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Es común hallar problemas de vías respiratorias en quienes van a someterse a cirugía que
involucra la columna torácica superior o cervical; por ende, la evaluación de las vías respiratorias
debe centrarse en movilidad restringida del cuello, estabilidad de la columna cervical y
exacerbación de síntomas con el movimiento o la posición. La evaluación clínica y radiográfica de
la estabilidad de la columna cervical debe comentarse con el cirujano antes de la intervención en
el cuello. La decisión de asegurar las vías respiratorias con el paciente despierto o dormido, o con
dispositivos avanzados para dichas estructuras, debe tomarse antes de la cirugía.
Depende del nivel de la intervención y de la vía de acceso, se puede variar la posición entre supina,
lateral y prona. Los objetivos generales de la colocación del paciente son: 1) ubicar almohadillas
según sea necesario para proteger nervios periféricos, prominencias óseas y ojos; 2) evitar el
desplazamiento de fracturas inestables durante la operación, y 3) asegurar presiones venosas
bajas, para minimizar la pérdida de sangre en el sitio quirúrgico. Las presiones venosas bajas
pueden lograrse al mantener el abdomen libre en posición de Trendelenburg inversa.
El sangrado aproximado es de 200 a 500 ml. Casi toda la pérdida de sangre durante la
instrumentación y fusión ocurre con la decorticación y es proporcional al número de niveles
vertebrales involucrados. Los pacientes pueden presentar coagulopatía durante el perioperatorio
causada por fibrinólisis o dilución de factores de la coagulación y/o plaquetas. Los mecanismos
detallados de la coagulopatía y la función de las pruebas de factor durante cirugía de la columna
vertebral se encuentran poco definidos; sin embargo, parece que una desviación importante
desde la basal del tiempo de protrombina o del tiempo de tromboplastina parcial activada es
predictiva de sangrado y puede usarse para guiar la terapia de transfusión.
Los efectos secundarios de los opioides pueden incluir depresión respiratoria, sedación e íleo
gastrointestinal. Estas preocupaciones se amplifican después de cirugía mayor de la columna
vertebral, cuando la respiración puede estar alterada. El estado neurológico se debe vigilar de
manera estrecha. La dismotilidad del intestino es común. La infiltración de la herida con anestésico
local y la inyección de morfina por vía intratecal se asocian con grados de dolor mejorados y
efectos secundarios menores durante el periodo postoperatorio temprano. La analgesia
multimodal ya es el estándar para el alivio del dolor postoperatorio, y puede ser útil después de
cirugía de la columna vertebral. La adición de analgésicos no opioides, entre ellos antiinflamatorios
no esteroideos, corticoesteroides, paracetamol o medicamentos anticonvulsivantes para aliviar el
dolor, puede reducir el uso de opioide, mejorar la analgesia y disminuir los efectos secundarios
relacionados con
opioide. Es necesario consultar al equipo quirúrgico antes del uso de fármacos antiinflamatorios
no
esteroideos, porque pueden causar retraso de la consolidación ósea después de fusión de la
columna vertebral.
Tras la entubación se puede producir de forma inmediata una obstrucción de la vía aérea superior
secundaria a una oclusión con tejidos blandos o a la lesión del nervio laríngeo superior. Una
maniobra útil para comprobar la permeabilidad de la vía aérea es desinflar el balón del TET y
determinar si el paciente es capaz de respirar alrededor del TET igual que a través de él.
Se pueden presentar otras complicaciones como neumotórax a tensión, hematoma.