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1) Industrialización de Francia

Introducción

El proceso de desarrollo industrial francés se caracterizo por una convivencia o


coexistencia entre un sistema de producción protoindustrial y otro industrial . Los
principales debates se daban entre y un sistema arcaico o moderno, en coexistencia,
hablando mas bien de un sistema de producción dual . Este término aplicado
generalmente a países en vía de desarrollo sirve para describir las deficiencias en el
sistema productivo de estos. En cambio en Francia mostraba como la industria había
adquirido mayor coherencia a causa de múltiples vinculaciones que unían a los dos
“grupos” constitutivos. Mas allá de estas discusiones, la industria francesa fue una de
las mas importantes del siglo XIX y aseguró la nación un peso económico importante, y
le permitió un crecimiento a un nivel desconocido hasta entonces 

Causas de fondo del dualismo

Como primera causa de fondo, tenemos la distribución demográfico-poblacional de


Francia, determinada en buena parte por la revolución francesa. A diferencia de Gran
Bretaña, donde el Enclosure Movement terminó con el sistema rural comunitario, y
concentró la propiedad de las tierras, en Francia, la revolución atacó seriamente el
poderío terrateniente en el campo, y permitió la existencia de varios grupos campesinos
con propiedades pequeñas de tierra, que sirvieron de base para la formación de
numerosas -pero pequeñas- aglomeraciones rurales de población.

En segundo lugar, Francia carecía de comercio de ultramar al nivel de Inglaterra u otras


economías Industriales, y por ende de una flota ultramarina, que, en conjunto, pudieran
servir como destinos de producción. (Tanto de materiales para barcos como bienes de
consumo y otros materiales a exportar)

Vemos a estos dos factores como grandes barreras para la creación de centros fabriles
de mayor tamaño, a mayor escala, y para la producción destinada al consumo masivo
urbano. Por ende, resultó mas apropiado un sistema de producción articulado en varias
unidades dispersas de pequeño tamaño y escasa cantidad de mano de obra,
principalmente rural y artesana, en oposición a grandes centros productivos urbanos
concentradores de mano de obra, característicos del proceso de industrialización de
Inglaterra, y de varias otras naciones industriales del Siglo XIX.

Dualismo en el Siglo XIX: mano de obra, empresarios y heterogeneidad fabril.

La industria francesa de ese siglo fue en principio movilizadora de trabajadores: (en un


sentido no político) su principal recurso fue la explotación de los “yacimientos de mano
de obra” rural, abundantes, disponibles y por tanto baratos hasta las últimas décadas del
siglo XIX. Se destaca aquí la oposición de dos tipos de producción: la producción
dispersa a domicilio y por contratación de artesanos, por un lado; y la fabrica
tradicional, por el otro. El primer tipo se caracterizó por la contratación de artesanos,
generalmente a domicilio, de forma coordinada, pero dispersa, para producir un
determinado artículo. Generalmente se dio en zonas rurales. Por otro lado, el segundo
tipo consistió en fábricas orientadas a producción a mayor escala, que consistieron en
meras agrupaciones de artesanos en un lugar, contratados y controlados por un capataz,
y, en menor medida, en industrias “modernas” al estilo inglés. Ambos tipos permitían
asegurar la producción tanto en pequeña como gran escala, respectivamente.

El sistema de producción dispersa y a domicilio resultó beneficioso para los empresarios


industriales ya que la mano de obra se hallaba en grandes cantidades, era calificada en
su producción, pues varios de estos trabajadores eran artesanos, era menos exigente en
cuanto a los salarios, y tanto su elevado número como su ausencia de organización
facilitaban por sobre todo el despido fácil a conveniencia del empresariado, quienes
frente a esta situación gozaban de grandes márgenes de ganancia. Pero a su vez, el
sistema a domicilio era también preferible por el artesanado, ya que a diferencia de en
Gran Bretaña, éste no tenían que atenerse a horarios impuestos ni jornadas de doce
horas o más, alterando su ritmo de trabajo y de vida. Lo mismo se aplica a la producción
fabril protoindustrial, donde trabajaban artesanos en conjunto y no obreros con
máquinas, ya que los artesanos aquí no veían perdida en su autonomía, y los
empresarios no tenían que adoptar nuevas formas de organización del trabajo,
desconocidas para ellos, y posiblemente riesgosas en términos de resultados
productivos.

La industria de tipo moderno y fabril se caracterizaba por tener diversos niveles de


tecnificación en sus rubros. Se destaca la predominancia del motor hidráulico por sobre
tecnologías más avanzadas como la máquina a vapor como proveedores de energía
inanimada, como evidencia de no solo la diversidad en cuanto a la escala sino también
al nivel de tecnificación o de tecnologías empleadas en cada caso. Estas diferencias son
clara evidencia de que los empresarios franceses no tenían la necesidad de correr riesgos
de inversión que consideraban innecesarios para alcanzar un mayor nivel de
tecnificación que no les hubiese reportado beneficios significativamente mayores.
Además, al no tener costos fijos de producción y poder variar fácilmente la cantidad de
mano de obra a disposición, tenían la capacidad de adaptarse fácilmente a las
fluctuaciones de la demanda, y no necesitaban producir a gran escala para obtener
mayor beneficio individual por unidad. (como sucede en una empresa que produce con
sustanciales costos fijos)

En resumen, la primera fase del capitalismo industrial francés del siglo XIX no se
caracterizó por la introducción masiva de técnicas nuevas e innovaciones tecnológicas,
si no por la movilización, utilización y reorganización sistemática de la mano de obra,
es decir, de las distintas fuerzas de trabajo disponibles: artesanos tradicionales,
poblaciones rurales, grupos populares urbanos.

Hasta finales del siglo XIX, el crecimiento económico francés fue muy destacable y se
caracterizó por una taza anual de cerca del 2,5%. Aunque este crecimiento era
considerable, era menor al de países como Estados Unidos, Gran Bretaña o Alemania,
aunque el crecimiento per capita al nivel poblacional fue equivalente a la de estos
países. Es aquí donde se puede volver hablar de dualismo, ya que esta idea podía ser
víctima de críticas frente a la industrialización moderna. En pocas palabras, basada en
este doble sistema, Francia creció a un ritmo tal que eliminó dudas sobre la eficacia de
este modelo.

 
Crisis y del dualismo y reestructuración

Hacia las ultimas decadas del siglos XIX el sistema dualista francés entro en una
desaceleración y crisis que reestructuraría el sistema productivo de dicho país.

Cayez señala dos principales causas para este fenómeno:

-Crisis de precios generales

-Agotamiento de las reservas de mano de obra para la producción protoindustrial.

La crisis de precios llegó como consecuencia de la apertura económica y libre


circulación de producción tanto primaria como secundaria que caracterizó al siglo XIX.
La combinación de la entrada de productos primarios baratos de colonias y regiones de
ultra mar, que competían con los franceses, y la sucesión de problemas agrícolas
exógenos al sistema (como pueden ser plagas y malas cosechas), junto con la entrada de
manufacturas de otras naciones industrializadas, más baratas que las de Francia,
ocasionaron un descenso general de los precios en ambos sectores. En el ámbito de la
producción secundaria, los empresarios franceses se encontraron ante la necesidad de
reducir sus precios para poder competir con las manufacturas extranjeras.

El agotamiento de las reservas de mano de obra llegó en el punto en el que no solo la


demanda de nuevos trabajadores sobrepasaba el crecimiento demográfico, si no que
además, luego de varios años de contratación, se llegó un punto en el cual escaseaban la
cantidad de desempleados que podrían suplir a empleados despedidos de la industria.
(recordar la mención del despido fácil en beneficio del empresariado) Como
consecuencia de un crecimiento sostenido de la demanda laboral, pero un estancamiento
en la oferta de trabajadores, se dio un consecuente aumento en los salarios, es decir, el
precio de la fuerza laboral de esta misma mano de obra.

En definitiva, el empresariado francés protoindustrial se encontró frente a una situación


adversa de mayores costos (pues no tenía prácticamente costos fijos) y menos ingresos
por la necesidad de reducir los precios de sus productos, y, en resumen, vio reducido su
beneficio final. Como consecuencia de esta situación, el empresariado se vio obligado a
tomar riesgos de inversión en máquinas y tecnología superior que les permitiera
alcanzar una mayor productividad y desligarse de la necesidad de más mano de obra
para más producción, pues el precio de ésta había aumentado significativamente. Ante
la falta ahora de mano de obra en los sectores de producción moderna, y la falta de
mano de obra desocupada general, el traspaso se dio mediante la diferencia de salarios,
siendo estos mayores en el sector fabril.

Etapa Post Crisis

Como consecuencia de esta crisis y los motivos antes mencionados, comenzó un ritmo
de inversión en maquinaria y técnicas de producción nunca antes visto en la historia
francesa. Esto queda evidenciado en el incremento del 153% de caballos de vapor entre
los años 1880 y 1906 -y el hecho de que éstos fueran destinados primeramente a la
industria y no al transporte en forma de ferrocarril- en el derrumbe de varios núcleos
protoindustriales, la continuación de la ausencia del desempleo en los niveles anteriores
a la crisis, el considerable aumento de la inversión.

A partir de este punto surgieron nuevos rubros industriales basados en avances


tecnológicos recientes o utilización más eficiente de inventos antiguos. Ejemplos de esto
son la construcción de automóviles, la producción de energía hidroeléctrica, la
metalurgia y la química, varios de estos siendo elementos insignia de la segunda
revolución industrial. La recuperación de la crisis puede situarse en los primeros años de
la década de 1910 aunque habían claros síntomas económicos que la anunciaban desde
hace ya veinte años. Fue en este periodo en el cual la industria francesa aumento sus
tasas de crecimiento y fue justamente en la década de 1910 cuando este crecimiento se
propago a toda la industria. Este nuevo despegue le otorgó importancia a la actividad
industrial dentro de la balanza de pagos de Francia, ayudando a equilibrarla.

Aún así, la recuperación de fines del Siglo XIX y principios del XX la puso más cerca
del nivel de las otras economías industriales, puesto que todavía Francia se encontraba
en un pequeño retraso relativo, con un promedio de empresas más pequeñas y sistemas
de dirección más anticuados. Además, para comienzos del Siglo XX, la mitad de los
franceses vivía en pequeños pueblos rurales. La ausencia de un mercado urbano
definido y a gran escala dificultaba las tentativas industriales al nivel británico o
estadounidense. También la falta de integración productiva comercial era una barrera
para la producción, al mismo tiempo que la integración de los países antes mencionados
dificultaban la entrada de productos franceses en el período de preguerra.

Finalmente y con respecto a los sistemas de direcciones empresariales, comenzó, ante la


necesidad de mayores niveles de cualificación en la dirección, un proceso de creación
de escuelas de técnicos e ingenieros asalariados para la industria, pero dicho puntapié de
todas maneras no fue suficiente para alterar, al menos hasta el comienzo de la gran
guerra, el hecho que importara más el nacimiento y la familia que la formación
académica y técnica para acceder a responsabilidades patronales.

Conclusión

Como conclusión sobre la industrialización francesa, luego de lo escrito en este trabajo,


podemos decir que el dualismo fue un método de producción y modelo de acumulación
de capital arcaico para la época, relativamente menos efectivo que el avance productivo
“moderno” inglés. Pero, como mostraron varios indicadores económicos, proporcionó
un crecimiento sostenido a lo largo de varios años, en algunos casos al mismo nivel que
las demás economías industriales. No creemos que pueda ser considerado como un
mero exponente de atraso y de deficiencia, si no de adaptación. El dualismo fue a pesar
de todo un eficaz método de entrada en la Europa industrial, adaptado a la situación
francesa social, económica y demográfica del momento, que sirvió de base para
estándares de menor desempleo y mejores salarios que caracterizaron al período de la
reestructuración francesa.

 
2) Industrialización de Alemania y Estados Unidos

a) Alemania

Alemania a diferencia del resto de los países de Europa, comenzó su industrialización


tardíamente, para ser más exacto en la década de 1840.

Esto fue debido a que a comienzos del siglo existían varios conflictos institucionales,
como la fragmentación política del territorio, que impedía la formación de un mercado
interior unificado por una gran cantidad de barreras aduaneras, diferentes monedas y la
existencia de monopolios comerciales. Sin embargo, y a pesar de que dicha
fragmentación no se solucionó hasta 1871, ya en 1834 la unión
aduanera Zollverein posibilitó la conformación del mercado interno.

A su vez, Alemania tenía que superar la barrera que significaba la presencia de rasgos
feudales y servidumbre en sus áreas rurales, los cuáles limitaban la movilidad social y
geográfica y, asimismo, perjudicaban la iniciativa individual y restringían la demanda
interna no permitiendo al mercado interno crecer.

Sin embargo, no sólo había impedimentos sino también algunas condiciones ventajosas,
como por ejemplo la disponibilidad de recursos naturales, una importante tradición en la
industria artesanal y doméstica, y uno de los más desarrollados sistemas educativos.

A pesar de las diferencias que había entre Alemania y el resto de las naciones
industrializadas, una similitud fue la marcada diferencia regional, donde la región
occidental fue la zona industrializada; y la oriental, la rural. Estas dos zonas se lograron
complementar con el paso del tiempo y el afianzamiento de la industrialización. La zona
oriental proveía tanto de materias primas como de mano de obra a la zona industrial,
mientras esta le vendía manufacturas. Igualmente, para lograr un equilibrio en la
balanza comercial, la producción agraria no sólo proveía a la región industrial sino
también al mercado externo.

La industrialización alemana se vio fuertemente influenciada e impulsada por el modelo


de industrialización inglesa; ya que la competencia de los productos ingleses promovió
a la industria alemana. A su vez, esta consistía en los mismos ramos que la inglesa, con
la gran diferencia que sus principales industrias fueron, en vez de la textil, la siderurgia,
la química y la de bienes de capital.

Con respecto al éxito de la industrialización, hay varios factores a destacar: En primer


lugar, el ya mencionado sistema educativo que poseía un elevado nivel de desarrollo
que permitió eliminar el sistema de aprendizaje en el trabajo y estuvo a la altura de la
creciente complejidad tecnológica. En segundo lugar, el rol del estado. No solo
conformó el Zollverein sino también liberalizó la estructura económica y social,
modernizó el sistema de comunicaciones, y por último adoptó una política
proteccionista en la industria y agricultura; esto permitió la expansión de las
exportaciones industriales. En tercer lugar, el sistema bancario. Este ayudó a financiar
las actividades industriales y más tarde pasaron a ser accionistas de las grandes
empresas participando de su dirección. En último lugar, las grandes empresas. Estas
dominaron la actividad industrial, controlando, a través de la expansión y la integración
vertical, las diversas fases de la producción.
 

b) Estados Unidos

Los principales factores que favorecieron a la industrialización estadounidense fueron


dos. Primero, la disponibilidad de recursos naturales. Y segundo, el inmenso mercado
interno, provocado por el impresionante crecimiento demográfico y a la inmigración
masiva. A su vez, ambos fueron respaldados por un constante proceso de innovación
tecnológica y organizativa.

Antes, la economía norteamericana se basaba en la agricultura, siendo la producción


industrial considerablemente reducida. Sin embargo, con la independencia, Estados
Unidos se liberó del mercantilismo inglés y construyó la estabilidad política
fundamental para el desarrollo del comercio.

A pesar de ciertas dificultades, como el esparcimiento del mercado interno, la


complejidad de las comunicaciones y la escasez de la mano de obra, además del alto
costo de la misma, la producción industrial creció entre 1780 y 1820, pero se aceleró
hasta 1860, donde la industria textil lideraba, ayudado por la construcción de los
ferrocarriles en 1830, y luego a partir de 1840, la producción se basó en los bienes de
consumo (algodón, calzado, cuero, hierro y maquinarias). Por último, de 1860 hasta la
primera Guerra Mundial, Estados Unidos se consolidó como un país industrial, ya que
la industria aumentó considerablemente, a expensas de la agricultura, y el aceleramiento
de la urbanización, junto con el crecimiento del mercado interno, ya convertido en un
mercado de masas, a causa del increíble aumento de la población, la extensión de las
vías ferroviarias y el uso del telégrafo. Ya para este período, el liderazgo industrial pasó
a manos de los bienes de capital, al igual que en Alemania. En contrapartida con los
países de Europa, la industrialización norteamericana se basó casi exclusivamente en el
mercado interno, ya que, sumado a la cantidad de consumidores, la capacidad de
demanda y en la integración hacían muy rica la comercialización interna. A su vez, esto
fue apoyado por el rol del Estado, a través de una política de aranceles a las
importaciones, provocando tendencias aislacionistas.

Como dijimos anteriormente, el constante proceso de innovación tecnológica y


organizativa, fue importante a la hora del desarrollo industrial y de la mejora en la
economía. A diferencia de los países europeos, la mano de obro era muy cara, debido en
un principio a la escasez de población y más tarde a la frontera móvil hacia el oeste y a
los extensos territorios a colonizar. Como en Alemania, los descubrimientos ingleses
fueron influencias importantes para el desarrollo, pero entre 1820 y 1830, Estados
Unidos comenzó a desarrollar nuevas técnicas, o combinar algunas ya existentes.

Sin embargo, dichos desarrollos no fueron los únicos que aportaron a la competitividad
de la industria estadounidense, sino también la innovación organizativa, a través de
métodos de gestión empresarial y de la organización del trabajo, aumentando así la
eficiencia y el aumento del beneficio con la disminución de los costos.

Al mismo tiempo, había diferentes regiones en el territorio norteamericano. Por un lado


el Nordeste, donde se llevó a cabo la industrialización. Mientras que las zonas del Sur y
el Oeste, se dedicaban principalmente a la agricultura, abasteciendo a las industrias y a
las poblaciones del Nordeste y fueron mercados de consumo para la industria del Norte.

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