglas que deben seguir los pobladores se encuentra bajar los vidrios al
entrar a un área específica de la colonia; tener que recoger a los familiares en puntos
designados y acompañarlos, o, tener que identificarse o circular hasta horas permitidas,
en el caso de empleados de “oenegés” o instituciones estatales.
En sectores como la Rivera Hernández, en San Pedro Sula, la colonia Los Pinos y la
Flor del Campo, en la capital hondureña, es prohibido por las pandillas formar
patronatos. Los habitantes indican que el acatamiento de las reglas impuestas por los
pandilleros dificulta el nivel de convivencia entre los vecinos, aumentando así los
grados de desconfianza interpersonal.
En estas comunidades, muchas iglesias también se han visto obligadas a adaptarse a las
reglas de las pandillas, en muchas ocasiones, haciendo de mediadoras.
Se estima que las maras o pandillas andan por alrededor de 15 mil miembros a nivel
nacional, y en lo que va del 2015 al 2019, las fuerzas del orden han detenido a 2,257
miembros del Barrio 18 y 1,969 de la MS-13, para un total de 4,196 pandilleros.
Se cree que ambas maras pelean por el control de 12 barrios y colonias, señala la
investigación. En el caso de San Pedro Sula, las maras y pandillas se concentran en el
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norte y oriente de la ciudad, con presencia en 69 barrios y colonias, incluyendo zonas
como la Rivera Hernández que contiene varias colonias y vecindarios.
Hallazgos principales
Los miembros más jóvenes incluso pueden ser obligados a servir en sus filas y muchos
de ellos se marchan sin convertirse en miembros totalmente integrados. Ambas, tanto la
mara como la pandilla tienen una estructura nominalmente jerárquica, pero la verdadera
naturaleza de sus operaciones es más horizontal.
Muchos de los líderes tienen una relativa autonomía dentro de sus zonas de influencia,
especialmente aquellos dentro de la estructura de la 18.
La 18 busca cada vez un mayor control de esta economía delictiva y las autoridades
consideran que la batalla por la famosa “esquina” está motivando mucha de la violencia
en las áreas donde operan ambos grupos. Todas las pandillas y maras principales en
Honduras dependen de los ingresos derivados de la extorsión en contra del sector del
transporte público.
Esto a pesar del hecho que la 18 tiene la reputación de ser la más violenta de las dos.
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La pandilla Barrio 18 tiene como política enfrentar a las fuerzas de seguridad cuando
estas entran a su territorio, mientras que la MS13 tiene la política de no oponer
resistencia. Esta diferencia de enfoques podría condicionar su capacidad de corromper a
las fuerzas de la seguridad.
Hay poca evidencia que sugiera que la 18 esté desarrollando relaciones más profundas y
cercanas con las organizaciones transnacionales de tráfico de droga. Sigue siendo un
grupo delictivo con un nivel de subsistencia cuyo modus operandi depende
primordialmente de la extorsión y de su propensión a utilizar la violencia.
Las autoridades opinan que los líderes de la MS13 tanto en El Salvador como en
Honduras tienen la mirada puesta en convertirse en una organización delictiva
transnacional, ampliando su participación en el tráfico de droga a gran escala y
posiblemente convirtiéndoles en traficantes internacionales, la evidencia sin embargo,
sigue siendo muy escasa.
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IV. CONCLUSIONES
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V. BIBLIOGRAFÍA
https://www.wola.org/ sites/default/files/downloadable/Citizen
Security/past/diagnostico_honduras.pdf
https://asjhonduras.com/webhn/wp-content/uploads/2015/12/
Maras_Pandillas_Honduras_ASJ_InsightCrime.pdf
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