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BENEDICTO XVI
FACULTAD DE HUMANIDADES
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
AUTOR(es)
Br. Nombres y apellidos (minúscula)
ASESORA
Mg. Ana Cecilia Holgado Vargas
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN
Educación y responsabilidad social
TRUJILLO - PERÚ
2022
Resumen
Abstract
Índice
Resumen............................................................................................................ii
Abstract..............................................................................................................ii
Índice.................................................................................................................iii
Índice de Tablas................................................................................................iv
Índice de Figuras...............................................................................................iv
Introducción.......................................................................................................1
Conclusiones...................................................................................................15
Recomendaciones...........................................................................................15
Bibliografía.......................................................................................................16
Anexos/Apéndice.............................................................................................15
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Índice de Tablas
Índice de Figuras
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Introducción
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Capítulo I
La pedagogía del amor
El amor
Las definiciones e ideas sobre el desarrollo del amor provienen de una
variedad de perspectivas, incluidas las biológicas, evolutivas, neuroanatómicas,
interactivas, ampliamente espirituales e incluso matemáticas y químicas.
Según Berscheid (2006) “la palabra amor se usa en una asombrosa
variedad de situaciones para describir una enorme variedad de actitudes,
emociones, sentimientos y comportamientos hacia objetos y personas. A este
respecto, el amor no es diferente de muchas otras palabras, ya que todo
lenguaje humano se caracteriza por la polisemia” (p. 172)
Sin embargo, a los fines de una discusión sobre pedagogía, es necesario
reducir la lista de posibles interpretaciones a un número manejable. Esta
reducción es subjetiva, pero no obstante necesaria para avanzar en la
discusión. Se han elegido tres áreas amplias, que parecen ser más relevantes
para una discusión sobre pedagogía. Estos incluyen marcos psicológicos,
religiosos y filosóficos.
Probablemente el teórico más conocido en psicología para abordar el
tema del amor es Robert Sternberg. El interés y el trabajo a largo plazo de
Sternberg en el amor (y el odio) son menos citados que su trabajo en
inteligencia, pero sin embargo tiene mucho que ofrecer. Mientras nos exhorta a
no perder todo el amor al dividir algunos aspectos del mismo, la teoría triangular
del amor de Sternberg (1986) representa el amor como teniendo tres elementos
constitutivos principales, a saber; intimidad, pasión y decisión/compromiso. El
trabajo de Sternberg sobre el amor se ha empleado con mayor frecuencia en la
discusión del amor romántico, sin embargo, cada elemento se puede aplicar
fácilmente al tipo de amor requerido entre el maestro y el alumno.
La intimidad, tal como la entiende Sternberg (2000), “... se refiere a
sentimientos de cercanía, conexión y unión en las relaciones amorosas. Por lo
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tanto, incluye dentro de su alcance aquellos sentimientos que dan origen,
esencialmente, a la experiencia del calor en una relación amorosa” (p. 119).
Esta visión de la intimidad está relacionada con una relación pedagógica
efectiva. Tal intimidad y vinculación, como se discutirá más adelante en este
texto, permite la facilidad de comunicación y sentimientos de comodidad
psicológica y seguridad que mejoran el aprendizaje. Cuando Sternberg habla
de pasión, se refiere principalmente a la atracción física, la consumación sexual
y el romance, ninguno de los cuales es apropiado en el tipo de relaciones
pedagógicas discutidas en este texto.
Sin embargo, Cho (2005) representa la pasión como una fuerza
motivadora en la búsqueda del aprendizaje. Esto está en gran parte de acuerdo
con Sternberg, quien también reconoce el fuerte aspecto motivacional de la
pasión. Ser apasionado en un sentido pedagógico puede, entonces, más
parecido a la exuberancia. Finalmente, después de la intimidad y la pasión, el
tercer componente de decisión / compromiso de Sternberg implica decidir que
uno ama a otro y comprometerse a mantener esa relación amorosa a largo
plazo. En un sentido pedagógico, esto evoca sentimientos de intencionalidad.
Un maestro y un alumno toman la decisión de entablar una relación pedagógica
en la que el amor es un ingrediente fundamental, y luego demuestran lealtad el
uno al otro y al proceso al perseguir juntos objetivos comunes de aprendizaje.
Un aspecto importante del amor desde el punto de vista de Sternberg es que
las dos personas en la relación coincidan en términos de cómo se alinean sus
triángulos de intimidad, pasión y decisión / compromiso. Una relación ideal es
aquella en la que estas tres áreas se alinean perfectamente en términos de la
cantidad de cada uno de estos componentes que mantienen ambos individuos,
siendo deseables cantidades iguales de cada componente para una relación
equilibrada. Sternberg (2006) más tarde agregó a su trabajo sobre una teoría
triangular del amor cuando examinó cómo se desarrolla el amor, viéndolo como
una historia en la que es más probable que amemos a aquellos cuya historia de
amor coincide con la nuestra (p.87).
La pedagogía del amor
Frecuentemente, los profesores quisieran conocer más formas sobre la
motivación a sus estudiantes para que aprendan
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En este aspecto Barceló (2017), sostiene que “la formación educativa del
siglo XXI debe invitar al estudiante a alcanzar un mayor nivel de descubrimiento
de la identidad personal, vinculada con la producción de formas constructivas
de vida, a través de las relaciones sociales”
La pedagogía del amor, también llamada pedagogía afectiva o
felicidad, es un requisito esencial en el desarrollo de una educación integral,
que requiere tratar al otro como persona, valorar su dignidad, su identidad, su
forma de ser, sus sentimientos, etc. Las estrategias de la pedagogía del amor
son estímulos positivos que parten de la mente y el corazón de cada joven,
una respuesta positiva en las diferentes circunstancias de la vida académica
y social. Además, alienta al maestro a enseñar con razón, pero
especialmente con el corazón.
Según Ortiz (2013) define la Pedagogía del Amor, como “disciplina
pedagógica que estudia el proceso de formación de las competencias
afectivas es el resultado cognoscitivo de la actividad teórica específica que va
dirigida al reflejo científico de la práctica pedagógica y la educación afectiva
que se ha convertido en objeto del conocimiento” (p.5).
La pedagogía del amor es una disciplina que estudia el proceso
afectivo entre docente y alumno que se da en la interacción diaria en las
instituciones educativas.
Según Pérez (2015), define el amor como “el principio pedagógico
esencial” además indica que muy poco ayudará a un maestro que se haya
graduado con excelentes notas en las universidades más prestigiosas, si no
cuenta con este principio. En la pedagogía es imposible ser efectivo sin ser
afectivo. La calidad no es posible sin calidez. Ningún método, ninguna
técnica, ningún plan de estudios, por voluminoso que sea, puede reemplazar
el afecto en la pedagogía. El amor es escrito con “a” de ayuda, apoyo,
aliento, aliento, asombro, acompañamiento, amistad. El docente es un amigo
que brinda apoyo a cada estudiante, principalmente a los más necesitados, a
superar, crecer y a ser mejores día a día.
Amar significa aceptar al estudiante como es, siempre original y
diferente de mí y de los otros estudiantes, para afirmar su valía y dignidad,
más allá de si me gusta o no, si lo encuentro simpático o antipático, si es
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inteligente o lento en su aprendizaje, si está interesado o desinteresado. El
amor genera confianza y seguridad.
Es importante que el alumno se siente aceptado, valorado y seguro
desde el primer día que llega a la institución educativa. Solo en un ambiente
seguro, de confianza y alegría, crecerá la sensibilidad, el respeto y
motivación, que son lo mas esencial para desarrollar el aprendizaje
autónomo. Si los niños crecen felices, es producir personas buenas. Educar
en un acto de amor de ambos, ya que es difícil hacer un clima propicio en el
aprendizaje si no existen relaciones de cordialidad y afecto entre el docente y
estudiante, si uno rechaza o no se aceptan entre sí.
El amor es paciente y espera. Por ello, a cada alumno se le respeta los
ritmos y modos en el aprendizaje, y además esta dispuesto a dar nuevas
oportunidades, la educación, es una siempre que pocas veces dan frutos, por
lo tanto, la paciencia da esperanzas de posibilidades de superación de la
persona.
La paciencia y esperanza no deja que haya desanimo y la
contaminación del pesimismo y resignación parece que se instaló en muchos
centros educativos. Solamente una persona con el corazón en paz, puede ser
paciente. Solo de esa manera puede ser capaz de entender sin perder la
noción las situaciones inesperadas o inapropiadas y podrá asumir situaciones
conflictivas como oportunidades para enseñar
La paciencia ayuda a evitar agresiones o conflictos de todo tipo dentro
del proceso educativo. El amor paciente respeta, por lo tanto, no guarda
rencores ni promueve venganzas, y nunca pierde la esperanza. (Pérez
Esclarin, 2015)
Amar es no consentir, sobreproteger ni regalar notas. El amor no toma
en cuenta las deficiencias del alumno, sino en sus talentos y potencialidades.
El amor no crea dependencia, sino que da alas a la libertad e impulsa a ser
mejores. Busque el bienestar y no solo el bienestar de los demás. Ama al
maestro que cree en cada alumno y lo acepta y lo valora tal como es, con su
cultura, su familia, sus carencias, sus talentos, sus heridas, sus problemas,
su idioma, sus sueños, miedos e ilusiones; celebra y se regocija en los éxitos
del otro, incluso si son parciales; y siempre está dispuesto a ayudarlo a llegar
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lo más lejos posible en su crecimiento y desarrollo integral. Por lo tanto, se
esfuerza por conocer la realidad familiar y social de cada estudiante, a partir
de ella, y poder estar con la alianza familiar, para poder brindar un mejor
servicio educativo.
Algunos, en lugar de hablar sobre la pedagogía del amor, prefieren
hablar sobre la pedagogía de la ternura para enfatizar ese arte de educar con
amor, con sensibilidad, para alimentar la autoestima, sanar heridas y superar
los complejos de inferioridad o incapacidad. Es una pedagogía que evita
lastimar, comparar, discriminar por motivos religiosos, raciales, físicos,
sociales o culturales. La pedagogía de la ternura se opone a la pedagogía de
la violencia y, en lugar de aceptar el dicho de que "entra la carta con sangre",
propone más bien la de "entra la carta con amor"; en lugar de "quien te quiera
bien te hará llorar", "quien te quiera bien te hará feliz". (Pérez Esclarin, 2015)
La pedagogía del amor o la pedagogía de la ternura es el
reconocimiento de las diferencias, la capacidad de comprender y tolerar,
dialogar y alcanzar acuerdos, soñar y reír, enfrentar la adversidad y aprender
de las derrotas y los fracasos, así como de los éxitos. La ternura es el cariño
con lo que hacemos y lo que somos, es un deseo de transformarnos y ser
más grandes y mejores. Además, es un requisito, compromiso,
responsabilidad, rigor, cumplimiento, trabajo sistemático, dedicación y
esfuerzo, crítica permanente y fraterna. En consecuencia, promueve la
construcción de normas de manera colectiva, que parten de convicciones y
sentimientos y que dan la motivación necesaria para que se cumplan. (Pérez
Esclarin, 2015)
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Freire nos dice que el amor es la transformación definitiva, esto nos dice
nuevamente que hay que partir, hay que saber partir del nivel donde el
educando esta o los educandos están, este es el nivel cultural y por eso es que
el educar tiene que ser sensible, el educador tiene que ser estela, tiene que
tener gusto, la educación es una obra de arte, el educador tiene que ser ético,
tiene que respetar los límites, de la persona. (Guanabacoa , 2011)
Un elemento fundamental en la pedagogía de Freire es el diálogo, la
pedagogía dialógica. Este diálogo no es fácil ni siempre posible, pero es
necesario, tanto que si la estructura no permite el diálogo hay que cambiar la
estructura no renunciar a él. Cambiar la estructura es cambiar el currículum
tomándolo como la totalidad de la vida dentro de la escuela. Concibe la
educación como una obra de arte y el educador como un artista que rehace
el mundo, lo redibuja. Lo hace desde la sensibilidad, desde la estética y la
ética; con su voz que no tiene sentido sin la voz del grupo y entendiendo que
el amor es la transformación definitiva y la única forma de enseñar a mar es
amando. (Mora López-Almodóvar, 2011)
Asimismo, Francisco Tintos Lomas refleja bastante bien los rasgos de
esa pedagogía del amor y que me permito traer casi en su integridad. La
“pedagogía del amor” no se trata de una doctrina nueva. No es una teoría
propiamente dicha. Es, más bien, un estilo educativo, un talante, una actitud
que todo educador debe encarnar. Su validez es pues extensible tanto a los
padres como a los profesores.
El eje fundamental que vertebra la pedagogía del amor es,
obviamente, el amor, porque él constituye uno de los pilares básicos en los
que ha de sustentarse la educación, ya que el amor genera un movimiento
empático que provoca en el educador la actitud adecuada para comprender
los sentimientos del educando y, en cierto modo, prever su comportamiento.
Es necesario, pues, reflexionar sobre el amor y analizar sus implicaciones,
exigencias o manifestaciones en el proceso educativo, a fin de perfilar
algunos de los rasgos más sobresalientes que configuran la pedagogía del
amor, sin la pretensión de agotar el tema y como una mera invitación a la
reflexión.
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En este sentido, la pedagogía del amor exige reconocer y aceptar al
educando tal cual es y no como nos gustaría que fuera, porque sólo
conociendo y aceptando sus valores y sus defectos, sus aptitudes y sus
carencias propenderemos a potenciar y desarrollar los primeros y a corregir y
a enderezar los segundos. Es demasiado frecuente la tendencia de los
padres a establecer comparaciones entre los hermanos y de los profesores
entre los alumnos. Pero es un error, porque las comparaciones son siempre
odiosas y no benefician ni al que es elogiado, porque fomentan en él
sentimientos de superioridad y orgullo, ni al que es censurado, porque
disminuyen su autoestima. Cada uno es como es y en toda persona hay
siempre un acervo de cualidades valiosas. Si le aceptamos, le enseñamos a
aceptarse a sí mismo y le demostramos que no le queremos por sus éxitos,
sino por él mismo. La aceptación constituye, pues, el punto de partida del
proceso educativo.
José Martí: la educación es “preparación del hombre para la vida”, sin
descuidar su espiritualidad y es la “conformación del hombre a su tiempo”,
pudiendo interpretarse que la educación representa para el individuo la
conquista de su autonomía, su naturalidad y su espiritualidad. Es claro que
Martí distingue entre educación e instrucción. La primera se refiere al
sentimiento, mientras que la segunda es relativa al pensamiento. Pero, a la
vez, reconoce que no hay buena educación sin instrucción, ya que “las
cualidades morales suben de precio cuando están realizadas por cualidades
inteligentes” (I, 853). Diferencia ésta que viene en nuestro auxilio, para captar
el significado de la educación como el intento de “depositar en el hombre toda
la obra humana”, de “hacer de cada hombre un resumen del mundo viviente
hasta el día en que vive”.
Jean-Jacques Rousseau: Enfoca los principios de la pedagogía en la
educación natural, las características del hombre natural, donde plantea que
debe tener amor propio, para luego, brindárselo a sus semejantes, la vida y la
libertad, ilumina con la razón, para proveerlo de una verdadera felicidad; el
proceso natural de la educación, en donde describe los periodos por los
cuales pasa el hombre, indicando la forma correcta de tratarlo. Además,
explica los principios psicológicos, en las que se funda la pedagogía.
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Al final Rousseau recomienda a los educadores “Comiencen por
estudiar mejor a sus alumnos ya que no los conocen”. Por lo que cada
hombre tiene su forma propia, según la cual necesita ser dirigido.
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La educación tiene que ir dando importancia al desarrollo de la capacidad de
afecto y vinculación emocional con los otros, a una sintonización positiva
desde nuestras necesidades, emociones y valores, para hacer posible la
aceptación y consideración mutuas. Si la calidad de las relaciones es la clave
que potencia los aprendizajes, debemos plantearnos la importancia de cuidar
el clima afectivo y relacional de la Escuela y el Aula para conseguir un
adecuado aprendizaje y el desarrollo integral del alumnado.
Tenemos que avanzar hacia una educación que ayude a alcanzar
madurez, entendimiento, respeto mutuo y relaciones más pacíficas y
colaborativas. Que contribuya de forma decisiva a formar personas felices,
autónomas, responsables y solidarias. Por lo tanto, maestros y profesores no
sólo tenemos que tener un buen conocimiento de los contenidos curriculares
y capacidad de enseñarlos, sino que también se requieren habilidades,
estrategias y trabajo colaborativo para gestionar la vida afectiva y relacional
del grupo clase y la convivencia positiva que cuide de los aprendizajes. Ello
requiere de una mirada apreciativa, de hablar y de actitudes y estrategias
coherentes para el día a día del aula. Cada vez va será más necesario
integrar curricularmente programas de educación socioemocional y en
valores en la vida del aula y Escuelas.
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acercamiento, la comunicación y los afectos compartidos, todo esto lleva al
encuentro con los educandos en el salón de clase e institución educativa.
imponer siempre su voluntad y hacerse obedecer sumisamente o de proteger
exacerbada mente al educando.
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8. Tener conciencia de que la efectividad del proceso educativo depende
en gran medida, del grado de confianza del educando y de la
credibilidad que le merezca al educador.
9. Ser sumamente comprensivo, ya que reconoce las necesidades e
intereses del educando, atiende su problemática, sabe que la
efectividad ocupa un lugar relevante en la psicología.
10. Rehusar toda actitud autoritaria o hiperintervencionista, que se jacta de
ciente de la complejidad del proceso educativo y de la conflictividad que
implica la convivencia, especialmente en el periodo de formación del
educando.
11. Se apresura a resolver los conflictos y lo hace del modo más eficaz
posible, es decir, de manera serena y reflexiva, utilizando siempre el
diálogo e intentando convencer mediante argumentos racionales.
12. Buscar la verdad y la autenticidad.
13. No tener inconveniente en reconocer sus errores y admitir sus
equivocaciones.
14. Ser serena a la hora de tomar decisiones o de establecer compromisos,
pero no vacila a la hora de cumplirlos.
15. Facilitar al educando la interiorización de los valores necesarios para
afrontar la vida conforme a su dignidad de persona.
16. Asumir el sentido de la responsabilidad inherente al educador y
establecer mecanismos de colaboración entre padres y profesores para
que la acción educadora alcance sus objetivos.
17. Reconocer la suma importancia de la educación en valores para el
crecimiento armónico de la personalidad del educando y su
incorporación a la vida social y colectiva.
18. Tener conciencia de que la efectividad del proceso educativo depende,
en gran medida, del grado de confianza del educando y de la
credibilidad que le merezca el educador.
19. Ser sumamente comprensiva, ya que reconoce las necesidades e
intereses del educando, atiende su problemática, sabe que la
afectividad ocupa un lugar relevante en la psicología.
12
20. Rehusar toda actitud autoritaria o hiper intervencionista, que se jacta de
imponer siempre su voluntad y hacerse obedecer sumisamente o de
proteger exacerbada menté al educando.
21. Es consciente de la complejidad del proceso educativo y de la
conflictividad que implica la convivencia, especialmente en el periodo de
formación del educando.
22. Se apresura a resolver los conflictos y lo hace del modo más eficaz
posible, es decir, de manera serena y reflexiva, utilizando siempre el
diálogo e intentando convencer mediante argumentos racionales.
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Capítulo II: Disciplina Positiva
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Capítulo III: Estrategias de la autorregulación
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Conclusiones
Recomendaciones
Anexos/Apéndice
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Bibliografía
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