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definiendo así al inconsciente como el discurso del Otro, del Otro que preexiste, que antecede
significa que la condición del sujeto S (neurosis o psicosis) depende de lo que tiene lugar en el
Otro A. Lo que tiene lugar allí es articulado como un discurso (el inconsciente es el discurso del
Otro), del que Freud buscó primero definir la sintaxis por los trozos que en momentos
privilegiados, sueños, lapsus, rasgos de ingenio, nos llegan de él.” Escritos 2, Lacan
plantea así, podemos identificarlo como tal) con el objetivo de lograr la inscripción de eso que
no para de no inscribirse.
“Pero no son las conexiones de necesidad, de las que están desprendidas esas
imágenes, las que sostienen su incidencia perpetuada, sino ciertamente la secuencia articulada
en que se han inscrito, la que estructura su insistencia como significante.” Escritos 2, Lacan
“por la concepción de la cadena significante, en cuanto que una vez inaugurada por la
simbolización primordial (que el juego: Fort! Da!, sacado a luz por Freud en el origen del
automatismo de repetición, hace manifiesta), esta cadena se desarrolla según los enlaces
lógicos cuyo enchufe en lo que ha de significarse, a saber, el ser del ente, se ejerce por los
efectos de significante, descritos por nosotros como metáfora y como metonimia” Escritos 2,
Lacan
por un lado el significante y sus leyes y por otro la causa a partir de un corte, una ranura
“el inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real;
real que puede muy bien, por su parte, no estar determinado” Seminario XI, Clase 2.
“El inconsciente, en primer lugar, se nos manifiesta como algo que se mantiene a la
espera en el aire, podría decir, de lo nonato. Que la represión vierta en él algo no debe
enuncia él:
“Uno oye decir, por ejemplo, cosa de todos los días, que la transferencia es una
repetición. No digo que sea falso, y que no haya repetición en la transferencia. No digo que
Lacan
Lacan inicia afirmando que en su enseñanza puso todo su esfuerzo en revalorizar y devolverle
le va a seguir el de repetición. Entran en juego y en relación acá ambos conceptos y otros dos,
el Sujeto y lo Real. Retomando la afirmación del autor que el inconsciente está estructurado
como un lenguaje. Entonces antes de toda formación del sujeto dice él, como antes de
proporciona significantes y estos organizan de manera inaugural las relaciones humanas, las
“antes de toda formación del sujeto, de un sujeto que piensa, que se sitúa- eso cuenta,
es contado, y en esa cuenta, el que cuenta ya está en ella. Sólo después el sujeto tiene que
Reconocerse como contador, es la afirmación del yo (je) que cuento, hay yo al nivel en
que se emite que tengo que pensar el primer yo, es decir, yo que cuento.
hendidura, que siempre presenta la función de la causa a una comprensión conceptual. Lo real
es un concepto inanalizable, imposible de comprender por la razón, y por ende solo queda una
término empleado en los Prolegómenos del mismo autor” Seminario XI, Clase 2.
Al hablar de causa siempre hay algo de indefinido dice Lacan, solo hay causa de lo que
cojea, nos dice que el inconsciente freudiano se sitúa en ese punto entre la causa y lo que ella
afecta donde está siempre lo que cojea. En el dominio de la causa, en donde la hiancia se
“El inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis se conecta con algo real,
real que muy bien puede no estar determinado” Seminario XI, Clase2.
El inconsciente de Freud revela que algo ahí, homólogo a lo que pasa a nivel del sujeto,
que eso habla y funciona de manera tan elaborada como a nivel de lo consciente. El fenómeno
de lo inconsciente él lo halló en los sueños, los actos fallidos, en el chiste, ahí donde se
presentan bajo el aspecto de un tropiezo. Freud busca ahí: tropiezo, falla, el inconsciente,
puesto que ahí algo distinto exige su realización. Lacan lo hace ahí en la hiancia, en la fisura, se
“Hallazgo que es al mismo tiempo solución -no forzosamente acabada, pero que, por
incompleta que está, tiene ese no-se-qué que nos afecta con ese acento particular que
Theodor Reik ha destacado tan admirablemente -tan sólo destacado, pues Freud lo señala
claramente antes que él- la sorpresa eso por lo que el sujeto se siente rebasado, por lo que
halla a la vez más y menos de lo que esperaba, pero que de todos modos es, con respecto a lo
Entonces hallazgo que es también solución, que tiene algo de sorpresa, lo que rebasa
XI, Clase 2.
Lacan dice:
“La discontinuidad, esta es pues la forma esencial bajo la que nos aparece en primer
lugar el inconsciente como fenómeno -la discontinuidad en la que algo se manifiesta como una
discontinuidad no implica fondo de totalidad, el Uno como unidad, sino que el uno que el
carencia.
de la abertura hace surgir la ausencia -al igual que el grito tampoco se perfila sobre un fondo
de silencio, sino que al contrario lo hace surgir como silencio.” Seminario XI, Clase 2.
LA REPETICION Y EL TRAUMA
“Esto nos indica que la función-tiempo es aquí de orden lógico, y está ligada a una
Entonces la repetición tiene un límite y ese límite es lo real, por eso Freud plantea que
aquello que no se recuerda se repite en acto, siendo esta repetición un modo de recordar.
Todo acto lleva en sí una parte de la estructura y por ende respecta y concierne a un real. Para
hablar de repetición Lacan elige hablar de causa. La repetición es causada por lo que falta,
aquello que no se inscribe, aquello que fallo y sigue fallando en inscribirse, lo real que no pasa
“La repetición aparece primero bajo una forma que no es clara, que no es obvia, como
la repetición con lo real, el acto estará siempre en nuestro horizonte” Seminario XI, Clase 4.
actuada. La repetición es algo cuya verdadera naturaleza está siempre velada en el análisis,
cuanto a esa monotonía que solo conduce a seguir durmiendo. Es más allá de la repetición en
la cadena significante que podemos encontrar a ese real que nos compete en la experiencia
analítica siendo del orden de la tyche o el encuentro accidental con lo real que despierta.
Lacan demuestra que la repetición es el intento siempre fallido, dado que falla en la posibilidad
de escribir e inscribir lo real. A partir de situar la repetición en relación a la cadena significante
y a lo real queda esclarecido también que la transferencia no puede ser solo repetición, dado
que sería siempre repetición del encuentro fallido, en el punto donde cesan las asociaciones
“Lo que se repite, en efecto, es siempre algo que se produce -la expresión dice
bastante sobre su relación con la tyche- como el azar. Los analistas, por principio, nunca nos
dejamos engañar por eso. En todo caso, recalcamos siempre que no hay que caer en la trampa
cuando el sujeto nos dice que ese día sucedió algo que le impidió realizar su voluntad, esto es,
venir a la sesión. No hay que tomar a pie juntillas la declaración del sujeto -en la medida,
precisamente, en que siempre tratamos con ese tropiezo, con ese traspié, que encontramos a
cada instante. Este es por excelencia el modo de aprehensión que entraña el nuevo
desciframiento que hemos propuesto de las relaciones del sujeto con lo que constituye su
como consecuencia de las pasiones, ni tampoco en la faz simbólica referida al Sujeto supuesto
Saber sino que en la transferencia hay un acto donde es posible capturar algo de la repetición
“La función de la tyche, de lo real como encuentro -el encuentro en tanto que puede
ser fallido, en tanto que es esencialmente, encuentro falido- se presenta primero en la historia
del psicoanálisis bajo una forma que ya basta por sí sola para despertar la atención- la del
encuentro con ese real que decanta como imposible, la tyché. Así la repetición intenta
capturar algo que siempre escapa y siempre falta, es esto precisamente la causa de la
porque no cesa de escribirse, y lo que no cesa es que no se termina de escribir lo real por ser
imposible.
“Ahora tenemos que detectar el lugar de lo real, que va del trauma al fantasma -en
tanto que el fantasma -[la fantasía] nunca es sino la pantalla que disimula algo absolutamente
primero, determinante en la función de la repetición-; esto es lo que ahora nos toca precisar.
Por lo demás, esto es algo que explica para nosotros la ambigüedad de la función del despertar
inscribirse, por eso el análisis se ocupa de ello a través de la transferencia definida como la
puesta en acto de la realidad sexual, realidad que siempre es un mal encuentro. Solo es posible
“se trata de una pérdida completa, que no se salda con ninguna ganancia a no ser por
zona de sombra que designa el trazo oblicuo con que divido las fórmulas que se despliegan,
REPETICIÓN Y PULSIÓN
primera la define como encuentro fallido, encuentro que es esencialmente fallido, con lo que
no se reconoce, pero irrumpe e interrumpe la cadena significante. Lacan vuelve a Freud para
mostrar donde aparece la repetición a la manera de acto, de tyche y se refiere al trauma, a los
Lacan recorre cada uno de estos eventos y dice que lo fallido, como lo denomina
Freud, se presentó en el psicoanálisis como encuentro con el trauma, con algo que marcó el
cuerpo y debe taparse, reprimirse y buscar acogerse al principio de realidad para que evite el
displacer que causa. Aun, así como ya Freud explicaba, el trauma encuentra otras formas de
hacerse presente y una de ellas es en los sueños donde irrumpe a la manera de pesadillas. El
ejemplo que Lacan trae es el caso del padre que sueña mientras en la habitación del lado velan
al hijo, el cual, en estado moribundo, lo toma por el brazo y le dice: “despierta, ¿no ves que
ardo?” En esta escena que dice Lacan, el deseo se presentifica de la forma más cruel, que es en
la pérdida del objeto. Esa frase dicha por el hijo, donde hay una manifestación del
inconsciente, dice Lacan, encandila lo que toca, no deja ver, es el lugarteniente que más
hace serie pero que define el orden de la cadena significante, y cubre lo que hay detrás, lo real
“El despertar, ¿cómo no ver que tiene un doble sentido?, -que el despertar que nos
vuelve a situar en una realidad constituida y representada cumple un servicio doble. Lo real
hay que buscarlo más allá del sueño -en lo que el sueño ha recubierto, envuelto, escondido,
tras la falta de representación, de la cual sólo hay en él lo que hace sus veces, un
lugarteniente. Ese real, más que cualquier otro, gobierna nuestras actividades, y nos lo designa
que éste llamaba el ombligo del sueño, para Lacan será la hiancia. Y es acá cuando repetición y
pulsión se enlazan, puesto que en su exposición él introduce el Trieb, que no es instinto, sino
pulsión y por lo tanto hay goce, que es lo que está detrás de la representación.
Cuando se detiene en el juego de los niños para examinar la repetición como presencia
de la ausencia, dice que hay algo en su repetición que permite que aflore eso lúdico que se
esconde, la repetición de un acto que convierte el juego en rito. Freud se refiere al juego del
fort-da de su nieto, que ante la ausencia de la madre, se inventa un carrete que dice Lacan, no
es otro que un pedazo de sí mismo que tira de una cuerda y hace aparecer y desaparecer, a la
vez que repite las palabra fort-da. Ante la ausencia de la madre, el sujeto se reinventa, dice
Lacan
“Con su objeto salta el niño los linderos de su domino transformado en pozo y empieza
este caso -por el sólo hecho de que el juego va acompañado por una de las primeras
oposiciones en ser pronunciadas- que en el objeto al que esta oposición se aplica en acto, en el
evidencia la división del sujeto (La división subjetiva que se refiere al efecto que provoca el
lengua- je en el sujeto). Así Lacan va a tomar el juego del fort-da del nieto de Freud, este juego
del carrete como la respuesta del niño a lo que la ausencia de la madre creó en el linde de su
dominio, ese foso que hay que jugar a saltar. El carrete en si no es la madre, es un trocito del
sujeto que se desprende, pero sin dejar de ser suyo reteniéndolo. Es en el objeto al que se
necesidad que clama porque la madre vuelva, lo cual se manifestaría simplemente mediante el
superada por el juego alternativo fort-da, que es un aquí o allá, y que sólo busca, en su
alternancia, ser fort de un da, y da de un fort. Busca aquello que, esencialmente, no está, en
Vorstellung (actuación, puesta en acto). (División de algo material o inmaterial en dos o más
La tyche permite que la pulsión que bordea al objeto (a) sea reconocida en su
que mantiene, pero se dará ese empuje solo si la Quelle (fuente) inscribe su economía de
pulsión estructurada como borde, va a decir también que existe ya con la aparición de un
Subjekt (objeto), la pulsión, lo nuevo aquí va a ser que aparece un sujeto que viene a ser el
otro y va a aparecer si la pulsión llega a realizar su trayecto circular. Con la aparición de ese
otro es realizada o eficaz la función de la pulsión que consiste en alcanzar su satisfacción sin
alcanzar la meta (Ziel) porque siempre va a ver un sujeto inhibido, al cual la pulsión va a
contornear, ese objeto no es más que la presencia de un hueco o de vacío en el cual cualquier
objeto podrá ocupar ese lugar y como dice Lacan “cuya instancia la conocemos en la forma de
“la pulsión podrá satisfacerse sin haber alcanzado aquello que, desde el punto de vista
precisamente porque es una pulsión parcial y porque su meta no es otra que ese regreso en
forma de circulo”
El “Aim” se refiere al camino que debe recorrer la pulsión, es el trayecto, el “goal” es la
meta, la “a” no será el origen la pulsión parcial, sino que es presentada como algo que nunca
Para Lacan
“La pulsión es precisamente este montaje por el que la sexualidad participa en la vida
psíquica de una manera que debe acomodarse a la estructura de hiancia, que es la del
El juego del fort–da como ejemplo de repetición implica una pérdida, es decir que
dicho mecanismo en esa dinámica hace que algo en relación al objeto se pierda; lo puedo
En este momento la repetición es de goce y el goce se ubica más allá del principio de
placer, el goce es en Lacan lo que la pulsión de muerte es para Freud. Lacan dirá en estos
repetición, es el goce, el término está designado en sentido propio. Es en tanto que hay
búsqueda de goce en tanto que repetición que se produce lo que está en juego en ese paso, el
salto freudiano, que ese algo que nos interese como repetición y que se inscribe en una
dialéctica del goce, es propiamente lo que va contra la vida” Seminario XVII, Clase 5.
“lo que se repite no podría en el mismo título de lo que es expresamente y como, tal
repetido, que está marcado por la repetición, no podría ser otra cosa que lo que en relación a
lo qué aquello repite, es de algún modo en pérdida, en pérdida de lo que ustedes quieran, en
perdida de velocidad; hay algo que es pérdida y que sobré esta pérdida, desde el origen, desde
la articulación, de lo que acá resumo, Freud insiste: que en la misma repetición hay pérdida de
goce. Acá encuentra origen en el discurso freudiano la función del objeto perdido” Seminario
XVII, Clase 5.
Acá Lacan toma de la física el concepto de entropía, para dar cuenta de que la
articula la noción de objeto perdido en Freud con el objeto a. Y a su vez, refuerza el carácter
fundamental del rasgo unario, asociándolo a la marca significante. Entiendo que en este
momento la formalización de la repetición le sirve a Lacan para unir al significante con el goce
“esta repetición, está identificación del goce, y acá tomo prestada, para darle un
sentido que no está puntuado en el texto de Freud, la función del rasgo unario, es decir la
forma más simple de marca, es decir lo que propiamente es el origen del significante (…) es del
rasgo unario que se origina todo lo que nos interesa, a nosotros analistas, como saber”
de donde partimos para dar sentido a esa repetición inaugural en tanto repetición que apunta
al goce (…) En otras palabras el saber que nos parece el más depurado, aún cuando esté bien
claro que no podemos extraer lo de ningún modo del empirismo por depuración, es el mismo
saber que está presente desde el origen, que muestra su raíz en lo que, en la repetición y bajo
la forma de rasgo unario para comenzar, ese saber es el medio del goce, del goce
precisamente en tanto supera los límites impuestos bajo el término de "placer" a las tensiones
es puramente significante sino que es soporte de goce, entonces, la repetición instala una
pérdida, y lo que va al lugar de esa pérdida es el objeto a, que a su vez motoriza la repetición.
“si hemos dicho recién que hay pérdida de goce, y que es en el lugar de esto pérdida
de ese algo que introduce la repetición que vemos surgir la función del objeto perdido, de lo
sobre el objeto a como plus de goce, articulado a la noción de plusvalía teorizada por Karl
Marx. Lacan habla de las dos vertientes que adopta el objeto a en las formalizaciones que él
hace: en primera instancia el a como objeto causa (en el seminario XI) y en segunda instancia
el a como plus de goce ( en el seminario XVII). El objeto a como causa está articulado a la
repetición en torno a la búsqueda del objeto perdido por estructura y el objeto a como plus de
Seminario 17, que marca una nueva lógica en relación a la repetición ligada al goce.
"Es precisamente por ser percibido en la dimensión dé la perdida que se necesita algo
para compensar, sí puedo decir, lo que de entrada es número negativo sobre lo que no sé qué
ha venido golpear, resonar sobre las paredes de la campana, qué ha hecho goce, y goce a
repetir. Es solamente esta dimensión de la entropía que hace tomar cuerpo a lo que es un