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Sobre la prisión del parlêtre

Este texto recoge algunas de las reflexiones ligadas al trabajo en cartel con las colegas
Alicia, Andrea y Daniela sobre el análisis que apunta hacia el núcleo duro de la estructura o
al más allá del fantasma. Al respecto, un cita de la lección 10 me interrogó inmediatamente:
“Una vez atravesada la ventana del fantasma, lo que se manifiesta no es la libertad de un
sujeto barrado, vacío. Más allá de la ventana del fantasma, está lo que llamaré, para
concluir, la prisión del parlêtre.”1

La última frase, “la prisión del parlêtre”, es ambigua en su estructura gramatical producto
de los usos posibles de la contracción “del”. Al igual que la frase “El deseo es el deseo del
Otro”, “parlêtre” como complemento de “prisión” puede tomar un sentido subjetivo u
objetivo. En el sentido subjetivo, la prisión del parlêtre sería un descriptor que indica que el
parlêtre es la prisión misma. En cambio, por el sentido objetivo, es el parlêtre lo que se
encuentra “tras las rejas”, y por lo tanto habría que dilucidar aquello que le hace prisión. Un
camino doble se abre entonces, del cual trataremos de mostrar su consistencia lógica.

Comenzaré entonces por aquello que aprisiona al parlêtre siguiendo la estructura RSI. En
primer lugar se encuentra el cuerpo, del cual Lacan destaca su consistencia imaginaria y su
carácter de objeto de adoración2 en la medida en que el parlêtre se identifica con él. No
obstante, el parlêtre desconoce que en realidad no es un cuerpo, sino que lo tiene. Cuando
Lacan dice que el cuerpo se lo tiene3, esto no asegura la identidad del parlêtre con el
cuerpo, ya que existe una apropiación “parcial”, pues hay algo del cuerpo que se nos
escapa, como queda de manifiesto en la paliza recibida por Stephen en el Retrato del
Artista4. Por lo tanto, el cuerpo siempre queda como Otro, forma de alteridad que aprisiona
al parlêtre.

1
Ibid., p. 162.
2
Lacan, J., Le séminaire, livre XXIII, Le sinthome, Paris, Seuil, 2005, p. 66
3
Ibid.
4
Lacan, J., Le séminaire, livre XXIII, Le sinthome, op. cit., p. 148.

1
En segundo lugar existe una prisión simbólica. La noción de lalengua pone de manifiesto
que hay algo en el hablar que goza. No obstante, la alteridad del goce al significante abre
un agujero estructural, cuyo nombre es la inexistencia de la relación sexual 5. El lenguaje se
convierte en un muro que prohíbe el acceso al Otro goce, haciendo del hablar sólo
experiencia de castración o goce fálico. Por lo tanto, lo simbólico hace agujero en el
parlêtre, en la medida en que hablar implica necesariamente hacer existir un agujero que es
a la vez ajeno y constituyente.

Ante este agujero se introduce la respuesta real, tercer orden de la prisión del parlêtre,
invención contingente y trou-mática6. Esta respuesta es aquello que instala al parlêtre en la
ex-sistencia o más precisamente qué lo hace existir. Si bien desde la filosofía se ha
intentado dar respuesta a este enigma – por ejemplo, Platón y Descartes, el primero con la
articulación del alma como punto de unión entre el mundo de las ideas y el mundo
sensible7, el segundo con la glándula pineal que unía la res cogitas y el cuerpo8 -, lo que
distingue a Lacan en este punto es hacer pasar aquello que en la filosofía se presenta como
un mito universal a la forma lógica de una respuesta singular que anuda los registro RSI. En
lo real, aquello que aprisiona al parlêtre proviene del régimen general del goce, que itera en
la estructura, sin por ello reabsorberse en ella.

De este modo, la triplicidad de la prisión del parlêtre muestra su homología con el nudo
borromeo. El parlêtre aparece como aquello cernido en el nudo, entre consistencia, agujero
y existencia. No obstante, esto no resuelve la segunda lectura de la frase dónde el parlêtre
es también la prisión.

La perspectiva del parlêtre-prisión implica realizar un movimiento de inversión, dónde éste


pasa de ser aprisionado a aprisionar. Esto es indicado por Lacan cuando señala que el
parlêtre es el soporte en lo real del sujeto, el cual es un mito 9. Hay ahí una apuesta por
indicar que la experiencia subjetiva se localiza bajo coordenadas que no son puramente las
5
Ibid.
6
Lacan J., Le Séminaire, livre XXI, « Les non-dupes errent », leçon du 24 de novembre 1974, inédit.
7
Platon, « Fedon », Dialogos, Madrid, Gredos, (c. 427 - 347 a. C.).
8
Descartes, R, L'Homme, Paris, Charles Angot, 1664, p. 73.
9
Lacan, J., Le séminaire, livre XXIII, Le sinthome, op. cit., p. 37.

2
del sujeto del significante, en el sentido del Lacan clásico. Se avanza a homogeneizar los
registros RSI, es decir, sin reducirlos los unos con las otros. En este nuevo escenario, la
noción de sujeto queda corta y en su lugar aparece el parlêtre.

¿Cómo es que el parlêtre aprisiona? Me aventuro a responder indicando que si el parlêtre


habla con su cuerpo10, sólo lo haría desde aquello que se ubica en el pasaje de lo imposible
a lo contingente, desde lo mudo a su enunciación por la vía del eco o de la iteración. Su
hablar es entonces pulsional, entendido esto como “el eco en el cuerpo por el hecho de un
decir”11. Es ahí dónde el parlêtre aprisiona un real, consintiendo al sinthome, lugar donde
un real nos atrapa (nos anuda), aquel lugar desde dónde lo real nos mentía, volviéndose el
parlêtre un incauto advertido (dupe). De ahí entonces surge la necesidad de introducir la
inversión de la prisión del parlêtre de prisión a prisionero.

yuraki

10
Lacan, J., « Joyce le symptôme », op. cit., p. 566.
11
Lacan, J., Le séminaire, livre XXIII, Le sinthome, op. cit., p. 17.

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