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Los conflictos de principios

Introducción

En este módulo se tratan dos temas muy importantes que tienen grandes connotaciones
tanto teóricas como prácticas. Por un lado, se abordarán los conflictos normativos y sus
técnicas de resolución con la herramienta de la ponderación de principios, que se
desarrollará en las primeras dos lecturas. Por otro lado, se abordará el razonamiento
probatorio y los métodos para la reducción de la indeterminación a la hora de la toma de
decisiones sobre la premisa fáctica. 

Ambas temáticas generales son las que más atención adquieren en el mundo de la teoría
del derecho actual. La primera, por la paulatina constitucionalización del derecho
infraconstitucional que se ha producido en los últimos años, así como por los desafíos que
supone el neoconstitucionalismo y las objeciones provenientes de un sector importante de
estudiosos que comienzan a ver en el activismo judicial un peligro para la forma de
gobierno democrática. Independientemente de estos posicionamientos, la capacidad de
ponderar adecuadamente los casos de conflicto de principios es una habilidad necesaria
en todos los ámbitos de la argumentación jurídica, de modo que sirve no solo en la tarea
de la producción normativa, sino también en la aplicación del derecho y la doctrina. 

Por otro lado, la indeterminación de la premisa fáctica, que no había sido un eje
interesante de estudio, en los últimos años ha concitado una extraordinaria atención en el
mundo jusfilosófico hispano-americano, y comienza a reflejarse en propuestas de reforma
procesal. Al nivel del desarrollo de competencias para los profesionales, el adecuado
manejo de las inferencias probatorias es central para la argumentación de los casos en el
ámbito de la aplicación del derecho.

1. Los conflictos de principios

Como se estudió con anterioridad, a los problemas a los que aducen los sistemas
normativos (contradicción, lagunas normativas y redundancia, cuyas posibles soluciones
ya fueron analizadas) cabe agregarles una posibilidad que presenta grandes desafíos para
los operadores del derecho: los conflictos normativos. En esta parte del trabajo, se
tratarán dos temas principales: por un lado, los conflictos normativos en esta lectura, y por
otro, las diferentes técnicas de ponderación en las lecturas siguientes.
Situación problemática
Las reglas y los principios. Distinción

A lo largo de las lecturas anteriores, se han ido moldeando las ideas de


reglas jurídicas y principios jurídicos. Aquí nos limitaremos a diferenciarlas
desde el punto de vista práctico, ya que interesa en esta parte. De esta
forma, cuando hablamos de regla jurídica nos referimos a aquel enunciado
jurídico que tiene un antecedente como presupuesto y un consecuente como
resultado. Tomando como ejemplo nuestro Código Penal, el artículo 79
indica: “Se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al que
[1]
matare a otro siempre que en este código no se estableciere otra pena” .
Como se desprende de este enunciado, el presupuesto fáctico está dado por
la acción (tomada en sentido amplio) de matar a otro, y la consecuencia, que
está dada por la prisión de 8 a 25 años.

Por su parte, los principios tienen una composición distinta a la de las reglas.
Sin entrar en discusiones que de manera tentativa serán abordadas en los
próximos puntos, los principios son “un estándar que ha de ser observado, no
porque favorezcan o aseguren una situación económica, política o social que
se considera deseable, sino porque es una exigencia de justicia, la equidad o
alguna otra dimensión de la moralidad” (Dworkin, 1989, p. 72).

Un ejemplo de principios jurídicos está dado por el artículo 16 de la


Constitución Nacional, que prescribe:

[1]
Art. 79, Ley 11179. (1921). Código Penal de la Nación Argentina [T. O. en 1984]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/texact.htm#15

La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de


nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza.
Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los
empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base
[2]
del impuesto y de las cargas públicas .

[2]
Art. 16, Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

Este artículo está direccionado como el principio de igualdad entre iguales. 

La intención es mostrar algo concretamente distinto entre las reglas y los principios. Las
primeras tienen un antecedente (situación fáctica reglada) y un consecuente
(consecuencia jurídica, sanción) y determinan que algo es obligatorio, prohibido o
permitido. En cambio, los principios no tienen una aplicación clara, determinada,
circunstancialmente visible, sino que determinan un estado deseable, por ejemplo, la
igualdad, la equidad, la defensa en juicio, la inviolabilidad de la propiedad privada o la
autonomía de la voluntad. 

Así planteada la cuestión, podríamos imaginar pocas complicaciones: se podría sostener


que una regla es algo que determina qué se puede o no hacer y, en su caso, cuál es la
consecuencia jurídica para determinada situación fáctica; mientras que los principios
serían aquellos estándares deseables, aquellos valores que moldean las diferentes
situaciones. Sin embargo, la cuestión se complica, y mucho, cuando encontramos casos
donde los principios y las reglas no coinciden en un caso en particular, lo que comúnmente
se llama casos difíciles, porque la aplicación de una regla predispuesta, válida y con una
zona de aplicación concreta determina la injusticia en el caso concreto. 

De esta manera, en los próximos puntos se analizarán dos cuestiones claras para el
entendimiento de los sistemas jurídicos: la idea de un sistema jurídico compuesto solo por
las reglas y sus consecuencias, por un lado, y la idea de un sistema jurídico compuesto
solo por principios y, por ende, sus consecuencias. Ello servirá para luego arribar a la
realidad que existe como consecuencia de la convivencia entre las reglas y los principios
dentro del ordenamiento jurídico. 
2. Sistemas antagónicos

Bayón Mohíno (1996) hace un buen análisis en lo relativo a la composición de sistemas


jurídicos solo por reglas y destaca sus ventajas y desventajas. De esta manera, aludiendo
a un sistema jurídico compuesto solo por reglas (es lo que desde un inicio se dio en los
llamados modelos clásicos de estado de derecho), menciona el “imperio de la ley”, es
decir, un “gobierno de las leyes frente a un gobierno de los hombres” (Bayón Mohíno,
1996, p. 42). 

De esta forma, se sostiene que un sistema jurídico compuesto por reglas está dado por la
integridad en él de un conjunto de normas que tienen y regulan cuestiones fácticas y a las
que determina alguna consecuencia jurídica. Este sistema necesita ciertas estructuras
para su funcionalidad: 

1. Las reglas jurídicas, para ser válidas, deben ser dictadas por una autoridad
competente. 
2. El juez debe limitarse a aplicar las leyes mediante subsunción, sin posibilidad de
interpretación.
3. No existe nada vinculante por fuera de las reglas válidas de un sistema jurídico dado
(Bayón Mohíno, 1996). 

Esta concepción de derecho ha sido denominada, también, como positivismo jurídico, y


parte de una premisa básica fundamental: la separación entre el derecho y la moral. Solo
el primero de los nombrados puede ser vinculante, y este solo está compuesto por reglas
válidas dictadas por una autoridad competente (Kelsen, 2003). Este sistema tiene como
ventaja la previsibilidad de actuación, la autonomía de la voluntad y la seguridad jurídica.
Así, de antemano las personas sabrían cómo actuar, ya que tendrían al alcance las reglas
que determinan las consecuencias de tal hecho fáctico; por ejemplo, se sabe que, si se
mata a otro, se puede incurrir en una pena de 8 a 25 años. Eso permite claridad y
previsibilidad, por lo cual podemos formar nuestra vida sobre la base de las reglas que
moldean nuestra posibilidad de actuación. 

Sin embargo, este sistema de reglas tiene como desventaja, y crítica, la idea de inequidad
o injusticia. Para aclarar, se le acusa a este sistema rígido de que tiende a la aplicación
opaca del derecho, incurriendo, en algunas ocasiones, en la injusticia. Esto es lo que
viene dado por la situación en la que el juez se encuentra ante un caso jurídicamente fácil
(regla jurídica clara y precisa que engloba el hecho particular, y viceversa: el hecho cae
bajo —subsunción— la aplicación de la regla), pero moralmente difícil, por ser injusta
dicha aplicación (Bayón Mohíno, 1996). 

Para ejemplificar esto, se podría imaginar una regla jurídica que determine “Se aplicará
pena de muerte al que matare a otro siempre que en este código no se estableciere otra
pena”. Suponiendo que fuera una regla válida del sistema jurídico —por haber sido dictada
por una autoridad competente— y que el juez se encontrara ante el hecho fáctico que cae
bajo la subsunción de la norma, no cabría más posibilidad para él que aplicar la pena de
muerte; lo cual, desde la obviedad, es algo injusto. Pero la injusticia debe ser relacionada,
desde la contrariedad de esa regla jurídica, con un principio constitucional: la vida. 
Figura 1: Sistema jurídico

Fuente: elaboración propia. 

Desde el campo contrario, un sistema que solo esté compuesto por principios, o los
llamados sistemas de valores, tiene la característica de ser aquel donde no están
predispuestas las consecuencias jurídicas como sí lo están las reglas. En este sistema,
sostiene Bayón Mohíno (1996), se echa manos de la ponderación, en vez de hacerlo de la
subsunción mecánica, propia del formalismo, de modo que el juez, al momento de decidir,
debe ponderar los principios en juego y determinar, de esa manera, la justicia en el caso
concreto. Así, por ejemplo, se tendría que el sistema jurídico de un ordenamiento jurídico
dado adopta como valores la integridad de la persona, la autonomía de la voluntad, la
defensa de la propiedad privada, la igualdad, etcétera, pero, como se ha indicado de
manera vehemente en la doctrina, ello lleva a la falta de previsibilidad, sobre todo cuando
se trata de temas sensibles. Este sistema se condice con la premisa básica de que no
puede separarse el derecho de la moral (Dworkin, 1989). 

Figura 2: Sistema jurídico 2


Fuente: elaboración propia.

En la actualidad, se da por sentado que no puede darse un sistema puro; es decir, en todo
ordenamiento coexisten las reglas y los principios. Un ejemplo sería el nuestro, donde, por
ejemplo, tenemos reglas dispuestas en los diferentes códigos nacionales, pero también
principios contenidos en el bloque constitucional (Constitución Nacional y tratados de
derechos humanos en los que la nación es parte), lo cual genera ciertos conflictos. 

Dworkin (1989) indica que “los principios tienen una dimensión que falta en las normas: la
dimensión del peso o importancia” (p. 77). De esta forma, Dworkin (1989) señala algo que
lo contrapone de manera directa con el positivismo jurídico, que está dado por la jerarquía
de los principios frente a las reglas; es decir, en caso de determinar que una regla
colisiona con un principio jurídico, por la regla del peso, la primera debe ceder ante el
principio. Sin embargo, esa regla no es que no sea válida, sino que es injusta para ese
caso, lo cual no la anula de posibles aplicaciones válidas en situaciones distintas, es decir,
dicha norma (regla) sigue siendo aplicable para otras circunstancias, pero en ciertos
casos, bajo ciertas circunstancias concretas estudiadas por el juez al momento de decidir,
se determina que solo en ese caso la regla no puede aplicarse, por ser contraria a un
principio. En este sentido (colisión reglas-principios), Bayón Mohíno sostiene: 

En un derecho de principios y reglas la solución prevista por la regla goza de


una presunción prima facie de aplicabilidad que solo puede ser desvirtuada en
un caso concreto mediante una argumentación basada en principios (esto es:
vale «salvo principio en contrario»), lo cual dota a las reglas de una fuerza en
la justificación de decisiones, sino irrebatible, tampoco despreciable. (1996, p.
48). 

Sin embargo, Dworkin (1989) señala que detrás de toda regla se puede encontrar un
principio que la justifica; por ende, en cuestiones prácticas dentro de un sistema de reglas
y principios, la decisión en concreto del caso particular no sería un conflicto de reglas y
principios, sino un conflicto de principios. Ejemplificando esto, vamos a utilizar algunas
normas de nuestro sistema jurídico. 

Artículo 1°: A los efectos de garantizar debidamente los recursos


naturales con especial énfasis en la tutela del recurso hídrico, se
prohíbe en el territorio de la Provincia de Mendoza, el uso de
sustancias químicas como cianuro, mercurio, ácido sulfúrico, y otras
sustancias tóxicas similares en los procesos mineros metalíferos de
cateo, prospección, exploración, explotación y/o industrialización de
minerales metalíferos obtenidos a través de cualquier método
[3]
extractivo .

[3]
Ley 7722. (2007). Prohibición de Sustancias Químicas. Legislatura de la Provincia de Mendoza. Recuperado de
https://argentinambiental.com/legislacion/mendoza/ley-7722-prohibicion-sustancias-quimicas/

Este artículo es una regla que prohíbe una actividad concreta. Ahora bien, dicha regla es
limitadora de principios constitucionales, como los de industria lícita, de trabajo, de uso
libre de la propiedad privada (contenidos en el artículo 14 de la Constitución Nacional). Si
analizamos prima facie, podríamos determinar que dicha regla, al ser contraria a principios
constitucionales, no debería ser aplicada porque caería por el peso argumentativo que
tienen los principios y de los cuales carecen las reglas. Sin embargo, en un análisis
completo del contexto normativo, dicha regla está fundamentada en otro principio jurídico:
la defensa del medioambiente o derecho fundamental al ambiente sano del artículo 42 de
la Constitución Nacional. Esto último da como resultado que el análisis no está entre la
regla y el principio, sino entre principios. De esta forma, aquí es donde la ponderación
tiene su mayor fundamentación práctica.

A los efectos de profundizar en este tema, veremos como lectura obligatoria el texto sobre
principios y reglas de Bayón Mohíno (1996).

Referencias
Bayón Mohíno, J. C. (1996). Principios y reglas: legislación y jurisdicción en
el Estado constitucional. Jueces para la democracia, (27), 41-46. Recuperado
de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/174677.pdf

Dworkin, R. (1989). Los derechos en serio. Barcelona, ES: Ariel.

Kelsen, H. (2003). Teoría pura del derecho. Buenos Aires, AR: Eudeba.

Ley 7722. (2007). Prohibición de Sustancias Químicas. Legislatura de la


Provincia de Mendoza. Recuperado de
https://argentinambiental.com/legislacion/mendoza/ley-7722-prohibicion-
sustancias-quimicas/

Ley 11179. (1921). Código Penal de la Nación Argentina [T. O. en 1984].


Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16546/texact.htm#15

Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso


de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

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