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La complejidad ha sido además atizada con los procesos de reforma de todos los
modelos existentes, entre ellos las normas ISO 9000:2000. No es, pues, extraño que
autores como Conti (1999) se pregunten si tanta actividad refleja las necesidades de los
usuarios, o bien denuncia simplemente la competencia entre modelos de gestión para
captar adeptos.
2. Las prácticas –actividades– que incorporan para llevar a la práctica estos principios.
La importancia del diseño es, por tanto, fundamental para el éxito. Este diseño debe
traducir las demandas expresadas y latentes del cliente a las especificaciones del
producto/servicio.
La cuestión es qué método utilizar para que esa traducción del mundo del cliente al
mundo de la organización sea lo más correcta posible. En este sentido, el QFD (Quality
Function Deployment) supone una metodología que permite sistematizar la información
obtenida del usuario hasta llegar a definir las características de calidad del servicio,
adaptándolo a las necesidades y expectativas detectadas. Significa por tanto una
herramienta para el diseño del producto o servicio.
Finalmente, obtendremos una idea precisa de cuáles deben ser las especificaciones del
servicio, en qué elementos hay que invertir y de qué manera, para conseguir acercarnos a
las expectativas del cliente, y ajustar así el servicio de modo que se consigan clientes
satisfechos.
El QFD permite obtener información sobre los aspectos del servicio en los que hay que
centrarse y, en su caso, mejorar. Para ello, tiene en cuenta las valoraciones del cliente
sobre esas variables, referidas al propio servicio (y a la competencia, si se considera
oportuno). Su objetivo es la obtención de una Calidad de Diseño de un servicio excelente
mediante la conversión de las necesidades del cliente en características de calidad
adecuadas, sin omisiones ni elementos superfluos.
El QFD puede definirse como un sistema estructurado que facilita el medio para identificar
necesidades y expectativas de los clientes (voz del cliente) y traducirlas al lenguaje de la
organización, esto es, a requerimientos de calidad internos, desplegándolas en la etapa
de planificación con la participación de todas las funciones que intervienen en el diseño y
desarrollo del producto o servicio.
El QFD se pregunta por la calidad verdadera, es decir, por "QUÉ" necesitan y esperan del
servicio los usuarios. También se interroga por "CÓMO" conseguir satisfacer necesidades
y expectativas. Y en este caso nos encontramos ya ante la cuestión de cómo diseñar el
servicio para que responda a la calidad esperada.
Una visión objetiva de qué es lo que buscan los usuarios en un producto y de los
requisitos que debe tener.
Una priorización de qué características son las más prioritarias a añadir, y cuáles
no son necesarias.
Una situación de cómo está nuestro producto actual frente a la competencia, y
cuáles son los aspectos a mejorar para ser más competitivos.
Para realizarlo, se debe seguir el orden indicado en el dibujo. Para explicar paso por paso
cómo se realiza este análisis, vamos a poner el ejemplo de una compañía que quiere
lanzar al mercado una nueva cámara de fotos digital:
La lista de los QUÉ debe incluir los aspectos que los usuarios van a esperar del producto.
En este punto hay que poner cuántas más cosas mejor sin olvidarse ni despreciar ningún
aspecto, ya que posteriormente se irán descartando los QUÉ menos relevantes.
Por ejemplo, para una cámara de fotos digital los usuarios buscarán los siguientes
aspectos (QUÉ):
Lo primero que hay que hacer es clasificar los QUÉ según su importancia, para ello
podemos hacer una encuesta a los usuarios potenciales donde clasifiquen la importancia
de cada aspecto entre 1 y 5 (1=no es importante, 5=muy importante):
Estas ponderaciones de importancia las pondremos en una columna del Excel (columna
1) y serán usadas después.
Las siguientes columnas a rellenar son las de cuál es la situación actual de nuestro
producto respecto a cada QUÉ (columna 3) y de la competencia (columnas 4 y 5),
rellenándolas con valores entre 1 y 5 para cada uno de los QUÉ, siendo 1=muy mala
situación y 5=muy buena.
Por ejemplo, si nuestro producto no tiene flash, recibirá un 1 en esa casilla, y si tiene muy
buen flash recibirá un 5. (si tienes dudas mira el ejemplo abajo).
Una vez hecho esto y basándonos en la importancia de cada QUÉ, le fijamos un objetivo
que a alcanzar entre 1 y 5, el cual colocamos en la siguiente columna (6).
Ahora toca calcular la ratio de mejora (columna 8) dividiendo la situación actual de cada
QUÉ con su objetivo (columna 8 = columna 7 / columna 3).
Una vez hecho esto ya tenemos cuáles son los aspectos más importantes a mejorar.
Mirando las ponderaciones podremos clasificar los QUÉ en función de su prioridad e
implantar sólo los que más ponderación tengan, descartando los demás ya que no son tan
influyentes.
Por ejemplo, para la cámara digital de antes, estas son algunas características que podría
tener el producto que queremos diseñar (CÓMO):
– Conocer qué es lo que quieren nuestros clientes (lista de QUÉ) y saber cuáles son
los aspectos esenciales que necesita nuestro producto y cuáles son los aspectos
superfluos donde no vale la pena invertir tiempo y dinero (ponderación de los
QUÉ).
– Conocer qué características técnicas (lista de CÓMO) son las más relevantes en
nuestro producto, y cuáles son superfluas y podemos eliminar.
– Compararnos con la competencia y tener una situación de cómo estamos en el
mercado actualmente.
– Fijar unos objetivos de las características técnicas que debe incluir nuestro futuro
producto para satisfacer al cliente y superar a los competidores al mínimo coste.
LA CASA DE LA CALIDAD
CASO PRÁCTICO
Nuestra fábrica de bebidas gaseosas quiere entrar en el mercado de las aguas minerales,
en donde ya existen dos competidores bien definidos (llamémoslos A y B por practicidad).
La idea es comenzar con formato pequeño (500ml). A través de un estudio de mercado
se logró determinar qué espera el cliente de un agua mineral.
Que la tapa sea sencilla de abrir y cerrar (para ser consumida durante la
realización de una actividad física)
Diseño ergonómico
Peso reducido
Otro dato importante que aparece es cómo los competidores responden ante la necesidad
del cliente. Se tienen en cuenta tres clasificaciones posibles:
Hasta ahora hemos visto relaciones cruzadas, pero no sabemos aún qué atributo es más
importante de cumplir. Para esto utilizamos la ponderación de las necesidades y su grado
de relación con los atributos. A efectos prácticos, a las relaciones altas las
cuantificaremos con un 5, a las medias con un 3 y a las bajas con un 1.