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MODELOS DE

INTERVENCION
EL MODELO CLÍNICO O MODELO DEL COUNSELING

El propulsor de este modelo


fue Carl Rogers, (1942) indicó
que el foco de atención del
asesoramiento se debe
centrar en la persona y no en
el problema.
En que consiste:

1)No consiste en hacer algo al individuo, sino en una


tarea de liberación, para que la persona crezca y se
desarrolle. Tal como señala Barreto et. al. (1997)no es
hacer algo a alguien sino algo con alguien.

2) Concede más importancia a los elementos


emocionales que a los intelectuales.

3) Da más importancia a la situación presente que a la


pasada.

4) Se destaca, por primera vez, que la relación


terapéutica es en sí misma una experiencia de
crecimiento.
Los principios fundamentales del modelo son:

• El autoconocimiento (el sujeto puede comprender sus problemas).

• La autodirección (el sujeto puede resolver sus problemas).

• Dependencia (el sujeto con problemas descarga sobre otros su responsabilidad).

La actitud del orientador


en la relación de ayuda o
intervención debe ser
congruente, respetuosa
y empática.
MODELO CONSULTA

La relación en la consulta es
tríadica: Orientador, profesor,
alumno.
Aunque el consultor no entra
normalmente en contacto
directo con el interesado, si que
controla y supervisa el proceso
de la consulta
Patouillet (1957), considerado precursor de la consulta en el ámbito educativo,
propugna que la consulta debe ser llevada a cabo por un profesional de la orientación
capaz de conseguir la colaboración entre todas las personas responsables del desarrollo
académico y personal del alumnado.

directa

Grupal -
INTERVENCIÓN individual

Interna y
proactiva

El orientador proporciona ayuda (información, recursos,etc)


a quién ha realizado la consulta para que intervenga
directamente sobre quién necesita la ayuda.
Sanz Oro (2001) en Hervás Avilés (2006) concreta las fases de la consulta en cuatro
momentos:

1.Fase de entrada: cuyo objeto es realizar el


diagnóstico, iniciar una relación de
colaboración y evaluar los esfuerzo que hay que
realizar.

Es importante el establecimiento de una


relación simétrica y no jerárquica entre
consultor y consultante, utilizando habilidades
como empatía, autenticidad y respeto.
Fase de diagnóstico: Supone la obtención de datos y en esta fase hay que definir el
problema y los factores relacionados con el mismo.

La relación entre consultor y consultante es de


colaboración en la tarea de obtener: la mayor
comprensividad y significado de los datos, una
claridad conceptual del problema, la
adecuación de las metas establecidas y la
efectividad de las intervenciones.

Las habilidades requeridas en este momento se


relacionan con la empatía, el
autodescubrimiento, la confrontación y la
inmediatez.
Fase de ejecución: en ésta se lleva a cabo el
plan establecido en las fases anteriores,
desarrollando mecanismos de
autorregulación y planificación relacionados
con: cómo, cuándo, dónde y qué resultados
esperamos obtener.

Fase de salida: en la que le consultor y


consultante deben evaluar los efectos
globales del proceso de consulta, y reducir
paulatinamente la relación triádica hasta
finalizarla, aunque manteniendo una
relación cordial que propicie nuevas
consultas futuras.
Martínez Clares (2002), por su parte,
propone cinco momentos que se producen
en el modelo de consulta, que coinciden
fundamentalmente con los presentados por
Sanz Oro, excepto en el último punto en el
que indica que, en ocasiones es necesaria
una intervención directa del consultor con el
cliente para acciones concretas y
especializadas.

La principal diferencia respecto a los otros modelos es que se trata


de un modelo en el que el orientador no interactúa directamente
con el cliente o usuario, sino que interviene o da pautas a un
mediador.
EL MODELO DE PROGRAMAS

Se entiende por programa «toda actividad preventiva, evolutiva,


educativa o remedial que, teóricamente fundamentada, planificada
de modo sistemático y aplicada por un conjunto de profesionales de
modo colaborativo, pretende lograr determinados objetivos en
respuesta a las necesidades detectadas en un grupo dentro de un
contexto educativo, comunitario, familiar o empresarial» (Repetto,
2002)
Todo programa, por tanto, implica una actividad
planificada, la cual debe encontrar su
fundamento en las teorías previamente
desarrolladas.

Además, la aplicación del programa supone una


actuación común, colaborativa y abierta a
diversos contextos, donde la finalidad es dar
respuesta a unas necesidades previamente
detectadas.
ELEMENTOS IMPRESCINDIBLES EN TODO PROGRAMA:

-Ha de basarse en la identificación de unas


necesidades.

-Ha de dirigirse al logro de unos objetivos para cubrir


las necesidades detectadas.

-La actividad se ha de planificarse previamente.

- La actividad ha de ser evaluada.


El modelo de programas sigue en su desarrollo un
proceso que contempla las siguientes fases:
1. Análisis del contexto para detectar necesidades.
2. Formulación de objetivos.
3. Planificar actividades.
4. Aplicar las Actividades.
5. Evaluar el programa.

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