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Los cambios físicos que se producen durante la infancia son rápidos e intensos, aunque irán
perdiendo velocidad a medida que el niño crece. Dichos cambios, aunque determinados
genéticamente, son muy sensibles a las influencias del entorno y no se producen de forma aislada,
sino que responden al desarrollo en otras áreas. Tanto en la etapa de Ed. Infantil (0-6 años) como
en la etapa de Ed. Primaria (6-12 años), el desarrollo físico y psicomotor se rige por dos principios:
El objetivo de este tema es que el futuro docente de Educación Primaria conozca el patrón
de desarrollo físico y motor normalizado durante la infancia, es decir, entre los 0 y los 12 años. Este
conocimiento le permitirá detectar posibles dificultades manifestadas durante el proceso de
enseñanza-aprendizaje y establecer los recursos personales y materiales necesarios para superarlas.
El aumento de peso sigue un patrón similar. A los cinco meses, el peso del bebé se ha
duplicado y hacia el año se triplica. Así, un niño de 1 año pesa aproximadamente 11kg. Como ocurría
con la estatura, el aumento de peso se estabiliza durante el segundo y el tercer año, en una
proporción de aproximadamente 2kg en el segundo año y 1.3kg durante el tercero.
Tanto el peso como la altura son ligeramente superiores en niños que en niñas, lo que se
denomina dimorfismo sexual. Estos cambios de peso y estatura originan modificaciones en la forma
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y las proporciones del cuerpo del niño/a: los bebés suelen tener formas redondeadas, mientras que
un niño de 3 años suele ser más delgado.
La nutrición: las necesidades de alimentación cambian con rapidez durante los tres
primeros años y es imprescindible adaptarse a dichos cambios para garantizar un
crecimiento sano. Durante los 6 primeros meses de vida, el bebé debe alimentarse
exclusivamente de leche materna o fórmulas sustitutivas. A partir de los 6 meses podrán
comenzar a introducirse alimentos sólidos, proceso que finalizará entre los 18 y los 24
meses. Una nutrición inadecuada durante los tres primeros años de vida puede derivar
en problemas de desnutrición y obesidad. La desnutrición en los tres primeros años de
vida es frecuente en comunidades con escasos recursos y puede resultar mortal. La
obesidad, por el contrario, es un problema propio de países desarrollados. Sin embargo,
en estos tres primeros años, no suele venir determinada por una alimentación excesiva,
sino por la genética (ej. tener un progenitor obeso triplica las posibilidades del bebé de
padecer sobrepeso y, si ambos progenitores son obesos, las posibilidades aumentan
hasta 10 veces).
Los patrones de sueño: si bien los recién nacidos pasan la mayor parte del tiempo
durmiendo (15- 17 horas diarias), las horas de sueño disminuyen con la madurez. Con
tan solo 6 meses, el tiempo de sueño se ha reducido a unas 12 horas diarias y más de la
mitad de este tiempo es nocturno. A medida que el niño crece, los patrones de sueño se
tornarán más estables, disminuyendo el sueño MOR y aumentando el sueño tranquilo.
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Dominancia o lateralidad: preferencia por un lado del cuerpo para realizar actividades
motrices. La lateralidad homogénea, es decir, la misma dominancia (derecha o izquierda)
para mano, pie, ojo y oído es la más frecuente. En cambio, si la dominancia manual es
diferente a la de otras partes del cuerpo, hablamos de lateralidad cruzada.
Motricidad gruesa: grandes movimientos que implican varios grupos musculares y
exigen la coordinación de varias partes del cuerpo. Las actividades motrices gruesas (ej.
gatear, caminar, etc.) derivan de los reflejos presentes al nacer y se desarrollan gracias a
la progresiva adquisición de fuerza muscular, la maduración cerebral y la práctica.
Motricidad fina: movimientos corporales pequeños en los que están implicados pocos
grupos musculares (ej. movimientos oculares o de labios, escribir, dibujar, etc.).
El desarrollo motor de 0 a 3 años comienza con los reflejos innatos que posee el bebé. Algunos
desaparecerán, otros se mantendrán de por vida y algunos pasarán a ser voluntarios. En torno a los
2 años, los movimientos del niño son ya por completo deliberados. Las principales conquistas
motrices del niño durante los 3 primeros años pueden agruparse en tres grandes áreas: el control
de la cabeza, el control de las manos y el control motor o locomoción.
Control de cabeza: desde que nacen, los bebés son capaces de mover la cabeza de un
lado a otro, pero no será hasta los 2-3 meses cuando comiencen a elevarla. El control
de la cabeza se logra en torno a los 4 meses, momento en que el niño puede mantener
la cabeza erguida sin sujeción.
Control de manos: desde el nacimiento, el bebé dirige los brazos hacia los objetos que
le atraen. En torno a los 3 meses, el bebé es capaz de agarrar objetos de tamaño
mediano, aunque no será hasta los 7-10 meses cuando pueda agarrar objetos
pequeños utilizando los dedos índice y pulgar en forma de pinza. Al año el bebé posee
un mayor control de manos y dedos y sus movimientos son más precisos, lo que le
permitirá utilizar determinadas herramientas.
Control motor o locomoción: se refiere a la habilidad para ejecutar movimientos
globales del cuerpo de forma deliberada y eficiente. La siguiente tabla recoge la
secuencia de progresión de las habilidades motrices en los tres primeros años.
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Edad Habilidades motrices
4 meses El bebé es capaz de rodar, de darse la vuelta sobre sí mismo, si está tumbado en una superficie plana.
4-5 meses El bebé es capaz de permanecer sentado (postura de sedestación) siempre que tenga respaldo.
5-6 meses El bebé comienza sus primeros desplazamientos con el arrastrado reptante.
6-7 meses El bebé puede mantenerse sentado sin ningún tipo de apoyo.
7-9 meses El bebé perfecciona sus desplazamientos con la reptación e incluso podrá trepar.
9-12 meses El bebé comienza a gatear, primero con las piernas y manos muy abiertas y cerrándolas progresivamente.
11-12 meses El niño es capaz de poner de ponerse en pie, primero con ayuda y luego solo.
12-15 meses El niño es capaz de caminar por sí solo.
18 meses El niño es capaz de correr y subir escalones.
2 años El niño es capaz de realizar saltos.
3-4 años El niño es capaz de dibujar determinadas formas geométricas como el círculo.
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Como ocurría en la primera infancia, la nutrición y los patrones de sueño afectan
directamente al crecimiento fisiológicos entre los 3 y los 6 años.
2.1.1. Nutrición
El apetito se reduce entre los 2 y los 6 años porque, en comparación con los lactantes, los
niños necesitan menos calorías por kilo. En estas edades la dieta de los niños ya puede incluir todo
tipo de alimentos porque su dentadura ya está formada por completo. En esta etapa, una nutrición
inadecuada puede derivar en los siguientes problemas:
Desnutrición: se da en circunstancias de privación extrema y causa más de la mitad de las
muertes infantiles antes de los 5 años. No solo afecta al crecimiento y bienestar físico, sino
también al desarrollo cognitivo y psicosocial, y sus efectos son muy duraderos. Hoy en día
se sabe que la educación temprana, junto con atención médica, pueden contrarrestar los
efectos de la desnutrición.
Obesidad: la obesidad es un problema serio entre los preescolares, cuyas causas deben
buscarse en el aumento de la comida basura y la falta de ejercicio. La clave para la
prevención de la obesidad está en servir las cantidades adecuadas, no obligar al niño a
terminar la comida y promover un estilo de vida activo.
Deficiencias nutricionales: se produce cuando la dieta incluye una ingesta calórica
suficiente pero los niños no reciben suficiente cantidad de determinados nutrientes
(hierro o calcio). Una dieta variada y equilibrada impedirá las deficiencias nutricionales.
2.1.2. Patrones de sueño
Por lo general, los niños duermen más profundamente durante la noche en esta etapa que
en cualquier otra. En esta etapa suelen aparecer los trastornos del sueño, siendo los más frecuentes:
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Enuresis: se refiere a la micción repetida e involuntaria durante la noche en niños que ya
han adquirido el control de esfínteres. Suele superarse hacia los 8 años sin ayuda.
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Niños de 3-4 años Niños de 4-5 años Niños de 5-6 años
Dibujan círculos. Se atan los cordones. Doblan un papel en varias mitades.
Cortan y pegan papeles. Cortan siguiendo una línea. Dibujan su mano.
Construyen torres o puentes con tres Copian la figura X. Dibujan las principales formas
bloques. Abren y colocan una pinza geométricas.
Visten y desvisten a un muñeco. con una sola mano. Cortan el interior de un trozo de
Echan líquido en una jarra sin Construyen torres o puentes papel.
derramarlo. con cinco bloques. Hacen objetos de arcilla con partes
Echan líquido en distintos pequeñas.
recipientes. Reproducen letras.
Escriben su nombre. Copian palabras cortas.
Dos hitos importantes en el desarrollo de la motricidad fina en esta etapa son la evolución
del dibujo y la escritura.
Dibujo: el desarrollo del dibujo comienza con la aparición de los garabatos, trazos sin
representatividad que son considerados simples actos motores. En torno a los 3 años, el
niño entra en la etapa de las formas, donde prioriza el dibujo de formas geométricas
sencillas. Posteriormente, entre los 3 y 4 años, combinará estas formas entrando así en la
etapa de los diseños. La etapa pictórica, donde las producciones del niño son ya una
descripción de objetos reales, comienza entre los 4 y los 5 años.
Escritura: a nivel motriz, la escritura constituye una serie de movimientos estructurados,
guiados por la vista que responden a esquemas mentales. En la evolución de la escritura
como acto motor pueden distinguirse cuatro etapas:
- Entre los 3 y 4 años, los niños dominan el movimiento que permitirá trazar las letras.
- Entre los 4 y 5 años, surge el conflicto entre el movimiento y la forma, expresándose en
las deformaciones de las letras.
- Entre los 5 y 6 años se resuelve el conflicto anterior, pero surge el conflicto entre la
forma y la trayectoria, reflejado en las modificaciones de la trayectoria de las letras.
- A los 6 años, el niño es capaz de representar la trayectoria normal de la escritura.
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3. DESARROLLO FÍSICO Y PSICOMOTOR EN LA TERCERA INFANCIA (6-12
AÑOS)
La tercera infancia abarca el período comprendido entre los 6 y los 12 años de edad, es decir,
corresponde a la etapa escolar de Educación Primaria. A nivel de desarrollo físico y psicomotor, se
trata de una etapa de calma en la que el desarrollo acontece de manera más lenta y gradual que en
etapas anteriores. En general, no se producen nuevas adquisiciones, sino que predomina el
perfeccionamiento de aquellas que ya estaban presentes en la etapa anterior y los movimientos se
hacen más complejos, diferenciados y específicos.
En cuanto al aumento de talla, en general, los niños y niñas de entre 6 y 12 años crecen entre
5 y 7 centímetros al año. El aumento de peso, por su parte, oscila entre los 2 y 3 kg. al año, llegando
a duplicar su peso a lo largo de toda la etapa. Este aumento de talla y peso ocasiona cambios en las
proporciones del sistema óseo y muscular, lo que a su vez modifica la apariencia física de los niños,
que se vuelve progresivamente más proporcional y armónica. En esta etapa ya no es posible hablar
de un claro dimorfismo sexual, como ocurría en las anteriores, puesto que no se aprecian
diferencias significativas en el aumento de talla y peso en función del género. No obstante, hacia el
final de la etapa de Educación Primaria (en torno a los 10 años en las niñas y los 12-13 años en los
niños), se produce el fenómeno conocido como “estirón”, que conlleva un aumento de talla entre
23 y 30 centímetros en un período de tiempo muy corto. Ello implica que, inicialmente, las niñas
superan en altura y peso a los niños de su edad. Más tarde, serán los niños quienes superen a las
niñas de su edad. La siguiente tabla recoge los valores aproximados de peso y estatura en la segunda
infancia.
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Crecimiento físico de 6 a 12 años
Estatura en centímetros Peso en kilogramos
Edad Niños Niñas Niños Niñas
6 120 118 23.6 22.1
7 125.2 125.7 25.5 25.6
8 130.3 130.5 29 28.1
9 137.1 138.4 32.2 34
10 141.4 143.7 37.2 40.4
11 149.3 151.3 44.1 47.3
Durante la edad escolar, la estructura del cerebro sufre una serie de cambios que
incrementan la velocidad y eficiencia del funcionamiento del cerebro. Estos cambios físicos en la
estructura cerebral posibilitan los avances cognitivos propios de la etapa de Educación Primaria, que
se abordarán en el tema correspondiente. Para comprender los cambios estructurales del cerebro,
es necesario diferenciar entre dos componentes, ambos imprescindibles para un adecuado
funcionamiento del cerebro: materia gris y materia blanca.
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proceso de poda sináptica, es decir, la desaparición progresiva de las conexiones neuronales que no
son necesarias.
Por último, durante la etapa escolar se producen cambios en el grosor de la corteza cerebral.
En los lóbulos temporales y frontales la corteza tiende a engrosarse, mientras que se produce un
adelgazamiento de la misma en los lóbulos parietales.
Tanto el aumento de talla y peso como el desarrollo cerebral vienen determinados, en gran
parte, por la genética. Sin embargo, como ocurría en etapas anteriores, cabe destacar dos factores
ambientales que influyen decisivamente en un correcto crecimiento fisiológico y desarrollo
cerebral: la nutrición y los patrones de sueño.
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carbohidratos complejos. La pirámide alimenticia puede ser una buena guía nutricional tanto para
el docente y las familias como para el propio niño.
Sin embargo, una nutrición adecuada no basta para un crecimiento sano, sino que es
necesario combinarla con niveles apropiados de ejercicio físico. Los déficits en cualquiera de ambos
aspectos pueden ocasionar obesidad, siendo esta una de las principales alteraciones del
crecimiento fisiológico durante la etapa de Ed. Primaria.
La obesidad infantil entre los 6 y los 12 años se define como un índice de masa corporal por
encima del percentil 95. Si bien la obesidad infantil tiene un componente genético, las causas de su
prevalencia en edad escolar han de buscarse más allá de la herencia. Entre ellas podemos señalar:
el exceso de alimentos inadecuados, debido principalmente a la facilidad de acceso a los mismos (se
trata de alimentos económicos y abundantes); la inactividad o falta de ejercicio físico, reflejada en
una disminución considerable, en los últimos 25 años, de los deportes y el juego al aire libre; y las
políticas sociales, que regulan la publicidad alimenticia, la calidad de las comidas escolares y los
recursos para favorecer la actividad física (parques, carril bici, etc.).
Las consecuencias de la obesidad infantil en la etapa de Ed. Primaria pueden ser devastadoras
para el niño/a. A nivel físico, la obesidad se asocia a problemas de salud relacionados con
hipertensión, niveles elevados de colesterol e insulina, enfermedades cardiacas, diabetes,
problemas ortopédicos, etc. A nivel socio-emocional, la obesidad se relaciona con bajos niveles de
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autoestima, estados depresivos, problemas de conducta y aislamiento social. Además, de forma
general, la obesidad puede provocar una caída del rendimiento académico y una disminución de la
esperanza de vida de entre 2 y 5 años. Por estas razones, es labor del docente de primaria, en
colaboración con la familia y el pediatra, implementar programas de prevención de la obesidad
infantil centrados en la transmisión de estilos de vida saludables.
Los despertares, en el caso de producirse, ocurren sobre todo durante la fase de sueño
profundo (sin movimientos oculares rápidos).
La duración de los despertares aumenta a medida que aumenta la profundidad del
sueño.
El sueño es estable y se parece cada vez más al de un adulto, aunque aún son necesarias
más horas de sueño que en la edad adulta.
La siesta ya no es necesaria, con lo que su presencia frecuente durante el día debe alertar
de la existencia de algún proceso patológico.
Durante el sueño MOR, el niño mantiene niveles de alerta y vigilancia superiores a los de
otras edades.
La alteración de este patrón normalizado puede indicar la presencia de trastornos del sueño.
Dichos trastornos pueden producirse como resultado de una patología previa del niño o de factores
externos, aunque a veces también ocurren sin que exista una causa aparente. Algunos de los más
comunes durante la etapa de Ed. Primaria son:
El insomnio, definido como la dificultad para conciliar el sueño o mantenerlo. Los niños
que padecen insomnio suelen tardar mucho tiempo en dormirse, se despiertan con
frecuencia durante la noche y se despiertan muy temprano al amanecer, siendo
incapaces de volver a dormirse.
La hipersomnia o narcolepsia, referida a una excesiva somnolencia diurna y ataques
repentinos de sueño.
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La parasomnia o interrupción anormal del sueño. En ocasiones, conllevan un despertar
agitado, aunque lo más frecuente es que el niño permanezca dormido y manifieste
comportamientos que, de forma natural, no deberían estar presentes durante el sueño
(ej. caminar, sentarse en la cama con los ojos abiertos y la mirada perdida, convulsionar,
enuresis, etc.).
La apnea del sueño, caracterizada porque la respiración se interrumpe bruscamente
mientras el niño duerme o se vuelve muy lenta y superficial, insuficiente para satisfacer
las necesidades del cuerpo.
Los trastornos de movimiento durante el sueño, referidos a movimientos involuntarios
que se mantienen durante un largo período de tiempo mientras el niño duerme (ej.
síndrome de piernas inquietas, calambres, bruxismo, etc.).
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refleja algunas conductas propias de los niños de Ed. Primaria y referidas al desarrollo de la
motricidad gruesa.
9-10 años -Los niños son capaces de correr unos 5m. por segundo
-Pueden lanzar una pelota pequeña a una distancia de unos 20 metros
10-11 años - Las niñas son capaces de correr unos 5m. por segundo
- Atrapan con facilidad pelotas lanzadas desde una cierta distancia
11-12 años -Los niños pueden realizar saltos de longitud sin impulso de 1.5m. En el caso de las
niñas, la longitud es de 1.30m.
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Infantil, cuando el niño es capaz de reconocer y representar todas las letras, estas se irán
consolidando en los primeros años de Ed. Primaria. Así pues, es labor del docente de primaria
fomentar actitudes positivas hacia la escritura y proporcionar materiales y actividades que
aumenten el interés del niño/a por el aprendizaje de esta habilidad.
La escritura en la etapa de Ed. Primaria, especialmente en torno a los 8-9 años, se caracteriza
porque el niño ya ha alcanzado un nivel de madurez similar al adulto en diversos aspectos que
influyen sobre la grafomotricidad: coordinación viso-manual a la hora de realizar movimientos finos
y precisos, comprensión del lenguaje oral y escrito, percepción, discriminación auditiva y visual y
orientación espacio-temporal (ritmo, dirección, etc.).
Mientras que en la etapa de Ed. Infantil las alteraciones de la escritura eran normales, puesto
que esta se encontraba en período de desarrollo, en la etapa de Ed. Primaria deben hacer sospechar
al maestro de la presencia de trastornos de mayor envergadura. Algunos signos motrices visibles en
la escritura que pueden ser reflejo de alteraciones más graves son: confusión de direcciones en el
trazo de las letras; trazos de mala calidad e inseguros, que provocan deformaciones en las letras;
márgenes irregulares; líneas torcidas; ilegibilidad de la escritura; o tachones frecuentes.
La asignatura de Educación Física abarca dos dimensiones. Por un lado, la educación motriz
propiamente dicha, que comprende el conjunto de actividades destinadas a garantizar la
adquisición de aprendizajes básicos en el ámbito motor. Una segunda dimensión se refiere a la
educación psicomotriz, referida al aprovechamiento de las actividades de movimiento para
favorecer la adquisición de otros conceptos y aprendizajes escolares. En base a estas dos
dimensiones, podemos señalar tres objetivos básicos de la Educación Física en la etapa de Educación
Primaria:
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Mejorar los aspectos bio-motores del comportamiento, en particular las funciones
cardiorespiratorias y musculares.
Mejorar la coordinación motriz en las diferentes actividades de locomoción, equilibrio,
manipulación, lanzamiento y recepción de objetos.
Favorecer la adquisición y consolidación de diversos aprendizajes escolares a través del
movimiento.
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