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1.

INTRODUCCIÓN

La conquista árabe de la Península y la formación de al-Ándalus se inscriben en el proceso general de


expansión del islam. Además de una nueva religión, el islam significó el despertar de una civilización, la árabe,
que se extendió por Asia y el norte de África. El impulso de conquista obedecía a la idea de la yihad o guerra
santa, obligación prescrita por el Profeta a la comunidad musulmana. Al-Ándalus, como denominaron a la nueva
conquista, coexistió durante ocho siglos con los reinos cristianos que se formaron en el norte peninsular. Será
una convivencia cambiante, con periodos de guerra y de paz, hasta su definitiva desaparición tras la caída del
reino nazarí de Granada en 1492.

2. DESARROLLO

-La conquista (711-714)

Aunque las fuentes cristianas presentan como causa de la invasión el conflicto entre facciones de la nobleza
visigoda, en realidad la decisión es fruto del impulso conquistador musulmán. En el 711 un ejército bereber,
dirigido por Tariq, lugarteniente del gobernador de Ifriquiya Musa, derrotó en la batalla de Guadalete al rey
visigodo Rodrigo y su ejército. Esto provocó el derrumbe del reino visigodo sin ofrecer apenas resistencia. Entre
el 712 y el 714, la llegada a la península de Musa con otros 12.000 soldados, esta vez árabes, completaría la
ocupación de las principales ciudades visigodas, que en su mayoría se rindieron sin oponer resistencia (pactos
de rendición, como el de Tudmir), ante las promesas árabes de respetar personas y propiedades; aunque
también hubo duros enfrentamientos, como en Toledo o Zaragoza.

-Al -Ándalus, provincia del imperio árabe (714 – 756)

En el 714 Musa y Tariq regresan a Damasco, y dejaron a Abd al-Aziz como gobernador de al-Ándalus. Los
árabes se instalaron en las ciudades del sur y los bereberes a lo largo de los valles del Duero y el Ebro. En las
montañas cántabras surgió un núcleo de resistencia liderado por Pelayo, que se consolidó tras la batalla de
Covadonga (722). Paralelamente, los musulmanes fracasaron en su intento de expandirse al norte de los
Pirineos (Poitiers, 732).

Concluida la conquista, en el año 740 estalló una rebelión de los bereberes, debido a su posición de
subordinación con respecto a los árabes. Como consecuencia de este levantamiento fueron abandonadas las
ciudades del norte de al-Andalus, en el valle del Duero, circunstancia que los primeros reyes astures
aprovecharon para consolidar su pequeño reino.

- El Emirato independiente (756 – 929)

Su origen fue la sublevación (750) de los Abbasíes en Damasco, quienes destronaron a los Omeyas. La mayor
parte de la familia Omeya fue exterminada. Abd al-Rahman, uno de los supervivientes, consiguió desembarcar
en al-Ándalus y con el apoyo de una parte de las tribus árabes derrotó al gobernador y se autoproclamó emir
independiente, lo que suponía la independencia política de al-Ándalus, pero no la religiosa. Su reinado (756-788)
se caracterizó por la lucha constante por afirmar su dominio frente a los diferentes grupos árabes y bereberes.
Los reinados de Abd al-Rahman II (822-854), fundador de la ciudad de Murcia, y Muhammad I (854-880) fueron
bastante más tranquilos. Pero a partir del 880 una serie de rebeliones internas sumieron al emirato en una grave
crisis político-militar, siendo la más grave la de Omar Ibn Hafsun (880 hasta 928) en Bobastro.

-El califato de Córdoba (929 – 1031)

Cuando Abd al-Rahman III (912-961) llegó al poder, buena parte de al-Andalus permanecía en rebelión contra el
gobierno de Córdoba, pero tras años de lucha consiguió pacificar el emirato. Para reafirmar el control del
territorio inició una serie de campañas contra los reinos cristianos y, pese a la derrota en Simancas, impuso
tributos a los reyes cristianos. En el año 929 Abd al-Rahman III se autoproclamó califa adquiriendo, además del
poder político, también el religioso respecto a sus súbditos. Durante el reinado de su hijo al-Hakam II (961-976)
se mantuvo el dominio militar sobre los cristianos y se reforzaron las zonas fronterizas. Además, el esplendor
cultural de Córdoba alcanzó su punto culminante.

En tiempos del reinado de Hixam II (976-1013) emergió la figura de su hachib, que adoptó el nombre de al-
Mansur (Almanzor, Vencedor), quien dirigió personalmente la política del califato. Este reforzó el ejército y lideró
multitud de expediciones (razias) contra los cristianos como forma de reafirmar su poder.

La crisis del califato se desencadenó a partir de 1008 cuando, tras la muerte de Abd al-Malik (hijo de al-Mansur),
tuvieron lugar sucesivos golpes palaciegos y rebeliones que terminarían descomponiendo el califato en 1031.

- Los reinos de taifas (1031 – 1090)


Durante sesenta años, el territorio de al-Ándalus permaneció dividido en una serie de reinos independientes
(taifas), dominados por familias destacadas de las diferentes etnias árabes, bereber y eslava, que se repartieron
el control del territorio. Los reinos de taifas gozaron de una cierta prosperidad económica, pagando tributos
(parias) a los reyes cristianos a cambio de treguas, lo que no frenó el avance cristiano. En 1085, el rey de
Castilla conquistó Toledo, provocando que algunas taifas llamaran en su auxilio al poderoso reino almorávide del
norte de África.

-Almorávides y almohades

Los almorávides (1090-1144) llegaron a la península en 1086, derrotaron a las tropas cristianas en Zalaca
(Batalla de Sagrajas) y conquistaron todo el territorio andalusí. Pero en pocos años su dominio entro en crisis; su
ortodoxia se relajó, apareció la corrupción y subieron los impuestos. Su incapacidad para hacer frente a los
avances cristianos provocó su hundimiento, lo que favoreció la llegada de los almohades (1144-1248), tribus
bereberes que sustituyeron a los almorávides en el norte de África y la Península. Algunos territorios se
resistieron, aunque tuvieran que pagar tributos a los reyes cristianos, pues miraban con recelo a los nuevos
invasores norteafricanos por su rigor religioso. Se ha hablado por eso de las segundas taifas, que tuvieron que
ser vencidas una a una por los ejércitos almohades, hasta que en 1172 cayó Murcia, la última que quedaba.
Hasta 1195 los reyes almohades consiguieron mantener la unidad ante el avance cristiano (victoria de Alarcos),
pero la respuesta cristiana se produjo en 1212 con la victoria en las Navas de Tolosa, que provocó la
descomposición de los almohades.

-El reino nazarí de Granada (1248 – 1492)

Tras su descomposición, sólo el reino nazarí de Granada consiguió sobrevivir, eso sí, como reino vasallo de
Castilla (pagando tributos). Su territorio equivalía a las actuales provincias de Almería, Granada y Málaga.
Razones de su subsistencia fueron la habilidad de los sultanes granadinos para negociar con Castilla y Aragón
largos periodos de tregua, la compleja topografía del reino que facilitaba su defensa, los problemas internos de
los reinos cristianos y la inmigración de musulmanes procedentes de Castilla. Pero con la llegada al trono de los
Reyes Católicos, tras diez años de guerra, tomaron Granada en 1492.

3. CONCLUSIÓN

La influencia musulmana no se limita a esos ocho siglos de convivencia y enfrentamiento; pues la relación entre
las dos culturas no acaba con la derrota militar en 1492, pues si bien como entidad política si desaparece, la
mayoría de la población se mantiene en sus propiedades. La permanencia de lo musulmán, la tolerancia inicial
de los cristianos y el desarrollo posterior de sistemas de integración forzada hará de los próximos siglos un
tiempo de enfrentamiento continuo entre los partidarios de un proceso lento de integración y los que piensan en
eliminar cualquier vestigio de al-Ándalus (primero mediante la conversión forzosa y finalmente con la expulsión
de los moriscos).

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