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Ejemplo :
= 6.75
Ejemplo 1 :
Hay 7 números en el conjunto, y estos están acomodados en orden ascendente. El número medio
(el cuarto en la lista) es 11. Así, la mediana es 11.
Ejemplo 2 :
Encuentre la mediana del conjunto {3, 10, 36, 255, 79, 24, 5, 8}.
Hay 8 números en el conjunto -- un número par. Así, encuentre el promedio de los dos números
medios, 10 y 24.
Ejemplo 1 :
Así, el 9 es la moda.
Ejemplo 2 :
En este caso, hay dos modas -- el 5 y el 8 ambos aparecen dos veces, mientras que los otros
números solo aparecen una vez.
Este criterio permite determinar el “tamaño del problema” y se mide en términos de morbilidad,
mortalidad y/o invalidez. Incluye el estudio de la frecuencia y distribución de los problemas, es
decir, la identificación de las características de las personas afectadas (grupos de edad y sexo), el
comportamiento de los daños en el transcurso del tiempo, para determinar tendencias y la
variación en regiones o áreas geográficas.
Trascendencia social
Este criterio permite valorar las repercusiones o consecuencias biológicas, psicosociales y socio-
económicas de los daños en el individuo, su familia y la sociedad en su conjunto.
Este criterio permite evaluar la posibilidad de poder controlar o eliminar con los avances
científicos y la tecnología médica existentes, en un plazo determinado un problema de salud. De
acuerdo con este criterio son más importantes los daños más vulnerables, como serían las
enfermedades prevenibles por vacunación, para las cuales se cuenta con programas de acción en
el país. En otro sentido, la atención de las diarreas, cuya morbilidad en el país es de gran
magnitud, ha sido un problema poco vulnerable no sólo por la múltiple etiología de las mismas
(bacterias, parásitos, virus, intoxicaciones alimentarias, trastornos metabólicos, tumores, entre
otros), sino por los componentes ambientales involucrados, que requieren de una coordinación
intersectorial. El mayor impacto, desde la prestación de servicios de salud no ha sido disminución
de la incidencia, sino la reducción de la mortalidad por diarreas en función de los esfuerzos
realizados a favor de las acciones de rehidratación oral.
Planificación, establecimiento de prioridades y toma de decisiones en salud
Como es lógico, lo importante es lograr que las racionalidades y los agentes mencionados
confluyan de manera armónica, evitando situaciones de conflicto y buscando la
colaboración y cooperación en un marco de valores [estratégicos] comunes y
compartidos.
Por lo que se refiere a la gestión sanitaria, con cierta frecuencia suelen escucharse algunas
opiniones que defienden una supuesta neutralidad y una perspectiva exclusivamente
técnica de los problemas del sector, según la cual éstos debieran situarse al margen de las
decisiones políticas. Sin embargo, es preciso señalar que no existen cuestiones que sean
puramente técnicas. Resulta imposible trazar una línea que establezca con exactitud
dónde termina la política y dónde comienzan la planificación y la gestión. Muy al
contrario, hay que percibir claramente que la planificación y la gestión no son sino el
instrumento para dotar de racionalidad técnica y viabilidad al conjunto de proposiciones
contenidas en la política formulada, en donde se establecen las prioridades y se diseña el
horizonte que se desea alcanzar…
La gestión y la planificación son, por tanto, mucho más que una metodología de
formulación de planes y programas y su mera ejecución o puesta en práctica, debiendo
contemplarse en realidad como un ‘búsqueda racional de mecanismos para administrar el
futuro’ (A. Sonis, 1973). Se trata de condicionar y construir ese futuro mediante la
intervención racional, creando hechos, modificando el azar y reduciendo la incertidumbre.
Un plan no refleja únicamente lo probable/posible sino que anuncia lo deseable como
expresión y ejercicio de una voluntad política. Tiene, por tanto, importantes implicaciones
éticas que no pueden soslayarse. Los fines y objetivos que se desean conseguir, los valores
que hay que respetar. Unos abren vías y cursos de acción, otros marcan límites a la
gestión.
Dadas las importantes consecuencias (de carácter moral, económico y social) que
conllevan las decisiones de asignación de recursos sanitarios, la definición y
establecimiento de prioridades en salud tienen un carácter sustancialmente político y
están referidas al área de los agentes responsables de la toma de decisiones en ese nivel.
Naturalmente, este tipo de decisiones tiene un elevado componente ideológico y se
encuadran en el terreno -siempre polémico- de las distintas concepciones culturales,
filosóficas y/o políticas (no es lo mismo destinar recursos a la atención primaria o a
programas de prevención, que a cuidados paliativos o a salud mental, por poner algunos
ejemplos).
Con respecto al acto de establecer prioridades entre problemas, éste constituye uno de
los aspectos fundamentales en el proceso de definición de una política determinada, por
lo que la racionalidad política debe jugar un papel decisivo en esta etapa a la hora de
decidir qué problemas abordar y fijar soluciones alternativas:
Peso relativo de los criterios de selección de prioridades en los distintos niveles del
proceso
Los criterios técnicos están constituidos por aquellas variables que conciernen al nivel de
gestión, responsable de la programación de las decisiones para asegurar la máxima
eficacia por medio de soluciones eficientes. Los criterios operativos se refieren al conjunto
de variables que conciernen a los responsables de la ejecución de las decisiones –los
profesionales-, cuya preocupación principal es conseguir la máxima productividad de los
recursos.
Partiendo de esta base puede construirse una subclasificación para cada uno de estos
tipos de criterios que facilitaría la consideración ponderada de cada una de las variables
en el proceso de decisión. Es obvio que esta clasificación de las variables relevantes para
la toma de decisiones estará en función de las peculiaridades propias de cada caso en
particular. No obstante, a título ilustrativo, es posible establecer ciertos conjuntos de
variables agrupadas según categorías amplias, lo suficientemente universales y
generalizables, como las que se proponen en el siguiente cuadro:
Ejemplos de grandes grupos de variables para los criterios de selección de prioridades a
diferentes niveles del proceso
Magnitud (M): Se refiere a las dimensiones o amplitud del problema desde un punto de
vista cuantitativo (pacientes, población afectada, etc.).
Vulnerabilidad (V): Tiene que ver con las posibilidades de poder modificar la situación
existente, el problema o la necesidad identificada.
(A+B)C x D
Para el componente D se tienen en cuenta una serie de factores que determinan si una
medida, programa o intervención concreta puede o no ser aplicada. Un buen acrónimo
para recordarlos es el que forman las siglas PERLA, siendo
P: Pertinencia
E: Factibilidad Económica
R: Disponibilidad Económica
L: Legalidad
A: Aceptabilidad
Otro método, utilizado en el estudio de prioridades realizado en los Países Bajos en 1990
considera como criterios de priorización:
Dimensión del problema (previa, actual y futura)
Barreras existentes
Cada uno de estos criterios se califica en una escala ordinal y posteriormente se establece
una jerarquización del conjunto de problemas/intervenciones estudiados.