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REPETICIÓN E INCONSCIENTE

Lacan en el inicio de su enseñanza le da vital importancia a el registro simbólico

definiendo así al inconsciente como el discurso del Otro, del Otro que preexiste, que antecede

al $, el que marca y determina al sujeto, obviamente dicho discurso DEL INCONSCIENTE, se

encuentra estructurado como un lenguaje.

“aplicaremos dicha relación en el esquema £ ya presentado y aquí simplificado: que

significa que la condición del sujeto S (neurosis o psicosis) depende de lo que tiene lugar en el

Otro A. Lo que tiene lugar allí es articulado como un discurso (el inconsciente es el discurso del

Otro), del que Freud buscó primero definir la sintaxis por los trozos que en momentos

privilegiados, sueños, lapsus, rasgos de ingenio, nos llegan de él.” Escritos 2, Lacan

En dicho contexto ya la repetición es entendida como la insistencia del significante

tratando de escribir aquello que no se encadena a la cadena significante, es por la

imposibilidad de escribir todo en la red significante que el inconsciente no para, no cesa de

trabajar repitiendo monótonamente (Automaton, aunque en este seminario el aun no lo

plantea así, podemos identificarlo como tal) con el objetivo de lograr la inscripción de eso que

no para de no inscribirse.

“Pero no son las conexiones de necesidad, de las que están desprendidas esas

imágenes, las que sostienen su incidencia perpetuada, sino ciertamente la secuencia articulada

en que se han inscrito, la que estructura su insistencia como significante.” Escritos 2, Lacan
“por la concepción de la cadena significante, en cuanto que una vez inaugurada por la

simbolización primordial (que el juego: Fort! Da!, sacado a luz por Freud en el origen del

automatismo de repetición, hace manifiesta), esta cadena se desarrolla según los enlaces

lógicos cuyo enchufe en lo que ha de significarse, a saber, el ser del ente, se ejerce por los

efectos de significante, descritos por nosotros como metáfora y como metonimia” Escritos 2,

Lacan

La repetición hasta acá no es otra cosa más que el fracaso en el intento de la

monotonía por aquello que vuelve siempre al mismo lugar.

Ya en el Seminario XI Lacan plantea que el análisis se orienta hacia el hueso de lo real

(tyche), como consecuencia de esto hay un cambio en el concepto de inconsciente, tenemos

por un lado el significante y sus leyes y por otro la causa a partir de un corte, una ranura

“el inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real;

real que puede muy bien, por su parte, no estar determinado” Seminario XI, Clase 2.

El inconsciente se manifiesta como lo no-nacido, lo que está a la espera, como en un

limbo, se manifiesta con la estructura de una pulsación temporal.

“El inconsciente, en primer lugar, se nos manifiesta como algo que se mantiene a la

espera en el aire, podría decir, de lo nonato. Que la represión vierta en él algo no debe

sorprendernos. Esa es la relación con el limbo de la abortadora” Seminario XI, Clase 2.

Cambiando el estatuto de este concepto se modifican los conceptos tratados, así lo

enuncia él:

“Uno oye decir, por ejemplo, cosa de todos los días, que la transferencia es una

repetición. No digo que sea falso, y que no haya repetición en la transferencia. No digo que

Freud no se haya acercado a la repetición a propósito de la experiencia de la transferencia.


Digo que el concepto de repetición nada tiene que ver con el de transferencia” Seminario XI,

Lacan

En el Seminario XI, en la clase dos titulada “El inconsciente Freudiano y el nuestro”

Lacan inicia afirmando que en su enseñanza puso todo su esfuerzo en revalorizar y devolverle

la dignidad a la palabra de donde él va a tomar el concepto freudiano de Inconsciente y al que

le va a seguir el de repetición. Entran en juego y en relación acá ambos conceptos y otros dos,

el Sujeto y lo Real. Retomando la afirmación del autor que el inconsciente está estructurado

como un lenguaje. Entonces antes de toda formación del sujeto dice él, como antes de

establecer relaciones propiamente humanas, ya se determinan ciertas relaciones, la naturaleza

proporciona significantes y estos organizan de manera inaugural las relaciones humanas, las

estructuras de estas relaciones, modelándolas.

“antes de toda formación del sujeto, de un sujeto que piensa, que se sitúa- eso cuenta,

es contado, y en esa cuenta, el que cuenta ya está en ella. Sólo después el sujeto tiene que

reconocerse allí, reconocerse como contante” Seminario XI, Clase 2.

Reconocerse como contador, es la afirmación del yo (je) que cuento, hay yo al nivel en

que se emite que tengo que pensar el primer yo, es decir, yo que cuento.

Comenzando a referirse a la función de la causa siguiendo a Kant resalta la hiancia una

hendidura, que siempre presenta la función de la causa a una comprensión conceptual. Lo real

es un concepto inanalizable, imposible de comprender por la razón, y por ende solo queda una

hiancia, porque la causa no se puede racionalizar.

“En ese ensayo se dice aproximadamente que es un concepto, al fin de cuentas,

inanalizable, imposible de comprender por la razón, si es cierto que la regla de la razón, la

Vernunftsregel (regla de la razón) , siempre consiste en cierta Vergleichung (comparación) , o

equivalente, y que en la función de la causa permanece esencialmente una cierta hiancia,

término empleado en los Prolegómenos del mismo autor” Seminario XI, Clase 2.
Al hablar de causa siempre hay algo de indefinido dice Lacan, solo hay causa de lo que

cojea, nos dice que el inconsciente freudiano se sitúa en ese punto entre la causa y lo que ella

afecta donde está siempre lo que cojea. En el dominio de la causa, en donde la hiancia se

produce Lacan introduce la ley del significante.

“estoy en situación de introducir en el campo de la causa la ley del significante, en el

lugar donde se produce esa hiancia.” Seminario XI, Clase 2

“El inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis se conecta con algo real,

real que muy bien puede no estar determinado” Seminario XI, Clase2.

El inconsciente de Freud revela que algo ahí, homólogo a lo que pasa a nivel del sujeto,

que eso habla y funciona de manera tan elaborada como a nivel de lo consciente. El fenómeno

de lo inconsciente él lo halló en los sueños, los actos fallidos, en el chiste, ahí donde se

presentan bajo el aspecto de un tropiezo. Freud busca ahí: tropiezo, falla, el inconsciente,

puesto que ahí algo distinto exige su realización. Lacan lo hace ahí en la hiancia, en la fisura, se

produce lo que se presenta como el hallazgo.

“Hallazgo que es al mismo tiempo solución -no forzosamente acabada, pero que, por

incompleta que está, tiene ese no-se-qué que nos afecta con ese acento particular que

Theodor Reik ha destacado tan admirablemente -tan sólo destacado, pues Freud lo señala

claramente antes que él- la sorpresa eso por lo que el sujeto se siente rebasado, por lo que

halla a la vez más y menos de lo que esperaba, pero que de todos modos es, con respecto a lo

que esperaba, de inestimable valor”. Seminario XI, Clase 2.

Entonces hallazgo que es también solución, que tiene algo de sorpresa, lo que rebasa

al sujeto, este hallazgo se presenta como re-hallazgo, instaurando la dimensión de la pérdida, y

siempre predispuesto a desaparecer de nuevo.


“desde el punto que se presenta, es hallazgo de algo perdido, y lo que es más, siempre

está preparado para esconderse de nuevo, instaurando la dimensión de la pérdida.” Seminario

XI, Clase 2.

Lacan dice:

“La discontinuidad, esta es pues la forma esencial bajo la que nos aparece en primer

lugar el inconsciente como fenómeno -la discontinuidad en la que algo se manifiesta como una

vacilación.” Seminario XI, Clase 2.

En esa discontinuidad con la que se presenta el inconsciente como fenómeno, algo se

manifiesta como vacilación (Falta de firmeza o de seguridad al hablar o al actuar). Esta

discontinuidad no implica fondo de totalidad, el Uno como unidad, sino que el uno que el

inconsciente (Unbewusste) introduce es el del rasgo (unario), el de la ranura, de la ruptura, es

el uno del concepto de la falta (unbegriff). El límite del inconsciente es el concepto de la

carencia.

“¿Dónde esta el fondo? ¿Es la ausencia?. Tampoco. La ruptura, la hendidura, el corte

de la abertura hace surgir la ausencia -al igual que el grito tampoco se perfila sobre un fondo

de silencio, sino que al contrario lo hace surgir como silencio.” Seminario XI, Clase 2.

LA REPETICION Y EL TRAUMA

A la hora de hablar de repetición y rememoración Lacan apela a reglas de aritmética

básica hablando de no conmutatividad entre ambas, diciendo que:

“Debemos distinguir aquí el alcance de estas dos direcciónes, la rememoración y la

repetición. Entre ambas no hay ni orientación temporal ni reversibilidad. No son conmutativas,

sencillamente. No es lo mismo comenzar por la rememoración y vérselas con las resistencias

de la repetición, y comenzar por la repetición para obtener un esbozo de rememoración.”

Seminario XI, Clase 3.


La propiedad conmutativa consiste en que el orden de los términos no altera el

resultado final. Todo lo contario a lo que sucede con la rememoración y la repetición

aplicándose la propiedad no conmutativa:

“Esto nos indica que la función-tiempo es aquí de orden lógico, y está ligada a una

instauración significante de lo real. En efecto, la no-conmutatividad es una categoría que

pertenece sólo al registro del significante” Seminario XI, Clase 3.

Entonces la repetición tiene un límite y ese límite es lo real, por eso Freud plantea que

aquello que no se recuerda se repite en acto, siendo esta repetición un modo de recordar.

Todo acto lleva en sí una parte de la estructura y por ende respecta y concierne a un real. Para

hablar de repetición Lacan elige hablar de causa. La repetición es causada por lo que falta,

aquello que no se inscribe, aquello que fallo y sigue fallando en inscribirse, lo real que no pasa

al significante, ergo la repetición tiene su causa en lo real.

“La repetición aparece primero bajo una forma que no es clara, que no es obvia, como

una reproducción, o una pre-sentificación, en acto (…) mientras hablemos de la relaciones de

la repetición con lo real, el acto estará siempre en nuestro horizonte” Seminario XI, Clase 4.

“La repetición, entonces, no ha de confundirse con el retorno de los signos, ni tampoco

con la reproducción o la modulación por la conducta de una especie de rememoración

actuada. La repetición es algo cuya verdadera naturaleza está siempre velada en el análisis,

debido a la identificación, en la conceptualización de los analistas, de la repetición y la

transferencia” Seminario XI, Clase 5.

El automatismo de repetición tal y cómo planteó él en el inicio de su enseñanza en

cuanto a esa monotonía que solo conduce a seguir durmiendo. Es más allá de la repetición en

la cadena significante que podemos encontrar a ese real que nos compete en la experiencia

analítica siendo del orden de la tyche o el encuentro accidental con lo real que despierta.

Lacan demuestra que la repetición es el intento siempre fallido, dado que falla en la posibilidad
de escribir e inscribir lo real. A partir de situar la repetición en relación a la cadena significante

y a lo real queda esclarecido también que la transferencia no puede ser solo repetición, dado

que sería siempre repetición del encuentro fallido, en el punto donde cesan las asociaciones

encontramos el nódulo de lo real en transferencia, por eso formula que

“Lo que se repite, en efecto, es siempre algo que se produce -la expresión dice

bastante sobre su relación con la tyche- como el azar. Los analistas, por principio, nunca nos

dejamos engañar por eso. En todo caso, recalcamos siempre que no hay que caer en la trampa

cuando el sujeto nos dice que ese día sucedió algo que le impidió realizar su voluntad, esto es,

venir a la sesión. No hay que tomar a pie juntillas la declaración del sujeto -en la medida,

precisamente, en que siempre tratamos con ese tropiezo, con ese traspié, que encontramos a

cada instante. Este es por excelencia el modo de aprehensión que entraña el nuevo

desciframiento que hemos propuesto de las relaciones del sujeto con lo que constituye su

condición” Seminario XI, Clase 5.

“La transferencia es la puesta en acto de la realidad inconsciente” (p.155) y agrega:

“vayamos al grano. La realidad del inconsciente es - verdad insostenible- la realidad sexual”

(p.156) Seminario XI.

Se trata de la transferencia, no en su faz imaginaria referida a los afectos que surgen

como consecuencia de las pasiones, ni tampoco en la faz simbólica referida al Sujeto supuesto

Saber sino que en la transferencia hay un acto donde es posible capturar algo de la repetición

referido al decir sobre lo traumático.

“La función de la tyche, de lo real como encuentro -el encuentro en tanto que puede

ser fallido, en tanto que es esencialmente, encuentro falido- se presenta primero en la historia

del psicoanálisis bajo una forma que ya basta por sí sola para despertar la atención- la del

trauma.” Seminario XI, Clase 5.


La repetición falla, tropieza, se encuentra con el agujero de lo real y hace surgir la

causa articulada con la repetición de lo no simbolizado, lo que no cesa de no inscribirse, el

encuentro con ese real que decanta como imposible, la tyché. Así la repetición intenta

capturar algo que siempre escapa y siempre falta, es esto precisamente la causa de la

repetición misma, el significante que no metaboliza todo el goce. La repetición es necesaria

porque no cesa de escribirse, y lo que no cesa es que no se termina de escribir lo real por ser

imposible.

“Ahora tenemos que detectar el lugar de lo real, que va del trauma al fantasma -en

tanto que el fantasma -[la fantasía] nunca es sino la pantalla que disimula algo absolutamente

primero, determinante en la función de la repetición-; esto es lo que ahora nos toca precisar.

Por lo demás, esto es algo que explica para nosotros la ambigüedad de la función del despertar

y, a la vez, de la función de lo real en ese despertar” Seminario XI, Clase 5.

El trauma sigue siendo traumático y actual en la medida en que no para de no

inscribirse, por eso el análisis se ocupa de ello a través de la transferencia definida como la

puesta en acto de la realidad sexual, realidad que siempre es un mal encuentro. Solo es posible

distinguir la transferencia de la repetición a partir de pensar lo real en ambas nociones y

postular a la primera como acto.

“se trata de una pérdida completa, que no se salda con ninguna ganancia a no ser por

su reanudación en la función de la pulsación. La pérdida se produce necesariamente en una

zona de sombra que designa el trazo oblicuo con que divido las fórmulas que se despliegan,

lineales, frente a cada uno de estos términos: inconsciente, repetición, transferencia”

Seminario XI, Clase 10.

REPETICIÓN Y PULSIÓN

En el Seminario XI Lacan define la repetición y la pulsión como dos de los cuatro

conceptos fundamentales. En la clase V de dicho seminario, distingue la repetición como Tyche


de repetición como Automaton. Esta última la define como, costumbre, habito, mientras la

primera la define como encuentro fallido, encuentro que es esencialmente fallido, con lo que

no se reconoce, pero irrumpe e interrumpe la cadena significante. Lacan vuelve a Freud para

mostrar donde aparece la repetición a la manera de acto, de tyche y se refiere al trauma, a los

juegos infantiles y a la transferencia.

Lacan recorre cada uno de estos eventos y dice que lo fallido, como lo denomina

Freud, se presentó en el psicoanálisis como encuentro con el trauma, con algo que marcó el

cuerpo y debe taparse, reprimirse y buscar acogerse al principio de realidad para que evite el

displacer que causa. Aun, así como ya Freud explicaba, el trauma encuentra otras formas de

hacerse presente y una de ellas es en los sueños donde irrumpe a la manera de pesadillas. El

ejemplo que Lacan trae es el caso del padre que sueña mientras en la habitación del lado velan

al hijo, el cual, en estado moribundo, lo toma por el brazo y le dice: “despierta, ¿no ves que

ardo?” En esta escena que dice Lacan, el deseo se presentifica de la forma más cruel, que es en

la pérdida del objeto. Esa frase dicha por el hijo, donde hay una manifestación del

inconsciente, dice Lacan, encandila lo que toca, no deja ver, es el lugarteniente que más

adelante en el seminario él va a llamar el significante que sustituye a otro primordial que no

hace serie pero que define el orden de la cadena significante, y cubre lo que hay detrás, lo real

que hay más allá del sueño.

“El despertar, ¿cómo no ver que tiene un doble sentido?, -que el despertar que nos

vuelve a situar en una realidad constituida y representada cumple un servicio doble. Lo real

hay que buscarlo más allá del sueño -en lo que el sueño ha recubierto, envuelto, escondido,

tras la falta de representación, de la cual sólo hay en él lo que hace sus veces, un

lugarteniente. Ese real, más que cualquier otro, gobierna nuestras actividades, y nos lo designa

el psicoanálisis” Seminario XI, Clase 5.


En este momento, recuerda a Freud cuando dice que en el sueño hay algo nodal, lo

que éste llamaba el ombligo del sueño, para Lacan será la hiancia. Y es acá cuando repetición y

pulsión se enlazan, puesto que en su exposición él introduce el Trieb, que no es instinto, sino

pulsión y por lo tanto hay goce, que es lo que está detrás de la representación.

Cuando se detiene en el juego de los niños para examinar la repetición como presencia

de la ausencia, dice que hay algo en su repetición que permite que aflore eso lúdico que se

esconde, la repetición de un acto que convierte el juego en rito. Freud se refiere al juego del

fort-da de su nieto, que ante la ausencia de la madre, se inventa un carrete que dice Lacan, no

es otro que un pedazo de sí mismo que tira de una cuerda y hace aparecer y desaparecer, a la

vez que repite las palabra fort-da. Ante la ausencia de la madre, el sujeto se reinventa, dice

Lacan

“Con su objeto salta el niño los linderos de su domino transformado en pozo y empieza

su cantilena. Si el significante es en verdad la primera marca del sujeto, como no reconocer en

este caso -por el sólo hecho de que el juego va acompañado por una de las primeras

oposiciones en ser pronunciadas- que en el objeto al que esta oposición se aplica en acto, en el

carrete, en él hemos de designar al sujeto, a este objeto daremos posteriormente su nombre

de álgebra lacaniana: el a minúscula.” Seminario XI, Clase 5.

Es en el encuentro con la ausencia que se inaugura con la partida de la madre, que se

evidencia la división del sujeto (La división subjetiva que se refiere al efecto que provoca el

lengua- je en el sujeto). Así Lacan va a tomar el juego del fort-da del nieto de Freud, este juego

del carrete como la respuesta del niño a lo que la ausencia de la madre creó en el linde de su

dominio, ese foso que hay que jugar a saltar. El carrete en si no es la madre, es un trocito del

sujeto que se desprende, pero sin dejar de ser suyo reteniéndolo. Es en el objeto al que se

aplica la oposición sonora fort-da en acto, en él se designa a el objeto a.


“El conjunto de la actividad simboliza la repetición, pero de ningún modo la de una

necesidad que clama porque la madre vuelva, lo cual se manifestaría simplemente mediante el

grito. Es la repetición de la partida de la madre como causa de una Spaltung en el sujeto -

superada por el juego alternativo fort-da, que es un aquí o allá, y que sólo busca, en su

alternancia, ser fort de un da, y da de un fort. Busca aquello que, esencialmente, no está, en

tanto que representado -porque el propio juego es el Repräsantanz( Representación) de la

Vorstellung (actuación, puesta en acto). (División de algo material o inmaterial en dos o más

partes, generalmente de valor o importancia semejante; Desavenencia que se produce a causa

de esta división)” Seminario XI, Clase 5.

La tyche permite que la pulsión que bordea al objeto (a) sea reconocida en su

búsqueda de satisfacción. El Drang (empuje) de la pulsión es caracterizado por la constancia

que mantiene, pero se dará ese empuje solo si la Quelle (fuente) inscribe su economía de

pulsión estructurada como borde, va a decir también que existe ya con la aparición de un

Subjekt (objeto), la pulsión, lo nuevo aquí va a ser que aparece un sujeto que viene a ser el

otro y va a aparecer si la pulsión llega a realizar su trayecto circular. Con la aparición de ese

otro es realizada o eficaz la función de la pulsión que consiste en alcanzar su satisfacción sin

alcanzar la meta (Ziel) porque siempre va a ver un sujeto inhibido, al cual la pulsión va a

contornear, ese objeto no es más que la presencia de un hueco o de vacío en el cual cualquier

objeto podrá ocupar ese lugar y como dice Lacan “cuya instancia la conocemos en la forma de

objeto perdido (a) minúscula”. Va a decir tambien que

“la pulsión podrá satisfacerse sin haber alcanzado aquello que, desde el punto de vista

de una totalización biológica de la función, satisface supuestamente su fin reproductivo,

precisamente porque es una pulsión parcial y porque su meta no es otra que ese regreso en

forma de circulo”
El “Aim” se refiere al camino que debe recorrer la pulsión, es el trayecto, el “goal” es la

meta, la “a” no será el origen la pulsión parcial, sino que es presentada como algo que nunca

va a ser satisfecho por ser un faltante.

Para Lacan

“La pulsión es precisamente este montaje por el que la sexualidad participa en la vida

psíquica de una manera que debe acomodarse a la estructura de hiancia, que es la del

inconsciente” Seminario XI, Clase 14.

REPETICIÓN, RASGO UNARIO, PÉRDIDA Y RECUPERACIÓN DE GOCE.

El juego del fort–da como ejemplo de repetición implica una pérdida, es decir que

dicho mecanismo en esa dinámica hace que algo en relación al objeto se pierda; lo puedo

articular con lo que Lacan teoriza en el Seminario 17 sobre el concepto de repetición en su

estrecho vínculo con el goce.

En este momento la repetición es de goce y el goce se ubica más allá del principio de

placer, el goce es en Lacan lo que la pulsión de muerte es para Freud. Lacan dirá en estos

pasajes que el goce va en contra de la vida, que es un retorno a lo inanimado. Analógicamente


a lo que fue planteado anteriormente, en relación al juego de repetición y la pérdida de goce,

en estas clases la idea de la pérdida en torno a la repetición se profundiza.

“¿Qué es la repetición?. Leamos su texto: veamos lo que articula: lo que necesita la

repetición, es el goce, el término está designado en sentido propio. Es en tanto que hay

búsqueda de goce en tanto que repetición que se produce lo que está en juego en ese paso, el

salto freudiano, que ese algo que nos interese como repetición y que se inscribe en una

dialéctica del goce, es propiamente lo que va contra la vida” Seminario XVII, Clase 5.

Asimismo, Lacan hace referencia nuevamente a Kierkegaard aludiendo que la

repetición conlleva un fracaso.

“lo que se repite no podría en el mismo título de lo que es expresamente y como, tal

repetido, que está marcado por la repetición, no podría ser otra cosa que lo que en relación a

lo qué aquello repite, es de algún modo en pérdida, en pérdida de lo que ustedes quieran, en

perdida de velocidad; hay algo que es pérdida y que sobré esta pérdida, desde el origen, desde

la articulación, de lo que acá resumo, Freud insiste: que en la misma repetición hay pérdida de

goce. Acá encuentra origen en el discurso freudiano la función del objeto perdido” Seminario

XVII, Clase 5.

Acá Lacan toma de la física el concepto de entropía, para dar cuenta de que la

repetición de goce funciona como un mecanismo de pérdida. Se ve cómo, en esta dirección,

articula la noción de objeto perdido en Freud con el objeto a. Y a su vez, refuerza el carácter

fundamental del rasgo unario, asociándolo a la marca significante. Entiendo que en este

momento la formalización de la repetición le sirve a Lacan para unir al significante con el goce

y así formular el significante como aparato de goce.

“esta repetición, está identificación del goce, y acá tomo prestada, para darle un

sentido que no está puntuado en el texto de Freud, la función del rasgo unario, es decir la

forma más simple de marca, es decir lo que propiamente es el origen del significante (…) es del
rasgo unario que se origina todo lo que nos interesa, a nosotros analistas, como saber”

Seminario XVII, Clase 5.

"El significante se articula representando a un sujeto ante otro significante. De ahí es

de donde partimos para dar sentido a esa repetición inaugural en tanto repetición que apunta

al goce (…) En otras palabras el saber que nos parece el más depurado, aún cuando esté bien

claro que no podemos extraer lo de ningún modo del empirismo por depuración, es el mismo

saber que está presente desde el origen, que muestra su raíz en lo que, en la repetición y bajo

la forma de rasgo unario para comenzar, ese saber es el medio del goce, del goce

precisamente en tanto supera los límites impuestos bajo el término de "placer" a las tensiones

habituales de la vida” Seminario XVII, Clase 5.

De esta forma, el rasgo unario es la marca a repetir en la cadena significante, pero no

es puramente significante sino que es soporte de goce, entonces, la repetición instala una

pérdida, y lo que va al lugar de esa pérdida es el objeto a, que a su vez motoriza la repetición.

“si hemos dicho recién que hay pérdida de goce, y que es en el lugar de esto pérdida

de ese algo que introduce la repetición que vemos surgir la función del objeto perdido, de lo

que yo llamo el a” Lacan, Seminario XVII, Clase 5.

Estos desarrollos se enmarcan paralelamente con la conceptualización que Lacan hace

sobre el objeto a como plus de goce, articulado a la noción de plusvalía teorizada por Karl

Marx. Lacan habla de las dos vertientes que adopta el objeto a en las formalizaciones que él

hace: en primera instancia el a como objeto causa (en el seminario XI) y en segunda instancia

el a como plus de goce ( en el seminario XVII). El objeto a como causa está articulado a la

repetición en torno a la búsqueda del objeto perdido por estructura y el objeto a como plus de

goce indica que la repetición está al servicio de la recuperación de goce.

Esta última conceptualización tiene sentido con lo enunciado por Lacan en el

Seminario 17, que marca una nueva lógica en relación a la repetición ligada al goce.
"Es precisamente por ser percibido en la dimensión dé la perdida que se necesita algo

para compensar, sí puedo decir, lo que de entrada es número negativo sobre lo que no sé qué

ha venido golpear, resonar sobre las paredes de la campana, qué ha hecho goce, y goce a

repetir. Es solamente esta dimensión de la entropía que hace tomar cuerpo a lo que es un

plus-de-gozar a recuperar" Seminario XVII, Clase 5.

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