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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

Nombre: Andrés Gómez


Curso: Noveno Política
Grupo: Exámen Complexivo
Reseña: Mazzucato, M. (2019).El valor de las cosas: Quién produce y quién gana en la
economía global (R. González Ferriz, Trad.). Taurus. Leer prefacio "Historias sobre la
creación de las riquezas" pp. 17-25 y capítulo 1 "Una breve historia del valor" pp. 51-94

En 2009 Lloyd Blankfein, consejero delegado de Goldman Sachs afirmó que «la gente de
Goldman Sachs está entre la más productiva del mundo», Goldman había sido uno de los
mayores causantes de la peor crisis financiera y económica desde la década de 1930. Los
contribuyentes estadounidenses tuvieron que desembolsar 125.000 millones de dólares para
rescatarlo.
Aunque se habló mucho de castigar a los bancos que habían contribuido a la crisis, ningún
banquero fue encarcelado. Alrededor de 1970 las cosas empezaron a cambiar se incluyó en
el sector financiero en sus cálculos del PIB, el valor total de los bienes y servicios producidos
por la economía en cuestión. Este cambio coincidió con la desregulación del sector
financiero, que, entre otras cosas, relajó los controles sobre las cantidades que podían prestar
los bancos, los tipos de interés que podían cobrar y los productos que podían vender.
Hoy en día la cuestión no es solo el tamaño del sector financiero o cómo ha superado el
crecimiento de la economía no financiera (por ejemplo, la industria), sino su efecto sobre el
comportamiento del resto de la economía, gran parte de la cual ha sido «financiarizada». Las
operaciones financieras y la mentalidad que generan permean la industria, como puede verse
cuando los directivos deciden gastar una mayor proporción de los beneficios en recompras de
acciones. Lo llaman «creación de valor», aunque, al igual que en el caso del sector financiero
mismo, a menudo la realidad es la contraria: extracción de valor.
Las empresas de la industria de la tecnología de la información (TI) por ejemplo, han
presionado en favor de una regulación menor y de tratamientos fiscales con ventajas. Con la
«innovación» a modo de eje de la nueva fuerza del capitalismo moderno, se ha proyectado
con éxito como la fuerza emprendedora que se encuentra detrás de la creación de riqueza,
capaz de desatar la «destrucción creativa» de la que proceden los trabajos del futuro.
Esta seductora historia de la creación de valor ha derivado en unos tipos más bajos del
impuesto sobre las ganancias de capital para los inversores que financian las empresas
tecnológicas, así como en cuestionables políticas impositivas que reduce los impuestos sobre
los beneficios procedentes de la venta de productos cuyos componentes están patentados,
supuestamente para incentivar la innovación, recompensando la generación de propiedad
intelectual.
La empresa de Steve Jobs ha dicho públicamente que su contribución a la sociedad no
debería procurarse a través de impuestos, sino mediante el reconocimiento de sus magníficos
artilugios (Mazzucato, M. 2019) Si hay tantos creadores de riqueza en la industria, la
conclusión inevitable es que en el lado opuesto del espectro, donde se sitúan los banqueros
veloces, las farmacéuticas que se basan en la ciencia y los emprendedores empollones, están
los funcionarios y los burócratas del Gobierno, inermes y extractores de valor. En esta
lógica, la empresa privada pasa a ser lo veloz que trae la innovación al mundo, y el Gobierno
se identifica como lo lento que impide el progreso. El Gobierno es representado como una
sangría para la sociedad, que se financia mediante impuestos obligatorios que son pagados
por los ciudadanos
Entonces, si el valor es definido por el precio, siempre que una actividad tenga un precio se
debería considerar que crea valor. La forma en que abordamos el valor afecta al modo en que
todos nosotros, desde las gigantes corporaciones hasta el más modesto consumidor, nos
comportamos como actores en la economía y, a su vez, repercute en esta y en cómo medimos
su rendimiento.

UNA BREVE HISTORIA DEL VALOR


Al valor se lo define desde lo que es productivo y lo que no es productivo. Desde tiempos
antiguos, la humanidad ha dividido su actividad económica en dos clases: productiva e
improductiva. El surgimiento de los Estado-Nación, las guerras, las fábricas, el carbón, la
colonización y más, fueron acelerando y variando las dinámicas de las fuerzas económicas,
políticas y sociales (Mazzucato, M. 2019). Debido a ello los pensadores y científicos han
estudiado las dinámicas económicas para tratar de comprender la procedencia del valor. El
descubrimiento del oro en las colonias llevo a la aplicación de medidas proteccionistas que
puedan generar riqueza en el sentido que se pueda vender más por fuera de los Estados, lo
que se conoce como exportación, que lo que se consume de ellos, importación.
En el siglo XVIII surge el pensamiento de los fisiócratas quienes marcan como actividades
productivas generadoras de valor al agro. En este modelo para que exista generación de la
riqueza es necesario que la productividad del agro sea mayor al grado de consumismo para
que el excedente de producción se convierta en reinversión del mismo productor.
Con el devenir de la industria Adam Smith propone una nueva teoría la del valor-trabajo, en
donde el valor se encuentra en el trabajo y sobre todo en el trabajo inmutable de los seres
humanos. Smith abordó sin rodeaos como podría crecer la riqueza de las naciones. Se refería
a que en vez de “malgastar” el excedente pagando un trabajo que a su parecer era
improductivo, este debería ahorrarse y a su vez reinvertirse en más producción, de este modo
toda la nación podría volverse más rica. Para este economista, hay tres clases de ingresos:
Los sueldos derivados en empresas capitalistas; los beneficios para los capitalistas que
poseían los medios de producción; y las rentas procedentes de la propiedad de la tierra.
La victoria de los partidarios del libre comercio sobre los mercantilistas se entiende de mejor
manera a través de sus concepciones opuestas al valor. Para los mercantilistas el oro tenía un
valor inherente, mientras que, siguiendo a Smith, los partidarios del libre comercio podían
rastrear el origen del valor hasta el trabajo. Es decir, el oro se valoraba por la cantidad de
mano de obra que era necesaria para producirlo.
Así también, la teoría de Smith no fue inmune a la crítica, de hecho, había propuesto al
menos dos teorías del valor, lo cual creo confusión sobre el límite de producción y sobre
quien era exactamente productivo, y en concreto, si por sí misma la provisión se servicio
creaba valor.
En la década de 1810, otra figura destacada de la escuela de la economía clásica inglesa
utilizo la teoría del valor trabajo y la productividad para explicar como la sociedad mantiene
las condiciones que le permiten reproducirse. Este autor fue David Ricardo, que al contrario
que Smith, el creía que la distribución de los salarios era el “principal problema” de la
economía y, en última instancia, regulaba el crecimiento y la riqueza de una nación. Aunque
Ricardo creía en la teoría del valor-Trabajo, se mostraba reacio a señalar que el valor de una
mercancía era estrictamente proporcional a la cantidad del tiempo de trabajo necesario para
producirla.
La teoría de Ricardo sobre el valor y el crecimiento derivó en un límite de producción que no
dependía de un trabajo o profesión o si de la actividad era material o inmaterial. Ricardo creía
que la producción industrial producía excedentes, pero para él la verdadera cuestión radicaba
por cómo se utilizaban los mismos. Ricardo se centró en el “compromiso” de los capitalistas
y en su lucha contra los terratenientes, sin embargo, nunca abordo el hecho incomodo de que
el trabajo creaba valor.
Karl Marx sobre el trabajo de producción desarrollo su propia versión de la teoría del valor-
trabajo. Se centró en definir la actividad “productiva” argumentando que, esta depende de
circunstancias históricas, es decir, de la sociedad en un momento dado. también se centró en
la naturaleza de la actividad productiva dentro del sistema capitalista.
Es así que mediante la distinción que hace Marx respecto de la inversión de trabajo en la
producción de la fuerza de trabajo podemos llegar al punto clave de la teoría del valor de
Marx, es, decir, los humanos pueden crear más valor del que necesitan para restaurar su
fuerza de trabajo. En comparación con los autores anteriormente mencionados en este aspecto
Marx otorgo al capital una dimensión social y al excedente una connotación negativa. Marx
también sostenía que los trabajadores son productivos si crean la plusvalía que después
retiene la clase capitalista, así también introduce términos como el capital variable, el capital
constante, la lucha de clases.

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