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MODULO 13

Tema 118
Aspectos relativos al tratamiento confidencial
de la información del paciente

Autora:
Abogada Liliana Emma Vallejos
Prof. Universitaria de Cs. Jurídicas y Sociales
_________________________________________
_____________________
Coordinadora: Valeria Serra
Lic. en Fonoaudiología. Universidad Nacional de Rosario - Argentina
Prof. de Trastornos de la Comunicación
Inst.Sup. del Profesorado "Dra.Sara Faisal” Santa Fe – Argentina
valeriaserra@gigared.com
MODULO 13
LECCION 118

Aspectos relativos al tratamiento confidencial de la información del paciente

1- Introducción
Todos los contenidos desarrollados en este curso han apuntado por una parte a la
formación de una estructura de conocimientos que a los alumnos les permita desempeñar técnica
y eficazmente la profesión de “Expertos universitarios en audiología”, expresado de otro modo: los
conocimientos hasta aquí adquiridos han tenido por objetivo estructurar y deslindar el campo de
la competencia profesional del experto.-
Por otra parte el contenido temático de todo este módulo (Nº 13) y en especial las lecciones
116 y 117, acerca del trato con el paciente hipoacúsico y los elementos a incluir en la redacción de
un informe audiológico, han comenzado a introducir un plano de reflexión que trasciende a la
ciencias de la salud (lo técnico y científico) mediante conceptos de otra naturaleza vinculados
íntimamente a: la ética, el derecho y la deontología.-

1.1- Etica y Deontología


La Etica es parte de la filosofía y trata del bien en general y de la moral de las acciones
humanas en orden a su bondad o malicia y la Deontología que es el conjunto de principios y reglas
éticas que han de inspirar y guiar la conducta profesional.
La deontología se expresa a través de los deberes y obligaciones profesionales contenidos
en los Códigos de Etica o Códigos Deontológicos de las diversas profesiones, en nuestro caso las
de la salud.
Los principios y criterios de tales disciplinas intervienen en la regulación y orientación de las
relación: paciente-profesional porque tal relación humana no es una relación de “iguales” en ella
hay un marcado desnivel con claro predominio de lo técnico-científico del profesional que se va a
reflejar en deberes morales de aquel hacia el paciente que morigeran o atenúan tal desigualdad al
colocar en manos del paciente herramientas de control que limitan el poder del profesional.-

1.2- Derecho
Dijimos que esta Lección nos acercaría también a conceptos de otra ciencia cual es el
derecho.
El Derecho es por un lado: ciencia de “lo justo”, del “deber ser”, todo el derecho tiene
sustrato ético y es regulatorio de la conducta humana; pero por otra parte es conjunto de leyes
vigentes y se lo llama Derecho objetivo.
El Derecho objetivo: es el conjunto de normas que forman el ordenamiento vigente en un
país determinado, en un determinado momento histórico.
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Toda conducta profesional es susceptible de ser encuadrada en cumplimiento o
incumplimiento de deberes u obligaciones jurídicas dado que algunos deberes que en una primera
aproximación aparecen solo como éticos han sido plasmados en normas jurídicas cuyo eventual
incumplimiento acarrea sanciones por lo tanto, no exclusivamente éticas, sino civiles
(indemnizaciones por daño físico o psíquico) o penales (dolo o intencionalidad maliciosa en la
conducta profesional).-

1.3- Deontología
Deontología es el conjunto de deberes a que está obligado el profesional, generalmente
contenidos en Códigos de Etica.
Ello induce a que las conductas éticas, jurídicas y deontológicas a que está obligado el
profesional y los derechos del paciente, serán analizados en esta Lección.
Cabe acotar que dejaremos de lado, por exceder el marco de esta Lección, otras nociones
cuales son las provenientes de la epistemología, considerada ésta como doctrina de los
fundamentos y métodos del conocimiento científico y que también aportaría, desde la reflexión
filosófica, herramientas importantes especialmente para quienes, como audiólogos, se dediquen
a la investigación o a la formación. Quede para ellos la inquietud de bucear en esta disciplina para
acercarse a la evidencia de los límites, tan discutidos, y al valor del conocimiento científico .
Estas ineludibles incursiones en ramas de conocimiento tan distintas a la ciencia de la salud
se justifican y se imponen, porque aparece como sujeto de todas las acciones técnicas del
profesional (y por ende de la información científica objeto de esta capacitación universitaria): el
paciente y la problemática actualmente ineludible de: su autonomía (libertad, poder de decisión)
frente al tradicional “paternalismo profesional” y el respeto por su persona y por los derechos que
como tal le corresponden.

FILOSOFIA

ETICA DEONTOLOGIA DERECHO


Trata del bien en general y de Trata de los deberes del a) Ciencia de lo Justo y
la moral de las acciones Profesional Razonable
humanas en orden a su
b) Derecho Objetivo:
bondad o malicia
Conjunto de Normas
Jurídicas que forman el
ordenamiento vigente en
un país, en un momento
histórico determinado

RELACION PROFESIONAL DE LA SALUD - PACIENTE

CIENCIAS DE LA SALUD
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De lo hasta aquí apuntado resulta entonces que surgen discurriendo acerca de la relación
profesional-paciente: filósofos, bioeticistas, juristas, personas tradicionalmente ajenas al mundo
de las ciencias de la salud y que hoy se acercan prioritariamente al paciente e introducen planteos
en los que se defiende al mismo. Así, esgrimen criterios protectorios en aras de respetar no solo su
integridad física sino especialmente su integridad personal o moral.-

2- Competencia profesional - Finalidad de la competencia profesional


En la Introducción expresamos que: “los conocimientos hasta aquí adquiridos han tenido
por objetivo estructurar y deslindar el campo de la competencia profesional del experto”, ahora
cabe preguntarse, desde lo ético, para qué sirve adquirir una competencia profesional, cual es
entonces su finalidad y donde encuentra la competencia profesional su razón de ser.-

2.1- Concepto de: Competencia Profesional


Comenzaremos por tratar de dar el concepto de “Competencia Profesional” en general (o
sea el que seria aplicable a todas las profesiones), diciendo en una acepción restringida, que es
una atribución legal exclusiva acordada a quienes adquieren una especial idoneidad
personal de conocimientos científicos teórico-prácticos certificados por el Estado, para el
ejercicio habitual de determinadas acciones, servicios u obras, en forma excluyente, por
ser actividad de interés social.
En una acepción más amplia, la Competencia profesional es la aptitud de determinadas
personas para prometer y ejecutar en forma habitual determinadas acciones, servicios u obras, por
razón de tener una especial y probada idoneidad personal de conocimientos científicos teórico
prácticos en la actividad de que se trate.-

2.2- Conformación de la competencia profesional


Ineludiblemente para que la Competencia Profesional sea atribuible integralmente a un
profesional deberá conformar una tríada inescindible: idoneidad (conocimientos científicos-
formación- actualización), ética y responsabilidad.-

2.2.1- Idoneidad
Decimos que la Competencia Profesional tiene por presupuesto la idoneidad en cualquiera
de sus acepciones porque sin idoneidad no hay competencia sino mayores responsabilidades
emergentes, pese a ejercerse una actividad profesional habitual y aún cuando la ley la haya
avalado.
Además con la idoneidad inicialmente adquirida no basta, la Competencia Profesional
exige continuidad: mantener, actualizar y acrecentar, incluso creativamente, los conocimientos ya
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adquiridos, de acuerdo a los avances científicos y tecnológicos, conforme a los fines sociales a
que está destinada la profesión -en tanto es primordialmente servicio- y atento a la calidad
prometida de las acciones con las que se traduce el servicio prestado a los pacientes en la
realidad.-

2.2.2- Etica
También la ética es requisito que integra la competencia, conforme expresamos en el punto
2.1.1, porque la Competencia Profesional (adquirida y avalada por el Estado al establecer los
requisitos de toda titulación a través de su legislación) tiene finalidad y tal finalidad es ética.
La finalidad y justificación de la competencia atribuida al profesional se encuentra en la
existencia de una escala de valores morales y sociales universalmente aceptados -en lo ético-, en
la natural especialización y requerimiento de idoneidad de las conductas humanas y en la
trascendencia que esa especial idoneidad tiene dentro de aquella escala de valores morales y
sociales.
Hoy podemos afirmar que el ejercicio de una profesión de la salud es cada día menos
entendido como una habilidad o destreza que proviene de un titulo habilitante expedido por la
universidad y librado a la conciencia individual del profesional y es más entendido como un
quehacer que por la importancia de su finalidad ha convertido a la actividad profesional como un
ejercicio en “función social” con resonancia en la comunidad. Como consecuencia: se ha limitado
la libertad de actuación, se ha limitado la autonomía privada sujetando el actuar a exigencias que
surgen de normas legales y éticas que regulan la profesión y a principios jurídicos y éticos cuyo
desarrollo a nivel nacional e internacional es cada día mayor.
Siendo que el Experto en Audiología, desarrolla su competencia profesional en un área
especifica de la ciencia de la salud (como veremos al conceptualizarla) el eje ético en su accionar
será: la protección de la salud del paciente.
Por consiguiente, la finalidad de la competencia es: resguardar la salud del paciente
en una dimensión concreta y real, valor esencial que deberá orientar su especialidad
científica en sus diversas modalidades: prevención, diagnóstico, rehabilitación de los
trastornos auditivos del ser humano.
Siendo el valor esencial a resguardar la salud, este es derecho para el paciente y deber
para el profesional, deber de jerarquía superior que deberá compatibilizarse con otros cuales
pueden ser: la utilidad o lucro (el beneficio), el prestigio personal, la seguridad, etc.-

2.2.3- Responsabilidad
La responsabilidad es requisito que integra la competencia profesional por ser la
consecuencia natural de todo acto humano consciente y además porque si del acto o conducta
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profesional derivare un daño, una pérdida, un riesgo innecesario, para el paciente implica la
obligación de repararlo sin perjuicio de la eventual sanción ética.-

Atribución Legal exclusiva Certificada por el Estado


COMPETENCIA
Conocimientos Científicos Te órico-Prácticos
PROFESIONAL
Ejercicio habitual de acciones, servicios u obras
De Interés Social

CONFORMACION Idoneidad

DE LA Etica

COMPETENCIA Responsabilidad

2.3- Conceptualización de la competencia profesional del audiólogo


La Competencia Profesional del audiólogo consistirá en proveer los medios y las
acciones para la prevención, diagnóstico y rehabilitación de los trastornos humanos:
auditivos y de la comunicación.
Un campo más amplio aún abarca la definición ya vista en el Tema 2, cuyo autor, el
académico Prof. Enrique A. López Poveda- refiere a la dada por la Federación Europea de
Sociedades de Audiología (www.efas.org): “la audiología trata sobre la función y disfunción del
sistema auditivo: diagnóstico, rehabilitación, trastornos de la comunicación, formación e
investigación”.-

COMPETENCIA Proveer medios y acciones


Para Prevención, Diagnóstico y Rehabilitación
PROFESIONAL
Auditivos
DEL AUDIOLOGO Trastornos
Humanos De la Comunicación

3- El derecho a la salud- Consideraciones- Principios de ética en la práctica


asistencial pública y privada.
3.1- Derecho a la salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya en el año 1946 da una definición de salud
con sentido positivo excluyendo la idea de “ausencia de enfermedad” e incluyendo lo mental y
social al referirla como “estado de completo bienestar físico, mental y social ”.
En este marco se inserta el “derecho a la salud” en sus dos vertientes: por un lado su
reconocimiento como derecho subjetivo, íntimamente unido a la dignidad e integridad de la
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persona humana y por otro lado como mandato objetivo dirigido al accionar público en su rol de
intermediario para la concreción de los mandatos constitucionales (ver Constitución Española
(art.43).
El derecho a la salud está adscripto al derecho a la vida y a la integridad física y mental que
tiene toda persona, es el sustrato indispensable para el ejercicio de otros derechos, para la
realización de valores en la vida y en el proyecto personal de todo ser humano.
La Constitución Española, la legislación dictada como consecuencia y las normas
deontológicas para profesionales de la salud sancionadas, han hecho explicita la protección y
garantía del derecho a la salud, que integra los derechos humanos, que en la actualidad tienen un
franco carácter expansivo.
Tales derechos, reconocidos por pactos y convenciones internacionales se han traducido
normativamente y en el ordenamiento jurídico y ético español: aumentando y profundizando no
solo su contenido (tal como sucede con el de la salud) sino garantizando su protección.
Por lo tanto la salud no es un bien económico sino una exigencia social a satisfacer.
La delicada naturaleza del derecho que está en juego en la relación profesional de la salud-
paciente (cual es la preservación de la salud, componente esencial del derecho a la vida) nos
revela una vez más que pocas actividades profesionales demandan tantas consideraciones éticas
como el ejercicio de la competencia en una profesión sanitaria (tanto en el ejercicio profesional
público como privado).-

3.2- Principios éticos en el ejercicio profesional


Reconocen por bioeticistas, filósofos y juristas, tres principios éticos fundamentales que tal
ejercicio profesional conlleva, en función de los intereses de las personas y atendiendo
primordialmente al respeto y la protección de los derechos fundamentales, tales principios son : el
principio de autonomía, el principio de beneficencia y el principio de confidencialidad.
Es útil recordar que desde el juramento hipocrático, la tradición occidental de los
profesionales de la salud ha visto en sus preceptos el paradigma de lo que consideran el “retrato de
lo que debe ser un buen profesional” y en ese sentido han orientado su práctica casi
exclusivamente por el principio de beneficencia. Con los avances científicos y de la tecnología se
han ido delineando otros principios fundamentales que conforman lo que hoy se llama bioética. Por
último en las sociedades que fundan su organización en derechos humanos universalmente
aceptados cuales son: la dignidad, la inviolabilidad, la libertad y autonomía de las personas,
aparece en el siglo XX el llamado principio de autonomía del paciente.-

3.2.1- Principio de beneficencia


El principio de beneficencia tiene dos aspectos, uno de acción-positiva y otro negativo o de
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abstención, así: es deber del profesional actuar en beneficio del paciente o sea contribuir
positivamente al bienestar del mismo; el otro aspecto significa abstenerse de causar
cualquier daño físico o psíquico al paciente (también conocido como principio de no
maleficencia). El de beneficencia, en sus dos aspectos, era el único principio de relevancia hace
pocas décadas dado que la relación profesional-paciente era de verticalidad (relación casi
paternal) y el paciente se encontraba en situación de sumisión. Se esperaba que el profesional de
la salud actuara siempre en beneficio del paciente y sobre él recaía exclusivamente la
responsabilidad de decidir que era lo mejor en cada caso.
Actualmente debe prevalecer el principio de autonomía siempre y cuando coincida con el
de beneficencia (por ej: no puede solicitar un paciente una prestación sanitaria, sea procedimiento,
terapia, tratamiento, que implique someter a un riesgo intolerable a una persona o que pueda
producir un daño, en tal caso el profesional debe plantear su objeción -a ciencia y conciencia- y
rechazarlo a pesar de la solicitud del paciente; tratándose de una estructura sanitaria pública
plantear el problema a una instancia superior de la institución, quien deberá tomar decisión en el
caso).-

3.2.2- Principio de autonomía (derecho del paciente)


La verticalidad basada en una credibilidad ciega, con la conquista de los derechos de las
personas y la regulación de los deberes éticos y jurídicos de los profesionales, se convirtió en
relación de horizontalidad basada en confianza fundada y la sumisión pasó a ser aceptación a
partir del convencimiento. Entonces, comenzó a prevalecer el principio de autonomía: entendida
como el derecho del paciente al respeto por sus decisiones, significa que cada actuación
profesional debe ser concientemente aceptada por el paciente. Este deberá consentir,
consciente e informadamente sobre la exploración, la técnica diagnóstica o terapia de la que será
objeto, conociendo beneficios, riesgos potenciales y alternativas posibles.-

3.2.2.1- Deber de informar (obligación profesional): correlativo del derecho de autonomía


del paciente es el deber de informar a cargo de los profesionales de la salud, ello le posibilita al
paciente como ser humano el ejercicio del poder decisión o sea le permite el ejercicio de
facultades inherentes a sus valores, sus ideales, su libertad, su dignidad, su integridad física y/o
psíquica, etc.
No basta para cumplir tal deber con una simple firma de autorización de un paciente previo a
un examen diagnóstico o a la provisión de un audífono, el profesional debe informarlo con términos
sencillos y adaptados al perfil de formación intelectual del paciente, respetando a posteriori su
decisión en cuanto la misma sea firme y tomada con la mejor y más completa información que
sea: adecuada y veraz. Se dejan a salvo los casos de pacientes con incapacidad absoluta o
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relativa que están imposibilitados para decidir por sí (por edad, limitación intelectual grave,
discapacidad mental, etc.) en tal caso decidirán los responsables de los mismos: padres, tutores,
familiares etc.
El deber informativo es una obligación en cabeza del experto que se materializa en un
diálogo profesional que deberá abarcar todas las fases del tratamiento sin alentar falsas
expectativas ni disminuir los posibles riesgos que pudieren existir.-

3.2.2.2- Consentimiento informado (paciente-profesional): éste es a su vez la contrapartida


del deber de informar y consiste en el derecho de toda persona, como agente moral
autónomo, de recibir la información necesaria para formar opinión. El consentimiento
informado es la manifestación más evidente del principio de autonomía.
La relación profesional o técnico de la salud-paciente fue evolucionando históricamente
desde un modelo autoritario (culturas primitivas y prehelénicas) a un modelo paternalista (cultura
griega: donde el curador tenía rol de padre-protector y el paciente el hijo que debía obedecer) para
posteriormente alcanzar desde mediados del siglo XX el llamado modelo autonómico -donde la
relación ha tendido a ser igualitaria y en el que las decisiones del paciente requieren respeto.
La relación profesional de la salud-paciente no se agota con el cumplimiento de la
obligación de informar, requiere que el paciente-destinatario tenga una función participativa y de
colaboración.
De parte del emisor de la información exige la responsabilidad de dar un dictamen
claro, fundado y completo y por parte del receptor: recibir la información, comprenderla
totalmente, elaborarla intelectualmente y, como consecuencia, dar su opinión consintiendo
(o no).
No desconocemos que las relaciones sanitarias han tendido a la masificación y
despersonalización con deterioro de un modelo basado en la confianza, siendo que la modalidad
más extendida para otorgar las prestaciones de salud, es la actividad desarrollada de los grandes
hospitales o clínicas o cualquier institución sanitaria y ello ha impedido presuponer opinión y
jerarquía de valores en relaciones que se producen prácticamente “entre desconocidos”.
Frente a esta complejidad progresiva de las realidades sociales acuden las normas
jurídicas y las normas éticas a regular, a pautar, las conductas debidas entre las partes en la
relación profesional-paciente.

3.3- Principio de confidencialidad - Secreto profesional


De los tres principios éticos que el ejercicio profesional conlleva hemos desarrollado dos
(beneficencia y autonomía), abordaremos el tercero: el principio de confidencialidad que
entronca directamente con el derecho a la privacía y a la intimidad del paciente como
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derecho personalísimo.

3.3.1- Secreto profesional


La contrapartida o el reverso del derecho del paciente a la confidencialidad es el deber de
secreto profesional a cargo del mismo.- Se trata de un tema que prima facie aparece como simple
pero entendemos que requiere un análisis pormenorizado para su comprensión y alcances.- Para
el desarrollo que sigue hemos recurrido a un extracto de un exhaustivo trabajo doctoral sobre el
tema que nos ocupa: se trata de la tesis doctoral realizada por el Dr. Gustavo Brouwer de Koning
(ver detalle en Bibliografía) encuadrada en un Programa Cooperativo Internacional “Medicina
Legal y Forense” realizado entre la Universidad de Murcia y la Universidad “Blas Pascal” de
Córdoba (Argentina).
El referido autor para proceder con orden y método en su exposición acerca de la
naturaleza del secreto profesional, sus características y los alcances de su obligatoriedad trata de
responder adecuadamente a las clásicas preguntas que ya en el siglo I Plinio realizara en su
famosa “Historia Naturalis” y que trataremos de sintetizar, indicando, en primer lugar, a que tema
referirá cada respuesta a cada una de las siguientes preguntas:
“¿Qué?” naturaleza del secreto profesional;
“¿Por qué?” causalidad del secreto profesional;
“¿Para qué?” finalidad del secreto profesional;
“¿Cómo?” modalidad de aplicación del secreto profesional;
“¿Cuándo?” temporalidad de aplicación del secreto profesional;
“¿Dónde?” ámbito de aplicación del secreto profesional;
Las respuestas a estas preguntas, cuya orientación hemos señalado en cada una, podrá
contribuir a establecer frente a un posible conflicto ético si los términos contrapuestos en la realidad
profesional pueden en la realidad resolverse en base a pautas racionales, lógicas y objetivas.-

3.3.1.1- ¿Qué? -la naturaleza del secreto-: la palabra secreto, etimológicamente proviene
del latin: “secretum” (separado, retirado, escondido, oculto), es un conocimiento que se tiene pero
no se revela, se conoce pero no se divulga.- El Diccionario de la Lengua Española (22ªEdición)
dice: “cosa que cuidadosamente se tiene reservada u oculta”; en otra acepción: “reserva, sigilo”.
Cuando a la palabra secreto le agregamos “profesional” ó “médico”: se está
especificando la materia o contenido del secreto y específicamente se alude al origen de ese
conocimiento. El contenido del conocimiento es directo y específico, refiere a la salud, la afección o
la enfermedad, la vida o la muerte de un ser humano determinado. Decimos también y
principalmente al origen de ese conocimiento porque quien lo tiene, el profesional, lo adquirió por
ser quien atiende como tal al paciente.
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A la pregunta sobre ¿qué es el secreto profesional? Respondemos entonces con una 1ra
definición: “Es un conocimiento que se tiene sobre la salud y/o la vida de personas
determinadas, adquirido por el hecho de ser experto (profesional de la salud o médico) y/o
actuar como tal, y que la razón dictamina que no debe divulgarse sino mantenerse oculto
con discreción y juicio”. Hay aquí un sujeto que conoce: un ser humano racional por lo tanto sus
actos deben regirse por la recta razón (el profesional), hay un objeto conocido: la realidad de otro
sujeto o cuando menos aspectos esenciales de él y hay una disposición de la razón que no se
divulgue tal conocimiento sino que permanezca oculto con discreción.
Aquello que se conoce por el profesional es un aspecto de la intimidad de otra persona que
es su paciente y lo que se conoce afecta la libertad y la dignidad de éste. Este derecho a la
intimidad, genera automáticamente en el sujeto que conoce, la obligación de respetarlo como
imposición de la recta razón”.
Esto nos acerca a una 2da definición más concreta:
“Se entiende por secreto profesional la obligación del profesional de respetar el
derecho a la intimidad de sus pacientes, guardando secreto e impidiendo la divulgación de
lo que se enterare sobre la vida de los mismos cuando actuare como profesional, o por el
hecho de ser tal”.
Cuatro puntualizaciones se reconocen por algunos autores para delimitar el alcance del
secreto profesional:
1) Hecho referido a la vida privada de una persona que se quiere mantener fuera del
conocimiento de los demás. No es indispensable que el hecho sea en sí delictuoso o
inmoral, basta que exista el interés de mantenerlo reservado y que se trate de un interés
razonable,
2) Hecho llegado a conocimiento del sujeto que tiene la obligación de conservarlo “en el
ejercicio de sus funciones” o “al prestar los auxilios de su profesión”;
3) Es necesario que la divulgación del hecho pueda causar daño, no necesariamente un
daño efectivo basta la posibilidad de causarlo, pudiendo tratarse de un detrimento
patrimonial o de un sufrimiento moral (honor y fama de una persona);
4) El hecho puede haber sido comunicado al profesional o simplemente advertido por éste,
no siendo necesario que se haya comunicado como confidencia, basta que el conocimiento se
haya obtenido por razón de la profesión.
Esto se expresaba hace veinticinco siglos en el juramento hipocrático: “Guardaré silencio
sobre todo aquello que en el ejercicio de mi profesión, a aún fuera de él, oiga o vea en la vida de los
hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de
ellas”
Queda evidenciado entonces, después de siglos de formulación, que lo que no está
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discutido y se da por aceptada es la necesidad del secreto profesional. Lo que en la actualidad la
sociedad se plantea es acerca de sus alcances y límites y éstos solo pueden dilucidarse
correctamente abandonando una visión paternalista de las ciencias de la salud y situando la
cuestión en la óptica ético-jurídica autonómica.

3.3.1.2- ¿Porqué? -causalidad del secreto profesional-: formuladas las anteriores


definiciones resulta evidente y hasta aparece repetitivo decir porqué el secreto profesional es
necesario y obligatorio. La causalidad apunta a la razón de ser del secreto y ésta radica en el
bien jurídico a proteger con el secreto. La obligación profesional de guardar y no divulgar el
secreto conocido en el ejercicio profesional y surge porque el paciente tiene un derecho, el derecho
a la intimidad y privacía que son un desprendimiento específico de su derecho a la libertad.
El secreto profesional no protege una propiedad del paciente, sino que protege el
derecho de aquel a la privacía e intimidad, la cual o parte de la cual ha quedado en conocimiento
del profesional como producto ineludible de la confidencialidad ínsita en cualquier acto profesional
y de todo profesional de la salud en el ejercicio de sus funciones como tal.-

3.3.1.3- ¿Para qué? -finalidad del secreto-: la relación profesional de la salud-paciente,


desde sus orígenes se desarrolló con una finalidad: rehabilitar de una afección, mejorar la vida
o la calidad de vida, etc. Entonces, para lograr tal finalidad del acto profesional es necesaria la
confianza del paciente y la confianza no se genera sin la seguridad del paciente que su derecho
a la intimidad no será defraudado y que lo que cuenta a su profesional en confianza no será
divulgado.-

3.3.1.4- ¿Cómo? -modalidad del secreto-: la obligación del secreto surge de la ley natural
de que los derechos deben ser respetados pero también está enraizado en la ley natural que
los derechos no son absolutos dado que existe una prioridad u orden natural esencial en los
derechos. Esta prioridad es lo que ha de tenerse racionalmente en cuenta cuando existe un
conflicto entre diversos derechos de distintas personas. Entonces puede prevalecer un derecho
superior: el derecho no prioritario no queda anulado, queda en suspenso su aplicación y como
consecuencia queda en suspenso la obligación de secreto que lo genera. Desaparecidas las
circunstancias que generaron la suspensión, vuelve a tener pleno vigor y vigencia el secreto y por
lo tanto también la tiene la obligación de respetarlo.
Los casos generales en que el derecho individual del paciente a su privacía debe ceder
suceden cuando hay prevalencia o prioridad de un derecho colectivo o bien público sobre el
derecho individual, o p.ej del derecho a la vida por el derecho a la intimidad, la obligación de
secreto queda en suspenso mientras dure la colisión o conflicto de derechos.
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Con tal criterio, por otra parte, queda resuelta la cuestión acerca de si el profesional puede
“comunicar algo obteniendo el permiso del paciente”. Si el sujeto del derecho decide libremente no
ejercerlo (porque da permiso), la obligación de respetarlo cesa (no es que se ha revelado un
secreto con permiso sino que el secreto ha dejado de ser tal por voluntad del sujeto que lo detenta).
Otra cuestión vinculada a la modalidad del secreto consiste en que debe tenerse en cuenta
que “si se resguarda la identidad del paciente se salvaguarda el derecho a la intimidad, por lo tanto
la comunicación con fines estadísticos o científicos de lo que ha sido conocido en el acto
profesional no constituye una falta a la obligación de preservar el secreto si se preserva la
identidad de manera que el paciente no pueda ser identificado”.
Ya en tiempos de Hipócrates las historias clínicas se identificaban en forma impersonal,
seguidas de expresiones griegas como “primus”, “secundus”, “tertius”, así consta en historias
clínicas conservadas en la Academia de Medicina de Nueva York.
Ya en el año 1996 en España, Palma de Mallorca, el documento de la Sociedad Española
de Medicina de Familia y Comunitaria dice que debe implementarse en las historias clínicas,
sobretodo en las informatizadas electrónicamente, “el encriptamiento del bloque de identificación
del paciente como medida efectiva para preservar la confidencialidad”. Sin embargo no deja de
señalar el mismo documento que algunos autores se plantean la duda si el acceso rápido y sencillo
a los datos (médicos) acerca de la salud de una persona mejora realmente su atención sanitaria o
meramente “agiliza el papeleo”, implicando igualmente el riesgo de comprometer la esfera privada
del paciente.-

3.3.1.5- ¿Cuándo? -temporalidad de aplicación del secreto-: el cuando refiere al tiempo


que dura la obligación a cargo del profesional de mantener el secreto. Los autores concluyen
que siendo que el bien que se protege es el derecho a la intimidad y privacía del paciente, la
obligación dura mientras dura el derecho que la origina o sea que, en toda circunstancia, mientras
el derecho no cese, persiste la obligación.
Sería lógico concluir que la muerte del paciente hace concluir la obligación de secreto y el
profesional quedaría liberado de la misma.- Acotamos que existen Códigos de Etica que sostienen
expresamente que la muerte del paciente no libera al profesional de la salud (Código de Navarra,
Colombia, Venezuela).
Corresponde, por lo tanto, preguntarse ¿si muere el paciente mueren todos sus
derechos?. Hay discrepancias al respecto. Si se acepta la muerte biológica del individuo como
una desaparición absoluta: la muerte hace cesar todos sus derechos. Por el contrario, quienes no
aceptan tal postura, sostienen que la muerte de una persona no implica su desaparición como ser
social y que mientras perdura su memoria en la sociedad de la que formó parte se mantiene la
obligación de secreto. Solo hasta que dicha memoria se atenúe hasta disolverse y confundirse en
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el colectivo la persona sigue existiendo como ser social y por lo tanto su derecho a la
confidencialidad sigue teniendo vigencia (P.ej: la honra y fama de una persona no cesan de
inmediato con su muerte biológica, pudiendo ser incluso de interés familiar mantener el secreto).-

3.3.1.6- ¿Dónde? -Ámbito de aplicación del secreto-: siendo que el bien jurídico protegido
es el derecho a la intimidad y privacía de un ser humano, se trata de un derecho inherente a la
persona como tal, por lo tanto no tienen relevancia ética ni jurídica: el lugar donde viva el
paciente, la lejanía o cercanía del lugar donde resida o donde viva el profesional, etc. y por lo
tanto tales ámbitos o similares no limitan ni condicionan la obligación de secreto profesional que
sigue vigente.
Por ejemplo: divulgar, realizar comentarios de lo conocido en el acto profesional por el
hecho de ser tal, aun cuando se produzcan en un ambiente exclusivamente profesional (ya
fuera una reunión científica o un mero café entre colegas), sin preservar eficazmente la
identidad del paciente, es vulnerar el secreto.
Debe tenerse presente, actualmente, respecto del trabajo en equipos de salud, que es
común entender que como el equipo de salud comparte la obligación de secreto, se cae con
facilidad en el error de creer que compartir el secreto significa que no existe la obligación de
preservarlo por el solo hecho de ser todos parte de un equipo de trabajo.- Cuando el correcto es el
razonamiento inverso: compartir el secreto solo significa que si algún miembro del equipo por su
desempeño como tal o por el hecho de ser tal, llegare a conocer algo atinente al secreto o parte de
él, comparte la obligación de preservarlo.
El profesional está obligado por el secreto profesional, independientemente del
lugar donde actúe (consultorio privado, sala, hospital o centro de sanitario público) y
siendo el bien a proteger el derecho del paciente a su intimidad y privacía, nunca es el lugar
donde se encontrare lo que origina sus derechos sino su condición de persona humana.
En síntesis: ante el problema conductual del profesional de resolver situaciones cotidianas,
la definición de secreto profesional (qué?) como un juego mutuo de obligación-derecho entre
profesional-paciente y las respuestas dadas a los interrogantes planteados (¿Por qué?; ¿Para
qué?; ¿Cómo?; ¿Cuándo? y ¿Dónde?) podrán contribuir a establecer frente a un posible conflicto
ético si los términos contrapuestos pueden en la realidad resolverse.
Por último, los criterios vigentes en materia de resguardo del secreto profesional
ante su eventual levantamiento son de carácter restrictivo:
— así es deber del profesional velar por la intimidad del paciente ante terceros;
— guardar el secreto de toda la información clínica y no relacionada con su problema que el
paciente le haya podido confiar;
— sólo podrá dar información a terceros con la debida autorización y sólo aquella que le fue
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requerida, no toda la historia clínica del paciente o la documentación en poder del profesional;
— la solicitud de un juez, por escrito, debe ser acatada en los términos de la petición formulada.-
— frente a los requerimientos de los medios de comunicación no existe obligación de develar el
alcance de trastornos, lesiones o pronósticos de un paciente salvo si así lo solicita éste o su
familia.-

Principio de Beneficiencia
PRINCIPIOS ETICOS EN
Principio de Autonomía Deber de Informar
EL EJERCICIO
(derecho del Paciente) Consentimiento Informado
PROFESIONAL
Confidencialidad Secreto Profesional

SECRETO ¿Qué es? Conocimiento que no debe divulgarse

PROFESIONAL ¿Porqué? Hay bien jurídico protegido:


derecho a la privacía e intimidad del paciente
¿Para qué? Finalidad del Acto Profesional:
Rehabilitar – Confianza del Paciente
¿Cómo? Por Ley Natural respeto a los derechos. Sólo se
suspende la obligación de secreto por derecho
prioritario: Interés Público (ver casuística)
¿Cuándo? Tiempo que dura la obligación del Secreto

¿Dónde? Sigue vigente la obligación del secreto. No tiene


relevancia ética ni jurídica el lugar donde residan
paciente o profesional.
Obligación profesional de preservar la
identidad del paciente:
• Discusión de casos en equipo
• Investigaciones científicas o técnicas
4- Responsabilidad profesional, dolo y culpa
4.1- Revisión de conceptos anteriores
En la Introducción ya dijimos que toda conducta profesional es susceptible de ser
encuadrada en cumplimiento o incumplimiento de deberes éticos y también en cumplimiento o
incumplimiento de obligaciones jurídicas, incluso dijimos que algunos deberes que en una primera
aproximación aparecen como simplemente éticos han sido plasmados en normas jurídicas cuyo
eventual incumplimiento acarrea sanciones civiles (indemnizaciones por daño físico o psíquico) o
penales (dolo o intencionalidad en la conducta profesional).- Ello así independientemente de las
sanciones éticas que pudieren corresponder.
Asimismo en el punto 2.2 subtitulado “Competencia Profesional” dijimos que para que la
misma sea atribuible integralmente a un profesional deberá conformar una tríada inescindible:
idoneidad (conocimientos científicos - formación - actualización), ética y responsabilidad
profesional.
También expresamos en el punto 2.2.1 subtitulado “Idoneidad”, que sin idoneidad no hay
competencia sino mayores responsabilidades emergentes, pese a ejercerse una actividad
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profesional habitual y aún cuando la ley la haya avalado.-Además expresamos que con la
idoneidad inicialmente adquirida no basta, la Competencia Profesional exige continuidad:
mantener, actualizar y acrecentar, incluso creativamente, los conocimientos ya adquiridos, de
acuerdo a los avances científicos y tecnológicos, conforme a los fines sociales a que está
destinada la profesión.
Luego analizamos los principios que sustentan los derechos y obligaciones en la relación
humana profesional-paciente, que esta relación se traduce en actos profesionales y que como toda
relación humana la misma genera responsabilidades.
En el orden natural de las conductas humanas la responsabilidad consiste en la
capacidad para aceptar las consecuencias de un acto consciente y voluntario.-

4.2- Responsabilidad Profesional


Para que exista responsabilidad profesional en sentido jurídico la conducta profesional
debe provocar un daño al paciente. Por lo tanto, cuando de los actos profesionales derivan
daños materiales o morales o sea cuando la conducta deriva en daño a la persona o
frustración en las expectativas del paciente respecto de su salud (rehabilitación, mejora de
calidad de vida, etc) se genera la obligación de reparar la pérdida o el daño causado en
virtud del contrato o porque lo exige la ley. Este es el tema de responsabilidad profesional que
corresponde a la ciencia jurídica, al derecho, consistente en la obligación de reparar el daño
causado porque la relación paciente-profesional sanitario (o profesional de la salud), es
contractual y generalmente se trata de contrato verbal . Que es contractual, es criterio aceptado en
la doctrina y legislación de muchos países aún cuando en España existe la tendencia a ubicar la
relación profesional-paciente dentro del orden público.
La obligación de reparar el daño causado existe igualmente aún cuando se trate de
servicios gratuitos e incluso cuando el paciente no haya contratado directamente con el profesional
sino a través de un establecimiento público.
Además y por otra parte se trata de una obligación de medios y no de resultado.
Que la obligación profesional es de medios y no de llegar a un determinado resultado
aparece como la más adecuada para las obligaciones que asume el experto audiólogo, dado
que como especialista en la prevención, diagnóstico y rehabilitación de los trastornos
auditivos y de la comunicación no se obliga ante el paciente a un resultado que
indefectiblemente deba darse sino al empleo idóneo, ético y eficiente de todos los medios
científicos, técnicos e instrumentales necesarios que la ciencia, la prudencia y la buena fe
aconsejan para el caso, sin que tal actuar signifique un resultado estrictamente
predeterminado (la curación del trastorno, por ejemplo). Cumplida de tal modo la obligación
profesional quedaría excluída culpa o dolo.
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Existe cuando se provoca


RESPONSABILIDAD
PROFESIONAL Daño al Paciente

Capacidad de aceptación de Se genera la obligación de


las consecuencias de un acto
consciente y voluntario Reparar el daño = Indemnización
4.3- Responsabilidad profesional por dolo y por culpa
La responsabilidad profesional obliga a todo profesional a indemnizar los daños que cause
en el ejercicio de su profesión cuando hay dolo o culpa de su parte. La responsabilidad civil se
resarce mediante indemnización que generalmente se establece judicialmente con el debido
ejercicio del derecho de defensa y la responsabilidad penal puede dar lugar a penas privativas de
la libertad. En ambos casos puede incluirse condena de inhabilitación por un tiempo determinado
(se le impide el ejercicio de la profesión).

4.3.1- Dolo
El dolo es engaño, fraude, simulación ( Dicc.R.Acad.). En los actos jurídicos, voluntad
maliciosa de engañar a alguien o de incumplir una obligación contraída.
Hay dolo en la conducta o en el acto profesional cuando existe la voluntad maliciosa
de engañar al paciente o de incumplir la obligación contraída y se produce daño (habrá
responsabilidad dolosa: cuando se afirma como verdadero lo que se sabe -con malicia, no por
error- que es falso; cuando se cobran prestaciones que no se realizaron; cuando con cualquier
artificio, argucia o maquinación se consigue la ejecución de un acto, por ej.). Los daños
ocasionados con motivo de la conducta dolosa dan lugar, a favor del paciente de la indemnización
que será proporcional al daño causado o al que podría haber sido causado. La existencia del dolo
genera responsabilidad penal.-

Existe voluntad maliciosa de


RESPONSABILIDAD engañar al paciente o de
PROFESIONAL incumplir obligación contraída
ocasionando daño.

POR DOLO

Da lugar a:
POR DOLO Indemnización Reparatoria
Hay malicia, no error Responsabilidad Penal
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4.3.2- Culpa
Hay culpa cuando se produce daño o perjuicio, sin malicia y por alguna causa que no se
pudo evitar pero era obligación evitar. En la conducta culposa del profesional hay negligencia
o sea omisión de las diligencias que exigiere la naturaleza del acto profesional y que
correspondieren a las circunstancias de de las personas, del tiempo y del lugar a fin de
evitar el daño sobreviviente.
La culpa radica en: una inadvertencia, una incuria, un descuido (la palabra negligencia
encierra éstas en un concepto global).
El profesional que obra con culpa, no tenía intención de causar el daño producido, pero
estaba en el deber de advertir las consecuencias de sus actos, de prever el resultado de su
acción y porque no lo previó el daño y no lo evitó, pudiendo hacerlo, se lo hace responsable del
mismo y se lo obliga a repararlo.
La conducta profesional imprudente consiste en la omisión de una acción necesaria que
produce daño, por lo tanto genera culpa y por lo tanto da lugar a la responsabilidad resarcitoria del
daño (indemnización). La imprudencia que origina daño es conducta culposa aún cuando admita
diversos grados: es simple cuando se manifiesta en la ausencia de las precauciones exigibles en
el acto profesional y en su forma grave o temeraria se expresa como “el descuido negligente de los
más elementales cuidados”, ambas manifestaciones general responsabilidad que se graduará
según la gravedad del daño producido. Cabe señalar que en las profesiones sanitarias con
frecuencia se pueden ocasionar daños a los pacientes: por escasa formación profesional, por falta
de atención, por cansancio.
La existencia de culpa produce responsabilidad civil.-
Existe daño producido por una
RESPONSABILIDAD causa que
PROFESIONAL no se pudo evitar pero era
obligación evitar
POR CULPA

POR CULPA Da lugar a:


Inadvertencia, negligencia, Indemnización
imprudencia, descuido
(responsabilidad resarcitoria del daño)

5- Reglas deontológicas -Titulación e intrusismo profesional


La mayor parte de las profesiones sanitarias, aunque no aún la de experto en audiología ni
la de técnico superior en audioprótesis, mantienen su identidad y defienden sus intereses, como
corporación con una profesión común, mediante los Colegios Profesionales. Estas organizaciones
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quedan reconocidas por el art. 36 de la Constitución Española que dice que:“La ley regulará las
peculiaridades propias del régimen jurídico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las
profesiones tituladas. La estructura interna y el funcionamiento de los Colegios deberán ser
democráticos”.
En la normativa de los Colegios Profesionales la colegiación es obligatoria, por ella el
colegio asume y reconoce a un nuevo profesional como un igual en derechos y obligaciones y sin
colegiación no se puede ejercer legalmente aquellas profesiones de la salud que tienen Colegios.
Tales Colegios son entidades sin ánimo de lucro mantenidas con las cuotas de sus
colegiados, cuya misión esencial es la defensa de la profesión, como grupo define sus acciones y
los límites de éstas, los requisitos mínimos del colegiado para ejercer, los límites territoriales del
ejercicio profesional , mantiene el código deontológico y promueve la defensa contra el intrusismo
profesional.
Ya someramente sintetizada la problemática jurídica de la responsabilidad profesional en el
punto 4 precedente, debemos señalar la importancia de las reglas deontológicas en materia de
responsabilidad.
En la “Introducción” de esta Lección dijimos que nos adentraríamos en campos del
conocimiento que trascendían las ciencias de la salud (ética, derecho y deontología), así hemos
desarrollado la temática desde lo ético-jurídico (puntos 2 3 y 4), consideramos necesario introducir
finalmente algunas nociones vinculadas a las profesiones sanitarias y lo deontológico.
Las reglas deontológicas de los profesionales de la salud se refieren a los deberes u
obligaciones que están comprometidos en la relación profesional-paciente que, como ya
expresáramos, no es relación de “iguales” en ella hay un marcado desnivel con claro
predominio de lo técnico-científico del profesional que se refleja precisamente en deberes
morales y jurídicos que están a su cargo para morigerar tal desigualdad y posibilitar al
paciente “herramientas de control” de tal poder. Las reglas deontológicas se expresan en los
llamados Códigos Deontológicos que han sido promovidos y promulgados por los Colegios
Profesionales o por las Asociaciones Internacionales de las profesiones sanitarias. Un Código
Deontológico contiene un conjunto de deberes, obligaciones o recomendaciones éticas que debe
cumplir el que ejerce la profesión de que se trate en su práctica profesional o asistencial; la
vulneración de alguno de sus preceptos, a juicio de un comité de expertos del colegio profesional o
de una asociación nacional o internacional acarrea sanciones éticas, suspensión de la actividad
profesional o puede apoyar también, con carácter de informe pericial, la condena ante un tribunal.
Igualmente un informe favorable del Comité o Comisión de Etica de un Colegio respecto
del imputado por incumplimiento ético puede servir de fuerte apoyatura para la exculpación ante un
tribunal.
Como dijimos al comienzo de este punto la profesión de audiológica no ha formado
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Colegio Profesional, indudablemente por el hecho de tratarse de una nueva titulación. En el
campo común de la audiología, por su parte la profesión técnica de audiprotesistas, se ha
agrupado, no en Colegio, sino en Asociación.- Efectivamente La Asociación Nacional de
Audioprotesistas nació en 1976 por iniciativa de un grupo de personas de especial relevancia en el
sector. Las metas se orientaban en tres ejes principales: impulsar la formación de los
audioprotesistas, regular el ejercicio profesional y pertenecer a entidades asociativas que
consolidaran el papel de la organización dentro y fuera de España.
En la década de los 60 se constataba una gran carencia de formación en el sector de los
audífonos. Se vendían en sitios insospechados e incluso en bazares.
En 1970 aparecieron en el mercado los primeros audífonos con circuito integrado, que
ofrecían muchas posibilidades de modificación de proceso y señal que eran desconocidas hasta
entonces. Como consecuencia, se hacía más evidente la necesidad de formar a las personas que
adaptaban y vendían los nuevos aparatos, de impulsar una legalización de la profesión y de
generar un nuevo ordenamiento relativo a autorizaciones o legalizaciones en la venta de
audífonos.
A finales de 1976 se celebró la Asamblea Fundacional de la Asociación Nacional
Sindical de Audioprotesistas (A.N.S.A.) Posteriormente, con los cambios legislativos del
nuevo régimen político, se transformó en la Asociación Nacional de Audioprotesistas
(A.N.A.).
En 1977, la A.N.A. fue admitida en la Asociación Europea de Audioprotesistas (A.E.A.) y en
1979 en Madrid se celebró el Primer Congreso Nacional de Audioprotesistas. Desde entonces, la
intensa actividad de la A.N.A. ha logrado crear un marco legal de regulación y jerarquización
importante en torno a la formación de los audioprotesistas, la profesión y la venta de los audífonos.-
En el orden deontológico por analogía entendemos que es orientador de los deberes éticos
en las referidas prácticas profesionales el “Código Español de Buenas Prácticas para la
Promoción de Medicamentos” (Versión 2005), cuya lectura recomendamos, si bien se refiere a
los medicamentos de uso humano resultaría aplicable a la provisión de audífonos, por contener
reglas detalladas y claras acerca de la información (honesta, precisa y objetiva), la publicidad, etc
a fin de que permita tomar a los profesionales, decisiones racionales para su utilización con el
objeto de garantizar que las misma se lleven a cabo respetando los más estrictos principios éticos
de profesionalidad y de responsabilidad.
En el orden formativo y orientador de conductas y por su contenido enriquecedor en
conceptos éticos, recomendamos asimismo la lectura de los deberes del Código Deontológico
de la Medicina de España y del Código Internacional de Etica Médica, toda vez que puede
servir también de inspirador para la confección de un código deontológico propio para quienes
atienden en su quehacer profesional los trastornos auditivos y de la comunicación.-
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5.1. Titulación e intrusismo profesional


En el concepto de competencia profesional dado al comienzo de esta Lección ( puntos 2.1
y 2.2.) solo caben aquellos personas que hayan recibido capacitación específica, calificada y
avalada legalmente, por lo tanto el concepto de competencia solo se corresponderá con
titulaciones legalmente avaladas, por ejemplo, la de Experto en Audiología que es objeto de esta
formación universitaria de la Universidad de Salamanca, la de Técnico Superior en Audioprótesis o
titulaciones de similar formación legalmente avaladas.
En aras de la calidad en la formación aparece indispensable atender a los criterios que el
académico Enrique López Poveda daba en la Lección 2 de este Ciclo Formativo en relación a la
necesidad de apuntar a una formación multidisciplinar del “audiólogo general” que se base en la
adquisición de un conjunto de destrezas específicas que actualmente se consideran propias de
otras disciplinas y se atienda a las recomendaciones de la Federación Europea de Sociedades de
Audiología dadas en Burdeos en el año 2001, teniendo presente que “ayudar a las personas
hipoacúsicas no consiste sólo en esforzarse por restaurar la audición mediante prótesis u otros
dispositivos de ayuda sino también en responder a sus necesidades sociales sea cual fuere su
naturaleza…”.

5.1.1- Intrusismo profesional


El intrusismo profesional consiste en el ejercicio de actividades profesionales por
personas no autorizadas legalmente para ello.
Puede existir, porque personas no tituladas pueden ejercer como profesionales sanitarios
si no les fuese exigida en su demarcación geográfica la presentación del titulo acreditativo.
También existe intrusismo cuando el profesional sanitario ejerce un acto que corresponde a
otra profesión sanitaria y no al de su competencia profesional (ej.: acto que no está en el listado de
su colegio profesional o de las normas legales que autorizan su competencia).
En el caso de existir Colegio correspondiente a la profesión afectada, esta institución puede
iniciar un procedimiento legal ante denuncias de otros profesionales o de usuarios en caso de
consultas o actos profesionales realizados por persona sin el necesario titulo profesional, hecho
que de probarse, eventualmente daría lugar a sanción civil y/o penal.

6- Principios básicos: éticos y de derecho incorporados en el ordenamiento


juridico español
El ordenamiento jurídico de España se alinea entre los más avanzados y progresistas del
mundo en cuanto ha dictado y tiene en vigencia normas legales protectorias de la persona y del
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derecho a la salud, como expresáramos al comienzo, en sus dos vertientes: por un lado como
derecho humano, su reconocimiento como derecho subjetivo, íntimamente unido a la dignidad e
integridad de la persona humana y por otro lado como mandato objetivo dirigido al accionar público
en su rol de intermediario para la concreción de los mandatos constitucionales. Se hallan
traducidos en diversas normas jurídicas los principios éticos de beneficencia, autonomía y
confidencialidad protegiendo al paciente y garantizando su cumplimiento asimismo a través de un
Sistema Nacional de Salud.
Tales normas de derecho van, jerárquicamente consideradas, desde la Constitución
Española de 1978 y los Estatutos de Autonomía hasta la Cartera de Servicios de las Instituciones
Sanitarias, pasando por la Ley General de Sanidad y por la Ley Nº 41/2002 (14 de Noviembre de
2002, reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de
información y documentación clínica).

6.1- Constitución Española


La Constitución Española de 1978, define los derechos de los ciudadanos, poniendo
énfasis en las garantías de protección de los mismos. Así: desde los enunciados programáticos de
su Preámbulo dice que la Nación Española, en el deseo de establecer justicia, libertad y seguridad
y promover el bien de quienes la integran, expresa su voluntad de “…Proteger a todos los
españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos..”, “asegurar a
todos una digna calidad de vida…”. En el Titulo I (Art.10) refiere como derecho fundamental la
inviolabilidad de la dignidad de la persona y sus derechos inherentes como tal, así como el libre
desarrollo de la personalidad, respeto a la ley y a los derechos de los demás, prescribiendo que
derechos y libertades deberán ser interpretados de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificados por España.
Por su estrecha vinculación con los temas tratados en esta Lección es necesario indicar la
singular importancia que revisten algunos artículos de la Constitución.
Al especificar derechos fundamentales y libertades públicas y después de establecer la
igualdad ante la ley (art. 14) expresa el Artículo 15 que “Todos tienen derecho a la vida y a la
integridad física y moral” y el 18 inciso 1 “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad
personal y familiar y a la propia imagen”.
El art. 20 por su parte, después de detallar el reconocimiento y protección de diversas
libertades (entre otras: de pensamiento, ideas y opiniones; de producción científica y técnica;
libertad de cátedra, de comunicar y recibir información veraz por cualquier medio de difusión)
agrega que: “La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en
el ejercicio de estas libertades”.
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El derecho a la protección de la salud y la garantía del Estado en asegurarlo se manifiesta
en el art. 43 inc.1:“Se reconoce el derecho a la protección de la salud” y lo asegura segun el inc. 2
(“Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas
preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y
deberes de todos al respecto”) y según el inciso 3 (“Los poderes públicos fomentarán la educación
sanitaria…”).
Art.49: establece que se asistirá con medidas de prevención, tratamiento, rehabilitación e
integración a los discapacitados y el Art.50 declara que se garantiza la defensa de consumidores y
usuarios protegiendo mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos
intereses económicos de los mismos”.-

6.2- Ley General de Sanidad (y en el similar grado jerárquico se encuentran las leyes
de organización de la sanidad de las Comunidades Autónomas)
Promulgada en 1986 (25 de Abril/86), posterior a la Constitución conforma el marco legal de
los sistemas de salud hasta la actualidad, la LGS instaura el Servicio Nacional de Salud (SNS)
mediante la integración de diversos subsistemas sanitarios públicos. La finalidad de la Ley está
expresada en su art.1: “la regulación general de todas las acciones que permitan hacer efectivo el
derecho a la protección de la salud reconocido en el art. 43 de la Constitución”.
El SNS se basa en el principio que toda persona tiene derecho a la salud
independientemente de su situación económica y laboral. El Estado se responsabiliza plenamente
de garantizar este derecho gestionando y financiando a través de los presupuestos generales, un
servicio sanitario que debe permitir el paso de una concepción presidida por la enfermedad a una
práctica sanitaria basada en salud igual para todos. El SNS tiene 3 niveles organizativos: central,
autonómico y áreas de salud.
Las principales características del modelo son:
a) universalidad de la atención (100% de la población independientemente de su situación
económica y de su afiliación a la seguridad social);
b) accesibilidad y desconcentración: garantiza equidad en el acceso a los servicios
mediante la regionalización sanitaria ( situar los servicios lo más cerca posible de donde vive y
trabaja la población y reducir la concentración de centros sanitarios en los núcleos urbanos);
c) descentralización (trata de descentralizar la gestión de los recursos sanitarios para
asegurar una mayor capacidad de respuesta de parte de los servicios y se trata de implicar a la
comunidad en la toma de decisiones sobre gestión y utilización de los servicios;
d) la base del servicio es la atención primaria (primer nivel de atención, facilita el primer
contacto del paciente con el sistema). La Atención especializada, que ofrece una atención integral
(diagnóstico, rehabilitación, provisión de prótesis, etc) se integra con medios y equipos complejos.
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Se garantiza esta atención, una vez superada la atención primaria, mediante un conjunto de
actividades complejas tendientes a la recuperación o mejora de las capacidades y de la salud del
paciente o la disminución de su dolencia.
Hasta aquí sintetizamos los aspectos organizativos del SNS pero es indispensable
destacar, dado la temática ético-jurídica abordada en esta Lección, que la misma Ley establece
la regulación básica en el ámbito del Estado de las cuestiones más estrechamente
vinculadas a la condición de sujetos de derechos de las personas usuarias de los servicios
sanitarios (derechos relativos a la información clínica y la autonomía individual de los pacientes en
lo relativo a su salud), el aseguramiento de escrupuloso respeto a la intimidad personal y a la
libertad individual garantizando la confidencialidad de la información relacionada con los
servicios que se prestan y sin ningún tipo de discriminación.-

6.3- Ley 41/2002. Básica, reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y


obligaciones en materia de información y documentación clínica

6.3.1- Exposición de Motivos de la Ley


Esta ley, por su explícito contenido que acentúa los derechos del paciente a su
autonomía, su intimidad, la confidencialidad ha colocado a España entre los países de
democracias más avanzadas. La Ley completa las previsiones que la Ley General de Sanidad
enunció como principios generales. En este sentido, refuerza y da un trato especial al derecho a
la autonomía del paciente. En particular, trata con amplitud el consentimiento informado y con
profundidad todo lo referente a la documentación clínica.
La Exposición de Motivos de la Ley, que recomendamos leer, relaciona diversos
antecedentes orientadores de las normas promulgadas, tales son: las declaraciones y cuerpos
normativos provenientes de organizaciones internacionales después de la Segunda Guerra
Mundial que promovieron los derechos humanos y las recomendaciones y directivas para los
países miembros de la Comunidad Europea provenientes de los órganos de salud de la misma.-
Indica como antecedente inmediato de la Ley un dictamen proveniente de un grupo de expertos
realizado en 1997 que se constituyó en el marco de un convenio de colaboración entre el Consejo
General del Poder Judicial y el Ministerio de Sanidad y Consumo y de un seminario conjunto sobre
información y documentación clínica, en el que se debatieron los principales aspectos normativos y
judiciales en la materia. Tal grupo de expertos se encargó la elaboración de unas directrices para el
desarrollo futuro de este tema. Este grupo suscribió un dictamen el 26 de noviembre de 1997, que
ha sido tenido en cuenta en la elaboración de los principios fundamentales que sustentan las
normas de esta Ley.
También se cita en la Exposición de Motivos la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de
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diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, califica a los datos relativos a la
salud de los ciudadanos como datos especialmente protegidos, estableciendo un régimen
singularmente riguroso para su obtención, custodia y eventual cesión.
Esta defensa de la confidencialidad había sido ya defendida por la Directiva comunitaria
95/46, de 24 de octubre, en la que, además de reafirmarse la defensa de los derechos y libertades
de los ciudadanos europeos, en especial de su intimidad relativa a la información relacionada con
su salud, se señalan situaciones de primacía de intereses generales o bien público que
pueden justificar una excepción motivada a los derechos del paciente (ej.: los estudios
epidemiológicos, las situaciones de riesgo grave para la salud de la colectividad, la investigación y
los ensayos clínicos, cuando estén incluidos en normas de rango de Ley).
Se manifiesta así una concepción comunitaria del derecho a la salud, en la que, junto al
interés singular de cada individuo, como destinatario por excelencia de la información relativa a la
salud, aparecen también otros agentes y bienes jurídicos referidos a la salud pública, que deben
ser considerados, con la relevancia necesaria, en una sociedad democrática avanzada.
En esta línea, el Consejo de Europa, en su Recomendación de 13 de febrero de 1997,
relativa a la protección de los datos médicos, después de afirmar que deben recogerse y
procesarse con el consentimiento del afectado, indica que la información puede restringirse si así
lo dispone una Ley y constituye una medida necesaria por razones de interés general.-

6.3.2- Ambito de aplicación de la Ley 41


En la regulación de los derechos y obligaciones de los pacientes, usuarios y profesionales,
así como de los centros y servicios sanitarios, públicos y privados, en materia de autonomía del
paciente y de información y documentación clínica.

6.3.3- Los principios básicos de la ley


Los principios básicos de la ley son: el respeto a la dignidad de la persona humana, a la
autonomía de su voluntad y a su intimidad, como rectores de toda la actividad encaminada a
obtener, utilizar, archivar, custodiar y transmitir la información y la documentación clínica;
el consentimiento previo del paciente a toda actuación después de recibir la información
adecuada.
Prescribe asimismo que toda actuación en el ámbito de la sanidad requiere, con carácter
general, el previo consentimiento de los pacientes o usuarios. El consentimiento, debe obtenerse
después de que el paciente reciba una información adecuada, se hará por escrito en los supuestos
previstos en la Ley. El derecho a la decisión libre del paciente después de recibir la información
adecuada, entre las opciones clínicas disponibles.
En relación a lo expresado en el punto 3.3.1.4 (modalidad del secreto profesional, que no
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es derecho absoluto y que puede prevalecer un derecho superior o un interés público superior),
esta Ley 41 estable claramente: el deber de pacientes o usuarios de facilitar los datos sobre su
estado físico o sobre su salud de manera leal y verdadera, así como el de colaborar en su
obtención, especialmente cuando sean necesarios por razones de interés público o con
motivo de la asistencia sanitaria.
Asimismo prescribe: la obligación de todo el que interviene en la actividad asistencial no
sólo a la correcta prestación de sus técnicas, sino al cumplimiento de los deberes de
información y de documentación clínica, y al respeto de las decisiones adoptadas libre y
voluntariamente por el paciente. En cuanto a la persona que elabore o tenga acceso a la
información y la documentación clínica está obligada a guardar la reserva debida.
Las definiciones legales que en el art. 3 expresa la Ley conceptualizan con claridad el
alcance de los términos utilizados en la misma (centro sanitario, servicio sanitario, historia clínica,
certificado médico, consentimiento informado, médico, paciente etc).-

6.3.4- Libre elección


Coherente con el principio de autonomía del paciente esta ley establece también, que ha de
entenderse por Libre elección: la facultad del paciente o usuario de optar, libre y
voluntariamente, entre dos o más alternativas asistenciales, entre varios facultativos o
entre centros asistenciales, en los términos y condiciones que establezcan los servicios de salud
competentes, en cada caso.-

6.4- Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud


Esta ley se aprueba en el año 2003 sentando las bases de coordinación de los distintos
Servicios Regionales de Salud. En esta Ley se especifica que las prestaciones sanitarias
conformarán un catálogo acordado en el Consejo Interterritorial y se aprobarán por Real Decreto.
Tal consenso en el catálogo de prestaciones, en la jerarquía de las necesidades post
transferenciales (finalizado tal proceso de traspaso de funciones del INS), deberá ocupar un
escalón superior a la legislación sobre coordinación de los servicios. Las Comunidades
Autónomas, por esta Ley, podrán aprobar su cartera de servicios que incluirán como mínimo la
cartera del SNS.
El Real Decreto Nº63/1995 conocido vulgarmente como catálogo de prestaciones
sigue en vigor hasta el completo desarrollo de la Ley de Cohesión y Calidad referida
precedentemente.
El decreto recientemente citado, define las prestaciones sanitarias facilitadas a la
población por el SNS y financiadas a cargo de la Seguridad Social o de fondos estatales
adscritos a la sanidad y reconoció las prestaciones que ya se habían incorporado al SNS a
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lo largo de los años y algunas recogidas por la jurisprudencia, asimismo establecía límites,
exclusiones y procedimiento de inclusión de futuras prestaciones.
Estos dos aspectos, exclusiones y procedimiento de nuevas inclusiones/exclusiones tiene
gran importancia ya que, al ser Catálogo aprobado el reconocimiento de la situación actual, es a
partir de este momento cuando deberá la verdadera labor de filtro en función de criterios de
eficacia, efectividad, seguridad y eficiencia. Actualmente en las actualizaciones de las carteras
de prestaciones/servicios, el Consejo Interterritorial es el organismo fundamental en la
toma de decisiones, que corresponderán en última instancia al Ministerio en la básica y a las
autonomías en las regionales.
La síntesis de este punto 6.4, precedente, tiene objeto el eventual interés de los
profesionales de la audiología o de la audioprótesis de estudiar y/o promover la incorporación o
exclusión de prestaciones sanitarias de su competencia en el SNS.-

Para el encuadramiento jerárquico de las normas jurídicas analizadas en el punto 6


observaremos el “Esquema de jerarquía de normas” vigentes en España que integra esta Lección.

ESQUEMA DE JERARQUIA DE NORMAS

CONSTITUCION DE ESPAÑA / ESTATUTOS DE AUTONOMIA


Definen los derechos de los ciudadanos

LEY GENERAL DE SANIDAD / LEYES DE LAS COMUNIDADES AUTONOMAS


Detallan contenidos de los derechos (prestaciones) y definen el Sistema Sanitartio que los garantiza

LEY DE COHESION Y CALIDAD DEL S.N.S.


Sienta las bases de coordinación y cooperación de la nueva sanidad española descentrada

LEY DE AUTONOMIA DEL PACIENTE Y DE DERECHOS Y OBLIGACIONES EN MA TERIA DE


INFORMACION Y DOCUMENTACION CLINICA
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BIBLIOGRAFIA

— GUSTAVO BROUWER DE KONING, “El secreto médico”- Revista de Derecho de Daños - Año
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