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EN LO PRINICIPAL: Contesta Querella Infraccional; PRIMER

OTROSÍ: Contesta demanda civil de indemnización de


perjuicios; SEGUNDO OTROSI: Personería; TERCER OTROSI: Delega
Poder.

S. J. de Policía Local de Victoria

ALEX SEPULVEDA TORRES, Abogado, cédula nacional de


identidad N° 17.802.356-K, domiciliado en calle Ramírez
Oficina Nº 3, Victoria, por la querellada y demandada doña
SILVIA IVON DEL CARMEN DECELIS APABLAZA, 63 años de edad,
profesora, cédula nacional de identidad N° 7.553.865-0,
domiciliada en calle Angamos Nº 1300, de la ciudad y comuna
de Victoria, en causa RIT 1633-2020, a US., con respeto,
digo:

Que, por medio de este acto, vengo en contestar la


querella infraccional interpuesta en contra de mi
patrocinada, por BANCO DEL ESTADO DE CHILE, R.U.T:
97.030.000-7, representada legalmente por su Gerente General
don Juan Cooper Álvarez, ignoro cedula de identidad y
profesión u oficio, ambos domiciliados en Avda. Libertador
Bernardo O’Higgins Nº111, Santiago, con domicilio igualmente
en calle Avenida Confederación Suiza N° 1200, de esta comuna
de Victoria, representada por su administrador de local o
jefe de oficina don Héctor Miguel Villavicencio Lizama,
Cédula de Identidad Nº 11.780.219-1, solicitando su rechazo,
en razón de los fundamentos que paso a exponer:

HECHOS
1.- Mi mandante es cuentacorrentista del Banco Estado,
Nº de cuenta 62100003819, institución bancaria con la que
mantiene diversos productos tarjetas mastercard y visa.

2.- El día 24 de noviembre del año 2020, doña SILVIA


IVON DEL CARMEN DECELIS APABLAZA, fue objeto de un fraude
bancario, recibiendo un llamado de un supuesto ejecutivo de
Banco Estado quien conocía todos sus datos, correo
electrónico y domicilio, por una supuesta devolución de
dineros por motivos del Covid 19. En esos momentos ella no se
encontraba frente a un computador porque estaba comprando
unos remedios (farmacia ahumada) según consta en la propia
cartola de movimientos que se acompañara en la etapa procesal
correspondiente.

Posteriormente, una vez que llega a su domicilio ingresa


inmediatamente a su computador y se percata de múltiples
transferencias realizadas desde su cuenta corriente Nº
62100003819, una petición de un crédito de consumo y la
creación de su cuenta BE PASS, dando de inmediato aviso al
banco para que procedieran a bloquear su cuenta.

3.- Mi mandante mantenía a esa fecha la suma de


$7.760.235.-, y por medio del fraude los delincuentes
procedieron a pedir un crédito de consumo pre aprobado por la
suma de $6.878.000.- el cual mi mandante nunca quiso aceptar.

Posterior a ello, se realizaron 13 operaciones bancarias


sin el consentimiento de mi mandante, giros ilícitos a
terceras personas de las cuales no tiene conocimiento alguno,
además de pagos a través del método servipag botón de pago,
según el siguiente detalle:

1.- $250.000 transferencia a MANUEL ALBERTO GUZMAN


NUNEZ.
2.- $950.000 Pago Servipag botón de pago.

3.- $950.000 Pago Servipag botón de pago.

4.- $950.000 Pago Servipag botón de pago.

5.- $659.760 Transferencia a B. Estado cuenta cliente.

6.- $1.979.280 Transferencia a B. Estado cuenta cliente.

7.- $950.000 Pago Servipag botón de pago.

8.- $950.000 Pago Servipag botón de pago.

9.- $250.000 transferencia a Carrera Figueroa.

10.- $180.000., Transferencia Banco Estado a Soto


Castillo Ya.

11.- $1.319.520 transferencia a B. Estado cuenta


cliente.

12.- $950.000 Pago Servipag botón de pago.

13.- $250.000 Transferencia Banco Estado a González


Pichipil.

TOTAL: $10.588.560.-

TOTAL TRANSACCIONES: 13 (trece)

4.- Pero no solo fueron estas trece transacciones desde


su cuenta corriente sino otras tres (03) transacciones en su
TCR MASTERCARD 8975, que totalizan la suma de $2.051.470 y
una (01) transacción de $659.790.- de su TCR VISA 1840, a
cuya referencia se hará mas adelante.

5.- Al día siguiente, mi mandante se dirigió al banco


para obtener la restitución de los fondos sustraídos mediante
fraude bancario, informándole la ejecutiva que tenía que
realizar denuncia en la PDI por estafa, lo cual realizó y se
mantiene en investigación en causa ruc 2001195390-6 de la
Fiscalía Local de Victoria.

Con la denuncia, concurre nuevamente al banco,


acogiéndole el reclamo por estas 13 transacciones
fraudulentas, haciéndole devolución, con fecha 01 de
diciembre de 2020, de la suma $1.016.292 en la cuenta
corriente número 621-0-000381-9 bajo la glosa DEVOLUCION LEY
DE FRAUDES.
Respecto a dicha denuncia la PDI mediante informe de 26
de noviembre de 2020, señala en su apreciación criminalística
“Conforme al relato de la víctima Silvia Decelis Apablaza Y
DOCUMENTACION PROPORCIONADA, se acredito la efectividad de la
denuncia por uso fraudulento de tarjeta de crédito y débito,
evidenciando que entre los días 24 y 25 de noviembre de 2020
a su cuenta 62100003819 del Banco Estado fue abonado un
crédito por $6.878.000, reflejándose además diversos pagos a
través de internet y transferencias de dinero no autorizadas
ni realizadas por la victima…” (lo subrayado es mio).

6.- Respecto al saldo de dinero faltante, fue informada


con fecha 24 de diciembre de 2020 que:
“Al respecto, informamos que hemos rechazado la
cancelación de los cargos o restitución de los fondos
correspondientes a las operaciones reclamadas, puesto que la
situación que usted describe no está contemplada dentro de la
Ley N° 21.234. La transacción reclamada no está dentro del
ámbito de aplicación de la Ley 21.234, tratándose de una
operación habitualmente realizada por usted, autorizada con
elementos de su exclusiva custodia y responsabilidad, sin
existir vulnerabilidad en los sistemas del banco. Se le
recuerda que la Ley N° 21.234 contempla dentro del ámbito de
su aplicación: casos de extravío, hurto, robo o fraude de
tarjetas de crédito, tarjetas de débito, tarjetas de pago con
provisión de fondos, o cualquier otro sistema similar.
Asimismo, se aplica a los fraudes en transacciones
electrónicas”.
7.- Que como se puede observar, la cantidad de
movimientos realizados en un solo día y la cuantía de los
montos transferido, no son habituales en los movimientos de
mi mandante, habiéndose realizado a personas que no conoce y
si haber autorizado dichas transferencias.

Dichas transacciones, son totalmente irregulares


considerando los movimientos que registra mi mandante, las
cuales fueron realizadas sin su consentimiento a terceras
personas con las cuales no tiene ningún tipo de relación.

Atendido el número de transacciones y su monto, debieron


operar los sistemas de seguridad de fraude, bloqueando la
cuenta al existir movimientos irregulares de montos altos y
poco frecuentes, además de otorgar un crédito de consumo sin
mayor diligencia.

La respuesta de la recurrida carente de fundamento


concreto, y no se condice con la gravedad de los hechos
acontecidos y mucho menos con el monto sustraídos, más aún si
consideramos su correcta trayectoria como cuentacorrentista
con el banco.
8.- Como se puede observar, a todas luces no se cumplen
los requisitos para condenar a mi representada por infracción
a la ley 21.234, toda vez que dicha normativa requiere una
actitud dolosa o de culpa grave por parte del usuario, lo que
en la especie no ocurre.
Es más, la negligencia grave es del propio Banco
querellante, quien pretende traspasar toda responsabilidad
hacia la víctima. Aquella conducta es del todo dolosa.

Es efecto, acá existe una vulneración de los derechos de


la titular de la cuenta corriente, su derecho de propiedad
sobre los fondos sustraídos por un monto superior a los 10
millones de pesos desde la cuenta corriente de mi mandante a
personas que desconoce, sin haber autorizado dichas
transferencias, por una cantidad y montos que superan con
creces sus movimientos habituales, realizando 13 movimientos
en un día, más las transferencias realizadas desde la cuenta
corriente, tarjetas mastercard y visa.

9.- Es incongruente el motivo del rechazo de la


devolución de los dineros con la querella de autos, pues por
una parte se señala que esas transacciones eran habituales,
sin embargo, la ley de fraudes solo autoriza ejercer estas
acciones en caso de existir dolo o culpa grave del usuario,
por lo que el motivo informado por el banco no es congruente
con lo que ahora se está alegando.
Es así como la acción se torna improcedente por no
cumplir con los requisitos legales pues debe comunicarse al
usuario la medida adoptada la que sería ejercer las acciones
por dolo o culpa del usuario, pero según información del 24
de diciembre de 2020, se habla de la habitualidad de las
transacciones.
10.- Más que señalar o mencionar antecedentes concretos
del supuesto dolo o culpa grave de mi mandante, solo se hacen
referencias a supuestos que la configurarían sin acercar
prueba idónea referente a acreditar un hecho tan exhaustiva
como es el dolo o la culpa grave, más aún, teniendo
conocimiento que mi mandante realizó las denuncias
respectivas y ha utilizado todas las vías pertinentes para
poner en conocimiento el fraude y pedir la restitución de los
dineros.
El hecho de que el banco tenga o mantenga campañas para
evitar fraudes, no tiene ninguna importancia para estos
efectos y mucho menos presumir por este motivo que existe
dolo del usuario.
11.- A mayor abundamiento y según se expuso en el punto
4, además de los montos sustraídos desde la cuenta corriente
se efectuaron otras transferencias el mismo 24 de noviembre
de 2020, 3 operaciones en la TCR MASTERCARD 8975, por la suma
de $2.051.470 y una transacción de $659.790.- de su TCR VISA
1840, cuyos dineros fueron restituidos el 10 de marzo de
2021, y que nacen de los mismos hechos de autos. Es así como
el querellante no puede desconocer que lo que sucedió en este
caso fue un fraude bancario en el que a mi mandante no le
cabe responsabilidad alguna y que respecto de estos mismos
hechos se efectuó la devolución de los dineros de los demás
productos del cliente, por lo que no pueden catalogar los
hechos de diversa forma pues nacen de un mismo ilícito.

Más aun, en causa ROL PROTECCION- la I. Corte de


Apelaciones de Temuco, se ordenó NO INNOVAR respecto de los
cobros del crédito que los delincuentes pidieron en la cuenta
corriente.

12.- Es un hecho que en el último tiempo (ya varios


años) los fraudes bancarios han ido en aumento por diferentes
vías, afectando precisamente a grupos más vulnerables como la
tercera edad, debiendo haberse aplicado los protocolos y
haberse detectado a tiempo estas transferencias irregulares,
para proteger los fondos de mi mandante, es así como los
tribunales superiores de justicia a través de esta vía
constitucional han amparado el derecho de propiedad de
múltiples personas que han sufrido fraudes bancarios, pues
los Bancos se desentienden de su obligación de custodia y
seguridad, como por ejemplo Corte de Apelaciones de Santiago
Rol 84298-2020, 33461-2019; Corte Suprema de Justicia roles
2196-2018, 7155-2019, 7702-2019, 21135.2020, entre muchos
otros procesos, por lo que decir el banco que su sistema de
seguridad es robusto y no admite fallas no merece
comentarios.
Es así, como el fraude se materializó vulnerando los
propios sistemas de seguridad del querellante el cual está
desconociendo sus obligaciones ESENCIALES como depositario de
los bienes que le fueron entregados no habiendo advertido la
realización de estas millonarias transferencias.

El contrato de cuenta corriente definido en el artículo


1 del DFL N° 707 que fija el texto refundido, coordinado y
sistematizado de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y
Cheques, como “un contrato a virtud del cual un Banco se
obliga a cumplir las órdenes de pago de otra persona hasta
concurrencia de las cantidades de dinero que hubiere
depositado en ella o del crédito que se haya estipulado”.

A partir de la definición transcrita, la doctrina ha


señalado que se trataría de un depósito irregular. Al efecto,
Hernán Corral concluye “que en la raíz del contrato de cuenta
corriente está el contrato de depósito irregular previsto en
el art. 2221 del Código Civil y que, en virtud de él, el
depositario se hace dueño del dinero depositado y queda
obligado a restituir otro tanto de la misma moneda. Como se
trata de una obligación de género responde incluso del caso
fortuito (como podría ser la extracción fraudulenta de
dineros utilizando la identidad del depositante), ya que el
género no perece.

Por su parte, resulta atingente al caso de autos tener


presente lo dispuesto en el artículo 23 de la Ley Nº 19.496,
de Protección de los Consumidores, que dispone: “Artículo 23:
Comete infracción a las disposiciones de la presente ley el
proveedor que, en la venta de un bien o en la prestación de
un servicio, actuando con negligencia, causa menoscabo al
consumidor debido a fallas o de deficiencias en la calidad,
cantidad, identidad, sustancia, procedencia, seguridad, peso
o medida del respectivo bien o servicio...”

Por lo demás, considerando el alto monto de las


transacciones y lo inusual de estas en relación a su
historial bancario, BANCO ESTADO debió haber advertido de la
realización de dicha transferencia advertencia que no
efectuó-, obviando sus propias medidas de seguridad y
verificación, pese a haberse realizado 13 transferencias no
habituales realizadas en un espacio de tiempo muy corto, por
montos altos de dinero, a destinatarios desconocidos.

Que, las operaciones ilegales fueron permitidas por el


sistema informático del banco denunciado, incumpliendo las
instrucciones emanadas de la circular Nº 3.444 de 21.08.08 de
la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras,
Recopilación Actualizada de Normas, la que en su Capítulo 1-7
regula la transferencia electrónica de información y fondos.

La inobservancia de tales normas revela una seria


negligencia en la aplicación de los sistemas de seguridad que
las entidades financieras deben poseer.
En estas instrucciones se establece, como requisito para
habilitar un sistema de transferencia electrónica de
información o de fondos, contar con un sistema “que provea
un  perfil de seguridad que garantice que las operaciones
sólo puedan ser realizadas por personas debidamente
autorizadas para ello, debiendo resguardar, además, la
privacidad o confidencialidad de la información transmitida o
procesada por ese medio, estableciéndose además que los
procedimientos deberán impedir que tanto el originador como
el destinatario, en su caso, desconozcan la autoría de las
transacciones o mensajes y la conformidad de su recepción,
debiendo utilizarse claves y mecanismos de acceso al sistema
y al tipo de operación, que permitan asegurar su autenticidad
e integridad.”

Asimismo, se determina en esas instrucciones que los


sistemas “deberán contener los mecanismos físicos y lógicos
de seguridad para controlar que se ejecuten todas las
operaciones que se inician, debiendo estar en condiciones de
detectar cualquier alteración o intervención a la información
transferida, entre el punto en que ésta se origina y aquel en
que es recibida por el destinatario”.

El apartado 4.2. de la referida circular, “Prevención de


fraudes”. “Los bancos deberán contar con sistemas o
procedimientos que permitan identificar, evaluar, monitorear
y detectar en el menor tiempo posible aquellas operaciones
con patrones de fraude, de modo de marcar o abortar
actividades u operaciones potencialmente fraudulentas, para
lo cual deberán establecer y mantener, de acuerdo a la
dinámica de los fraudes, patrones conocidos de estos y
comportamientos que no estén asociados al cliente./ Estos
sistemas o mecanismos deberán permitir tener una vista
integral y oportuna de las operaciones del cliente, del no
cliente (por ejemplo en los intentos de acceso), de los
puntos de acceso (por ejemplo direcciones IP, Cajero
Automático u otros), hacer el seguimiento y correlacionar
eventos y/o fraudes a objeto de detectar otros fraudes,
puntos en que estos se cometen, modus operandi, y puntos de
compromisos, entre otros”.

La Jurisprudencia en casos similares ha señalado:

-CORTE SUPREMA CIVIL-2196-2018, Apelación Protección: “Sexto:


Que así entonces, ante un fraude informático en el uso de las
claves de una cuenta corriente y productos asociados a ellas
no resulta posible sostener que los dineros sustraídos, sin
el consentimiento del cliente, como ocurre en autos,
corresponda a caudales específicos de éste, toda vez que los
depósitos de dinero en las entidades financieras se realizan
como un simple género y en caso alguno como especies o
cuerpos ciertos, a lo que debe sumarse el carácter de bienes
fungibles que en su esencia representan las especies
monetarias empleadas para la satisfacción de lo debido,
conforme dispone el artículo 575 del Código Civil, esto es,
dotadas de igual poder liberatorio, y por cuya razón pueden
reemplazarse unas a otras mutua o recíprocamente en la
ejecución de las obligaciones sin perjuicio ni reclamo del
acreedor (Carlos Ducci Claro, Derecho Civil, Parte General,
Editorial Jurídica de Chile, 1980). Séptimo: De este modo,
aun cuando el fraude informático se haya ejecutado mediante
el uso irregular de los datos y claves bancarias personales
del recurrente de autos, no resulta posible soslayar que lo
sustraído es dinero, bien fungible que se confunde con otros
de igual poder liberatorio, con lo que resulta no sólo
jurídica sino físicamente imposible sostener y menos
acreditar la exacta identidad de las especies sustraídas
mediante el fraude ejecutado a través de la cuenta bancaria
del actor, circunstancia que fuerza a concluir que en
definitiva el único y exclusivo afectado por el engaño
referido es el banco recurrido, dada su calidad de
propietario del mismo y al ser en quien recae finalmente el
deber de eficaz custodia material de éste, debiendo adoptar,
al efecto, todas las medidas de seguridad necesarias para
proteger adecuadamente el dinero bajo su resguardo. Octavo:
Que asentado lo anterior, no queda más que calificar el
actuar de la recurrida como ilegal y arbitrario, puesto que
al no asumir el perjuicio económico, máxime si se tiene en
consideración que este modus operandi corresponde
precisamente a una de las formas clásicas de fraudes
bancarios, a lo que corresponde agregar que el monto
defraudado excede en mucho las transacciones habituales
efectuadas por el reclamante, siendo inusual en relación a su
historial bancario, lo que debió llamar de inmediato la
atención del recurrido”.

-CORTE SUPREMA CIVIL-7155-2019, Apelación Protección:


“Tercero: Que, como lo ha sostenido esta Corte, el contrato
de cuenta corriente bancaria constituye una especie de
depósito respecto de un bien eminentemente fungible, y que es
de cargo del depositario el riesgo de pérdida de la cosa
depositada durante la vigencia de la convención (SCS de
20/06/18, rol Nº 2.196-2018); y que, para cada caso, resulta
relevante analizar si los eventos que originaron las
transferencias cuestionadas no han tenido como única causa la
voluntad del depositante o cuentacorrentista, o han ocurrido
otros que llevan a sostener que se han incumplido las
obligaciones de resguardo y seguridad que recaen en la
institución bancaria respectiva. Sexto: Que, teniendo
presente los hechos asentados resulta que se advierte que la
operación cuestionada se realizó a través de la página web
oficial del banco recurrido y fuera del espacio habitual de
operaciones del cliente, lo que permite descartar que los
hechos se han debido única e inequívocamente a una actividad
dolosa o negligente de su parte. Además, las obligaciones de
monitoreo y control de fraudes recaen expresamente en la
institución recurrida, donde los patrones de conducta del
cliente son elementos de juicio para la determinación de una
operación engañosa, cuestión que no fue informada en detalle
por el Banco recurrido. Sobre la institución bancaria recae
la obligación de vigilancia y el análisis de la correlación
de eventos y seguridad de las operaciones, por lo que, una
vista general de las operaciones del cliente en la cuenta
corriente respectiva otorgan verosimilitud a la intervención
de terceros en los sistemas de seguridad que otorgó la
recurrida. Séptimo: Que asentado lo anterior, no queda más
que calificar el actuar de la recurrida como ilegal y
arbitrario, puesto que al no asumir el perjuicio económico
trasladando los efectos del fraude bancario al actor, afecta
directamente el patrimonio de éste, vulnerando así el
artículo 19 N° 24 de la Constitución Política”.

-CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO ROL PROTECCION- 33461-2019,


CONFIRMADA POR LA EXCMA CORTE SUPREMA CIVIL-29210-2019:
QUINTO: Que del análisis conforme a las reglas de la sana
critica de los antecedentes acompañados al recurso es posible
concluir que el solo hecho que la transacción denunciada
aparezca aparentemente como efectuada por el titular, no
permite per se liberar a la institución bancaria que curso la
operación de actuar con la debida diligencia, responsable y
cuidadosamente, máxime si se tiene en consideración que este
modus operandi corresponde precisamente a una de las formas
clásicas de fraudes bancarios, a lo que corresponde agregar
que el monto defraudado excede en mucho las transacciones
habituales efectuadas por el reclamante, siendo inusual en
relación a su historial bancario, lo que debió llamar de
inmediato la atención del recurrido. SEXTO: Que resulta
atingente al caso de autos tener presente lo dispuesto en el
art culo 23 de la Ley N 19.496, de Protección de los
Consumidores, precepto que dispone: “ Artículo 23:“ Comete
infracción a las disposiciones de la presente ley el
proveedor que, en la venta de un bien o en la prestación de
un servicio, actuando con negligencia, causa menoscabo al
consumidor debido a fallas o de deficiencias en la calidad,
cantidad, identidad, sustancia, procedencia, seguridad, peso
o medida del respectivo bien o servicio... ” SEPTIMO: Que por
otra parte, ha de tenerse también presente que los bancos son
entidades dedicados a captar o recibir habitualmente dinero o
fondos del público, para destinarlo a los fines propios de su
giro (art culo 40 de la Ley General de Bancos), siendo su
obligación restituir las sumas depositadas en sus diversas
cuentas (corrientes o fondos de variada clase), recayendo
sobre los mismos el deber de resguardo de los fondos en
cuestión, sin que a juicio de esta Corte baste para eximirse
el hecho de haberse logrado efectuar la transferencia
mediante el uso de los datos y claves bancarias personales
del actual afectado, que se denuncia como irregular. OCTAVO:
Que de lo hasta ahora relacionado se sigue que en el presente
caso se incurrió efectivamente por el Banco Estado en
infracción a lo dispuesto en el artículo 23 de la Ley N
19.496, al no emplear las medidas de seguridad y resguardo
necesarios en el uso y manejo de la página web, en términos
tales de impedir la autorización de una transacción sin
asegurarse que la persona que la realiza haya sido la
legítimamente autorizada, en este caso, el actor. NOVENO: Que
al negarse la institución bancaria a restituir al actor la
suma ya indicada, sin efectuar las indagaciones necesarias
para comprobar la irregularidad denunciada ni adoptar las
consecuentes medidas de seguridad, por las razones que se han
expresado, ha incurrido en una conducta ilegal y arbitraria
que lesiona el derecho constitucional de dominio del actor, y
en consecuencia, el presente recurso ser acogido.

En síntesis, ya está zanjada la responsabilidad de los


Bancos en este tipo de situación sobre todo en el caso de
autos en el que se realizaron 13 transacciones más otras 4 en
los otros productos de la clienta y respecto de los cuales el
Banco respondió sin problema.

13.- El artículo 5 inciso 3 de la ley 21234, prescribe:


“Si en el plazo anterior, el emisor recopilare antecedentes
que acrediten la existencia de dolo o culpa grave por parte
del usuario, podrá ejercer ante el juez de policía local
todas las acciones que emanan de esta ley, siendo competente
aquel que corresponda a la comuna del domicilio del usuario”.

Prosigue el inciso 4: Si el juez declarare por sentencia


firme o ejecutoriada que no existen antecedentes suficientes
que acrediten la existencia de dolo o culpa grave del
usuario, el emisor quedará obligado a restituir al usuario el
saldo retenido, debidamente reajustado aplicando para ello la
tasa de interés máxima convencional calculada desde la fecha
del aviso y al pago de las costas personales o judiciales.

Dicha norma exige la concurrencia de antecedentes


suficientes que acrediten la existencia dolo o culpa grave
del usuario, lo que conforme al artículo 1698 del Código
Civil debe probarlo el que lo alega.

14.- Improcedencia de las sanciones solicitadas: Existe


un error al solicitar las sanciones por parte del
querellante, pues si bien el artículo 5 establece la
posibilidad de reclamar ante el juez de Policía Local, la
sanción posible que contempla la normativa en el inciso 5 del
artículo 5 de la ley 21.234 es dejar sin efecto la
cancelación de cargos o restitución de fondos y la
indemnización de perjuicios, pero en ningún caso las del
artículo 7 que se refieren a la comisión de delitos, cuya
competencia está radicada en los Juzgados Penales, respecto
de las cuales la figura típica debe estar debidamente
determinada y no hacer solo una referencia como lo hace el
querellante; menos aún pretender que a mi mandante se le haga
aplicable una sanción que solo opera respecto de delitos esto
es presidio y multa, más aun cuando lo posiblemente
defraudado no superaría el $1.016.292. que es lo que el banco
“desembolsó” pues es absurdo pretender que pague el monto
total de lo que a ella misma defraudaron.

Así las cosas, este tribunal carece de competencia para


conocer dichos asuntos que son propios de una investigación
penal; y mucho menos para decretar las penas de presidio y
multa.

De este modo, la conducta de BANCO ESTADO al imputar


delitos a mi propia mandante es calumniosa, y de excesiva
ligereza.

15.- Dicho lo anterior, esta querella y demanda civil es


totalmente improcedente, infundada, calumniosa y temeraria,
puesto que solo tiene por objeto dilatar el proceso de
restitución de fondos de mi mandante y traspasar la
responsabilidad propia de la querellante hacia la víctima del
fraude; e incluso, imputarle delitos con temeraria
desconsideración.

Por todo aquello Banco del Estado de Chile debe ser


condenado ejemplarmente en costas; y declararse, mediante la
sentencia definitiva que dicte US., que la querella deducida
en contra de mi mandante es calumniosa.

POR TANTO, y de acuerdo con lo expuesto, disposiciones


citadas, ley 18.287 y ley 21.234, y demás normas legales
pertinentes
RUEGO A US., tener por contestada querella por infracción
a la Ley N° 21.234, solicitando lo siguiente:

1.- Se rechace en todas sus partes la querella


infraccional, conforme a lo expuesto,

2.- Se decrete en la sentencia definitiva que la


querella deducida por la querellante es calumniosa; y,

3.- Se condene a la querellante, ejemplarmente, en


costas.

PRIMER OTROSI: ALEX SEPULVEDA TORRES, Abogado, cédula


nacional de identidad N° 17.802.356-K, domiciliado en calle
Ramírez Oficina Nº 3, Victoria, por la querellada y demandada
doña SILVIA IVON DEL CARMEN DECELIS APABLAZA, 63 años de
edad, profesora, cédula nacional de identidad N° 7.553.865-0,
domiciliada en calle Angamos Nº 1300, de la ciudad y comuna
de Victoria, en causa RIT 1633-2020, a US., con respeto,
digo:
Que, por medio de este acto, vengo en contestar la
demanda civil de indemnización de perjuicios en contra de mi
patrocinada, opuesta por BANCO DEL ESTADO DE CHILE, R.U.T:
97.030.000-7, representada legalmente por su Gerente General
don Juan Cooper Álvarez, ignoro cedula de identidad y
profesión u oficio, ambos domiciliados en Avda. Libertador
Bernardo O’Higgins Nº111, Santiago, con domicilio igualmente
en calle Avenida Confederación Suiza N° 1200, de esta comuna
de Victoria, representada en Victoria, por su administrador
de local o jefe de oficina don Héctor Miguel Villavicencio
Lizama, Cédula de Identidad Nº 11.780.219-1, solicitando su
rechazo, en razón de los fundamentos que paso a exponer:

Que, por medio de este acto, vengo en contestar demanda


civil de indemnización de perjuicios interpuesta en contra de
mi representada solicitando su rechazo, en razón de los
hechos que a continuación paso a exponer:

Fundo esta contestación en los mismos hechos y fundamentos


de derecho ya expuestos en lo principal de este escrito y
solicito que se tengan por reproducidos en forma íntegra en
este libelo y como parte integrante del mismo.

Que mi representada al no ser responsable


infraccionalmente del hecho, no es responsable civilmente de
ellos, muy por el contrario, es mi mandante la que fue
víctima de delincuentes y de la negligencia del Banco Estado
quien mediante subterfugios pretende desentenderse de su
obligación de restituir los fondos defraudados.

No concurren los requisitos necesarios para hacerla


responsable, pues daño al Banco no hay, pues el daño se le
produjo a mi mandante, ese dinero restituido era de su
patrimonio; mucho menos hay culpa, pues esta proviene del
propio banco demandante; y mucho menos existe nexo causal,
por lo que la demanda debe ser rechazada.

POR TANTO, y en mérito de lo expuesto y de conformidad


a lo dispuesto en los artículos 7 y siguientes de la ley
18.287, Ley 21.234, artículos 1437, 2314 y siguientes del
Código Civil y articulo 254 y demás pertinentes del Código de
Procedimiento Civil.

RUEGO A US., tener por contestada Demanda Civil de


Indemnización de Perjuicios, solicitando se rechace en todas
sus partes la demanda en atención a los argumentos ya
señalados, y declarar la acción temeraria y calumniosa, con
ejemplar condena en costas.

SEGUNDO OTROSI: Mi personería para representar a la


querellada y demandada de autos, emana de escritura pública
de mandato judicial suscrita en la Notaría de Victoria,
Repertorio número 79-2021.
Sírvase V.S.I. tener presente que en mi calidad de
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión asumo el
patrocinio de este asunto.
Por tanto,
Ruego a US., Tenerlo presente.

TERCER OTROSI: Vengo en delegar poder al abogado don MARCELO


VERGARA DONOSO, cedula nacional de identidad Nº 16.352.670-0,
de mí mismo domicilio, para que comparezca y actué con todas
y cada una de las facultades que me fueron conferidas,
contenidas en ambos incisos del artículo 7° del Código De
Procedimiento Civil, las cuales se dan por integra y
expresamente reproducidas en este acto, especialmente las de
percibir, transigir, avenir, renunciar a los términos y
recursos legales, pudiendo obrar conjunta o separadamente
según se estime pertinente.

POR TANTO,

A US SOLICITO, Tenerlo presente.

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