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Impacto del Covid-19 en la educación superior en Venezuela

Uno de los efectos más importantes de la actual cuarentena que ha obligado a


millones de venezolanos a quedarse en sus casas ha sido el impacto catastrófico
que esta situación ha generado sobre el subsistema educativo, especialmente en
las universidades públicas, donde profesores con bajísimo sueldo que apenas da
para la subsistencia biológica y estudiantes, mayoritariamente de las clases
populares, están siendo lanzados al desafío sin precedente de pasar a la
denominada teleeducación.

En países de amplia difusión de los medios tecnológicos, donde la inmensa


mayoría de las personas tienen celulares inteligentes y computadoras de escritorio
o portátiles a su disposición, ciertamente, esta etapa de conversión de una
presencial a una educación a distancia durante meses no debe representar
mayores complicaciones, siendo cuestiones de simple asesoramiento técnico por
parte de los profesores a los alumnos. En situaciones de extrema necesidad,
como la cuarentena, muchas universidades han difundido ampliamente por sus
redes sociales, especialmente por Whatsapp, la aplicación Facebook Classroom
para que el profesor logre de forma exitosa su misión educativa.

El problema en Venezuela es que, a diferencia de otros países, muchos


educadores no tienen computadoras o teléfonos inteligentes y muchos de los que
disponen de estos equipos simplemente no tienen internet básico en sus casas.
Tendrían que salir de sus casas para buscar una zona Wi-Fi y actualmente es
imposible, los cibercafés también están cerrados por no ser lugares expendedores
de alimentos.

Para quien vive fuera de Venezuela , es imposible de imaginar las dificultades de


todo tipo que sufre el ciudadano de la provincia para tener servicios de internet,
así como las trabas burocráticas que hacen una tarea casi imposible solicitar el
ABA de CANTV.

A todo esto, debemos sumarlo el trabajo de la delincuencia organizada, que en la


búsqueda de los denominados “materiales estratégicos” ha dejado sin cables ni
servicios digitales a muchas urbanizaciones del país, incluyendo en esta tragedia
a una famosa universidad del estado Aragua, donde los profesores tienen que
hacer acto presencial para descargar las notas finales, después de pasar años
transmitiendo las mismas por internet, por lo cual no creo que la situación
telemática del resto de la universidades venezolanas sea mucho mejor en
términos estandarizados.
Si salimos del mundo profesoral, encontramos en el alumno una situación muy
superior en cuanto a las carencias de medios digitales (PC y celulares
inteligentes), por lo cual genera una angustia pensar en las posibilidades reales de
pasar la educación presencial a la educación en línea de forma masiva en
Venezuela.

No cabe duda de que en las instituciones privadas, donde los estudiantes llegan a
pagar como mínimo 15$ la mensualidad, esta situación es muy diferente dado que
en sus casos existen los medios físicos para adaptarse a las necesidades de esta
crisis y el director de la institución solo debe contratar a un técnico que le abra la
materia a cada profesor en Facebook Classroom para que automáticamente se
adapten al mundo digital.

Lamentablemente, el director de las universidades públicas, no tiene recursos


financieros ni para pagar asesorías técnicas, o comprar equipos tecnológicos para
los profesores y esto nos lleva a reflexionar sobre la utilización de los recursos del
estado en época de bonanza.

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