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Reconstrucción de un sistema normativo e identificación de problemas lógicos

Introducción

Para poder identificar los problemas que pueden surgir en un sistema normativo y las vías de su solución argumentativa, es necesario,
primero, aprender a reconstruir un sistema normativo, lo que implica poder sistematizar para luego poder identificar si este sistema
presenta casos de lagunas normativas, incoherencias o redundancias y ver los argumentos que pueden servir para solucionarlos.

En la presente lectura, retomaremos la presentación de Alchourrón y Bulygin (2012) sobre un problema que se encontraba presente en
[1]
el Código de Vélez Sarsfield y veremos los conceptos fundamentales que permitirán analizarlo y ver las opciones de resolución.

[1]
Ley 340. (1869). Código Civil [Abrogada por el artículo 4 de la Ley 26994]. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado
de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=109481

1. Un problema normativo

Según Alchourrón y Bulygin (2012), “un problema normativo puede ser considerado como una pregunta acerca del status deóntico de
ciertas acciones o conductas, es decir, su permisión, prohibición u obligatoriedad” (p. 15).

Siguiendo a estos autores, vamos a reconstruir un problema normativo del derecho civil argentino tal como se encontraba en el Código
[2]
de Vélez Sarsfield para luego ver qué cambios fueron realizados en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN) . Tiene
que ver con la reivindicación de cosas inmuebles contra terceros poseedores cuando una persona que posee un inmueble (pero cuya
propiedad no le pertenece) la transfiere a un tercero. Los autores plantean las siguientes interrogaciones: ¿en qué circunstancias el
propietario del inmueble puede reivindicar contra el tercero poseerlo?, o ¿en qué circunstancias el tercero adquirente está obligado a
restituir el inmueble a su propietario y cuándo le está permitido retenerlo? (Alchourrón y Bulygin, 2012).

Estas clases de preguntas son las que expresa un problema normativo y pueden ser trasladas a cualquier caso de la siguiente manera:
¿en qué circunstancias es obligatoria, prohibida o facultativa (es decir, qué estatus normativo tiene) la acción de un sujeto?

Para clarificar el panorama, necesitamos saber si una acción (restitución del inmueble, en este caso) es obligatoria o no, es decir, cuál
es su estatus normativo. Sin embargo, la acción que nos interesa es la que se da en ciertas situaciones que la delimitan. En muchas
situaciones puede interesar la acción de restituir; por ejemplo, restituir en situaciones de locación de inmuebles por falta de pago, o en
casos de derecho de retención, etcétera. Entonces, como vemos, primero tenemos que delimitar el tipo de situación que nos interesa
preguntarnos sobre la acción, porque las propiedades jurídicamente relevantes y las soluciones serán muy diversas de acuerdo con el
tipo de situaciones. A esas situaciones del problema normativo que enfrentamos se las denomina universo del discurso.

[2]
Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Los estados de cosas que pertenecen a este universo son los elementos, ellos comparten propiedades en común que
conforman una propiedad definitoria. Por lo tanto, podemos definir al universo de discurso como el conjunto de todos los
elementos identificados por una determinada propiedad. (Alchourrón y Bulygin, 2012, p. 14).

Siguiendo el ejemplo citado, la propiedad definitoria es la de ser “una enajenación de un inmueble que pertenece a un tercero”. Si esta
es la propiedad definitoria del universo del discurso en la que cobra sentido la pregunta por la acción, entonces todos los elementos de
este universo de discurso particular implican toda situación en que el enajenante transfiere al adquirente la posesión de algo que
pertenece a un tercero.

Ahora bien, decíamos antes que un problema normativo siempre se refiere a acciones sobre las que queremos determinar su tipo de
estatus normativo según este sistema normativo. Por lo tanto, determinar el tipo de acción que nos interesa es crucial. 

Las acciones que nos interesan pueden ser básicas o compuestas. Las acciones básicas son las que hacen que todas las demás sean
compuestos veritativo-funcionales de estas; es decir que pueden ser componentes de acciones compuestas cuando se las conecta con
conectivas lógicas como la conjunción (tal acción y tal otra acción; tal acción, asimismo, tal otra acción, etc.) o la disyunción (tal acción
o tal acción). 

El conjunto de acciones básicas conformará lo que se llama universo de acciones. Según el caso planteado anteriormente, tenemos
una sola acción básica, que es la restitución del inmueble a su propietario. Tendríamos un ejemplo de acción compuesta en un
problema referido a los vicios ocultos. Allí la norma expresa que, ante la existencia de tales vicios, es posible la resolución del contrato
o la quanti minoris, es decir, pedir que se reconozca un precio más bajo a la cosa.

Los dos universos que comentamos, el universo del discurso y el universo de acciones, enmarcan el ámbito del problema. Una
variación en alguno de ellos influirá en que varíe de igual forma el problema. Si, por ejemplo, en vez de preguntarnos por la acción de
restitución del inmueble, nos preguntamos si corresponde la acción de indemnizar al dueño, estaríamos cambiando el tipo de problema.
Claramente, no estaríamos frente a las mismas condiciones ni soluciones en un caso y en el otro. En el primero, por ejemplo,
tendríamos que tener en cuenta la buena fe del enajenante, del adquirente y el título oneroso; en el segundo, tendríamos que ver si
están configuradas propiedades totalmente distintas, como la existencia de un hecho dañoso, la relación de causalidad, el factor de
atribución, etcétera. 

De la misma manera, si realizamos una variación en el universo del discurso, por ejemplo, cambiando nuestro interés a las situaciones
en las cuales se ha transferido un bien mueble a un tercero poseedor por quien no es el dueño, en vez de sobre un bien inmueble,
también va a cambiar nuestro problema normativo. 

2. Ámbito fáctico del problema

Retomando la pregunta original acerca de qué circunstancias determinan que el tercero adquirente esté obligado a restituir el inmueble
y en cuáles no, encontraremos que la respuesta está supeditada a nuestra valoración de distintas circunstancias que deberán ser
tenidas en cuenta. La selección de las que sean relevantes configura un problema de valoración por parte del legislador. 

Algunas parecerán irrelevantes, como el color de piel del propietario, dado que existe un consenso unánime acerca de determinados
valores. Las que son relevantes en este caso que analizan Alchourrón y Bulygin (2012) son las siguientes:

Buena fe del adquiriente (BFA).


Buena fe del enajenante (BFE).
Título oneroso del acto de enajenación (TO).

Aclaremos que buena fe tiene que ver con la ignorancia de que el dominio de inmueble pertenece a un tercero; por ende, el
conocimiento de tal situación conforma su polo opuesto o mala fe. 

Estas tres circunstancias mencionadas son las propiedades de los elementos del universo del discurso. Ellas dividen las clases entre
aquella en la que la propiedad está presente y aquella en la que no. Por ello, el conjunto de propiedades que pueden estar presentes o
ausentes en los elementos del universo mencionado se denomina universo de propiedades.

Toda propiedad de un universo de propiedades y todo compuesto veritativo-funcional de tales propiedades define un caso.
El conjunto de todos los casos elementales se llama universo de casos. Por consiguiente, el conjunto de todos los casos
posibles determina lo que llamamos el ámbito fáctico del modelo. (Alchourrón y Bulygin, 2012, p. 17).

Tabla 1: Representación gráfica de un universo de casos construido sobre la base de un conjunto de propiedades relevantes
(matriz)

Caso Buena fe adquirente Buena fe enajenante Título oneroso


Caso 1 + + +
Caso 2 − + +
Caso 3 + − +
Caso 4 − − +
Caso 5 + + −
Caso 6 − + −
Caso 7 + − −
Caso 8 − − −
Fuente: elaboración propia a base de Alchourrón y Bulygin (2012).

Para poder determinar la cantidad de casos elementales que son lógicamente posibles, hay que realizar un cálculo que toma en cuenta
la cantidad de propiedades relevantes. La fórmula utilizada es 2n (a la n potencia), donde n es la cantidad de propiedades relevantes.
Así como el legislador tuvo en este caso tres propiedades relevantes, entonces sería 2 a la 3 (23), que da un resultado igual a 8. Si, por
ejemplo, tuviera una sola propiedad, sería 2 a la 1 (21), igual a 2. Si tuviera dos propiedades, sería 2 a la 2 (22), igual a 4 casos
elementales, y así sucesivamente. Intercalando luego los casos de uno en uno en la primera propiedad, de dos en dos en la segunda y
de cuatro en cuatro en la tercera propiedad, vemos cómo quedan configurados 8 casos exclusivos y excluyentes entre sí que agotan
todas las posibilidades lógicas.

3. El ámbito normativo del problema

A los juristas lo que principalmente nos interesa es saber cuál es el carácter normativo de ciertas acciones. Cuando un juez tiene que
resolver un caso o un abogado analiza un caso que se le presenta, quiere saber si la acción que es objeto central de la petición jurídica
es algo prohibido, obligatorio o facultativo. Queremos saber si, en este caso particular, corresponde o no obligar al poseedor del
inmueble a restituir la cosa o, a un locatario, obligarlo a restituir el inmueble locado, según lo que determina el conjunto de normas
aplicables del sistema normativo. Como nuestra pregunta es de carácter normativo, al referirse al estatus normativo de ciertas acciones,
al ámbito de sus respuestas posibles se lo denominará ámbito normativo del problema. Las respuestas posibles conformarán el
conjunto de soluciones posibles. 

¿Qué significa que una acción sea obligatoria, prohibida o facultativa? Para poder comprender estos caracteres deónticos aplicados a
una acción determinada, podemos traducirlos en términos de permisión de realización de la acción (por ejemplo, restituir, fumar, pagar
impuestos, etc.) o no realización de la acción (por ejemplo, no restituir, no fumar, no pagar impuestos, etc.).

En términos básicos de permisión, decimos que una acción es obligatoria cuando está permitida la realización de la acción y no está
permitida la no realización de esta. Por ejemplo, cuando decimos que es obligatorio pagar impuestos, estamos diciendo que está
permitido pagar impuestos y no está permitido no pagarlos. Se representa como OR = PR × –P –R.

Decimos que una acción está prohibida cuando no está permitida la realización de la acción y está permitida su no realización. Por
ejemplo, cuando decimos que es obligatorio pagar impuestos, estamos diciendo que está permitido pagar impuestos y no está permitido
no pagarlos. Se representa como PhR = −PR × P − R.

Por su parte, decimos que una acción es facultativa cuando está permitida tanto la realización de la acción como su no realización. Por
ejemplo, cuando decimos que es facultativo casarse, estamos diciendo que está permitido casarse, pero que también está permitido no
casarse: FR = PR × P − R (Alchourrón y Bulygin, 2012).

Las soluciones pueden ser maximales o parciales. Cuando la solución determina todos los contenidos que corresponden a un universo
de acciones, se llama solución maximal, es decir, cuando logra establecer qué pasa con la permisión o no permisión de la realización
de la acción y con la omisión de la acción; por ejemplo, prohibido, obligatorio o facultativo.

4. Soluciones maximales

Tabla 2: Soluciones

Acción (ejemplo: restituir) Omisión (ejemplo: no Solución maximal


restituir)
Permitida Permitida Facultativa
No permitida Permitida Prohibido
Permitida No permitida Obligatoria
No permitida No permitida -------------------
Fuente: elaboración propia.

El conjunto de ellas presente en el sistema normativo que regula el caso es el  universo de soluciones maximales de ese sistema
normativo, el cual reúne todas las soluciones completas a la pregunta formulada. El carácter completo hace alusión a todas las
acciones posibles que están deónticamente determinadas en ese caso.

Las que no son maximales se llaman parciales, porque no dan una respuesta completa que representa disyunciones de soluciones
maximales. Por ejemplo, cuando el legislador dice: “Solo cuando el condenado se encuentre en un grave estado de salud, el juez podrá
conceder la prisión domiciliaria”, podemos saber que ha permitido el acto, pero no sabemos si está permitida o no la no acción, es decir,
no concederla. Esto reabre clásicas discusiones en la doctrina, porque algunos piensan que se puede omitir la concesión, aunque el
condenado esté en grave estado de salud, mientras que otros piensan que no se puede.

Para recapitular, el conjunto de todas las soluciones maximales posibles determina el ámbito normativo del problema normativo
analizado. En este caso, las normas establecen la obligación de restituir el inmueble en ciertas condiciones y la facultad de restituir en
otras; por lo tanto, ambas integran el universo de soluciones de este problema.

5. Reconstrucción de un sistema normativo

Una solución a un problema normativo es siempre una información acerca de aquello que puede ser hecho o no puede ser hecho; es
decir, identificar una solución para un problema normativo es siempre una información acerca de las normas que regulan la acción, que
es el objeto del problema normativo (Navarro, Bouzat y Esandi, 2001).

Para Alchourrón y Bulygin (2012), una norma es siempre un enunciado que relaciona un caso con una solución. Un ejemplo sería la
norma que establece que, si el adquirente es de mala fe, entonces está obligado a restituir el inmueble al propietario. Esta norma puede
representarse con la expresión OR/−BFA, que se lee: “obligatorio restituir en el caso de mala fe del adquirente” (ausencia o negación de
buena fe). Dicho enunciado lingüístico es una norma porque correlaciona una solución con un determinado caso.

Todo conjunto de normas constituye un sistema normativo, pero la inversa no vale, pues un sistema normativo, además de normas,
puede contener otros enunciados, por ejemplo, definiciones.

Para familiarizarnos con un sistema normativo, volvamos al caso analizado por los autores. Cuando observan los antecedentes
históricos del problema tomado, está regulado por el Código Civil argentino en los artículos 2777 y 2778, que tenían como fuente el
proyecto de Código Civil del jurista brasileño Freitas. Los artículos relevantes de este antecedente son:

“Art. 3877, inc. 29: «Compete la reivindicación, cuando la cosa demandada fuere inmueble... contra el actual poseedor, aunque la
hubiese de buena fe por título oneroso, si la hubo de enajenante de mala fe...»” (Alchourrón y Bulygin, 2012, p. 39). Esto puede
ser representado de la siguiente manera: N1: OR/−BFE (obligatorio cada vez que no hay buena fe del enajenante).
“Art. 3878: «Compete la reivindicación, ya sea mueble o inmueble la cosa demandada:...»… Inc. 2°: «Contra el actual poseedor,
que de mala fe la hubo de enajenante obligado a restituirla al reivindicante»” (Alchourrón y Bulygin, 2012, p. 39). Esto puede ser
representado de la siguiente manera: N2: OR/−BFA (obligatorio cada vez que no hay buena fe del adquiriente).
“Inc. 3°: «Contra el actual poseedor, aunque la hubiese de buena fe de enajenante de buena fe, si la hubo por título gratuito...»”
(Alchourrón y Bulygin, 2012, p. 39). Esto puede ser representado como N3: OR/−TO (obligatorio restituir cada vez que no hay
título oneroso).
“Art. 3882, inc. 1°: «Tampoco compete la reivindicación, ya sea mueble o inmueble la cosa demandada, contra el poseedor de
buena fe que la hubo por título oneroso de enajenante de buena fe...»” (Alchourrón y Bulygin, 2012, p. 39). Puede ser
representado como N4: FR/BFA × BFE × TO.

A partir del análisis de lo anterior, es posible realizar un gráfico o matriz que represente el sistema, con sus casos elementales posibles,
sus normas y las soluciones inferidas de estas: 
Tabla 3: Matriz

Caso BFE BFA TO N1: N2: N3: N4:


OR/−BFE

OR/−BfA

OR/−TO

FR/BFA × BFE × TO
1 + + +


FR
2 − + + OR

3 + − +
OR

4 − − + OR OR

5 + + −

OR

6 − + − OR
OR

7 + − −
OR OR

8 − − − OR OR OR

Fuente: Alchourrón y Bulygin, 2012, p. 41. 


Es una matriz del sistema normativo elaborado por Freitas. En el gráfico aparecen los ocho casos elementales del universo de casos y
luego las normas del sistema. En las intersecciones de una línea y una norma, se colocan las soluciones que la norma establece. Las
columnas indican las soluciones que una norma determina para un cierto universo de casos, mientras que las líneas permiten
establecer qué consecuencias tiene el sistema para un caso determinado. Mediante esta matriz es fácil averiguar las propiedades de un
cierto sistema normativo, es decir, su completitud, coherencia e independencia normativa, así como sus respectivos problemas:
incompletitud, incoherencia y redundancia. ¿Cuándo se dan esas circunstancias en la matriz? 

Es oportuno esbozar una serie de definiciones:

Un sistema normativo es incompleto si tiene por lo menos una laguna; aquel que no posee ninguna es completo. Una laguna
normativa se presenta cuando un caso del universo de casos elementales no está relacionado con una solución normativa. 
Por otro lado, un sistema normativo es incoherente si figuran dos o más soluciones diferentes e incompatibles para un caso; es
decir que una contradicción normativa o antinomia se presente cuando un caso del universo de casos elementales se encuentra
relacionado con dos o más soluciones incompatibles. 
Un sistema reviste el carácter de redundante si la misma solución figura más de una vez en la misma línea; además, las normas
serán independientes si no hay casos en los cuales el sistema sea redundante. Así, es redundante si un caso del universo de
casos elementales se encuentra relacionado con más de una solución normativa idéntica. 

Como vemos, en la matriz precedente no hay lagunas normativas ni contradicciones, por lo que el sistema es completo y coherente,
pero presenta redundancias en los casos 4, 6, 7 y 8, de modo que el sistema en cuestión es redundante. La redundancia es un
problema menor que la incompletitud o la incoherencia porque no afecta nuestro entendimiento acerca de cómo debemos resolver el
caso ni cómo debemos comportarnos, pero sí incumple una exigencia racional de los sistemas que deben ser independientes. 

Es importante resaltar la diferencia entre casos de laguna (ausencia de solución) y de incoherencia (superabundancia de soluciones),
ya que muchos autores tienden a asimilarlos como lo mismo. Aunque a veces las consecuencias prácticas de ambas situaciones
pueden resultar parecidas, son dos fenómenos diferentes y sus formas de resolución difieren. Ahora profundizaremos un poco en
ambas y en cómo se resuelven. 

Incompletitud

Como afirmamos anteriormente: un sistema es completo cuando todos los casos del universo de casos están correlacionados con una
solución maximal. Consecuentemente, un sistema incompleto es un sistema que tiene lagunas normativas. 

¿Cuál es la definición que establecen Alchourrón y Bulygin (2012) respecto a las lagunas normativas? Afirman que existe una laguna
normativa si no existe una solución completa para algún caso del universo de casos (UC), por ausencia total o parcial. Un sistema tiene
una laguna parcial si un caso del UC está correlacionado con una solución parcial (Alchourrón y Bulygin, 2012). 

En la misma línea que los autores que venimos siguiendo, se ha sostenido lo siguiente: estamos en presencia de una laguna normativa
si y solo si un caso elemental del universo de casos de un sistema normativo S no está relacionado con ninguna solución maximal del
universo de soluciones. Por lo tanto, un sistema normativo S es completo si y solo si carece de lagunas normativas (Moreso y
Vilajosana, 2004). 

La integración del derecho y las estrategias argumentativas principales


La incompletitud implica una indeterminación en la motivación del comportamiento, ya que en esos casos el derecho no ofrece
respuesta a un problema normativo. Los destinatarios de las normas no saben cuál es el comportamiento exigido por las normas del
sistema. La superación de la incompletitud exige una modificación del sistema, integrando el derecho. 

La integración del derecho en la solución al problema de la incompletitud es el desarrollo de un conjunto de estrategias que despliegan
los juristas para llenar lagunas normativas. Estas estrategias se denominan formas de integración del derecho. Existen dos tipos
diferentes de procedimientos para integrar lagunas: los procedimientos heterointegradores y los procedimientos autointegradores
(Atienza, 2013). 

Los procedimientos heterointegradores consisten en acudir a otros ordenamientos jurídicos. Esta solución solo es posible si el sistema
de fuentes establecido en el sistema lo permite. El procedimiento de autointegración consiste en acudir a estándares del propio
ordenamiento jurídico. Dentro de esta clase de procedimientos, para colmar las lagunas normativas, podemos encuadrar el argumento
por analogía, a fortiori, el argumento contrario y el argumento de los principios jurídicos (Moreso y Vilajosana, 2004). Ya hemos
analizado estos recursos al realizar el análisis de los argumentos jurídicos. Hay que hacer una salvedad en las ramas del derecho, en
donde el existe un derecho de reserva estricto, que funciona como regla de clausura del derecho, como es el caso del derecho penal,
en donde las acciones que no están prohibidas ni son obligatorias están permitidas.

Incoherencia del sistema


La incoherencia o inconsistencia, como defectos de los sistemas normativos, también son conocidas entre los juristas como el problema
de las antinomias en el derecho. Alchourrón y Bulygin (2012) afirman que un sistema es incoherente si un caso del UC está
correlacionado con dos soluciones incompatibles; y, al contrario, un sistema es coherente si y solo si no existe ningún caso en el que
sea incoherente. 

También este defecto impide la motivación del comportamiento, ya que en esos casos el derecho ofrece más de una respuesta a un
problema normativo. Alf Ross (1958, en Moreso y Vilajosana, 2004) distingue entre distintos tipos de incoherencias: 

☰ 1. Total-Total
Esta clase de incoherencia se produce entre dos normas distintas, N1 y N2, si y solo si el supuesto de hecho del caso genérico de la
norma N es idéntico al caso genérico del supuesto N2 y se brindan soluciones incompatibles entre ambas (Moreso y Vilajosana, 2004).
☰ 2. Total-Parcial
Se produce entre dos normas distintas, N1 y N2, si y solo si el supuesto de hecho del caso genérico de la primera norma N1 está
incluido, pero no es idéntico al caso genérico de la norma N2 (Moreso y Vilajosana, 2004). 
☰ 3. Parcial-Parcial
Se produce entre dos normas distintas, N1 y N2, si y solo si el conjunto de casos individuales denotado por el caso genérico de N1 y el
conjunto de casos N2 tienen entre sí algún caso de intersección, es decir, casos individuales que puedan ser incluidos en ambos
conjuntos. 

Resolución de antinomias y argumentos

La primera forma de evitar contradicciones normativas es utilizar un método de interpretación sistemático en coherencia con el sistema,
si el texto admite más de una alternativa; es decir, si es ambiguo y una de ellas no produce una contradicción, esta debe ser elegida. Si
no es posible, por no ser ambiguo el texto, las formas de resolver lagunas normativas son la aplicación de criterios jerárquicos,
cronológicos y de la especialidad, directamente inspirados por el postulado del legislador racional (Alchourrón y Bulygin, 2012): 

☰ 1) Criterio jerárquico
La norma jerárquica superior invalida la inferior. Así, ante la contradicción entre la fuente de creación de la norma inferior o “creada” y la
norma superior o “creadora”, subsiste esta última. 
☰ 2) Criterio de temporalidad
La ley posterior deroga la ley anterior. 
☰ 3) Criterio de especialidad
Se prefiere la aplicación de la ley especial que regula en forma más específica la materia de la controversia por sobre la general. 
Si bien muchas de las antinomias que detectan los juristas pueden ser resueltas con los criterios señalados, la doctrina ha identificado
determinados supuestos en los cuales estos criterios no bastarían para su solución. Así, Gascón Abellán y García Figueroa (2003)
señalan que estas pueden ser llamadas antinomias de segundo grado. Podemos distinguir el caso, por ejemplo, de una contradicción
interna en una misma norma; aquí parece difícil aplicar los principios de jerarquía y temporalidad. Si no pudiera resolverse por el
principio de espacialidad, estaríamos frente a una antinomia de segundo grado. Asimismo, puede haber conflicto entre las soluciones
que ofrecen dos criterios diferentes, por ejemplo, entre la ley especial anterior y una ley general posterior o entre una norma especial
inferior y una norma general superior. En esta clase de conflictos, no hay reglas claras de resolución y hay un gran campo para la
discreción judicial. Estos autores también incorporan los conflictos de principios jurídicos como supuestos de antinomia de segundo
grado, tema que será analizado en la última sección de esta unidad (Gascón Abellán y García Figueroa, 2003).  

Un ejemplo de lagunas en el Código Civil argentino


El Código Civil de Vélez Sarsfield poseía dos artículos referidos al problema que estamos tratando. “Art. 2777. Compete también [la
[3]
reivindicación] contra el actual poseedor de buena fe que por título oneroso la hubiere obtenido de un enajenante de mala fe” .
Estableciendo una comparación con los artículos de Freitas, notamos un empobrecimiento. El sentido del artículo 2777 está dado en
que la reivindicación es procedente cuando se dan la mala fe del enajenante, la buena fe del adquirente y el título oneroso. Esto nos
lleva a ver que es un sistema incompleto (el conformado por estos dos artículos), coherente e independiente. Para graficar más la
temática, es recomendable observar los gráficos del material bibliográfico obligatorio. 

Cabe mencionar que esto ha generado una larga discusión acerca de la solución correspondiente, no enumeraremos los argumentos
esgrimidos ni resaltaremos el reconocimiento explícito o no de la existencia de laguna en este caso. 

Algo que debemos resaltar es que la existencia de lagunas es siempre relativa a un sistema normativo, es decir que un mismo caso
puede tener soluciones distintas en sistemas disímiles. Además, la idea de completitud requiere no solo que todos los casos tengan
solución (implica que sepamos cuáles son todos los casos posibles), sino también que las soluciones sean completas, es decir, que
todas las acciones posibles estén normativamente determinadas. 

Como ya expresamos anteriormente, vale resaltar que el concepto de completitud normativa tiene una estructura relacional y, como tal,
solo puede ser definido en virtud de lo siguiente:

Universo de casos.
Universo de soluciones maximales.
Sistema normativo (Rodríguez Mancini, 2016). 

[3]
Art. 1777, Ley 340. (1869). Código Civil [Abrogada por el artículo 4 de la Ley 26994]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=109481

Video conceptual


Interactive Video

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Referencias

Alchourrón, C. y Bulygin, E. (2012). Sistemas normativos. Introducción a la metodología de las ciencias jurídicas y sociales. Buenos
Aires, AR: Astrea.

Atienza, M. (2012). Curso de argumentación jurídica. Trotta.


Gascón Abellán, M. y García Figueroa, A. (2003). Interpretación y argumentación jurídica. San Salvador, SV: Consejo Nacional de la
Judicatura. Recuperado de http://www.cnj.gob.sv/index.php/publicaciones-cnj/65-interpretacion-y-argumentacion-juridica

Ley 340. (1869). Código Civil [Abrogada por el artículo 4 de la Ley 26994]. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=109481

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Moreso, J. J. y Vilajosana, J. M. (2004). Introducción a la teoría del derecho. Madrid, ES: Marcial Pons.

Navarro, P. E., Bouzat, A. y Esandi, L. (2001). Juez y ley penal. Córdoba, AR: Alveroni.

Rodríguez Mancini, J. (2016). La analogía, una fuente y un principio de interpretación. Buenos Aires, AR: Thomson Reuters. 

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

☰ Problemas de interpretación jurídica y argumentos interpretativos


En la lectura se comienza a realizar una clasificación de las normas y luego se analiza la relación entre las normas y el lenguaje. Las
normas prescriptivas son enunciados lingüísticos destinados a los ciudadanos y las autoridades, pues son actos de comunicación que
tienden a motivar la conducta de sus destinatarios. Las expresiones utilizadas son parte del lenguaje que comparten los destinatarios
de las normas; por eso se utiliza, además del lenguaje técnico, el lenguaje común. Estos enunciados lingüísticos en los que se
expresan las normas comparten, entonces, los problemas del lenguaje común, como la ambigüedad, la vaguedad o la textura abierta
del lenguaje. En el caso de las normas jurídicas, esto produce incertidumbres respecto de lo que la norma significa o respecto del
alcance de estas, las cuales deben ser solucionadas mediante argumentos interpretativos. 
☰ Concepciones, técnicas de interpretación y argumentos interpretativos
En la presente lectura, se comienza analizando las diversas concepciones existentes de la interpretación jurídica: la concepción
cognoscitivista, la no cognoscitivista y la intermedia. En la concepción cognoscitivista, los enunciados interpretativos son descripciones
susceptibles de ser verdaderas o falsas. La tarea interpretativa es una actividad cognitiva. La concepción no cognoscitivista, también
llamada escepticismo, sostiene, por el contrario, que la interpretación no es una actividad cognitiva, sino una actividad valorativa y
decisoria. El significado de cualquier texto normativo, según esta teoría, puede ser entendido de modo diverso, de modo tal que no hay
una respuesta correcta que deba ser descubierta. Con posterioridad se analizan las técnicas de interpretación literal, correctora
extensiva y restrictiva. En la parte final, remitimos al análisis de los principales argumentos interpretativos que desarrollamos en el
ámbito jurídico.
☰ Lógica deóntica
La lectura realiza una breve introducción sobre el surgimiento de la lógica deóntica y la importancia que tuvieron Alchourrón y Bulygin
para el desarrollo de la aplicación de la lógica a la tarea de sistematización del derecho, la propia idea de sistema normativo y los
métodos de análisis de conceptos clave, como los referidos a las exigencias racionales de los sistemas (completitud, coherencia e
independencia) y sus defectos lógicos (incompletitud, incoherencia y redundancia).
☰ Reconstrucción de un sistema normativo e identificación de problemas lógicos
En la presente lectura, a través del análisis normativo presente en el sistema jurídico, se despliegan los conceptos de sistemas
normativos y sus principales defectos lógicos: la incompletitud, la incoherencia y la redundancia. Luego se analiza cómo los
identificamos y qué tipos de argumentos sirven para solucionar cada uno de estos problemas.

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